Se trasladó en helicóptero a
una residencia temporal -Comienza la Sede Vacante y el proceso de sucesión
Roma | 01 marzo de 2013
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Tribuna Libre.- EFE
/ Roma. Benedicto XVI, 265 sucesor del apóstol San Pedro al frente
de la Iglesia, dejó de ser este jueves papa para convertirse en un "simple
peregrino que inicia la última etapa de su vida", que dedicará a la
oración en el Vaticano, a pocos pasos del futuro Pontífice, al que ya ha
prometido "respeto y obediencia".
Hacía más de 800 años que un
papa no renunciaba por voluntad propia al papado, desde que Celestino V lo hizo
en el 1294, por lo que la decisión del papa Ratzinger ha marcado un hito en la
historia de la Iglesia católica.
Este 28 de febrero de 2013
quedará en los anales. Hasta ahora, los papas morían en su cama del Vaticano,
pero este jueves el alemán Benedicto XVI, de casi 86 años, abandonó el Vaticano
por su propio pie, a bordo de un helicóptero y se trasladó a la residencia de
Castel Gandolfo, a unos 30 kilómetros al sur de Roma.
La imagen de un papa que
abandona el Vaticano en helicóptero fue vista por cientos de millones de
personas en todo el mundo.
En Castel Gandolfo
permanecerá unos dos meses hasta que estén acabadas las obras del monasterio de
monjas de clausura "Mater Ecclesia", que se levanta en los jardines
del Vaticano donde se alojará.
Este miércoles, tras ocho
años de pontificado, se despidió de los fieles en una audiencia pública a la
que asistieron unas 200.000 personas, a las que dijo que "no abandona la
cruz".
Este jueves, se despidió de
los cardenales. 144, de los 207 que forman el Colegio Cardenalicio, acudieron a
la Sala Clementina. Sereno, sonriente, con buen aspecto, les dijo: "Entre
vosotros está el futuro papa, al que prometo mi respeto incondicional y
obediencia. Continuaré rezando, especialmente en estos días (del
cónclave)".
Con esas palabras, según los
observadores vaticanos, Benedicto XVI quiso dar seguridades de que el próximo
pontífice no estará "condicionado" por un papa emérito, que además
vivirá a un centenar de metros de distancia.
Con lágrimas, entre ellas
las de su secretario y Prefecto de la Casa Pontificia, Georg Ganswein, que no
pudo contener la emoción, le despidió el personal del Vaticano en el patio de
San Dámaso.
En algunos momentos también
se le vio a él emocionado, pero inmediatamente recuperó la sonrisa y la
serenidad, la misma que mostró cuando saludó desde el balcón del palacio de
Castel Gandolfo a los cerca de diez mil fieles que le acogieron.
Les dijo que no era un día
como otros del Pontificado y que a las ocho de la tarde, la hora en que dejaba
de trabajar todos los días, dejaría de ser el líder de los más de 1.200
millones de católicos de mundo, para convertirse en un "simple peregrino
más que inicia la última etapa de su vida".
No hubo ceremonia especial,
ya que, según establece el Código de Derecho Canónico, lo único que hace falta
es que el papa renuncie en plenas facultades mentales y lo haga presente ante
los cardenales, lo que ya hizo el pasado 11 de febrero.
La única señal visible que
anunció al mundo que Benedicto XVI ya no era papa fue el momento en el que se
escuchó, en el reloj de palacio, las campanadas de las ocho de la tarde e
inmediatamente la Guardia Suiza cerró la puerta del edificio, dando por
concluido su servicio al papa Ratzinger y abandonando el lugar.
A partir de ese momento, dio
comienzo la Sede Vacante -el interregno que va desde que fallece o renuncia un
papa hasta que se elige el sucesor- y el gobierno provisional de la Iglesia
pasó a manos del cardenal camarlengo, que es también el Secretario de Estado,
Tarcisio Bertone.
Lo primero que ha hecho
Bertone ha sido sellar el apartamento papal y el ascensor que lleva al mismo,
en el Vaticano.
La normativa vaticana prevé
que tras la muerte o, en este caso, renuncia del papa, el apartamento papal
tiene que quedar libre y es sellado hasta que haya nuevo pontífice.
También tendrá que anular el
anillo del Pescador, que simboliza el poder pontificio. Su destrucción es la
señal de que el reinado ha concluido.
Mañana, el cardenal decano,
Angelo Sodano, comenzará a llamar a los purpurados de todo el mundo para
preparar el cónclave que elegirá al sucesor de Ratzinger y participar en las
congregaciones preparatorias.
La primera congregación se
celebrará el lunes 4 de marzo, anunció el cardenal de Nápoles (Italia),
Crescenzio Sepe, y tal vez ya ese día se anuncie la fecha del cónclave. (farodevigo.es)