Eduardo de la Torre Jaramillo / 27 de marzo de 2012
Esta es la quinta campaña
presidencial que me ha tocado ver, leer, experimentar, participar, votar; la primera fue la de 1988, siendo un
estudiante de la Facultad de Derecho, allí tuve la curiosidad de escuchar en la
Plaza Lerdo a los precandidatos que estuvieron en Xalapa, como Manuel Clouthier
del PAN, a Rosario Ibarra del PRT, a Gumersindo Magaña del PDM, y al Ing. Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano que visitó Coatepec; elección a la que por cierto no voté,
por esa pose intelectual de que “para que votar, si siempre había fraude”.
En las campañas
presidenciales de 1994, 2000, y 2006 participé activamente con alguno de los y
las candidatas, Luis Donaldo Colosio, Manuel Camacho Solís, y Patricia Mercado Castro;
considero que el asesinato de Colosio vino a acelerar el necesario cambio de
partido político en el gobierno, lo cual también era una parte del entorno
político de la globalización, ya que desde 1980 empezaron los cambios
económicos, por lo menos nos tardamos 20 años en hacer los cambios políticos,
particularmente el proyecto de la democracia representativa, el cual le es muy
ajeno a los mexicanos histórica y estructuralmente, porque en el fondo es un
proceso civilizatorio, inclusive ya no es como lo como sostuvo Octavio Paz: “La
democracia moderna no está amenazada por ningún enemigo externo sino por sus
males íntimos. Venció al comunismo pero no ha podido vencerse a sí misma. Sus
males son el resultado de su contradicción que la habita desde su nacimiento:
la oposición entre la libertad y la fraternidad. A esta dualidad en el dominio
de lo social, corresponde en la esfera de las ideas y las creencias, la
oposición entre lo relativo y lo absoluto”.
Frente a lo que pensó Paz,
considero que la alternancia mexicana al quedarse sin ideas en estos últimos 12
años, sólo le quedaron las creencias del priismo de siempre: la ilegalidad, la
corrupción, la deshonestidad, el patrimonialismo, el clientelismo, el
corporativismo, en fin esas creencias que anularon a la izquierda y a la
derecha porque las hicieron suyas, por lo cual les fue imposible poder plantear
una democracia de calidad, gobernable y virtuosa para los ciudadanos; ya que
ingresaron al sistema de complicidades en el sistema político; dado lo anterior
no me extraña que el PRI regrese al poder ejecutivo este año, y esto es el gran
fracaso político del PAN y del PRD, así como también como del déficit ciudadano
existente en el país.
En este 2012, si sólo tomo
una fotografía del momento, que bien podría ser la encuesta de BGC del 26 de
marzo de 2012 publicada en “Excélsior”, el candidato del PRI tiene una ventaja
de 17 puntos sobre Josefina Vázquez Mota, quien no ha despuntado desde el
evento del estadio azul, después vinieron los errores de haber estudiado en la
Ibero, su registro ante el IFE, los de su gira con Vargas Llosa, y Argentina, las
filtraciones; todo eso va sumando en contra en lo externo al PAN, porque en lo
interno, los conflictos con las candidaturas al senado y a las diputaciones
federales no contribuirán para un cada día más lejano triunfo o refrendo
panista.
Empero, lo más significativo
de esta medición es que está bajando el interés de la elección presidencial del
60 al 53%, además de que el número de indecisos es alto 32%, esto es la
traducción de lo que se percibe en el ambiente, no hay pasión ni emoción por
esta elección, el desencanto va en aumento, y es el espejo de lo se escucha en
cualquier café, cantina o bar del país, no convence ningún candidato, “ni a
cual irle”, es la expresión más repetida en esta elección presidencial.