Acoso administrativo y abuso de autoridad en la dirección general de profesiones de la SEP, acusan universidades
* Escuelas particulares denuncian irregularidades, plazos imposibles y amenazas de bloqueo mientras se les “invita a ejercer su derecho de audiencia”
Ciudad de México. | 10 octubre 2025
Tribuna Libre.- En los últimos meses, decenas de Instituciones de Educación Superior (IES) han denunciado un creciente acoso administrativo y abuso de autoridad dentro de la Secretaría de Educación Pública (SEP), encabezada por el secretario Mario Delgado, quien —según los directivos— ha permitido que la Dirección General de Profesiones (DGP) a cargo de José Omar Sánchez Molina, rebase sus facultades legales y someta a las universidades a un laberinto burocrático sin sustento normativo.
De acuerdo con las denuncias, detrás de este esquema se encuentra Israel Jerónimo López, funcionario de la DGP, quien ha firmado oficios y aplicado medidas que exceden sus atribuciones, en un contexto de omisión y permisividad institucional desde los más altos niveles de la SEP, afectando la estabilidad del sistema educativo superior.
El
proceso comenzó con la llamada “Jornada Nacional de Actualización”,
supuestamente orientada a revisar títulos emitidos por las universidades, pero
que en la práctica se ha transformado en una campaña de presión masiva contra
las instituciones educativas, ya que las solicitudes de información se
multiplicaron hasta exigir la entrega digital del 100 % de los expedientes de
egresados —incluso de los años 60, 70, 80 y 90— en plazos de apenas 5 o 10 días
hábiles, un requisito que resulta imposible para escuelas que en esas décadas
solo contaban con archivos físicos.
A la falta de claridad se suma un patrón que las universidades califican de irregular: los oficios llegan con fechas manipuladas o retroactivas, de modo que los plazos legales vencen incluso antes de que el correo sea recibido y, en algunos casos, el correo menciona 10 días para responder, pero el documento anexo marca 5; en otros, la notificación llega después de expirado el plazo.
Las
instituciones que, aun así, logran entregar la información a tiempo son objeto
de nuevos requerimientos o amenazas de cierre del Módulo Electrónico de Títulos
(MET), bajo el argumento de que “no respondieron” o que su información está
“incompleta”, lo cual ha generado incertidumbre, sobrecarga operativa y
afectaciones directas a estudiantes que no pueden titularse ni obtener su
cédula profesional.
A
partir de marzo de 2025, la DGP implementó cambios unilaterales a sus procesos
administrativos sin publicarlos ni incluirlos en su manual de procedimientos,
puesto que, los nuevos formatos, llamados “layouts”, fueron comunicados
informalmente a las instituciones por mensajes de WhatsApp, sin capacitación ni
circular oficial, a la vez que, el proceso presencial fue eliminado sin aviso,
reemplazado por un supuesto trámite “digital” que en realidad consiste en el
envío de correos electrónicos y oficios sin registro de seguimiento ni
trazabilidad oficial.
La
Dirección General de Profesiones ha comenzado incluso a negar registros de
programas académicos ya aprobados por la Dirección General de Acreditación,
Incorporación y Revalidación (DGAIR), autoridad que sí tiene facultades legales
para evaluar y sancionar planes de estudio. En contraste, la DGP carece de esas
atribuciones, pues su papel se limita a vigilar el ejercicio profesional.
No
obstante, la DGP ha asumido funciones de supervisión académica: revisa cargas
crediticias, cuestiona mapas curriculares y exige documentación estructural de
las instituciones, como planos y constancias de uso de suelo, en una clara
extralimitación de competencias.
Otro
punto de conflicto es la emisión de exhortos. Cuando las escuelas no pueden
cumplir los plazos imposibles, reciben oficios donde se les advierte que sus
cuentas en el MET podrían ser suspendidas, afectando el registro de títulos y
la titulación de sus egresados. Estos documentos citan el Artículo 5°
Constitucional y su ley reglamentaria como fundamento, pero en realidad no
existe disposición que autorice a la DGP a imponer sanciones o suspensiones.
Paradójicamente,
al final de cada oficio, después de la amenaza de bloqueo, aparece una frase
recurrente donde prácticamente se les dice “tiene usted derecho de audiencia y
podemos platicar”, porque ese es el mensaje del exhorto que dice: “se procederá
a la suspensión del Módulo Electrónico de Titulación (MET) y se les informa que
conforme a derecho resulte procedente, se les otorgará la audiencia
correspondiente”, firmado por Israel Jerónimo López, director de Autorización y
Registro Profesional. Para las universidades, esta frase ilustra el doble discurso
institucional: primero se paralizan los trámites y después se ofrece un diálogo
tardío, condicionado y carente de efectos reales.
A esto
se suma que desde abril la plataforma oficial para actualizar datos
institucionales permanece cerrada, lo que impide cambiar correos de contacto o
subsanar errores. Los oficios siguen enviándose a direcciones inactivas y la
falta de respuesta se usa como justificación para sancionar.
“Las
escuelas se sienten sorprendidas, asustadas, inciertas, tristes, enojadas,
impotentes y muy frustradas, víctimas de violencia hasta psicológica; hicieron
un gran esfuerzo para entregar TODO ESCANEADO como se los pedían, no durmieron
en días y ahora resulta que de todos modos les llega la amenaza del exhorto
porque internamente en la DGP no tienen control de qué escuela les contestó,
más allá del tema de si tienen o no atribuciones para hacerlo”, expresa el
representante de una de las IES.
El
impacto no se limita al ámbito administrativo. Miles de estudiantes en proceso
de titulación permanecen en espera de sus documentos, las instituciones
enfrentan costos crecientes y el clima de hostigamiento amenaza la estabilidad
del sistema de educación superior particular en México.
Ante
ello, las universidades afectadas exigen la intervención inmediata del
secretario de Educación Pública, Mario Delgado, para detener las prácticas
irregulares, reabrir la plataforma MET, restablecer los procedimientos formales
y revisar la actuación de José Omar Sánchez Molina y su equipo en la Dirección
General de Profesiones, antes de que esta situación derive en un colapso
institucional de mayores proporciones.




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