* La Fuerza Civil se queda * Reprime y serás
impune * La maleta del amigo de Javier Duarte * Millones en el
aire * Call center o fuego amigo * García Bringas: 23 propiedades
* Rifas millonarias en el ITESCO * Las dos caras de la
periodista * Critica el abuso policíaco y luego pide regalos al jefe
policíaco.
Mussio Cárdenas Arellano | 27 mayo de 2015
Tribuna Libre.- Desvaría el
“general” Bermúdez. Dice que su Fuerza Civil no reprime, no se involucra, nada
tiene que ver con la desaparición de cinco personas, que es “ajuste de
cuentas”, una vendetta. Y a los familiares que protestan, que bloquean
carreteras, que exigen que los regresen vivos, los llama delincuentes, los
criminaliza.
Arturo Bermúdez
Zurita llegó a Coatzacoalcos el viernes 22. No traía en su agenda el paradero
de las cinco personas, en su mayoría jóvenes, levantados entre el 11 y el 16 de
mayo, pero sí la descalificación.
No traía en la
mente la solución del caso ni algo que atenuara el escándalo. Lo que movía al
secretario de Seguridad Pública era la defensa a ultranza de la Fuerza Civil,
acusada de reprimir, usar la violencia, amedrentar y sembrar terror entre la
población.
Se queda la Fuerza
Civil, dijo Bermúdez Zurita. No se va a marchar sólo “porque se manifiesten los
delincuentes”, consigna el portal electrónico Plumas Libres.
“No es ninguna
unidad de la Fuerza Civil, ya está la investigación en la Fiscalía. No hay
ninguna, siquiera una patrulla ni gente de Fuerza Civil. A lo mejor son otro
tipo de delincuentes que también lo estamos tratando de evitar y prevenir en la
zona… Son delincuentes contra delincuentes que es lo que regularmente se
enfrentan y se ajustan o hacen ajustes de cuentas entre ellos mismos”.
¿Qué entrañan las
palabras del secretario de Seguridad? ¿Acaso que la Fuerza Civil ha sido
clonada, que la ciudadanía está inerme, desprotegida, a expensas de policías
que no lo son, de delincuentes con uniforme oficial?
Bermúdez Zurita
presumió el entrenamiento de la Fuerza Civil por parte del Ejército y la
Marina. “Se trata de elementos confiables que no detienen a nadie sin mandato
legal”.
No es la Fuerza
Civil un órgano ilegal, según Arturo Bermúdez. En cambio, son delincuentes los
que toman carreteras para protestar.
Se refería el
secretario de Seguridad a los padres, esposas, hermanos y amigos de los cinco
levantados que a diario toman carreteras y cierran accesos a Coatzacoalcos
hasta que aparezcan.
Desaparecen, dijo
el secretario de Seguridad Pública, por un ajuste de cuentas entre delincuentes.
Pero no aporta prueba alguna. Sólo categoriza a los levantados.
Sus familiares, en
cambio, sostienen que tomaron la vía legal y no fueron escuchados. Iban a la
agencia del Ministerio Público, les rechazaban la denuncia, les exigían llevar
documentos, los hacían regresar.
Tomaron la vía
legal y fueron desoídos. Y por eso se radicalizaron con el bloqueo de
carreteras, el puente Coatzacoalcos I, el puente Calzadas.
Eliaquín Alvarado
Villafuerte vive en la colonia Obrera. Tiene 31 años de edad. Fue sustraído y
no se ha vuelto saber de él.
A José Manuel Cruz
Pérez lo intervinieron en su casa de la colonia Constituyentes.
Jhonit Enríquez
Orozco, Roberto Gallegos Osorio y Héctor Manuel Facundo Ramos, los tres
avecindados en la colonia Villas del Sur, también fueron sacados de sus
domicilios y no se ha vuelto a saber de ellos.
“Tenemos pruebas y
testigos de que fue la Fuerza Civil la que se los llevó. Tienen que
regresarlos”, dice Trinidad Villafuerte Álvarez, madre de Eliaquín Alvarado
Villafuerte. Así lo piden pero no hay quien los escuche.
Bermúdez Zurita
llegó a Coatzacoalcos. Defendió a la Fuerza Civil. Sentenció que no se va
porque un grupo de “delincuentes” se manifiesten y ahondó el conflicto por el
caso de los levantados.
Obvio, la respuesta
fue airada. Se multiplicó la protesta de los familiares. Enfrentaron al
“general”, lo confrontaron, lo desmintieron.
Agraviados por la
imputación, decían que el presunto ajuste de cuentas entre bandas criminales no
existe, evidencia de la ligereza del “general” Bermúdez, el antiguo espía de la
fidelidad, coordinador del C-4 durante el reinado de Fidel Herrera Beltrán en
Veracruz.
Y lo sentenciaron:
que se ponga a trabajar y que deje de “lavarse las manos” con imputaciones sin
pies ni cabeza, imprudentes, a las que el secretario de Seguridad no acompañó
con evidencia plena.
Expresaba su
molestia Trinidad Villafuerte Álvarez, mientras marchaba de la Mega Comercial a
la avenida Independencia, sobre el malecón de Coatzacoalcos. Su hijo Eliaquín,
señalaba, no es un delincuente. Es un hombre responsable, padre de dos hijos,
“que trabaja en la electricidad y que ha tenido que luchar mucho para poder
salir adelante”.
Airado, el reclamo
de los familiares se funda en que sin pruebas no pueden llamarlos maleantes, y
que “las autoridades prefieren criminalizar a las víctimas que detener a las
bandas que están operando desapariciones forzadas de personas en todo
Veracruz”, consigna el portal Plumas Libres.
Atiza, pues, el
fuego el secretario Arturo Bermúdez cuando Veracruz se incendia ante el avance
del crimen organizado.
Bermúdez llegó
tras el desalojo de familiares de los “levantados” cuando habían tomado el
puente sobre el río Coatzacoalcos. Ese día el operativo lo realizó un equipo
antimotines de la policía estatal, apoyado por Fuerza Civil.
No sofocó los
ánimos. No exhibió prudencia. No mostró un gramo de mesura.
Arturo Bermúdez,
el “general”, es así y no va a cambiar. A la prensa le llama “pinches medios” y
a los periodistas que difunden evidencia de autodefensas, como las que captó el
reportero gráfico Félix Márquez, pide que los encarcelen.
Su policía es
represora, arbitraria, soez, alevosa y altanera, pero el “general” la disculpa,
la solapa y cuando debe aplicar un castigo, incurre en la simulación.
Lo de “general” es
un eufemismo. Arturo Bermúdez es licenciado en Ciencias Administrativas,
egresado de la Escuela Bancaria y Comercial con diplomados en contaduría,
marketing, ciencias políticas, mercadotecnia política y estrategia política.
Tiene tres asignaturas
en su currículum: manejo de conflictos, negociación de secuestros y manejo de
crisis. Y en todas está reprobado.
Su mayor
proyección la tuvo cuando expresó que quien quisiera tener seguridad, que se
compre un perro, un candado o contrate sus escoltas personales.
Hoy enfrenta la
desaparición de cinco personas en Coatzacoalcos, dice que es ajuste de cuentas,
exime de culpa a la Fuerza Civil y criminaliza a los familiares que bloquean
carreteras exigiendo que regresen con vida.
Son las perlas que
engalanan al “general” Arturo Bermúdez.
Archivo muerto
Escándalo, jaloneo
electoral, show mediático por el hallazgo de una maleta con 5 millones de pesos
en un avión privado, el sábado 23, en el aeropuerto de Toluca, procedente de
Xalapa. La llevaba Mariano Garza González, hermano del empresario cañero
Francisco García González, compadre del gobernador Javier Duarte. Fue
intervenido por elementos de la Policía Federal, que exigieron saber el origen
del dinero. Mariano Garza fue hermético. Sólo dijo que era producto de la venta
de azúcar. Había en la maleta fajos de billetes de mil pesos. Los decomisó la
PF y detuvo al citado Mariano Garza, hasta que aclare que el dinero es lícito.
Seguro lo hará y hasta le ofrecerán disculpas, pues es el síntoma de la impunidad.
Así ocurrió con aquellos 25 millones, también hallados en un avión del gobierno
de Veracruz, en Toluca, en enero de 2012. Detuvieron a Miguel Morales Robles y Said Zepeda, y luego los liberaron.
Tiempo después el dinero regresó al gobierno veracruzano, que siempre alegó que
era para pagar la promoción de las fiestas de La Candelaria y los artistas de
la Cumbre Tajín. Ni antes ni ahora se les cree. Millones en efectivo presuponen
corrupción, pagos turbios, chayotes a prensa nacional, moches a diputados,
embarradas a funcionarios del gobierno peñista. Por ese efectivo, precisamente,
es que a Javier Duarte lo solapan en el altiplano, lo encubren y lo sostienen,
cuando Veracruz se incendia, arde ante la violencia, se hunde en un mar de
sangre, quebradas sus finanzas, perdida la seguridad, cancelado el desarrollo,
agraviada la sociedad. Cinco millones en efectivo no son nada frente al robo de
miles de millones de pesos de recursos federales, según las denuncias de la
misma Auditoría Superior de la Federación, que avaló todo hasta que dejaron de
enviarle su mochada. Cinco millones decomisados son un calambre y nada más... Vía
un call center, se realiza una significativa encuesta de intención de voto.
Pretende establecer las preferencias de los electores del distrito XI de
Veracruz, con sede en Coatzacoalcos. Realizan las llamadas a teléfonos
celulares, llamadas salientes (outbound) lo que implica un alto costo. Una de
las preguntas, sin embargo, lleva filo. Es la pregunta clave. “¿Sabía usted que
el candidato del PRI, Rafael García Bringas, tiene 23 propiedades?”. Y deja ahí
la duda, sembrada. Un call center cuesta un mundo de dinero. Implica una red de
operadores, se realizan miles de llamadas, se cuenta con información a detalle
de qué número telefónico, y en este caso celular, corresponde a determinado
sector del municipio de Coatzacoalcos, cuáles a Nanchital y cuáles a Agua
Dulce. Las llamadas son emitidas desde el número 2197348715. Dicen en el
cuartel general de García Bringas que es fuego amigo, priísmo que lo quiere ver
perder. Puede ser el marcelismo o el joaquinismo que lo respalda de labios
hacia fuera, o ivanismo que usa a sus aliados panistas para inclinar la
votación a favor de la candidata del Movimiento de Regeneración Nacional, Rocío
Nahle García. Fuego amigo, pues... Podredumbre en el Instituto Tecnológico
Superior de Coatzacoalcos. No sólo es uso de los estudiantes como operadores
electorales del PRI, que no acuden a clases por andar en campaña y que tendrán
materias aprobadas a final de semestre, o la manipulación de los docentes para
inducir el voto, o los puntos extras en materias por participar en el carnaval.
Es también la turbiedad de los recursos, la rifa de automóviles, el manejo de
por lo menos 8 millones de pesos anuales de los que nadie da cuenta. Cada
alumno está obligado a vender cinco boletos en cada rifa; son dos veces al año;
cada boleto con un costo de 100 pesos; en total mil pesos anuales por
estudiante. Participan 8 mil alumnos, que es la matrícula del ITESCO. Lo grave
es que no traduce en beneficio para la institución. Algunas de sus aulas las
construyó el ayuntamiento de Coatzacoalcos en el desgobierno theurelista. Hay
demandas laborales y evidencia del uso de la institución con fines políticos.
¿Que el ITESCO ha ganado premios y reconocimiento en certámenes nacionales e
internacionales? Sí, pero eso no inhibe el nivel de podredumbre, el lodo en que
se manejan sus finanzas, el saqueo de la institución como ocurrió con los
contratos otorgados por Pemex y triangulados a particulares, que terminaron
facturándole software pirata a la empresa petrolera, por citar un caso
multimillonario. Pobre ITESCO. Tan cerca de la excelencia pero en manos del
priísmo... ¿Quién es esa periodista que
un rato se solidariza con el gremio, que dice defender los derechos de los
comunicadores ante el ataque de las fuerzas del (des)orden, que condena el
agravio a los colegas, que exige justicia y esclarecer la arbitrariedad de la
policía contra reporteros. Y luego redacta el oficio, lo tramita, se lo hace llegar
al jefe policíaco Arturo Bermúdez Zurita y en él le pide que le envié los
consabidos regalitos para los periodistas en su día? Qué rápido se le olvidó
que el secretario de Seguridad Pública de Veracruz nos llama “Pinche medios”...
twitter:
@mussiocardenas