* Hasta en “marcomantas” le cobran los empleados municipales *
Confirmado: el peor alcalde de la historia * Holiday Fiel o cómo aplastar
al Poder Judicial Federal en Veracruz
* Benito Argüelles aisló al
alcalde * El jefe de personal y su papá, el “aviador” * Pulgoso
llora por su camioneta * Sospecha de Theurel y de Pérez Cruz
Mussio Cárdenas Arellano | 24 diciembre
de 2013
Tribuna Libre.- Imperfecto
alcalde, más vil que sagaz, Marco César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta
madre”— hizo de su gestión un circo deplorable e ideó una reingeniería
financiera para disponer de millonarios recursos, sin advertir que la realidad
lo iba a devorar: endeudó por 30 años al Ayuntamiento de Coatzacoalcos y hoy no
tiene ni para pagar aguinaldos y a duras penas cubre los salarios del personal.
Atascado en una espiral de mentiras, llegó al final
de su administración sin un centavo, mendigando dinero, exhibiendo al
gobernador Javier Duarte de Ochoa, implícita la queja por retenerle 120
millones de pesos en participaciones federales y beneficios de la
bursatilización fidelista, la que hipotecó y quebró a Veracruz.
Theurel enfrenta la ira de los empleados
municipales. A los de extracción sindical los dejó sin el pago de quinquenio y
fondo de ahorro. A los de confianza ni el aguinaldo les dio. Unos y otros
desconocen si cobrarán la última quincena del año.
Cosecha reclamos y mentadas, lo mismo en el palacio
municipal, al que cada vez acude menos personal, y hasta mantas en la vía
pública, en los puentes peatonales, en fraccionamientos residenciales, en las
puertas de la sede de gobierno, con airadas leyendas en que se le tilda de
“rata” que se niega a pagar.
Hiriente, una de las proclamas —tildadas de
“marcomantas” en algunos portales de internet— está dirigida al gordobés Javier
Duarte. Le piden que intervenga. “Señor gobernador: Ayúdenos a que pague la
rata de Theurel”, dice la leyenda.
Otra más refiere: “Theurel: los pobres también
quieren cena de Navidad. Paga aguinaldo”. Y en la del anexo al palacio
municipal, se lee: “Marcos: no seas inhumano. También queremos Navidad.
Atentamente: empleados municipales”.
No se recuerda un final tan estrepitoso, descarnado
el reclamo del personal, acumulado el repudio a un alcalde que cosecha hoy las
tempestades que sembró a lo largo de tres años en que su bipolaridad gobernó a
Coatzacoalcos.
Dice Theurel no tener recursos para pagar, pero a
lo largo de su desastroso trienio dilapidó el dinero del pueblo en una campaña
demencial para parcharse su maltrecha imagen y construir el proyecto de papel
con el que pretendía convertir a su esposa Guadalupe Félix Porras de Theurel, en
su sucesora en la alcaldía. Lo bueno es que a los locos no hay quien les haga
caso.
No quería a Lu-pilla para gobernar pues la niña es
un cero a la izquierda, empalagosa y de falso compromiso social, sino como
tapadera de su corrupta gestión, significado Theurel por el otorgamiento de
contratos a las empresas de sus amigos y protegidos, varios de ellos auténticos
prestanombres y otros investidos como funcionarios en áreas clave, donde hay
manejo de recursos y donde también quedó evidencia de desvío de dinero.
Año con año, Marcos Theurel gastó en publicidad 128
millones de pesos, o sea casi 400 millones de pesos en el fatídico trienio que
le correspondió ser alcalde de Coatzacoalcos, enriqueciendo a los industriales
de la prensa que se prestaron al juego de inflar la burbuja hasta que reventó.
Ahora carece de recursos para enfrentar su triste
final, exigido por el personal de confianza para solventar el pago de
aguinaldos, y por el de extracción sindical, que reclama su fondo de ahorro, el
quinquenio y los bonos de fin de año.
De aquella reingeniería financiera que tanto
presumió, no queda nada. Marcos Theurel dirimió su pleito a muerte con su
antiguo mentor, Marcelo Montiel Montiel, instigado obviamente por el ex
gobernador Fidel Herrera Beltrán, con el tema de la deuda municipal.
Apenas tomaba posesión de la alcaldía, el 7 de
febrero de 2011, se dolía de la deuda marcelista: 322 millones 480 mil 340
pesos, entre Banobras y Banca Mifel, la favorita del fidelismo. El de Banobras,
decía theurel, ahogaba al ayuntamiento. Había que liquidarlo en sólo siete
años. Se comía los recursos y no había para realizar obra, si acaso cubrir el
gasto corriente.
Eso le dio a Theurel margen para buscar una
renegociación. Acudió a Banobras. Presentó su proyecto. Con lo que ya se había
liquidado de la deuda marcelista, restaban 200 millones a pagar. Pretendía un
préstamo de 500 millones. Le autorizaron 350, de los cuales saldó los 200
millones del crédito contratado por Marcelo Montiel.
Theurel Cotero presumió la puñalada que le dio a
Coatzacoalcos. Decía que gracias a la “reingeniería financiera” aplicada, se
liberaban recursos y que el crédito se liquidaría en un plazo mayor pero con
menor costo: 30 años, o sea, ocho administraciones municipales.
Ya sin la carga financiera, diluido el pago a
Banobras, se suponía que las arcas municipales rendirían para realizar mejor
obra y brindaría mayor beneficio social.
No fue así. Theurel se dedicó a construir obras,
pero los contratos se los otorgó a las empresas de sus amigos, socios y prestanombres.
Llegó a su último año a los tumbos y trompicones.
En los últimos meses dejó de pagar a tiempo el salario de los trabajadores en
cuatro ocasiones. Del hecho, responsabilizaba a los bancos y los bancos le
respondían que si el Ayuntamiento no realizaba los depósitos de la nómina, no
podían cubrir el salario de los empleados.
Desesperado, el “reingeniero financiero” reveló que
los recursos se hallaban retenidos en el gobierno de Veracruz, algo así como
120 millones de pesos. Con su delación, exhibía al gobernador Duarte y al
secretario de Finanzas, Fernando Charleston Hernández, pero en un alarde de
cinismo apelaba en tono lastimoso recordando que si ambos tenían cariño por
Coatzacoalcos, como tanto pregonan, debían liberar los recursos.
Suplicante, Theurel —“Me bajo el puto calzón”— se
olvidó de sus desplantes, de la insolencia, del insulto, de la mentada de madre
y el golpe en el escritorio, como solía hacerlo en las sesiones de cabildo o en
los acuerdos con funcionarios de primer nivel, porque hoy, caído en desgracia,
el caso de los aguinaldos exhibió lo insignificante que es.
En lo que vino a terminar su reingeniería
financiera.
Archivo muerto
Irreverente, retadora, la justicia fidelista no
respeta a nadie, menos al Poder Judicial Federal. Pasó por encima del acuerdo
del juez 14º de distrito y del Décimo Tribunal Colegiado de Circuito, ambos
federales, y restituyó la posesión del predio donde se construye el Holiday Inn
a la empresa hotelera. El viernes 6 se había cumplido la orden federal de entregar
el predio a Joaquín González Menéndez, propietario del inmueble, en medio de
una trifulca pues el representante de la intermediaria fidelista Hotelera
Duport Ostión, Rodolfo Azuara Sánchez, se negó a acatar la restitución y se
ufanaba de decirle a la agente tercera del Ministerio Público, Karla Marina
León Perdomo, “hágale como quiera”, en franco desafío; se metió a la brava y
cuando la parte contraria lo cercó, Azuara fue apaleado para que le bajara de
vitaminas a su soberbia y a su proclividad a violar la ley. Doce días después,
la maquinaria fidelista restituyó el predio a Hotelera Duport Ostión mediante
una resolución del Tribunal Superior de Justicia de Veracruz, evidente el reto
al Poder Judicial de la Federación, convertidos los ministros de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en la burla del ex gobernador Fidel Herrera
Beltrán y su testaferro, el gober Javier Duarte. Esta vez, la patética agente
del MP, Karla Marina León Perdomo, fue a cumplir la orden y, por ende, a
atropellar la restitución que ella misma había ejecutado por instrucción
federal, aunque el proceso de desacato tarde o temprano la llevará a su
destitución, multa y encarcelamiento, alcanzado en la faena el subprocurador en
la zona sur, Jorge Yunis Manzanares. Tuvo, eso que ni qué, un centenar de
elementos de Seguridad Pública a su lado, que ahora sí estuvieron a su
disposición para cuidar los intereses del Holiday Fiel. Ahí permanecen, atentos
a salvaguardar un negocio particular mientras la seguridad de los ciudadanos
brilla por su ausencia. ¿Cómo se le llama a eso? ¿Peculado? Sí, cuando se usan
los recursos públicos —y la policía lo es— para beneficio de particulares, es
peculado. ¿O acaso no pueden los hoteleros pagar vigilancia privada? Sin ser
gitanos, leamos el futuro fiel: la prensa nacional sobre el Holiday Inn, la
venta del terreno a ínfimo precio por parte de Fidel Herrera, o sea daño
patrimonial; esa constante de burlarse del Poder Judicial de la Federación, y
Fidel en su lío con Forbes por aquello de que lo pusieron en el cuadro honor de
la corrupción. Todo en prensa nacional. Lo mejor, diría un ex gobernador en
apuros, está por venir… Flotando en la luna, como siempre, nunca entendió Marco
César Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”— que su brazo derecho, el hombre
de todas sus confianzas, no jugaba para él sino para sus adversarios. Benito
Argüelles Calzada, jefe del jurídico municipal, tenía una misión precisa:
acabar con el equipo theurelista. Y lo logró. Grilló a todos, destruyó el hilo
de confianza que los unía con el alcalde de Coatzacoalcos y finalmente aisló a
Theurel. Seguía el plan marcelista. Malinformaba y generaba sospecha, lo mínimo
que fuera, sabedor que poco bastaba para exacerbar la bipolaridad del
presidente municipal. Fue Benito Argüelles director jurídico en lo formal, pero
también tesorero, director de Comercio, coordinador de las prostis, jefe de
recursos humanos, operador electoral, y de todo ello nació una fortuna hasta
presumir hummers, jeeps y darse vida de rey. Su misión la cumplió, mientras
Theurel llora su desventura. Eso le pasa por andar en la luna… Se llama Oscar
Gustavo Ruiz Sánchez, funge como jefe de Recursos Humanos y su padre logró
asegurar su puesto de base en el Ayuntamiento de Coatzacoalcos. Cuentan la
historia los allegados al improvisado funcionario, quien entre risas y burletas
se jacta de haber cristalizado algo que ni los empleados de muchos años
pudieron por méritos propios. Su padre no solo es un “aviador” sino que ahora
lo será con base, sin que se le obligue a trabajar y desquitar el salario hasta
que con los años, logre su jubilación. ¿Será que se lo solape el nuevo alcalde,
Joaquín Caballero?… Llora y berrea Federico Lagunes por el robo de su
camioneta, una Endeavor Mitsubishi, color negra, como el alma de su propietario.
Tragando moscas en el restaurant La Barra de Tuxpan, Pulgoso Lagunes no vio
cuando los robacarros lo dejaban “a pata”, como reseña el texto-regidor en su
morbosa columna. Trasluce ira, frustración, pero no dice cuánto tiempo estuvo
en el restaurant, ingiriendo galones de café, repitiendo y repitiendo que era
“un mensaje”, gozosos los comensales mientras lo veían ir y venir al baño.
Entre los sospechosos de Federico Canino está el alcalde de Coatzacoalcos,
Marco César Theurel Cotero —“Te robo tu puto carro”—, quien lo exhibió como
acosador sexual y drogadicto, y su compañero de cuadra, José Luis Pérez Cruz, a
quien Pulgoso le hizo la jugada para que su columna fuera suprimida de Diario
del Istmo y relevado de la producción del noticiario DI Noticias. Pide Pulgoso
Migrante que si alguien en el pueblo ha visto su nave, le avisen. Sí pues…
twitter: @mussiocardenas