Víctor Hugo Arteaga | 16 octubre 2025
Tribuna
Libre.- La podredumbre dentro del Órgano Interno de Control (OIC) de la
Fiscalía General de la República (FGR) llegó al más alto nivel, destapando un
caso de película, donde una banda de rufianes con charolas de la dependencia,
llegaron al extremo de reemplazar una millonaria incautación de cocaína y poner
leche en polvo para quemarla y aparentar cumplir con los protocolos de ley.
Casi
900 kilos de cocaína desaparecidos como por arte de magia sin que se sepa a
ciencia cierta dónde quedaron y contratos irregulares, fueron las causas
principales por las que el anterior titular del OIC, Arturo Serrano Meneses,
fue “renunciado” y tendrá que rendir cuentas a las autorizaciones
ministeriales.
En lo que
es un caso de película la FGR trabaja horas extras en el armado de las carpetas
de investigación que involucra por lo menos a otros nueve miembros del equipo
anterior en el OIC.
Después
de descubrirse los bochornosos hechos, en lo que debía ser la Unidad que
garantizara la buena y correcta operación de la FGR, la cosa no estaba nada
sencilla para buscar un encargado que estuviera a la altura del cargo y, sobre
todo, de la circunstancia.
Apenas
el 23 de septiembre la Cámara de Diputados tomó protesta a Óscar Daniel Del Río
Serrano como el nuevo titular de ese puesto y por primera vez en muchos años me
hizo pensar de verdad que no todo está perdido con la 4T en temas de la lucha
contra la corrupción.
Me ha
tocado documentar cómo muchos miembros de este movimiento sólo han llegado a
colaborar a los gobiernos de Morena para robar con singular alegría.
Así que
cuando se dio la designación de Óscar Del Río, para quienes le conocemos, nos
hizo pensar sin lugar a duda en aquella serie del siglo pasado de Los Intocables,
comandados por su líder Elliot Ness.
El
agente federal Elliot Ness organizó en la vida real en la época de la
prohibición en los Estados Unidos a un grupo especial para enfrentar a Al
Capone, el rey del crimen organizado de Chicago.
Bueno,
la ficción de aquel caso no es menor a la que le tocará al nuevo titular del
OIC en la FGR a casi 100 años de aquel caso.
Conozco
a Óscar del Río y para quienes no lo conocen puedo afirmar con conocimiento de
causa, que sin ser como el Mesías de Macuspana (AMLO), éste sí es un hombre
honesto, íntegro, y creyente del trabajo honesto.
Cuando
el impresentable y mega corrupto gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García
Jiménez metió a su padre José Manuel del Río Virgen a prisión acusado de un
asesinato que no cometió, ayudado por todo el aparato legal de la Fiscalía
General de ese Estado, Óscar dejó todo lo que estaba haciendo para encabezar la
defensa legal del que, hasta antes de eso, era el secretario técnico de la
Junta de Coordinación Política (Jucopo) en el Senado de la República.
El amor
de hijo a su padre lo llevó a trabajar de manera incansable durante seis meses,
hasta que con armas irrefutables, la mafia del poder veracruzano tuvo que ceder
y ver cómo el joven hijo de Del Río Virgen, hizo lo impensable y pudo sacar en
un tiempo récord a su padre de prisión, demostrando así su capacidad como
abogado, pero también como negociador en las más altas esferas del poder
político de los morenistas, ya que su padre siempre ha sido identificado como
un activo de Movimiento Ciudadano.
José
Manuel del Río Virgen debió ser, después de ser liberado de prisión, el
candidato de MC a la gubernatura de Veracruz y sin duda le hubiera ganado a
Rocío Nahle en la contienda.
Pero
como diría La Nana Goya: esa es oooootra historia.
Lo
importante hoy es que Óscar Del Río llega a un OIC lleno de complicidades para
delinquir en todas sus áreas. Podríamos decir que no hay área más podrida que
el OIC de la FGR.
La
llegada de este “Elliot Ness” mexicano sí genera certeza de que al menos se
intenta cambiar el estado de las cosas en el combate a la corrupción que existe
en la FGR.
Ha
desarrollado su carrera buscando atender las necesidades sociales de grupos
vulnerables durante veinte años de su vida.
Otra de
sus destacadas participaciones fue como Comisionado de la Junta Directiva de la
Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu).
Pero
antes que todos los reconocimientos a sus tareas profesionales me tocó convivir
con él en su misión más importante de su vida, y de paso la mía también: siendo
padres de alumnos del Colegio Williams.
Ahí, de
primera mano, me ha tocado ver que antes que un funcionario público de primer
nivel, Óscar del Río es una buena persona, honesta, trabajadora e
incorruptible.
Como
padres nos tocó trabajar juntos en temas delicados, muy delicados, y ahí, sin
ser amigos y mucho menos cercanos, me tocó observarlo y darme cuenta de sus
valores familiares y personales.
Así que
su llegada para poner orden en el OIC de la FGR me garantiza, si Óscar se
conduce como sé que lo hace en su día a día, un hombre recto e íntegro, que muy
pronto habrá orden en esa estructura y con el apoyo, que sé que tiene de altos,
muy altos personajes de la política mexicano que desean sinceramente una
Fiscalía General honorable y recta, y se podrá combatir la corrupción realmente
como lo desea la Presidente de México.
Si en
el pasado y en el presente he cuestionado la forma de conducirse de Rubén Rocha
Moya y su banda de delincuentes en Sinaloa, de Américo Villarreal en
Tamaulipas, de la familia de López Obrador, y muchos funcionarios de primera
línea, hoy también debo reconocer que al menos en el OIC de la FGR, con un
hombre al frente de este tipo, las cosas podrán cambiar sin duda.
Así que
por hoy, enhorabuena a quienes tomaron la decisión de realmente poner a un
funcionario ejemplar, que no la tiene nada fácil al enfrentar la mafia interna
que opera ahí.
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