Tribuna Libre / José Miguel Cobián
Genaro García Luna después de ser noticia de ocho columnas durante un buen tiempo, ha desaparecido de los medios de comunicación. Hoy son Blake secretario de Gobernación o Poiré vocero los que hablan de seguridad pública. De repente García Luna desapareció del mapa político nacional. Ojalá y sea por razones de estrategia mediática y no por algún atentado que haya sufrido, pues a nadie se le desea el mal.
Considerando que pudiera ser estrategia, sólo vemos una razón: $118,000,000.00. Si un número de tres cifras, seguido de seis ceros… Recapitulando: La estela del Vicente (perdón), Bicentenario ha incrementado su costo a más del doble y ya ronda los mil millones de pesos. La estela de bicentenario se ha convertido en el monumento a la corrupción del sexenio de Felipe Calderón, y así pasará a la historia, como en el sexenio pasado los bubulubus y las toallas, mostraron en su esplendo completo la buena vida y corrupción en los Pinos, y quedaron para la historia del sexenio de Fox.
Esa estela del bicentenario se ha convertido en el Waterloo del Secretario de Educación, el bello Lujambio, que consideraba que por ser carita podía competir con el gel boy del PRI, y que hoy por hoy está terriblemente quemado, pues Lujambio fue el responsable del proyecto y la obra. Por cierto, además de los más de seiscientos millones de pesos de sobre precio y de todas las irregularidades que han salido a la luz pública sobre cómo se asignó el contrato, todavía tiene que cargar con que las fiestas del bicentenario se celebraron hace casi un año, y todavía la obra sigue en pañales. Por favor, secretario Lujambio, no vaya a dejar la obra inconclusa para que en el próximo sexenio se termine, pues podría pasar lo mismo que con la biblioteca Vasconcelos de Fox, o su proyecto enciclomedia, en los que se gastaron miles de millones de pesos, y hoy su sucesor no les ha prestado atención ni dado continuidad. Perdón, se me olvidaba que quien debía dar continuidad a la enciclomedia es el secretario de Educación….
Volviendo a la Secretaría de Seguridad Pública Federal, también tiene su Waterloo, pero Genaro ha sido mucho más inteligente y ha optado por desaparecer de los reflectores. Sabemos cómo goza de las grandes producciones para la televisión, y como ejemplo baste el recordar la recreación de la invasión al rancho y posterior detención de Florence Casses, hecho que ha generado un conflicto diplomático con Francia. Así, sin escarmentar, se le ocurrió a alguno de los asesores de la SSPF, crear una serie de televisión que ensalzara lo mejor de la actuación de los agentes policíacos adscritos a esa dependencia.
La idea era buena, mejorar la imagen de una de las dependencias públicas más criticadas y que generan más desconfianza en la opinión pública nacional. Como siempre a lo largo de este sexenio, la forma como se llevó a cabo la idea, fue desastrosa desde el punto de vista de relaciones públicas. Algún periodista travieso decidió investigar el costo, y resultó que a las arcas federales, pagadas con nuestros impuestos, les costó la famosa serie de ¨El Equipo¨, la friolera de ciento dieciocho millones de pesos. A esa cantidad hay que agregarle que se usó equipo público, en particular policíaco, sin autorización y para uso privado de televisa, y a fin de cuentas, la opinión pública no veía creíble la actuación de nuestros rambos mexicanos. Hoy el congreso le está dando seguimiento al asunto, y aunque esté tapadito, conforme se acerque la fecha de las elecciones, algún partido político retomará el tema para sacar beneficios electorales.
Mientras tanto, la Secretaría de la función Pública tiene otra papa caliente en sus manos. La comisión permanente del congreso de la Unión, solicita su intervención y pide informe sobre los motivos de la producción de la serie, y las posibles irregularidades por el uso y destino de recursos materiales y humanos para la realización de la serie. Para acabar de preocupar a don Genaro, el congreso también pidió informes del monto total utilizado para campañas publicitarias de la dependencia… Y qué bueno que no pidieron información del impacto en la opinión pública de esas campañas, pues de haberlo hecho, tendrían la obligación de fincar responsabilidades, pues se gastó pero no se tuvo ningún beneficio para México.
