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mayo 15, 2010

Dice adiós a la Escuela la Maestra Coria Martínez

*Contaba con 46 años al servicio del magisterio.


Tribuna Libre/Fortín, Ver. (Zona Centro)
Con una trayectoria de 46 años y 11 meses al servicio educativo, la maestra Irma Guadalupe Coria Martínez, decidió jubilarse para ahora dedicarse de tiempo completo a su familia, después de que los miles de alumnos que ella tuvo en primaria y secundaria, fueron un aspecto fundamental en su vida como forjadora de la educación.
La maestra “Coria” como la identifican en la secundaria Enrique C. Rébsamen, en donde laboró sus últimos 30 años, inició en una primaria en la comunidad de San José de Tapia, en donde aprendió a valorar la educación como una puerta importante para mejorar la calidad de vida, dado que ella inducia a sus alumnos a continuar estudiando para tener un mejor futuro, lejos del analfabetismo.

Comprometida con la niñez, llevó el mensaje de superación a los habitantes de Peñuela y Córdoba, para después especializarse en Historia, en donde logró frutos importantes al ver que los estudiantes de secundaria mostraban interés en una materia difícil de estudiar.

“El amor que le tengo a mi profesión me da la confianza de que hice bien mi trabajo, porque fui capaz de luchar contra aquellos jóvenes que al inicio del curso no aceptaban la historia, tenían dificultades y después aprendieron a quererla, a leerla y hasta hoy recibo agradecimiento de ellos”.

Emocionada por las muestras de cariño que recibió por parte de los que fueron sus alumnos y compañeros de trabajo, señaló que a lo largo de los más de 46 años al servicio del magisterio vio la transformación educativa, la cual debe ir a la par de los avances tecnológicos para lograr su objetivo.

Sin embargo, dijo que los padres de familia también forman parte importante para el avance en la educación de sus hijos, independientemente del apoyo que brindan los maestros a los estudiantes, por lo que les recomendó estar pendientes de ellos.

Extraña el ambiente educativo

La maestra Olivia Sánchez García, aún extraña la labor que tenía al estar al frente del taller de Taquimecanografía en la secundaria “Enrique C. Rébsamen”, actividad que desempeño por 31 años en dicha escuela.

Entrevistada en el marco de la celebración del Día del Maestro, la ahora docente jubilada señala que es una profesión llena de satisfacciones, porque cada logro de los estudiantes, para ella le significo una meta alcanzada dentro de los retos diarios que tenía dentro de la enseñanza.

Mencionó que el maestro forma parte de la familia del alumno y se identifica con él de tal forma que vive a la par de las alegrías y logros de los estudiantes, así como se aflige y preocupan cuando pasan por situaciones de tristeza.

“Estoy satisfecha por el trabajo y los logros que obtuve a lo largo de los 31 años, 8 meses y 15 días de servicio en esta escuela que me vio llegar, crecer como una profesionista y ahora retirarme para dar paso a las nuevas generaciones” dijo Sánchez García.

Salvadora de vidas

La maestra Lucía Cabrera Barrales, se siente orgullosa de la profesión que ejerció por 30 años y sobre todo de la orientación que dio a decenas de estudiantes, quienes al pasar por situaciones difíciles al no tener el apoyo de sus familias o estar lejos de ellas, pretendían arrancarse la vida.

“Me siento satisfecha por el trabajo que realice, porque más que una maestra, fui una amiga para mis alumnos.

Recuerdo que a muchos les quite la idea de arrancarse la vida ante la desesperación de un niño o joven, que por su edad, sienten que nadie los comprende y más aun cuando hay problemas dentro del núcleo familiar” dijo Cabrera Barrales al señalar que es una de las satisfacciones que le dejo ser maestra, al ganarse la confianza de sus alumnos para platicarles lo que les pasaba, pretendían hacer y ser ella quienes los orientaba para continuar adelante.

Recuerda que como maestra de Español, tuvo muchos triunfos con sus alumnos, quienes ahora que son adultos y profesionistas, le agradecen sus enseñanzas y sobre todo la motivación para lograr ser buenos ciudadanos.

“Cuando me encuentro en la calle a los que fueron mis alumnos, me llena de emoción y felicidad que mis enseñanzas no fueron inútiles, y por el contrario sirvieron para continuar con sus estudios y ser hombres y mujeres de bien” dijo Lucía Cabrera.

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