* Conmemoran los 50 años de escritor de René
Avilés Fabila en la FUL 2014, con la edición conmemorativa de “El gran
solitario de palacio”; “El presidente de México tiene tal poder en sus manos
que está solo. Solo en su palacio”: René Avilés Fabila (Director de Difusión
Cultural de la UAM)
Pachuca de Soto, Hgo. | 30 agosto de 2014
Tribuna Libre.- Con la lectura del capítulo 26 de “El gran
solitario de palacio”, Corina Martínez García, directora de Fomento a la
Lectura de la UAEH, dio inicio a la nueva presentación de la ‘vieja’ novela que
a pesar de haber visto la luz hace más de 46 años, sigue fresca y vigente. La
obra fue presentada al público de la FUL 2014 en una edición conmemorativa
efectuada en virtud de los 50 años que ya alcanzó como escritor el homenajeado
René Avilés Fabila.

Pero con esta edición conmemorativa de la Universidad Popular Autónoma de
Veracruz a la mano, el escritor y Doctor Honoris Causa por la UAEH, narró a los
asistentes al foro “Josefina García Quintanar” las vicisitudes del libro y de
su experiencia como autor, al ser él mismo un miembro —“uno más”, dijo, “y no
uno menos, más vale”— del movimiento estudiantil de 1968.
A la lectura y presentación de “El gran solitario de palacio”, asistió la plana
mayor de la máxima casa de estudios hidalguense, encabezada por el presidente
del Patronato Gerardo Sosa Castelán y todos los directores de sus institutos y
escuelas. El auditorio, además, se abarrotó con jóvenes de las 19 asociaciones
estudiantiles de todos los campus universitarios que acudieron a la FUL 2014
atraídos por el tema y el legendario carisma de René Avilés Fabila, padre y
creador del entrañable suplemento “El Búho” que ahora se ha convertido en
revista digital de promoción cultural con aparición mensual.
El novelista llegó acompañado de su inseparable Rosario Casco, esposa y
principal promotora de su obra, a quien los jóvenes asistentes también
brindaron un aplauso de reconocimiento. Jorge Mayorga, presidente del Consejo
Estudiantil Universitario hizo una reseña del libro que tiene una trama y
subtrama que habla de la cerrazón durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
René Avilés recordó haber salido huyendo de la balacera del 2 de Octubre en
Tlatelolco, pues estaba en tránsito para ir a estudiar a París. Allá siguió
viendo las consecuencias de la represión y le costaba trabajo comunicarse a
México “no era como ahora, que hay Internet y Facebook, los periódicos tardaban
hasta dos días en llegar y, ¡claro¡ LeMonde no hablaba del movimiento estudiantil
en México. No se me ocurrió ir a la embajada por mi ingenuo radicalismo de
entonces; hubiera ido, el embajador era Silvio Závala. El historiador más
grande que ha dado México me hubiera ayudado”.
A pregunta expresa de los jóvenes, como Aldo Gómez de la preparatoria 2, acerca
de que si el movimiento “tenía la intención de mejorar el país o sólo alinearse
al eje socialista, Avilés Fabila dijo que el movimiento no empezó siendo
político, sino sólo de demandas escolares y académicas, pero en virtud de la
cerrazón de las autoridades poco a poco se fue politizando, a grado tal que las
autoridades de la UNAM tomaron partido por los estudiantes. “Algo más grave
para el gobierno fue que se empezaron a sumar obreros y campesinos. Había una
gran indignación porque se había vulnerado y violentado la autonomía de la
UNAM. Hasta antes de la represión del 68, Díaz Ordaz no llevaba un mal
gobierno, sólo se aneció con decir ‘no’ a las demandas estudiantiles, por la
presencia de la prensa internacional en virtud de la proximidad de los Juegos
Olímpicos, y en lugar de usar el diálogo, hizo uso de la violencia”.
El escritor también apunto que el movimiento estudiantil tuvo sus momentos
lúdicos, “tuvo partes muy gozosas para la muchachada, pues era la época del
‘peace&love’, de los Beatles; todavía había esperanza en Cuba”. Él se
afilió al Partido Comunista, hasta que lo expulsaron.
Respecto a que si cree que haya otro 68, Avilés respondió que es muy difícil
porque “aunque hay muchos problemas con la universidad pública, —en el DF, yo
soy garza no soy puma, guiñó con los estudiantes— no están dadas las
condiciones objetivas para un suceso como aquél. “Cómo puede ser, si la UAM
necesita apoyo y tiene que pedir limosna a la UAEH para modernizarse. El rector
muy gentilmente les mostró lo que hace la UAEH y me dio una envidia espantosa,
a pesar de ello no hay condiciones que permitan otro movimiento de esa
magnitud”.
Una joven estudiante de Ciencias Sociales le preguntó qué sintió ante la
represión de 1968: “Sentí odio y aversión por el gobierno mexicano. Sentí rabia
de ver a mi profesor José Revueltas en la cárcel. Los gobernantes nunca me han
sido particularmente simpáticos, pero entonces mi indignación fue tal que
siempre preferí mantenerme lo más alejado posible”.
Relata que últimamente le han presentado a Enrique Peña Nieto cinco veces, y
siempre le dice, muy atento: ‘Mucho gusto, René’, como si fuera la primera
ocasión que lo viera.
El autor, activo e inquieto, acaba de entregar a la editorial un volumen de
cuentos titulado “Perversiones” y está terminando un libro de ensayos,
principalmente literarios y dice que entendió y quiso imaginarse el día en que
el presidente decidió meterle bala a la juventud de su país: “Se ha haber
sentido terriblemente solo, porque nadie le dice la verdad, ni lo confronta”.
“Sí creí que ante tanto ‘barbero’, frente a su propio poder omnipotente, los
presidentes han de decir cómo el último capítulo de mi libro: ‘Carajo, qué
soledad”, dijo al autor que se dice universitario, periodista y básicamente
literato