José Miguel Cobián | 26
junio de 2015
Tribuna Libre.- De manera permanente escucho en reuniones y
en grupos en las redes sociales quejas y críticas por tal o cual situación con
la cual quien habla no está a gusto. Sin embargo, casi siempre escucho quejas y
pocas veces soluciones. Los mexicanos
seguimos en pañales en cuanto a educación cívica. Apenas llevamos unos pocos años en que
podemos expresarlos libremente, y eso depende, pues hay temas, como el del
crimen organizado que es mejor no tocarlo, pues la represalias suelen ser
mortales. Incluso, expresar descontento
por el actuar de algún político también puede implicar riesgos, así que en
muchas ocasiones se realiza el comentario de manera muy discreta.
En Córdoba escucho de manera constante quejas
por los bloqueos que se cometen a la principal vía de comunicación del país, la
carretera México-Veracruz, que es la más importante desde el punto de vista
económico para nuestra nación. Pero siempre las quejas se quedan en eso, en
quejas. Si acaso algún reclamo aislado a
la Policía Federal que no actúa, o a la secretaría de gobernación por la
pasividad con la que Osorio Chong toma este tipo de actos vandálicos. En otras
ocasiones cuando las razones del bloqueo provienen de actos del gobierno
estatal, la queja se orienta a los funcionarios que no atienden inmediatamente
a los integrantes del movimiento de protesta.
Y cuando de obras públicas inconclusas se habla, invariablemente el
comentario es que resulta imposible que un estado que recibe cien mil millones
de pesos al año, no tenga recursos suficientes para terminar los proyectos ya
comenzados.
Algunos grupos pensando que sirve de algo, se
animan a escribir una carta a las autoridades estatales y federales, expresando
su descontento por los múltiples bloqueos de los que somos víctimas quienes
habitamos la zona centro del estado. Sin embargo, dichos escritos prácticamente
no sirven para nada. Casi ningún
funcionario se digna a contestarlos y no tienen el mínimo efecto.
En todas las reuniones y redes sociales dónde
sale a relucir el tema, le digo a los participantes que la solución es muy
sencilla, pero requiere mucho valor civil.
En las leyes mexicanas esta tipificado como delito el incumplimiento de
un deber legal. Y para muchos conocedores de la ciencia del derecho, el que una
autoridad permita que un grupo de particulares violente las garantías
individuales de miles o millones de personas, se convierte en una omisión muy
grave, que puede ser denunciada ante las autoridades judiciales competentes.
Usted piense que pasaría si todos esos que
estamos inconformes, la próxima vez que haya un bloqueo a alguna vía de
comunicación, nos presentáramos ante el ministerio público federal a denunciar
al Presidente de la República, al Secretario de Gobernación, al titular de la
policía federal, al Gobernador del Estado, al Secretario de Seguridad Pública,
y a cuanto funcionario le pudiéramos aplicar la omisión de cumplir un deber
legal, como es el hecho de garantizar el libre tránsito de los habitantes de la
región.
Claro que se podría definir mucho mejor el
delito en que cada uno de ellos incurre. Y más todavía, si no fuera uno, sino
varios abogados quienes desde su propia perspectiva de conocimientos legales,
denunciara con sus propios términos y criterio, y además proporcionara asesoría
a distintos grupos de ciudadanos para hacer lo mismo.
Estoy seguro de que estas pensando estimado
lector y lectora, que la denuncia no llegaría a feliz término. Sin embargo, el poder judicial de México cada
día está siendo más independiente en sus decisiones y juicios, además de que
sería una manera de demostrar la molestia social ante la inacción de las
autoridades, y también noticia internacional, lo cual serviría mucho para que
se le diera seguimiento adecuado a la denuncia.
No pretendo que por un bloqueo metan a la
cárcel al Presidente de la República o al Gobernador del Estado, pero este simple acto legal de la denuncia,
les haría ver que estamos hartos de que ellos, quienes juraron cumplir y hacer
cumplir la ley, se olviden de su juramento, ante el temor de una protesta
agresiva y apliquen el estado de derecho.
Orizaba es un ejemplo de ciudad modelo en
muchos aspectos y en éste también. Allí quien quiere hacer una manifestación, primero
pide permiso a la autoridad. Si va a circular por la calle, sólo pueden
bloquear un carril, no pueden pasarse los altos y son custodiados por la misma
autoridad. Así, se respeta el derecho a
la libre manifestación y protesta, pero a la vez se protegen los derechos de
los ciudadanos. Con algo tan simple,
como regular y aplicar la ley. Y quien
no obedece, es retirado por la fuerza de la vía pública y denunciado ante la instancia
correspondiente, hasta ser consignado, juzgado y encarcelado por realizar un
acto delictivo.
Este sólo ejemplo baste para entender que la
solución a muchos problemas es muy sencilla. Baste aplicar la ley, si se quiere
con guante de terciopelo, y con cierta flexibilidad dependiendo de cada
circunstancia, pero con la dureza suficiente para que un bloqueo o una
manifestación jamás vuelvan a afectar a terceros.
¿Aplicar la ley? Jajajaja, estás en México ingenuo
columnista. Aquí se aplica según el
criterio de la autoridad que debe aplicarla… a veces si…. A veces no… Porque en
México la ley se tuerce, se interpreta y se aplica a criterio.