José Miguel Cobián| 21 febrero de 2013
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Tribuna Libre.- Los sufridos mexicanos, tan maltratados por
la vida y por los propios mexicanos nos olvidamos que como consumidores de
bienes, servicios y servicios públicos, tenemos el derecho a recibir productos
de calidad, y a rechazar aquéllos que no tengan la calidad que merecemos. Sin embargo, entre la noticia distractora del
día, y la lucha por conseguir el pan de cada día, se nos olvida vigilar la
calidad de lo que se nos oferta.
Pongamos como ejemplo la propaganda que vemos
en todos lados de que la Universidad Tecnológica del Centro de Veracruz es la
mejor del país… (Entre el resto de las universidades tecnológicas). Vemos los anuncios y lo damos por bueno, pero
nos falta valorar la calidad de esa universidad para saber si de verdad es
buena, o sólo es propaganda gubernamental.
De entrada, al conocer las instalaciones se
queda uno con la boca abierta. El trabajo del rector Rangel ha sido de
excelencia en cuanto a la construcción y equipamiento de las aulas. Sus detractores afirman que con dinero
cualquiera lo hace, pero esto no es necesariamente verdad, en un país como
México en dónde se derrocha dinero a manos llenas en proyectos públicos y rara
vez tenemos resultados como la visible infraestructura de dicha universidad.
Si consideramos que ha sabido captar alumnos,
y que tiene sus aulas llenas, podemos poner otra palomita a la UTCV. Si de
imagen en los medios de comunicación se trata, también toca palomita, porque
siempre está presente, el rector Rangel es un experto comunicador de sus éxitos
y de los de la universidad.
En cuánto a la relación con empresas y
cámaras de la región, también toca palomita, porque se ha visto la innumerable
cantidad de convenios de vinculación firmados con empresas y cámaras
empresariales.
A partir de allí ya no tenemos más
información para conocer dos últimos puntos, básicos para la evaluación de los
resultados de la UTCV. Uno de ellos
tiene que ver con el apoyo a emprendedores, lo cual es en sí mismo loable, y
digno de encomio, pero, no tenemos disponibles estadísticas para conocer
cuántos de los proyectos que se han apoyado, tienen vigencia dos años después
de su lanzamiento. Ni siquiera sabemos cuántos de los proyectos que llegaron,
se cristalizaron en resultados, sean éstos fallidos o no.
El último punto también es importante, y es
el de la colocación de sus egresados en trabajos remunerados. La información a
la que he podido acceder, me demuestra que tiene uno de los mejores índices de
ocupación respecto del resto de las universidades tecnológicas. El índice se
mide en función del número de alumnos ocupados después de cierto período de
tiempo, que generalmente se mide en meses.
El problema en cuanto a la calidad de la
educación y la orientación hacia el mercado laboral, surge cuando se mide con
respecto de otras universidades del país. Allí la situación cambia radicalmente
y a pesar de tener un buen índice de ocupación después de un semestre, está muy
por debajo de la media de las universidades de excelencia en el país.
Así, podemos concluir que se han realizado
buenos esfuerzos para dar una educación de calidad, con imagen y relaciones
públicas, pero se sufre de escases de trabajos para sus egresados. Y allí habría que analizar una vez más, si se
debe a que en la región no hay trabajo suficiente para tanto egresado, o si
hace falta vincularse con empresas más allá de las locales, o simplemente los
chicos no salen tan preparados, como para que las empresas se peleen por ellos.
Este es un simple ejemplo con una de las
instituciones que mejor funcionan en la región, para evaluar la calidad y los
alcances del servicio público que en educación proporciona dicha
institución.
Así deberíamos de analizar el resto de los
servicios públicos que se llevan a cabo con nuestros impuestos, y el propio
desempeño de los funcionarios que aspiran a un puesto público. No olvidemos que
el rector Rangel aspira a la presidencia municipal de Córdoba. Conociendo sus
virtudes y defectos, podemos compararlo con el resto de los precandidatos.
En mi caso, a pesar de lo que considero un
exceso en las relaciones públicas e imagen, considero que sería un mejor
presidente que los últimos que hemos tenido, pues su éxito lo basa en
resultados tangibles más allá de posibles relaciones (que también
cultiva). Sin embargo, faltaría
compararlo con el resto de los precandidatos…
Y en eso, nadie mejor que usted tiene la palabra.