José Miguel Cobián | 30
junio de 2014
Tribuna Libre.- No
cabe duda que este país está diseñado para que los ciudadanos generemos
cirrosis hepática matutina. El sólo hecho de levantarse y comenzar a leer el
periódico sirve para poner de malas a cualquier ser humano. El sábado 28 de junio salieron a nivel local
tres noticias dignas de generar cólicos biliares, inflamación de colédoco y litiasis
biliar a cualquiera. Compartir la molestia ayuda a reducir los efectos en el
hígado, así que ahí vamos:
El
delegado federal en Veracruz de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos
Naturales, un señor de nombre José Antonio González Azuara afirma a los medios
de comunicación que Veracruz es el estado número uno en actividades de
reforestación. El hombre a quien no
conozco personalmente tiene pinta de persona decente y confiable, además de que
sus actividades dan la impresión de que realmente se realizan para apoyar a los
verdaderos necesitados, al aplicar una inversión de veinte millones de pesos
(casi nada a nivel presupuesto federal) para proyectos de desarrollo. Todo
puede ser bueno (salvo prueba en contrario), pero eso de que somos un estado
que reforesta, no tiene perdón de Dios.
Bien podría hablar de la actividad ilegal de talamontes que se han
enriquecido desde siempre depredando la riqueza forestal de Veracruz, tal como
observamos en el Pico de Orizaba y todas las regiones susceptibles de
explotarse en términos maderables. Al
grado de que están a punto de extinción una enorme cantidad de especies de
árboles, que han sido aniquiladas por la actividad humana, de sobre explotación
sin ningún recato, y sin remediación ambiental. Además, Veracruz cuenta con algunas de las
cuencas más contaminadas del país, -allí está orgullosamente el Río Blanco, uno
de los tres ríos más contaminados del país-, mientras el responsable del medio
ambiente a nivel federal poco o nada puede (o quiere hacer) por mejorar nuestro
medio ambiente, regulando y sancionando descargas ilegales y venenosas a
nuestros mantos acuíferos.
Sabido
es de todo México que la Secretaría de la Función Pública no tiene titular, a
pesar de las promesas de Peña Nieto en cuanto al combate a la corrupción y la
impunidad. Sin embargo su encargado de despacho Julián Olivas presume de 18,000
sanciones a servidores públicos en lo que va del sexenio, aunque los ciudadanos
poco o nada vemos en nuestra vida cotidiana de mejoría en este paraíso de la
corrupción que se llama México. Ante un
panel del G-20 (grupo de 20 países entre los que se encuentra México),
denominado Trabajo de anticorrupción, presumió las auditorías e inspecciones de
la secretaría de la función pública, mintiendo respecto a su efectividad, ya
que sabemos que no sirven para nada. Presumía compranet, las declaraciones
patrimoniales, la bitácora electrónica y la figura del Testigo social. Eso para un teatro está excelente, pero en
la vida real, cada licitación federal, estatal, municipal y de empresas
descentralizadas ya trae nombre y apellido de su ganador, aún antes de ser
publicada. Así que quizá su idea sea mejorar la imagen de México ante el mundo,
pero que por favor no lo publique en México, cuando todos sabemos que aquí,
esas figuras son decorativas, y no sirven para nada. Ejemplos claros los
tenemos en los tres niveles de gobierno: Opacidad, tranza, amiguismo, tráfico
de influencias, etc. Es decir, lo de
siempre. Pero eso sí, se llena la boca
al afirmar que la transparencia es fundamental en la acción de gobierno, y que
compranet ayuda en la transparencia de
adquisición de bienes y servicios por parte del sector público, mientras que el
testigo social, ayuda a evitar actos de corrupción o discrecionales. En resumen, sólo declarar sabiendo que lo
que se dice es falso. Declarando sin
vergüenza y sin pudor, sólo para llenar espacios en los medios de comunicación.
La
tercera noticia como para llenar el hígado de piedritas es que hubo una magna
reunión de alcaldes, legisladores y productores de la zona centro del estado en
Zongolica. La finalidad de esta pérdida de tiempo (perdón, magna reunión), surge
porque la Comisión Nacional Forestal entregó recursos por un millón trescientos
cuarenta y siete mil pesos en proyectos productivos forestales, de empleo
temporal y del programa nacional forestal.
La noticia dice que estuvieron alcaldes de 42 ayuntamientos de la zona
centro y de las Altas Montañas, legisladores y
productores. El gerente general de conafor el sr. Martín Gelasio
Castillo Calipa informó que la conafor tiene presencia en 42 municipios,
otorgando más de 2,600 apoyos, y un gasto de 51.1 millones de pesos. Lo que ya
no dijo es que el resultado de la división representa $19,653.84 por cada apoyo
otorgado. Como buen político le encanta
hablar de números grandes, y nunca entra al detalle.
De
esta reunión me molesta que se haya movido a tanta gente, de tantos municipios,
a sus alcaldes y a los legisladores para entregar apoyos por un millón de
pesos. Seguramente las pérdidas por
mover a las personas y el tiempo perdido escuchando discursos que a nadie le
interesan, representan una cantidad mayor que el dinero entregado. Y si a ello
le añadimos que el apoyo por productor no llega a veinte mil pesos, nos damos
cuenta de que se trata de rollo político, pues poco beneficia a un proyecto
productivo una cantidad tan pequeña. Y
luego, cuando nos enteramos de que no todo el dinero llega a los productores,
pues también hay intermediarios que se llevan una parte importante de lo que le
toca a cada productor, pero son los que mueven a la gente y por eso son
tolerados y protegidos por los funcionarios, pues acaba uno realmente
molesto.
Dan
ganas de gritar una y mil veces ¡YA BASTA! A los funcionarios públicos que nos
engañan y a los ciudadanos que son cómplices del engaño. Sobre todo porque ellos saben que no nos
engañan y nosotros sabemos que todo es un montaje que poco o nada tiene que ver
con la realidad. Es un eterno juego del
TIO LOLO, en el cual cada persona se hace pendejo solo. Unos declarando sin
pudor, y otros fingiendo que le creen a esas declaraciones, mientras tanto
México sigue perdiendo el tiempo en lugar de avanzar.