Aquiles Córdova Morán/ 26 de julio de 2012
Tribuna Libre.- La semana pasada
escribí un artículo donde expongo dos ideas fáciles de entender para quien sepa
leer correctamente. La primera era subrayar que la protesta pública es un
derecho constitucional y que, por tanto, no cometen delito quienes lo ejercen
sino, en todo caso, quienes pretenden sofocarlo llamándolo chantaje y extorsión
atropellando flagrantemente la Constitución General de la República. La segunda
era aclarar a quienes, desde el gobierno del estado y desde los medios, están
inflando y caricaturizando el plantón de los antorchistas, que esta lucha es
tan legal como fácil de resolver, pues basta con entender y resolver, con
justicia y equidad, las demandas de los inconformes. La respuesta fue un ataque
mediático feroz, realizado al alimón por los periodistas Armando Acosta y
Raymundo Rocha, quienes, haciendo olímpicamente a un lado mi argumento legal,
se dedican a lanzar injurias y acusaciones desbocadas en contra mía y del
antorchismo potosino.
El ataque de Armando
Acosta consiste, casi totalmente, en reproducir íntegro, en su columna
“BITÁCORA” del diario “San Luis Hoy”, un artículo de Ricardo Alemán aparecido
en una página de internet a fines del año pasado. El artículo de marras es,
ciertamente, un buen resumen de todas las injurias, calumnias y acusaciones
trilladas que nuestros enemigos gratuitos han arrojado, desde siempre, en
contra nuestra. Pero no más. Ricardo Alemán, igual que sus antecesores, no
demuestra absolutamente nada ni se molesta siquiera en intentarlo; su objetivo
es calumniar y desprestigiar y lo cumple con riguroso apego a su tarea, sin
andarse con veleidades lógicas o moralistas. Y Armando Acosta, que en materia
de argucias, “prestigio” y “autoridad” está muy por debajo de su maestro,
después de citarlo in extenso se
queda muy orondo y satisfecho, pensando que ha logrado demostrar el teorema de
las paralelas de Euclides. Es el mismo falso método demostrativo de todos los
mentirosos profesionales del mundo: uno de ellos lanza la primera mentira; un
segundo la repite y la “demuestra” citando al primero, un tercero hace lo mismo
y se protege citando al segundo, y así hasta que la calumnia vuelve a su punto
de origen donde, en el colmo del ridículo, el primer calumniador “demuestra”
ahora su dicho citando a quienes antes lo citaron a él como autoridad suprema y
fuente de verdad indiscutible. Semejante círculo vicioso no merece ni siquiera
la burla de aquellos a quienes se dirige.
Lo grave y
significativo de la situación está en otro lado; está en lo que Armando Acosta
y Raymundo Rocha añaden al viejo cuento de Ricardo Alemán. Y eso es así porque
tengo en mis manos el documento originario de donde estos “periodistas” sacaron
sus infundios: se trata de dos cuartillas redactadas por la oficina de prensa
del gobierno potosino, en las que se contienen todos y cada uno de los
“argumentos” que los comunicadores mencionados manejan en mi contra y en contra
del antorchismo potosino. Así que, haciendo a un lado disimulos e innecesarias
fórmulas de cortesía, digo directamente: el gobierno de San Luis Potosí me
acusa de haberme hecho multimillonario con los recursos arrancados, mediante el
chantaje, a distintos gobiernos a nombre de los pobres a quienes el antorchismo
dice defendernos acusa, como organización, de pretender sustituir “de facto” al
gobierno del estado para hacernos del control de diversos programas en favor de
la gente y del erario del estado para nuestro provecho; me acusa de “arrogante”
y de haber lanzado, en mi colaboración anterior, un ultimátum a los gobiernos
de Tamaulipas, Hidalgo, Sinaloa y Baja California Sur y San Luis Potosí, afirmando
que si no cumplen mi capricho, desencadenaré un conflicto de grandes
proporciones y, finalmente, manipulando las demanda del plantón a modo de que
parezcan un cúmulo de abusivas necedades, nos acusan de estar exigiendo 500
millones de pesos para seguir engordando nuestros bolsillo como hasta ahora.
Así que, como reza el
ingenio popular, no me dirijo a los enanos sino al dueño del circo.
1.-Es un infundio
vergonzoso llamarme multimillonario y acusarme de medrar con los recursos
destinados a los pobres organizados en Antorcha. Reto a quien sea a que me
encuentre alguna propiedad, cuenta bancaria o prestanombres comprobado; y
desafío también a quien sea a que presente algún grupo (no a persona aislada,
que eso es fácil de montar) que me señale directamente de haberle birlado los recursos
autorizados para obras o servicios en su beneficio.
2.-No se puede
sostener, lógica y racionalmente, el argumento numérico de 500 millones de
pesos para probar que las demandas de los pobres potosinos organizados en
Antorcha son ilegítimas, abusivas e imposibles de cumplir. Es algo así como
acusar de abusivo a un enfermo de cáncer, porque la operación que necesita
cuesta un millón de pesos. ¿Cuánto se requiere para sacar del hambre y la
marginación a los miles de potosinos que las padecen? ¿Cuánto es mucho y cuánto
es poco, contrastado con esta lacerante injusticia? Y eso sin hacer cuenta de
que vivimos en un país que se ubica entre los más desiguales del mundo, donde
el número de pobres rebasa el 50% de su población total; donde el desempleo
crece con el crecimiento de la economía en vez de disminuir; donde los pobres
aportan el 70% del presupuesto del gobierno y el otro 30% sale de PEMEX, y no
del bolsillo de las grandes empresas; donde ese
presupuesto se gasta en forma cada vez más sesgada a favor de los ricos, mientras
las masas carecen de lo indispensable y las condiciones mundiales amenazan con
tornar la situación mucho más difícil todavía para ellas.
3.- Sostengo y repito
que, en tales circunstancias, es un suicidio negarse a atender las demandas
elementales de los más desamparados y todavía sofocar sus protestas mediante la
fuerza pública y la cárcel. Y concluir de aquí que soy arrogante y que amenazo
al gobierno de varios estados con el “chantaje” de la revuelta popular, es tan
ridículo como acusar de chantajista a Spurinna,
el arúspice romano que le vaticinó a Julio César que lo matarían en los
idus de marzo. César no hizo caso y fue víctima de sus enemigos. ¿Tuvo de eso
la culpa el arúspice?
4.-Y finalmente, es
peligrosa paranoia ver en la lucha defensiva de los humillados de la tierra,
una conjura siniestra para hacerse con el poder y el dinero. ¿De dónde salió
tan delirante disparate? Estamos a tiempo de recobrar la serenidad y la cordura
y de dimensionar correctamente los hechos, los problemas y las soluciones. Un
mal tratamiento de los mismos puede convertir en un incendio gigante lo que en
sus inicios pudo apagarse con un ligero soplo oportuna y sabiamente
administrado. Eso es lo que demandamos y demandaremos hasta el final los
antorchistas de San Luis Potosí y de todo el país. Las equivocaciones nacidas
de la prepotencia y la soberbia del poder no podrán ser, jamás, atribuidas a
quienes sólo luchan por lo indispensable para sobrevivir.