Aquiles Córdova Morán / 30 de mayo de 2012
Tribuna
Libre.- Muy
resumidamente, el pliego petitorio de los antorchistas de Sinaloa al gobierno
del estado es el siguiente:
1.- 200 lotes para colonos sin vivienda en
Culiacán y 200 más para gente de Los Mochis; además, apoyo a la vivienda
(recámaras, techos y pisos, de acuerdo con el programa estatal respectivo) para
gente cuya casa se encuentra en muy malas condiciones.
2.- Dos aulas, terminación de un laboratorio
y una subestación eléctrica para la preparatoria “Rafael Ramírez” de Culiacán;
y un aula para la preparatoria “Felipe Bachomo” de Charay, en el norte del
estado.
3.- Subsidio para la “Casa del Estudiante” en
Culiacán, que cuenta con 45 moradores, todos ellos estudiantes de bajos
recursos que buscan continuar sus estudios.
4.- Obras de infraestructura (destacan 17
obras de agua potable y drenaje) para varios poblados campesinos de los
municipios de El Fuerte, Ahome, Guasave, Mocorito y Culiacán, así como para
colonias populares en Culiacán y Los Mochis.
5.- 5,500 despensas para comunidades
campesinas de muy alta marginación, cuya pobreza alimentaria se agravó con la
reciente sequía del campo sinaloense.
La odisea de estas peticiones es azarosa e
increíblemente larga: viene desde el último año de gobierno de Jesús Aguilar
Padilla y puede resumirse así: 1.- gracias a un plantón (obligado por la
sordera oficial) de mes y medio, se logró, a fines de 2010, el compromiso de
ejecutar la obra de infraestructura señalada y de entregar, en fecha precisa,
los 400 lotes para las familias sin vivienda. De eso, sólo se ejecutó una
mínima parte de la infraestructura, pero no se entregó un solo lote, lo que
motivo que los demandantes reanudaran su plantón. 2.- El 29 de diciembre del
mismo año, por petición expresa del gobernador entrante, Mario López Valdez,
los inconformes levantaron su protesta a cambio de la promesa del entonces
representante personal del gobernador, y hoy Subsecretario de Administración y
Finanzas, José Luis Duarte, de que en los primeros tres meses de la nueva
administración, quedaría “totalmente” resuelto el problema. Aunque esto fue
aprobado por el actual Secretario de Administración y Finanzas, el ofrecimiento
no se cumplió “por falta de fondos” y, además, dado que “el señor gobernador no
quiere más casas de cartón en Sinaloa”, se dijo, no se entregarían lotes sino
casas terminadas con todos los servicios. Los sin vivienda siguen esperando su
“casa con servicios” hasta el día de hoy.
Suma y sigue. 3.- No hubo más remedio que
reanudar las protestas públicas. Y como resultado de ellas, en octubre de 2011
se firmó una nueva minuta, ahora con el Director del Instituto de la Vivienda
(INVIES), en la cual quedó asentado que en noviembre siguiente se entregarían
los 200 lotes a la gente de Los Mochis y en diciembre otros tantos a la de
Culiacán. Tampoco esta vez se respetó la palabra empeñada, por lo cual, el 16
de febrero de este 2012, se instaló nuevamente un plantón frente a las oficinas
de gobierno. Las vacaciones de Semana Santa obligaron a un receso (las
dependencias involucradas quedaron vacías), pero con el compromiso expreso de
reanudar la lucha el 16 de abril. Poco antes de esta fecha, el Director de
Gobierno, Raúl Pérez, convocó a una “plática resolutiva” con los Secretarios de
Educación Pública y de Desarrollo Social, Dr. Francisco Frías Castro y Lic.
Juan Ernesto Millán, respectivamente. Fueron cuatro semanas de “pláticas
resolutivas” sin ningún acuerdo, salvo minucias, sobre los asuntos principales.
Las negociaciones se rompieron y los antorchistas anunciaron una marcha-plantón
para el día 17 de mayo, fecha en que se reuniría en Culiacán el “Foro Mundial
sobre Desarrollo Urbano” (¡?). El día 16, otra vez el mismo personaje, el
Director de Gobierno Raúl Pérez, convocó a “una entrevista con el Secretario de
Gobernación” a las doce horas del día siguiente, pero los inconformes,
conocedores ya de la maniobra, la rechazaron y exigieron, en su lugar, un
compromiso de solución firmado por el mismo Secretario antes de las 9 hrs. del
día 17. La parte oficial no aceptó y la marcha se llevó a cabo. Ya frente a la
sede del “Foro Mundial”, les repitieron la oferta de entrevista con el
Secretario de Gobernación, la cual quedó fijada para las seis de la tarde de
ese mismo día. Para empezar, el Secretario de Gobernación no asistió; la
reunión fue presidida por el subsecretario y los directores de INVIES y de
Gobierno. El resultado fue el compromiso de que, para el 17 de junio, estarán
ya adquiridos y escriturados los terrenos para los solicitantes de vivienda, y
para el 2 de julio estará ya suscrito el convenio entre INVIES y la Federación
para la entrega de los recursos destinados a vivienda. Paralelamente, se hará
un estudio de los solicitantes para determinar a quiénes se otorgarán lotes y a
quiénes una vivienda con servicios. En este último caso, la entrega se hará
“hasta noviembre” por el tiempo que demorará la construcción. La minuta,
firmada por el subsecretario presente, incluirá también la fecha de inicio de
las obras de infraestructura solicitadas y “se entregará” el día el 23 de mayo
(¡¡¿¿).
Así, pues, la “solución definitiva” está hoy
más difusa e insegura que al principio; su cumplimiento pende de una serie de
variables burocráticas de muy fácil manipulación, de trámites engorrosos de
final impredecible y de fondos federales que es, como suele decirse, “bajar la
luna con un gancho”. No se necesita ser adivino ni agorero de desastres para
saber que el final del peregrinaje de los antorchistas sinaloenses está hoy más
lejos que nunca; y si añadimos la historia de maniobras y engaños que aquí he
relatado y el hecho de que ni siquiera ha sido firmada la minuta de acuerdos,
la burla a las esperanzas de los ingenuos negociadores puede darse por segura.
Por tanto, el antorchismo de Sinaloa no puede sentarse a esperar lo que,
evidentemente, no llegará; lejos de ello, debe poner de inmediato manos a la
obra en la preparación de una nueva fase de la lucha, más larga y difícil que
las anteriores, pero absolutamente inevitable. Sólo que ahora ya no irán solos:
la Coordinadora Regional del Antorchismo Nacional, que incluye, además de la
propia Sinaloa, los estados de Sonora, Baja California y Baja California Sur, y
todos los antorchistas del país, saben de su comprometida situación y, por este
medio, les hacen llegar su solidaridad, su aliento y todo el respaldo
(económico, propagandístico y de masas) que necesiten para salir triunfantes
del conflicto. Les hacen un llamado fraterno a levantar la cabeza y el ánimo, y
les recuerdan nuestra consigna: “¡De norte a sur, de este a oeste, ganaremos
esta lucha cueste lo que cueste!” Si no ahora, ¿cuándo?