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abril 18, 2010

Ahí estaban todos, desde Miguel Alemán hasta el recuerdo de Fernando Gutiérrez Barrios


*Todas las generaciones políticas con Duarte.

Tribuna Libre/Xalapa, Ver., 17 de abril de 2010


“Siempre vendrán tiempos mejores” fue el coro que unió a más de 40 mil asistentes al estadio xalapeño, pero en esta ocasión la letra de la canción de Yuri se transformó para convertirse en el himno de la campaña priista de Javier Duarte de Ochoa por la gubernatura. Ahí estaban todas las generaciones políticas, desde el recuerdo de Fernando Gutiérrez Barrios presente con su esposa, hasta el ex gobernador Miguel Alemán Velasco.

A muy temprana hora llegaron los primeros contingentes de priistas para presenciar la toma de protesta, pero la ola roja creció hasta desbordarse durante el mediodía cuando retumbó por bocinas el “sí protesto”.

A las 9 de la mañana el estadio ‘Heriberto Jara Corona’ ya estaba listo para recibir al priismo veracruzano y a su candidato a la gubernatura. A esa hora ya estaban en primera fila y aguantando el calor los petroleros, que bailaban al ritmo del chuchumbé para matar el tiempo porque todavía faltaban tres horas para el acto protocolario.

Por arriba y por abajo, de extremo a extremo, las puertas de las instalaciones deportivas no se daban abasto para el paso de la marea roja que se dejó venir de cada uno de los 212 municipios veracruzanos, pero el priismo capitalino no podía quedar mal así que hizo presencia con organizaciones y agrupaciones de colonos que hacían brazo mientras agitaban sus banderas, sus matracas y los aplaudidores que flotaban de un lugar a otro.

A lo alto, muy cerca de las lámparas, las bocinas demostraban su potencia con el sonido de las sirenas y también de un ferrocarril que anunciaba la llegada de los grandes líderes priistas. Al frente del estrado, la gente se acomodaba para presenciar un espectáculo, pero atrás iban llegando uno a uno los gobernadores, ex gobernadores, los líderes nacionales priistas que unieron sus agendas para dar el espaldarazo al candidato priista.

Con la boca abierta se quedó más de uno cuando vio la reunión de priistas que hacía años no coincidían en actos políticos, ni aunque fueran los arranques de campaña de los suyos. Ahí estaba don Gustavo Carvajal Moreno, el ex dirigente nacional del PRI y ex aspirante a la gubernatura que hacía más de seis años no pisaba el territorio veracruzano, y también el ex gobernador veracruzano don Miguel Alemán Velasco con su grupo político para reafirmar vínculos y alianzas.

A la larga lista de invitados de honor se sumaron hasta doce gobernadores y varios candidatos para la sucesión en los estados. Unos entraron por el estacionamiento y entonces se encontraron con la prensa que aventó la pregunta obligada: “¿Qué piensa de la candidatura de Javier Duarte de Ochoa?”. Va a ganar, respondían los gobernadores.

Así pasó con los mandatarios de Puebla, Nuevo León y Campeche. ¡Ah, por cierto! El gobernador tabasqueño Andrés Granier habló de las contingencias como uno de los temas de agenda que deben acordarse con los veracruzanos, por aquello de evitar las inundaciones.

Entre saludos de unos y reencuentros de otros transcurrió el tiempo hasta que llegó Beatriz Paredes Rangel. Ahí, en el estacionamiento del estadio deportivo y justo donde inicia la pista de salida para los corredores, se arrancaron los reporteros: apareció la presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. “Javier Duarte es un candidato joven que garantiza el triunfo”, respondió la lideresa nacional a los cuestionamientos, pero a su paso hasta el presidium soltó una advertencia para el Gobierno Federal: “No permitiremos que meta la mano”.

Y sólo faltaba Beatriz Paredes para cumplir con los protocolos. Alrededor, miles de mujeres y hombres de rojo estaban a la expectativa. Apenas vieron a Javier Duarte al centro y vestido de traje, empezaron las porras y las canciones para amenizar el festejo, pero una llamó la atención y concentró las voces de todos:

“Siempre vendrán tiempos mejores… Adelante, adelante, brilla una tremenda luz, esa luz, el futuro que merece Veracruz… y pensé: siempre vendrán tiempos mejores”, y ahí justamente apareció Duarte de Ochoa para rendir protesta de guardar y hacer guardar los principios y estatutos del PRI, pero la gran fiesta de la familia priista, así como decía el maestro de ceremonias, se concretó cuando el candidato del PRI a la gubernatura subió al templete a su familia, a su esposa Karime Macías, la mujer de su vida, y sus dos pequeños hijos Carolina y Javier para saludar a los veracruzanos.

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