* Jair Negrete vivió horas de terror *
Extorsión, abuso de autoridad y amenazas * Orden de aprehensión contra
Bringas * El amparo no le sirve * Bernardo, en la mira * Aprietan
al candidato del PT * Debe pagar 150 millones * Renuncia 50% de
funcionarios de casilla en Coatza * Silviano tiembla
Mussio Cárdenas Arellano | 28 mayo de 2015
Tribuna Libre.- Se agolpan en la
mente de Jair Negrete los recuerdos. Se ve inerme, indefenso. Siente la ira, el
odio, impotente, sin qué hacer, agredido, insultado, vejado, escupido, y la
amenaza, la amenaza que no se olvida, la sentencia que ladran los tres malditos
rufianes, policías municipales, delincuentes con licencia para matar.
De no ser periodista,
a Jair le habría ido mejor. Pero lo es. Fue reportero de TV Azteca
Coatzacoalcos y ahora es jefe de prensa de un área de la iglesia
católica: Obras Misionales Pontificio Episcopales de México.
Por eso estaba
ahí, el viernes 22, en Agua Dulce. Acudió a visitar familia y amigos. Estuvo en
el Seminario Menor de la diócesis de Coatzacoalcos.
Ya tarde, entre
las 10 y 11 de la noche, circulaba en su auto sobre la avenida 16 de
Septiembre, entre el CECYTEV y “La Gravillera”. Lo manejaba un seminarista de
nombre Fernando Salazar Casango, procedente de Toluca. Se dirigían a la
gasolinera cuando una patrulla policíaca los encontró de frente. Invadió
carril. Obligó a que frenaran. Se plantó frente a ellos.
Era la patrulla 16
del municipio de Agua Dulce. De ella descendieron sus tres ocupantes. No
hablaron; insultaron y agredieron, intimidaron con voces que imponen, que
obligan y amedrentan.
Abordados con lujo
de fuerza, sometidos a una autoridad que se comportaba como delincuente, con
odio en sus labios, con mano de hierro, supieron ambos que la violencia en
Veracruz ataca desde varios frentes: la generan los criminales y la practica la
policía.
Jalonados, fueron
conducidos hacia la batea de la patrulla. Vociferaban los policías que les
imputarían cualquier cargo, que si no había dinero, los habrían de consignar.
Jair Negrete y
Fernando Salazar insistían en su inocencia. Y los tres policías subían el tono,
el nivel de la agresión.
Destilaban
ponzoña. Los acusarían de ingerir bebidas alcohólicas y alterar el orden, pero
sin prueba alguna. Jair Negrete les hizo revisar el auto, sin rastro de licor.
Entonces fue otra
la acusación: orinar en la vía pública y, por tanto, faltas a la moral.
Jair Negrete
portaba una gorra. Uno de los policías se la tumbó de un manotazo.
Algo en él le
inquietaba. “Te conozco —le dijo—. Alguna vez te detuve”. Jair respondió que
tenía más de cinco años de no residir en Agua Dulce.
Seguía cavilando
el policía. Hurgó en sus recuerdos y le llegó la luz. Era el periodista de
Azteca Coatzacoalcos que había ventilado denuncias contra la policía de Agua
Dulce.
Montó el cólera.
Ofrecía que iba a pagar por todo lo difundido. Y el infierno de Jair fue peor.
Quería dinero el
elemento de seguridad. Jair Negrete decía no tener. “Trabajas en una empresa
nacional y no me puedes dar dinero. Qué pinches miserables son los periodistas.
Piensan que son los dueños de todo”.
Y soltó: “Te voy a
decir algo: aquí mando yo y se hace lo que yo digo. Me vas a pagar todas las
notas que sacas en TV Azteca. Ahora me toca a mí. Tú vas a dar la nota”.
Nada logró el
malviviente. Ordenó entonces que uno de sus esbirros quitara el freno del
vehículo, que lo estrellara contra la patrulla. Fernando Salazar lo impidió al
poner el freno de mano. Lo pagó con una golpiza. Jair Negrete quiso impedirlo y
recibió otra andanada.
Esposados,
golpeados, denostados, fueron llevados a la comandancia de policía. En el
trayecto le hacían saber que investigarían a su familia, que si decían algo
ellos lo pagarían. Todo por las notas difundidas en Azteca Coatzacoalcos, las
narcofosas, los cuerpos hallados en su interior, la huella del crimen
organizado.
Le podía a los
tres uniformados la información relacionada con las fosas clandestinas, con su
difusión, el impacto entre la sociedad.
En las
instalaciones del DIF los revisó un médico legista. Diagnosticó que no
presentaban aliento alcohólico.
Alevosos, infinita
su prepotencia, los tres policías advertían que les imputarían faltas a la
moral, ser homosexuales, escandalizar en la vía pública y ultrajes a la
autoridad.
Quiso Jair Negrete
usar su teléfono celular. Pretendió hablar con el integrante de la Comisión
Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas, Gerardo Enríquez
Aburto. A jalones se lo impidieron, terminando de destrozar el aparato
telefónico.
Pudo Jair Negrete
escuchar una llamada de radio. Conminaban a los policías a liberar a sus
víctimas. “Me vale madres quiénes sean ellos —respondió el jefe de ellos, Luis
Alberto López—. Me vale madre el alcalde Daniel. Aquí mando yo. La autoridad
soy yo y nadie me va a decir qué hacer. El alcalde me vale para pura madre”.
Un abogado de
nombre José Manuel Angulo habló con el juez calificador, Sergio Hernández,
quien afirmó que habían insultado a la autoridad y que procedía la multa. Al
seminarista Fernando Salazar le aplicaron 700 pesos y a Jair Negrete, 350.
Una vez liberados,
acudieron al hospital de Pemex. Ahí diagnosticaron que no presentaban aliento
alcohólico. Les hallaron lesiones en la piel y la presión arterial en 140 a
causa de la tensión a que estuvieron sometidos.
Consta todo en la
denuncia que el martes 26 presentó Jair Negrete en la Fiscalía Regional del Sur
de Veracruz. Identifica a los tres policías agresores: Luis Alberto López
Rodríguez, alias “El Pinocho”; Juan Carlos Hernández Pérez, y Lauro Cortés
Gómez, alias “El Cuajín”.
Jair Negrete logró
establecer que los tres policías fueron dados de baja del Sistema Nacional de
Seguridad Nacional. Reprobaron los exámenes de confianza y se les excluyó.
Sostiene que la
Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz ha conminado al alcalde de Agua
Dulce, Daniel Martínez González, a que los dé de baja, pero ahí siguen.
Son los esbirros
de un alcalde que desgobierna, que se sostiene en una mafia, que agrede a la
población, que manda a través de la intimidación y la tortura, que reprime vía
su grupo delincuencial.
Jair Negrete hizo
responsable de cualquier agresión al alcalde Daniel Martínez y al director de
la policía, Omar Girón Fabre.
Jair Negrete iba a
ser objeto de un atropello pero cuando los policías supieron que era
periodista, se ensañaron. Y fue peor. Lo reprimieron por lo que publicó en
Azteca Coatzacoalcos, los abusos policíacos.
Su labor
periodística irritó a los tres delincuentes con uniforme. A Luis Alberto López
Rodríguez, alias “El Pinocho”, lo puso fuera de sí el asunto de las fosas
clandestinas. ¿Por qué?
Dijo que le “valía
madres” el alcalde Daniel Martínez. Dijo que “aquí mando yo”. ¿Acaso es el jefe
de la plaza?
Queda saber qué
hará la iglesia católica. Fernando Salazar es seminarista. La tortura se
aplicaron a uno de los suyos. El obispo Rutilo Muñoz tiene que responder.
Un periodista y un
seminarista agredidos, vejados, extorsionados, escupidos por tres rufianes que
son policías porque así lo quiere el alcalde de Agua Dulce.
¿Qué sigue?
Archivo muerto
San Samuel y San
Manuel cayeron del cielo. Despeñados, el abogadazo Samuel Muñoz de la Rosa y su
marioneta, Manuel Bringas Burelo, alias El Conde de Bringas, van rumbo al
infierno a pagar no todas pero sí algunas de sus cuentas con la justicia.
Enfrentan hoy una orden de aprehensión por fraccionamiento indebido tras
disponer de cientos de hectáreas de un predio que ya no le pertenece a Manuel
Bringas Burelo, de fomentar la industria de la invasión, de la venta de lotes a
colonos incautos, de esquilmar al pobre y al necesitado que aspira a disponer
de un lugar para vivir. Los denunció el ayuntamiento de Coatzacoalcos.
Transitaron las cinco denuncias en el área judicial del gobierno de Veracruz.
Durmieron un año así. Luego llegó INVIVIENDA a tomar datos, recabar
información, realizar mediciones. Finalmente San Samuel, el santo patrono de
los derechos humanos, como gusta ostentarse, y su pajecito, Manuel El Conde de
Bringas, fueron consignados junto con el vendelotes Juan Valdés. Se les
instruyeron las causas penales 54/2015 y 76/2015 en el Juzgado Primero de
Primera Instancia de Coatzacoalcos. Se emitió la orden de aprehensión.
Interpusieron juicios de amparo, pero el 15 de mayo su suerte quedó sellada. Un
juez federal les concede una suspensión para efectos. Sí, tendrán que ir a
prisión y estarán bajo el amparo del juez federal, pero tras las rejas. Es
delito mayor. Santísimamente denunciados, Samuel Muñoz y Manuel Bringas apenas
comienzan a sentir el fuego del infierno. Hay una veintena de denuncias por
lesiones, amenazas, daño en propiedad ajena en el predio Santa María y la
agresión a una menor de edad que cada vez que escucha el nombre de Samuel Muñoz
experimenta un miedo atroz. Vaya pues con el defensor de los derechos humanos,
traumando niñas. Otras dos denuncias corren a cargo de jueces federales por
falsedad de declaraciones a la autoridad, por haberse ostentado como dueño y
representante de dueño de un terreno, la Sucesión Bringas, que dejó de ser de
su propiedad desde 2011, vía el pago de 40 millones de pesos y la rectificación
de la escritura pública con la que los cuatro hermanos Bringas Burelo
reconocieron no tener un metro más de tierra que repartir. La denuncia por
falsedad en declaraciones a la autoridad también involucra al otro hermano,
Bernardo Bringas Burelo, que en mala hora se le ocurrió mostrar la ambición y
abrirle los oídos a San Samuel. Viene la denuncia de los colonos que en Santa
María y Almendros pagaron a Yolanda, la sobrina del pastor Benito, operadores
de Samuel Muñoz, y que hoy caen en la cuenta de que les vendieron un sueño. Eso
es fraude y si no denuncian no rescatan nada. Trasciende que Alejandro
Gutiérrez Cabrera, operador de la inmobiliaria Arkitektur, ofrece una jugosa recompensa
—por lo menos 100 mil pesos— a quien proporcione datos que lleven a la captura
de Samuel Muñoz y Manuel Bringas... Golpe mayúsculo, letal, a Javier Soberano
Torres. Le llega al candidato a diputado federal por el Partido del Trabajo en
Minatitlán una comunicación demoledora. Le dice la Secretaría de Hacienda que
debe pagar 150 millones de pesos por impuestos evadidos. Inalcanzable, la cifra
deriva de un pleito en los tribunales, condenada su empresa, Metales y
Chatarras Jadrige, a pagar suerte principal y accesorios. El oficio es el
400-92-00-03-01-205-02444. Le embarga Hacienda los 25 millones de pesos ganados
por Javier Soberano al ayuntamiento de Minatitlán por el cierre arbitrario
ordenado por la entonces alcaldesa Guadalupe Porras David, que mereció un
juicio que finalmente ganó el chatarrero, según el Toca 02/2012 de la Sala
Superior del Tribunal de lo Contencioso Administrativo, y que le permitiría
cobrar sus 25 millones de pesos por daños y perjuicios, vía el cuaderno de
ejecución 45/2013. Dicen que en política nada es casual. Se le viene una
avalancha al candidato que lleva la delantera en la intención de voto, que trae
de cabeza al PRI, que rebasó al priísta José Luis Sáenz Soto. Y cuando está a
punto de alcanzar el triunfo, se ve obligado a pagar 150 millones de pesos. A
menos que ceda, se deje atropellar en la elección y asunto arreglado... Caos,
crisis, alarma en el Instituto Nacional Electoral. Renuncian miles de
funcionarios de casilla, ciudadanos que fueron insaculados (sorteados y seleccionados),
cuya misión sería llevar a cabo la votación el 7 de junio, día de la jornada
electoral. Sólo en Coatzacoalcos ha dejado el nombramiento el 50 por ciento de
los funcionarios, según datos la Junta Distrital. Hay casillas donde no quedó
uno solo de los ciudadanos insaculados. Ahora vienen las sustituciones, si es
que alguien le entra. Ocurre el éxodo cuando faltan 11 días para elección de
diputados federales. Pero dicen en el INE que no hay fijón, que es normal... A
Silviano Delgado no sólo le tiembla la mano por las copas a las que es tan
asiduo, su deporte favorito después del futbol, donde fue una estrella. Le
tiembla la mano y las piernas desde que Maritoña García Cortés, la empresaria
que gusta de la política, que fue regidora de lujo, llegó a la Alameda y
comenzó a meter orden. Checa cuentas Maritoña, revisa movimientos, hurga qué se
hace con los espacios deportivos, la renta de estadios municipales, que los
ingresos lleguen a las arcas públicas. Y así va a ocurrir con todos los parques
del municipio, usados como negocio personal. Y mientras Maritoña pone orden,
tiembla tanto Silviano, el director Municipal del Deporte en Coatzacoalcos, que
hay quienes temen que termine en el hospital...
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@mussiocardenas