José Miguel Cobián | 20
agosto de 2015
Tribuna Libre.- Un análisis adecuado y razonado de lo que ha
pasado desde los asesinatos de la Narvarte, nos debe llevar a entender el juego
del gobierno federal y del gobierno del D.F. respecto de ese asunto, que
combinado con los asesinatos suscitados en Orizaba días después, han resultado
muy convenientes para distraer a la opinión pública nacional, lo cual de
entrada, nos ofende como ciudadanos pensantes.
Ofende también que las organizaciones no
gubernamentales –de cuyo nombre no quiero acordarme-, sólo se preocupen por las
muertes de aquéllos que ejercían el periodismo, y por el resto de los fallecidos
nadie se preocupe y mucho menos por sus familias.
De entrada, independientemente de lo
folclórico para la picaresca nacional que significa que se interrogue a un
gobernador, a un secretario de seguridad pública o a un ex secretario de
seguridad pública, lo verdaderamente importante se deja de lado, con la eterna
distracción de la opinión pública nacional, que sigue fielmente los chismes de
barrio, en lugar de prestar atención a lo verdaderamente importante.
En el asunto de Orizaba, que es lo más cercano,
deberíamos de preocuparnos por las muertes de todos los que allí
fallecieron. Un ser humano ejecutado,
sea miembro de una banda delictiva o no lo sea, tiene derechos fundamentales, y
el primero es el derecho a la vida. De
los dos presuntos delincuentes nadie se preocupa, y mucho menos del joven
mesero, ese que trabajó toda su vida para lograr terminar una carrera y apoyar
en la manutención a su madre, quien lo vio morir en sus brazos.
Todos los grupos de defensa de periodistas,
cuando se les cuestiona respecto de apoyar a la familia del mesero, se
desentienden del asunto, como si eso no les produjera beneficios, y como si
sólo la búsqueda de beneficios mediáticos y hasta económicos fuera lo único que
los motivara. Quizá allí esta el quid de
muchas de esas organizaciones.
En ese caso, -el de Orizaba-, es claro que
ante la supuesta guerra de bandas que enfrentamos en la región, puedan
presentarse ese tipo de sucesos, que todos esperaríamos que fueran erradicados
pronto. Y siempre habría que hacer
responsables a los encargados de la seguridad, quienes se escudan en que no
pueden poner un guardián a cada ciudadano, pero se olvidan de que hubo épocas
en que esto no sucedía, lo cual implica que sí se puede resolver el problema de
inseguridad, y ellos (los responsables en el sector público) algo están
haciendo mal. Pero de allí a achacar
cada desgracia del país a Peña o a Duarte, hay una gran diferencia. Pues sí bien, son responsables de la
seguridad de sus gobernados, no se les puede achacar la responsabilidad directa
de la muerte violenta de cada ciudadano.
En el caso de la Narvarte, el asunto está
tomando un cariz totalmente ajeno a gobiernos y gobernantes, a pesar de los
deseos de que otra cosa suceda dentro de los criterios de la población mal informada y desconocedora
de los detalles que han sido informados día con día.
Baste comentar que hay una seria sospecha de
asuntos de narco menudeo. Y está claro
que no iban por el periodista pues su presencia en el departamento fue
totalmente incidental y casi de mala suerte, pues entraron cuando supuestamente
él estaría en otro lado, pero se regresó al departamento por un olvido, y le
tocó estar dónde no debía en el momento equivocado.
En este asunto, se deja de lado la muerte de
las mujeres, es decir feminicidios, y sobre todo, a nadie le ha importado la
muerte de la más inocente de todas las víctimas presentes, que es la
trabajadora doméstica. De ella, así
como del mesero de Orizaba, casi nadie habla y nadie se preocupa ni ocupa.
Mientras eso sucede. Llevamos dos semanas con
la caja china de Veracruz. Sabiendo que no requieren ni necesitan defensa (ni
me interesa defenderlos) ni Duarte ni Bermúdez, tenemos que ubicar la magnitud
de los hechos y comparar con el escándalo mediático, para entender si es con
interés de distraer o de verdad merece tanta atención.
Asesinatos de ese tipo ha habido muchos. Y no
se les ha dado tanta publicidad. A partir de este argumento, real y por todos
conocido, pensemos ¿porque? A este asunto sí, y la respuesta es muy clara
porque sirve para distraer a la opinión pública. ¿De que?, pues de asuntos que quizá no
importen nada para la vida de la nación como: Ayotzinapa, Tlataya, la casa
blanca, y tonterías sin importancia como la devaluación del peso mexicano, y
sus efectos a mediano y largo plazo. El
estancamiento económico. La línea doce del metro y el gran fraude en el
DF. Y eso es una pequeña lista de los
beneficiados con distraerlo a usted. Si
seguimos, podemos irnos a la falta de justicia a nivel nacional y estatal, la
fuga del Chapo, etc., etc., etc.
Con lo anterior, podemos ver, que hay muchos
interesados, en los primeros niveles de poder, de distraerlo a usted, con la
búsqueda de justicia en el asunto de Narvarte.
Algo que no se ha probado, se ha
dejado entrever, que es la posible culpabilidad de Duarte, Bermúdez o cualquier
otro de aquéllos a quienes se ha citado
a declarar, pero en realidad, sólo se ha atendido a las ONG´S que insisten en preguntar y tratar de
relacionar al gobierno de Veracruz con un asesinato múltiple en el D.F. que
pinta más como un asunto de narcomenudeo. Yo me pregunto, que va a pasar cuando
al final de las investigaciones resulte que el crimen no tuvo nada que ver con
Veracruz, con su gobernador o sus funcionarios.
La respuesta es clara, a la mayoría a esas alturas ya no le va a
importar, pues habrá otra caja china distrayendo a la opinión pública
nacional. Y a los pocos que les interese
que Veracruz y su gobernador sean declarados culpables –aunque las pruebas
muestren lo contrario-, siempre les quedará la posibilidad de afirmar que todo
fue un arreglo cupular. Que el PRI lo protegió, o cualquier otro pretexto, no
fundado en la realidad.
Si por el contrario, el asunto toma una
dirección a Xalapa, entonces la justicia habrá triunfado. Esto dirán los enemigos de Duarte. Pero siempre nos quedará la duda. Sobre todo, porque cada vez que filtra algo
la procuraduría capitalina, aleja más el asunto de Xalapa, y lo acerca más a
los bajos fondos de la ciudad de México.
Todos los
beneficiados, secretarios de estado, presidente, el jefe de gobierno del D. F.,
ejército, etc. Todos tienen la ventaja de que han tenido dos semanas de reposo
en su desgaste ante la opinión pública. Incluso el problema de la CNTE en
Oaxaca, el IEEPO, en fin. Para que
seguir. Las cajas chinas en su apogeo,
comenzando con lo del piojo, que no dio para mucho, pero esto de la Narvarte si
da para más. Y mientras, nos entretienen
también con el ¨calcetagate¨, tan de moda en estos días.
Nadie en su sano juicio podría oponerse a las
investigaciones tanto de lo ocurrido en la Narvarte, como lo ocurrido en
Orizaba. Es más, que bueno que se le
presta tanta atención al primer asunto, para que cuando menos, ese crimen se
aclare, ya que en México es rarísimo que un asunto criminal quede
resuelto. De hecho quisiéramos que todos
queden resueltos. Pero de eso a que nos manipulen, hay una enorme diferencia.
Usted puede pensar lo que guste, pero le
sugiero que siempre preste atención, pues el colmo es que ahora no sólo
manipulen sus gustos alimenticios (mediante anuncios y publicidad de todo
tipo), su criterio moral (telenovelas, religión), sino también hasta sus
pensamientos y análisis de lo que el gobierno o funcionarios hacen. Y sobre todo, que nos involucren en pleitos
de elefantes, siendo nosotros hormigas.
Hay pleitos de poder muy arriba de lo que nosotros no nos enteramos y
tampoco entendemos, pero tratan de jugar con nuestro criterio, para golpear a
quien a ellos les interese, o cuando menos para distraernos… Cuando menos que no nos hagan aplaudir a
unos y abuchear a otros en beneficio de intereses ocultos.