Eduardo de la Torre Jaramillo / 28 de julio de 2012
Tribuna Libre.- El papel y
contribución de la oposición en un determinado sistema político siempre define
a este último en su rasgo autoritario o democrático. En el caso mexicano con el priismo a nivel
federal su relación con la oposición fue de cooptación o eliminación (Rubén
Jaramillo, Carlos Madrazo, el movimiento del 68, la guerra sucia en los años 70
y así podría seguir), fue hasta el año de 1977con la reforma política que le
“concedieron espacios políticos” a la oposición en el poder legislativo, donde
la válvula de escape fueron las reformas electorales desde los años 70 hasta la
reforma electoral “definitiva” de 1996 con Ernesto Zedillo, -quien por cierto
reconoció que ganó su elección de forma legal y legítima pero de manera
inequitativa-.
Teórica y políticamente una oposición puede
ser antisistémica, parlamentaria, social, dura o flexible; constructiva o
intransigente; crítica o conciliadora; propositiva o reactiva y alternativa. En
todo esto, la razón de ser de la oposición es que debe impedir que se mal gobierne.
En el caso veracruzano podría afirmar que la
oposición existió en 1997, cuando el PRI encabezado por Miguel Ángel Yunes
Linares pierde 107 alcaldías de 207 (59 las gana el PRD, 39 el PAN y otros 9);
y el único gobierno compartido que se produjo en Veracruz fue en el 2004 que
dilapidó ese capital político porque optó por la cohabitación política, es
decir se cedieron espacios burocráticos en el IEV, Orfis, Consejo de la
Judicatura, y en el Congreso.
Para delinear el papel de la oposición
veracruzana tengo que partir de las reformas electorales desde los años 80 que
se dieron en el régimen autoritario, y con la gubernatura interina de Dante
Delgado Rannauro, cuyo operador electoral fue su secretario general de
gobierno, Miguel Ángel Díaz Pedroza, dentro de lo que podría definir como las
“concesiones de espacios políticos”. Posteriormente, se produjo una reforma
democrática en el gobierno de Patricio Chirinos Calero, allí me atrevo a decir
que la naciente Comisión Estatal Electoral fue un “pequeño IFE local” con un
prestigio y conducción institucional dentro de los cánones democráticos, basta
recordar el rol que jugaron los consejeros electorales de ese entonces:
Francisco Montfort Guillen, Ernesto Fernández Panes, Leopoldo Alafita Méndez, y
Juan Schuster Fonseca, estos académicos tuvieron una conducción ética en el
interior y exterior de la extinta Comisión Estatal Electoral en las elecciones
de 1997 y 1998.
Posteriormente vino la contrarreforma
electoral en la época de Miguel Alemán Velasco, quien bajo su conducción
política se desdibujó a la Comisión Estatal Electoral, ya que la convirtió en
un brazo político de ese gobierno, dejando de tener autonomía, y perder su
carácter de arbitro electoral, inclusive podría afirmar que se vivió una
tensión institucional interna, tan sólo por poner un ejemplo: existían 5
partidos políticos nacionales y el espectro se amplió a 11 en el año 2000, y
por supuesto que gracias al carácter intransigente de una parte de la oposición
(PCD, PAN, PRD, PT y el extinto Convergencia) se pudieron ampliar a 11
consejeros ciudadanos, quizá y desde mi muy particular punto de vista, en el
año 2000 ese instituto electoral tuvo los mejores debates, recuerdo aquel donde
debatimos 17 horas la posibilidad de otorgarle voz y voto a los partidos
emergentes, cuya votación se empató a 5, y de allí pudimos arrancar no sólo el
voto a los nuevos partidos políticos en el Tribunal Electoral Local, si no la
ampliación a 11 consejeros electorales.
Es pertinente mencionar que el proceso de
liberalización política venía incrementándose a nivel estatal, es decir el
pluralismo irrumpe en la entidad y el PRI empieza a perder posiciones, la
derrota estrepitosa fue en 2004, donde se perdió la mayoría en el Congreso
Local y 142 alcaldías de 210, cuyo presidente del PRI fue Adolfo Mota
Hernández.
Después la oposición y particularmente el PAN
adquiere un crecimiento electoral sostenido (a pesar de sus dirigentes y
candidatos, la ciudadanía le vota a ese partido), si tomo los resultados electorales
para la gubernatura en 1992 tuvo 50 mil votos; en 1998 alcanzó 500 mil votos;
en 2004, 800 mil votos y en 2012, 1.2 millones de votos. Lamentablemente el PAN
quien en 2004 optó por la cohabitación política nunca diseñó un proyecto
político de largo alcance o un mapa mental que posibilite el acceso al poder
político estatal.
Por el lado de la izquierda, su mejor año fue
en 1997, donde ganan la capital del estado, de allí su presencia bajó
considerablemente hasta tener una presencia marginal en el Congreso Local, si
bien ha tenido resultados satisfactorios en las elecciones federales, por
ejemplo en el año 2006 que ganan las Senadurías de mayoría, gracias el efecto
de López Obrador.
La regresión autoritaria se inició en 2007,
gracias a la operación política del fidelato,
quien neutraliza a las oposiciones con
un “Pacto de Gobernabilidad”, lo que al final resultó ser un plan para
aniquilar a las oposiciones, el resultado se observó en la recuperación de las
alcaldías y la obtención nuevamente en una abrumadora mayoría en el Congreso
Local, de 30 distritos gana 2, con un trabajo político donde cabe reintroducir
el concepto de “PRI-Gobierno”, allí supimos como cada uno de sus secretarios de
despacho se les asignó un distrito electoral y las presidencias municipales más
importantes, según las filtraciones periodísticas.
Finalmente, el actual
gobierno tiene una enorme tarea política que es enfrentar el desastre que dejó
el fidelato, hoy sin “operadores
políticos” que conduzcan una reforma electoral, sin un proyecto político que
impulsar, lo único que muestra es una ley electoral restrictiva (como lo fue el
endurecimiento del Código Penal); en este caso podría utilizar una frase de Gianfranco
Pasquino para la oposición veracruzana que: “Serán absolutamente intransigentes
cuando el gobierno se proponga establecer las reglas que destruyan la
posibilidad misma de la alternancia”, y como la mayoría mecánica del PRI votará
una reforma electoral a modo, la única salida que le queda a la oposición en su
conjunto en Veracruz, es conformar una coalición electoral entre el PAN, PRD,
PT, MC y crear un “polo democrático” para enfrentar al PRI el próximo año,
sobre todo inclinándose hacia una oposición social, donde se incluya a los
jóvenes del Yosoy132 y a Morena, por supuesto y a quienes se sumen a este
esfuerzo para enfrentar al bloque autoritario el próximo año.