Ángel Rafael Martínez Alarcón | 25 mayo de 2013
Tribuna Libre.-La tarde del jueves 24 de mayo de 1993, los noticieros radiofónicos fueron los
primeros en informar del asesinato de un alto jerarca de la Iglesia Católica
Apostólica Romana, en la terminal área de la ciudad de Guadalajara. Minutos más
tarde fueron las televisoras de Televisa y Televisión Azteca, en confirman que se trataba del
Arzobispo-Cardenal de la Arquidiócesis
de Guadalajara; una de las más antiguas como importante de la provincia
eclesiástica de México. Recuerdo las primeras imágenes de la televisión el
automóvil Gran Marquis, color blanco, digno de un príncipe de la iglesia, eran
horas atónitas para la sociedad y Gobierno de México. Como transcurrieron los
minutos de esa trágica tarde noches, se fueron dando más detalles del
condenable asesinato, desde un principio de hablo de fuego cruzado entre
gatilleros profesionales.
Era peor asesinato que había sufrido un alto
dignatario de la Iglesia Católica. Ni en la Guerra de Reforma en el siglo XIX
habían asesinado a un clérigo. Como tampoco en la Cristiada de entre los años
de 1926-1929. En el caso de nuestro estado de Veracruz, en el segundo periodo
del Coronel Adalberto Tejeda Olivares, como Gobernador del Estado de Veracruz,
el 25 de julio de 1931, cae asesinado el joven sacerdote Ángel Darío Acosta
Zurita(1908-1931) en la hoy catedral del
Puerto de Veracruz, martirio que desde noviembre del 2005 lo han declarado
beato. El asesinato del cardenal Posadas Ocampos, fue la primera prueba que
tuvieron las recientes relaciones diplomáticas en el Estado Mexicano y la Santa
Sede, luego de 133 años en el Estado Mexicano no reconocía la existencia de la
Iglesia, una de las mayores glorias jurídicas del juarismo y de la Reforma
Liberal. Ni la Revolución Mexicana de 1910, logro superar las relaciones entre
la iglesia y el Estado; la constitución de 1917, sólo confirma la laicidad del
estado. Es en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, 1988-1994, en la que se
moderniza al estado mexicano a través de profundas reformas estructurales,
entre las que incluían el restablecimiento y reconocimiento de la Iglesia
Católica Apostólica y Romana, como también de todas las demás iglesias de los
más diversos credos. México iniciaba una
transformación hacia la modernización, eran los meses también de las
negociaciones del Tratado de Libre Comercio entre los Estados Unidos de
Norteamérica y Canadá. Ya se había
fundado el Instituto Federal Electoral, como la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos. La fundación del Partido de la Revolución Democrática. El
Gobierno de la República desde de sexenios anteriores tenían una gran
preocupación por la certificación por parte de los Estado Unidos de
Norteamérica en relación a las luchas y políticas para combatir el narcotráfico
en el país. Juan Alberto Cedillo, 2013. Los
nazis en México, establece que los carteles de las drogas en México están
vinculados con altos funcionarios del gobierno federal desde los años cuarentas
del siglo XX. Ya para nadie es un secreto que el narcotráficos mexicano fue el
autor material del asesinato del Cardenal de Guadalajara, hasta el día de hoy
no sabemos quién o quiénes fueron los actores intelectuales de crimen. La
discusión entre el secretario de gobernación
Jorge Carpizo y el Cardenal emérito
Juan Sandoval Iñiguez quienes polemizaron sobre los móviles del
asesinato.
Juan Jesús Posadas Ocampo, nace en 1926, en
los días de la Guerra Cristera que impone el Gobierno de Plutarco Elías Calles
contra el católicos; 24 años tardes es ordenado sacerdote, el 23 de septiembre
de 1950. Veinte años más tarde su santidad Pablo VI, lo ordena obispo en
Tijuana. Doce años después SS Juan Pablo II, lo designa obispo de la diócesis
de Cuernavaca, en sustitución del obispo rojo,
don Sergio Méndez Arceo, Posada Ocampo fue cortar la mala hierba de la
teología de la liberación en dicha diócesis. Para 1987, es designado arzobispo
de Guadalajara, la tierra que lo vio nacer. El 28 de junio de 1991, es ordenado
Cardenal de Guadalajara, por Juan Pablo II.
El fuego cruzado entre un grupo de
narcotraficantes lo asesinan en el aeropuerto de la ciudad de Guadalajara,
cuando iba a recoger al nuncio apostólico Jerónimo Prigione, quien había
logrado el reconocimiento de la iglesia. SU muerte logro que por vez
primera un presidente de la república en
funciones asistir a un velorio al interior de la Catedral de Guadalajara. A 20
años del asesinato son más dudas que las certezas jurídica del caso; “ Ya las
cuatro conclusiones dadas a conocer el 24 de mayo de 1999 eran una prueba
indiscutible de los adelantos logrados por ese organismo: 1- el Cardenal
Posadas no murió como fruto de una "confusión" (tesis que la
Procuraduría General de la República había sostenido durante cinco años,
después de caerse la primera tesis del "fuego cruzado"); 2- fue
acribillado en el acto de bajar de su automóvil, por lo que pudo ser fácilmente
identificable; 3- había agentes judiciales presentes y 4- por fin se abría la
posibilidad de que el asesinato haya sido fruto de un complot, aunque la PGR
todavía quiso establecer una nueva hipótesis, la del asesinato "circunstancial”.