Condeno el asesinato de la Mtra. María
Guadalupe Mora Palacios, la barbarie en el centro histórico de Xalapa.
Ángel Rafael Martínez Alarcón | 18 noviembre de
2016
Tribuna Libre.- Las pasadas elecciones
presidenciales de los Estados Unidos de Norteamérica, fueron históricas por la
participación de los candidatos. Por el partido republicano, con la sorpresa de
la designación del magnate empresarial de Donald Trump, sin ninguna
participación en lo político y por el partido demócrata, designó a Hilary
Clinton, una de las importantes jurisconsulto de su país, durante ocho años
fungió como primera dama durante la presidencia de su esposo Bill Clinton.
Senadora, Secretaría de Estado en la primera administración del presidente
Barack Hussein Obama.
Cabe recordar que el partido
republicano en 1968, postuló como su candidato a Richard Nixon “el mentiros” y
tuvo que renunciar al cargo de presidente por el escándalo del espionaje a la
sede del partido demócrata. En 1980,
impulsó la candidatura del actor Ronald Reagan, ex gobernador de
California; promotor del neoliberalismo y la guerra de las galaxias con la Ex
Unión de Repúblicas Socialista Soviética. Es el mismo partido que promovió las
candidaturas de George Bush, padre e hijo.
Y contra viento y marea nominó
como candidato presidencial al empresario Donald Trump. Luego de librar batallas internas en el
Partido Republicano, salió postulado como su candidato para el periodo
2017-2021.
El pueblo norteamericano
ejerció su derecho a votar el pasado ocho de noviembre, luego de la más
polémica de las campañas electorales que haya vivido dicha nación. Con una decisión de otorgarle la confianza a Donald
Trump, el empresario de origen alemán,
sin ninguna experiencia en el sector publico de su nación. Pero importante
millonario del sector inmobiliario y de los medios de comunicación.
Para muchos el loco Donald
Trump, supo canalizar los odios de la sociedad norteamericana, supo pelearse
hasta con los miembros más importantes del Partido Republicano, y todo el
mundo, sin importar raza, nación. Como
buen vendedor se supo vender sin importar
nada, más que llegar a la Casa Blanca. En la sociedad tan compleja como
lo es la Norteamericana, hubo un discurso estridente para cada uno de los
sectores de dicha población.
Desde las primeras horas del
9 de noviembre, millones de memes han circulado, seguramente así también
millones de artículos en todo el mundo tratando de explicar la insólita
victoria del candidato republicano; millones de líneas escritas en todos los
idiomas del mundo. Desde una visión muy pobre se pensó que la candidata del
Partido Demócrata, por tener el apoyo de la pareja presidencial, el electorado
votaría por ella. Al mundo se le olvidó que los ingleses y colombianos votaron
en contra de lo establecido, porque no también los norteamericanos tuvieron el
mismo derecho de votar por algo nuevo como diferente, aunque sólo fuera en la
campaña electoral.
Entre una de las primera
fallas del Partido Demócrata fue no haber logrado que las minorías se
inscribieran en el padrón electoral que les permite votar, eso fue un grave
error. Si bien es cierto, que la guerra de las encuestas que le daban la
victoria a Hilary Clinton, hoy hay miles de especulaciones que fue lo que pasó,
con el electorado. La compleja sociedad norteamericana, actuó con una
doble moral, seguramente millones
públicamente apoyaban a la primera mujer candidata presidencial, pero en el
secreto de la urna, votaron por el
cambio que vendió el candidato republicano. Ya es demasiado tarde para las protestas en las ciudades de Norteamérica, gritando “No es mi presidente”
Muchos mexicanos, y el
propio Gobierno de la República tuvieron una intervención directa en dicho
proceso electoral, violando los principios rectores de la política exterior
mexicana, en la no intervención de los
asuntos. El propio Enrique Peña Nieto, no actuó como presidente de México, el
pasado 31 de agosto del año en curso,
más bien como un empleado de la firma Trump, hoy muchos elogian la visión de estadista de Peña Nieto,
que hasta el día de hoy no ha logrado exaltar el nacionalismo mexicano. Fue muy
lamentable ver la fotografías de de Senadores de la República, luciendo
camisetas apoyando a la candidata demócrata.
Esperemos que para el
proceso electoral presidencial del 2018, no vaya a ver injerencia
norteamericano de ninguna índole de la Casa Blanca, la CIA o de los partidos
políticos de nuestra vecina nación. El Gobierno Federal no tiene la dignidad
para exigir a los norteamericanos para no intervenir en nuestro proceso
electoral para la renovación del ejecutivo federal de México; así también
Donald Trump; logró meter en su agenda al gobierno de México, y continuara
insistiendo en la construcción de un muro entre ambas fronteras de México y los
Estados Unidos. Me alarmó el número de mexicanos interesados en el proceso
electoral norteamericano, que con pasión odiando al candidato del partido
republicano. Sin reflexionar que estaba
en su derecho de vender fantasías al electorado gringo, sin importar nada, no
más que el apetito de ser el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.
Donald Trump, logró recuperar el nacionalismo de los estadounidenses, por
más que nos expliquen el perfil del votante a favor del empresario. Así el 20
de enero del 2017, los Estados Unidos, iniciarán una nueva era para gobernar a
la nación más poderosa del mundo. Sus
amenazas de campaña contra los indocumentados y el levantamiento del muro han
sido suavizados en estos últimos días. De la presidencia de Enrique Peña Nieto,
no se puede esperar nada, sino que sea un simple empleado de míster Trump.
Para el proceso electoral
federal del 2018, veremos nuevamente toda la guerra sucia de los participantes
para lograr llegar a los Pinos, con la esperanza que la figura de un candidato
independiente logre llamar la atención
del electorado. Pues el Gobierno Federal con su cruzada anti corrupción,
logrando democratizar la corrupción, que ya no es exclusividad del PRI, sino de
todos los partidos políticos registrados en el país, y en todos ellos la
práctica más recurrente, no es hacer cumplir los mandatos constitucionales,
sino a ver quién sale el más corruptos de todos.