Héctor Yunes Landa / 30 de abril de 2012
Articulista invitado
Tribuna
Libre.- A pesar de encontrarnos inmersos en plena campaña
electoral rumbo al Senado de la República, entre eventos y reuniones, buscando
el respaldo ciudadano para la jornada electoral del 1 de julio, considero
importante aprovechar este espacio de reflexión para difundir nuestras
propuestas, ya que, finalmente, es lo que más le interesa al electorado
escuchar. En este sentido, en las próximas entregas del Articulista Invitado,
iré desagregando nuestros compromisos de campaña en materia legislativa para
dar a conocer lo que pienso hacer en la Cámara Alta si el voto mayoritario de
los veracruzanos favorece a la formula priista de candidatos al Senado que
integramos mi amigo Pepe Yunes y este servidor.
La económica es
una de las materias que más nos preocupan a los mexicanos, y con toda razón,
porque México tiene en este tema uno de los más grandes retos para encontrar
las estrategias que deben desarrollarse para garantizar al menos cuatro
objetivos básicos: a) Recuperar e incentivar un crecimiento más acelerado de la
economía; b) Hacer que ese crecimiento sea sostenido y buscar su
sustentabilidad; c) Asegurar que el desarrollo económico sea incluyente, es
decir, que genere los empleos necesarios y con una remuneración suficiente, que
abra oportunidades para todos, y d) Encender nuevos motores en la economía
nacional, recuperando el equilibrio de desarrollo regional que se ha dislocado
a lo largo de los últimos años.
En el PRI estamos
convencidos que no sólo es posible lograrlo: es urgente hacerlo. México
necesita un nuevo rumbo y lo demanda de inmediato. Por desgracia, en los
últimos 12 años el país se ha caracterizado por ser una de las economías con
menor crecimiento, con mayor generación de pobreza y con menor equidad
distributiva.
No pretendemos
ignorar que desde el 2008, el contexto económico mundial ha sido adverso, pero
eso no justifica que estemos cruzados de brazos, esperando la recuperación
económica de los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, proceso que
por cierto, no termina de llegar y que por el contrario, se mantienen las
amenazas de que continuará la crisis sobre nuestros vecinos y, por extensión,
sobre las economías europeas tradicionalmente más sólidas, como son Alemania y
Francia.
No podemos evitar
pensar ¿Qué es lo que pasaría si Francia y Alemania dejan de exportar a sus
vecinos o si el impacto de la crisis afecta a China más de lo estimado? Una
pesadilla sin duda. En este aspecto diversas fuentes estiman que en menos de un
año, en China cerraron más de 67.000 empresas manufactureras debido a la caída
de las exportaciones por la reducción del consumo en Estados Unidos y Europa.
Si se frenan los dos motores principales de la economía mundial, el impacto
negativo en el resto del mundo será inevitable.
La realidad para
nuestro país es que después del colapso del 2008 en que nuestra
economía decreció, las estimaciones para 2012 apenas
alcanzarán para reponernos con un insuficiente 3.1 por ciento de crecimiento
para el presente año.
Consideramos
entonces que ante el nebuloso panorama internacional, es impostergable que en
México se realicen los cambios necesarios para estar en posibilidades de
darle un nuevo rumbo a nuestro país. No podemos seguir por la misma ruta
equivocada en que se ha convertido la economía mexicana, que vergonzosamente se
está caracterizando por generar desempleo y hacer crecer la desigualdad y el rezago
social. No podemos continuar con un país donde baja la creación de empresas y
crece la informalidad. No podemos tolerar un modelo de país donde baja la
generación de riqueza y crece la violencia.
No hay elección,
no podemos seguir el camino por el que nos han llevado los panistas. Como
propone nuestro candidato a la Presidencia Enrique Peña Nieto, México necesita
un nuevo rumbo y Veracruz requiere estar a la vanguardia de ese gran cambio que
deseamos impulsar los priístas.
Entre otros
aspectos, tenemos que incrementar la competitividad y generar una mejora
sustancial del marco regulatorio. La competitividad de México ha venido
decayendo de manera consistente a lo largo de los últimos años. Los datos de
diversas mediciones, como las que realiza el Foro Económico Mundial, hablan de
que México atraviesa por problemas muy serios en competitividad económica que
deben ser resueltos en muy poco tiempo.
La falta de una
política sistémica para fortalecer la competitividad ha tenido efectos muy
negativos en el desempeño económico de México. En este sentido podemos destacar
los siguientes datos para tener una idea del deterioro que nos acecha: a) La
competitividad global del país se redujo en 16 lugares, al pasar del número 42
al 58 según el Foro Económico Mundial; b) El tamaño de la economía se contrajo
del número 10 mundial al 15 en 2010, según el Fondo Monetario Internacional; c)
La ONU reporta que en cuanto a la atracción de nuevas inversiones, el país pasó
del lugar número 13 en 1994 al 25 en 2009; d) El crecimiento económico ha
venido disminuyendo de manera consistente. De acuerdo al FMI el crecimiento
económico con Carlos Salinas de Gortari fue de 3.8% promedio anual, con Ernesto
Zedillo de 3.4%, con Vicente Fox de 2.4% y hasta el quinto año de Felipe
Calderón, ha sido de 1.8% como promedio anual.
En resumen, la
falta de competitividad repercute directamente en la falta de crecimiento del
país, ante ello, hay muy poco por agregar, pero sí mucho por hacer. Esto es lo
que nos proponemos enfrentar al llegar al Senado, por supuesto contando con el
favor del voto de los veracruzanos. Como pueden advertir apreciados lectores,
hay mucho por hacer por nuestro México.