* ¿Dónde anda el gobernador? * Agazapado, en
la peor crisis del duartismo * Caso Rubén y Nadia: los políticos se
encubren * La venganza del fiscal * Cárcel al abogado
Rentería * Acción legal porque le derrumbaba el caso Karime
Alejandra * Protesta en el Congreso * Prensa exige que cese clima
de hostigamiento * Que desaparezca la CEAPP
Mussio Cárdenas Arellano | 07 agosto de 2015
Tribuna Libre.- Agazapado, vive
sus miedos Javier Duarte. No da la cara, no responde a las críticas, capotea el
vendaval bajo la alfombra, oculto en la vergüenza, mientras Veracruz se sacude
por el crimen del fotoperiodista Rubén Espinosa.
Triste papel,
indigno y aberrante, el del gobernador de Veracruz a quien dentro y fuera de su
estado, en México y más allá de sus fronteras, se le acusa de haber propiciado
el clima de hostigamiento, las condiciones adversas para realizar el trabajo
reporteril, la represión policíaca, el asedio, el espionaje, la amenaza y la
intimidación.
¿Qué dice Javier
Duarte? Nada. No se le ha escuchado pronunciar una palabra, expresar de frente
y con agallas, de viva voz, una explicación, menos un lamento válido, creíble,
en torno a la ejecución de quien fuera fotógrafo de la agencia AVC y
colaborador de Proceso y Cuartoscuro.
Su silencio es
vergonzoso, muy de él, retrato del político improvisado y mediocre, sacado de
la chistera como acto de magia política, como conejo de la suerte —o de la mala
suerte para Veracruz— con el que su antecesor y padrino, Fidel Herrera Beltrán,
quiso imponer un maximato, el fidelato de los 12 años.
Su reacción al
crimen de la colonia Narvarte ha sido un mísero comunicado, redactado por la
mano de la insensibilidad, expresando un lamento sin sustento, inverosímil pues
si alguien ha sido especialmente hostil con la prensa, es Javier Duarte.
“El gobernador de
Veracruz, Javier Duarte de Ochoa —dice el texto de dos párrafos—, lamentó los
aberrantes hechos ocurridos la noche del pasado viernes en la colonia Narvarte
de la Ciudad de México, donde perdieron la vida cinco personas, entre ellas, el
fotoperiodista Rubén Espinosa Becerril.
“El mandatario
manifestó este domingo su plena confianza en que las autoridades de la
Procuraduría General de Justicia de Distrito Federal habrán de esclarecer este
caso lo más pronto posible”.
Javier Duarte es
de palabras huecas y de ideas aún más chuecas. Lamenta lo que no siente y usa
un término, “aberrante”, con el que intenta dimensionar el tamaño de una
indignación que le es ajena.
No fue aberrante,
seguro, la paliza que le propinó su policía a los periodistas en Plaza Lerdo
frente al palacio de gobierno de Xalapa, la madrugada del 13 de septiembre de
2013, y ahí amagaron a Rubén Espinosa, lo zarandearon, fue golpeado, obligado a
borrar las imágenes que yacían en la tarjeta de memoria de la cámara
fotográfica, el registro de la intolerancia y la agresión.
Nada es peor que
la falsa congoja. Javier Duarte la practica bien. Se duele del crimen de Rubén
Espinosa que no siente, y hay voces que lo ubican como la mano que meció la
cuna. Su relación con la prensa no es mala; es peor.
Tilda a la prensa
de manzanas podridas, de tener vínculos con el crimen organizado, de ser la
expresión de los delincuentes y les lanza una lección ética —“pórtense bien”—
como si en su inmensa anatomía hubiera un gramo de calidad moral para dictar
las conductas de los demás.
En seis días,
Javier Duarte se mantiene a distancia, sabedor que los fuegos del
multihomicidio lo queman y lo abrasan, pues nunca en la historia de Veracruz un
gobernador había sido tan arteramente agresivo con la prensa crítica y tan
torpe como para suponer que con una legión de textoservidores podía inventarse
una fama.
Nadia Vera Pérez,
la joven activista social, antropóloga, le llamó ignorante con gran agudeza en
aquel video que estremeció a todos, descalificado el gordobés porque, le dijo
Nadia, no gobierna él, gobierna el narco.
Y a falta de
inteligencia política, de habilidad, de colmillo y experiencia, aplica la mano
dura y la treta para reclamar su espacio y replegar a quienes disienten o
protestan.
Represor nato,
imagina Javier Duarte que el poder no se pierde ni disminuye. Su policía
bloquea campesinos camino a Xalapa; les impide ejercer su derecho a
manifestarse, violando la Constitución, rompiendo el orden legal. Qué sabe de
leyes el abogado egresado de la Ibero si el poder lo suplanta todo.
Y así con maestros
y todos aquellos que se concentran para reclamar la indolencia oficial, la
falsedad y la mentira, el daño ambiental, el agravio a las leyes.
Eso sí, a los 400
Pueblos los trata como quejosos VIP, las mujeres con sus cueros al aire,
grotescas, y los varones de risa. Su protesta es denigrante. Hacen de Xalapa
una letrina y los xalapeños los tienen que aguantar por ser el espectáculo
favorito del señor gobernador.
Su respuesta al
crimen de la Narvarte fue un comunicado de dos párrafos en que lamentó el hecho
y dispuso todo esfuerzo para colaborar en el esclarecimiento de ese hecho de
sangre. Ajá.
Lo dice en
palabras y lo niega en los hechos. Su conducta es otra. Mientras ofrece
colaborar con las pesquisas policíacas, lanza a sus textoservidores a lavarle
la imagen, a justificar su rol represor, a exonerarlo a priori en un juicio que
aún no inicia, a derivar el caso de los cinco ejecutados en la hipótesis del
narcotráfico, el mejor montaje para evadir el móvil político, alejarlo de la
represión a quien tuvo una labor constante de crítica, como lo fue Rubén
Espinosa.
No se sabe dónde
anda Javier Duarte. Se le cita en Miami, en España, lejos de toda acción de
gobierno, vacacionando lejos del torbellino, faltando a su responsabilidad
política, reacio a enfrentar el peor momento de su gobierno, la mayor crisis en
lo que va del duartismo, acusado públicamente de estar detrás de la ejecución
del fotoperiodista, Nadia Vera y tres mujeres más, o por lo menos de ser el
autor intelectual de ese clima de ofensa, represión, espionaje, agresión hacia
la prensa crítica y el activismo social.
Sin chistar, sin
inmutarse, ve los palos de ciego del procurador del DF, Rodolfo Ríos Garza, que
primero dice que el quíntuple crimen obedeció a un robo; luego sale con que es
el narcotráfico. Acusa que el objetivo del ataque era la colombiana Nicole, a
quien llaman también Simone, pero no se llama ni Nicole ni Simone, sino Mile V.
Martín, según difunde en Twitter el columnista Julio Hernández López.
Ríos Garza está
peor que Luis Ángel Bravo Contreras, el fiscal del duartismo. Conforma el móvil
del crimen organizado y por esa ruta se va, lejos de que a Rubén Espinosa y a
Nadia Vera los hallan ejecutado por haber enfrentado al duartismo.
Dicen los genios
de la palabra, corifeos de Javier Duarte, que Rubén y Nadia estuvieron en el
lugar equivocado, a la hora equivocada, en la circunstancia equivocada. No eran
ellos el objetivo, sino la colombiana, a quien dan por hecho que era la “burra
de la Narvarte”, una mujer de 29 años quien apenas tenían un mes viviendo en el
departamento 401 del edificio 1909 de Luz Saviñón. O sea, que con trabajo la
conocían.
Bendita
casualidad. Rubén amenazado por el duartismo; Nadia amenazada por el duartismo.
Ambos exiliados de Veracruz. Rubén seguido y hostigado en el DF. Los dos con el
miedo en la piel. Y mueren ejecutados, torturados, baleados de pura chiripa, en
el ataque a la colombiana desconocida.
Ni a “Culín” Bravo
Contreras y a su guionista de cabecera, autor de thrillers y novelones poca
abuela, Enoc Maldonado Caraza, se les hubiera ocurrido semejante historia.
“No les creemos”,
gritó la prensa de Xalapa, en el Congreso de Veracruz, en una irrupción
inédita, condenando a Javier Duarte porque su actitud amenazante fue lo que
provocó la huida de Rubén Espinosa y Nadia Vera de Veracruz hasta su ejecución
en el DF.
¿Que Javier Duarte
no es responsable? Lo es y de sobra. “13 periodistas asesinados, ningún
condenado por los delitos, dos casos en donde los testigos han dado su
confesión por medio de un delito de Estado, la tortura; un récord en el gasto
en publicidad oficial a medios locales para silenciarlos, amenazas públicas
reiteradas del gobernador, 37 periodistas desplazados de Veracruz… No sé, me
suena a una irresponsabilidad defender que
como-no-se-puede-probar-que-él-no-los-mató entonces debemos callarnos.
Solución: no se dejen llevar por los diabólicos contrafactuales pendejos”,
resume Antonio Marvel en su espacio de internet Final de Juego.
No es ajena la
ejecución de Rubén y Nadia al pacto de la impunidad en la familia política. Lo
plantea Edgardo Buscaglia, especialista internacional en crimen organizado y
corrupción.
Lo publica el
periodista Témoris Grecko, en el portal Cuadernos Doble Raya:
“Toda
investigación que intente llegar al meollo de quién fue el presunto responsable
y de generar material probatorio es bloqueada por definición. ¿Por qué? Porque
en un pacto de impunidad como el de México o el de Rusia, ni bien quieres
llegar a un actor político, y ese actor político tiene información sobre muchos
otros actores políticos, inmediatamente el sistema judicial se cierra”.
Mientras el
gobernador vacaciona. El torbellino gira. Lo atrapa, lo sacude, cimbra a su
gobierno y él nada hace.
El silencio dice
mucho. Así está Javier Duarte.
Archivo muerto
Un más de “Culín”.
Implica al abogado Enrique Rentería en falsificación de documentos, sólo para
impedir que el único detenido y procesado del caso Karime Alejandra Cruz Reyes
quede en libertad. Rentería, ex agente del Ministerio Público en Coatzacoalcos,
logró acreditar que José Armando Salinas Linares, presunto copartícipe en el
secuestro y muerte de la menor, vio violados sus derechos sometido a tortura,
incomunicado, antes de ser presentado al juez, en septiembre de 2014. Basó su
prueba en el certificado que expidió el médico Mario Poblete Hipólito, quien
entonces era legista en el MP de Las Choapas. Acreditó éste que atendió al
detenido sin saber que era acusado del secuestro de la niña Karime Alejandra,
que lo llevaron con él policías ministeriales y que presentaba una herida en el
cuello. Consignó su nombre en la lista de pacientes, dato que pasó a la
bitácora ministerial. Basta ese testimonio para establecer que José Armando
Salinas, alias “El Panadero”, vio violados sus derechos. Vulnerado el debido
proceso, quedaría en libertad vía un amparo. Pero las tretas del fiscal Luis
Ángel Bravo Contreras, son infinitas. Acusa ahora a Enrique Rentería y a Mario
Poblete de falsificación de documento, sabedor que el caso está perdido. Mario
Poblete fue sustraído ayer de su domicilio, en Las Choapas, mediante engaños;
recibió una llamada diciéndole que tendría que presentarse a realizar una
certificación en la comandancia ministerial. Abordó un taxi, llevando con él su
silla de ruedas, pues le fue amputada una pierna. Poco después, agentes
policíacos lo hicieron bajar y lo trasladaron al penal Duport Ostión en
Coatzacoalcos. En Xalapa, Enrique Rentería se encontraba con su familia a bordo
de su automóvil. Pretendieron ejecutar la orden de aprehensión. Se negó. Todos
en el interior del vehículo, fueron remolcados hasta Coatzacoalcos. Perdido, el
fiscal Luis Ángel Bravo recurre a tretas de abogadazo. Se recuerda cuando
Enrique Rentería lo derrotó en el caso del crimen del pastor evangélico Claudio
Martínez Morales, líder de la Comunidad de Dios, en 2013. Acusados falsamente,
endebles las pruebas, los cuatro trabajadores electricistas señalados de la
masacre lograron su libertad con un amparo. “No está terminado”, dijo “Culín”.
Y prometió que reaprehendería a los cuatro electricistas. Consuma su venganza
con la maniobra para tener al abogado Rentería tras las rejas, acusado de
falsificación de documento, sin derecho a fianza, en manos del aparato
represor. Nunca antes Veracruz había vivido un período de oscuridad como el que
atraviesa por la inseguridad, la violencia, la justicia torcida, la corrupción
de la Fiscalía, los inocentes en las cárceles y los criminales gozando de
libertad. Sabe “Culín” Bravo que si el caso Karime Alejandra se cae, comenzaría
a hacer maletas e irse con su música a otra parte. Este jueves se espera la
repuesta de Enrique Rentería, su familia y sus abogados... Se cimbra el
Congreso de Veracruz. Irrumpe la prensa, los compañeros de Rubén Espinosa
Becerril, sus amigos, sus hermanos. Protestan por la inacción del Poder
Legislativo, por la complicidad con el desgobierno de Javier Duarte, por la
inoperatividad de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los
Periodistas, por el clima de hostigamiento contra la prensa crítica, por las
amenazas abiertas y el desdén del gobernador hacia los comunicadores, por los
14 periodistas asesinados, los cuatro desaparecidos, los 32 exiliados, uno de
ellos en Francia, otro en Estados Unidos, otros más en el interior del país,
dedicados a otra cosa, salvando su vida. Falla el sistema cuando se vulnera la
integridad de un gremio que es voz de la sociedad, que abre sus canales, que
refleja la denuncia, que expresa la protesta social, y con ello asume el riesgo
de ser reprimido, de sentir el aparato policíaco en la piel, golpeados y
amenazados como le ocurrió al fotoperiodista Rubén Espinosa, de la agencia AVC
y colaborador de la revista Proceso y la agencia fotográfica Cuartoscuro.
Exigían que cese la intimidación por parte de Seguridad pública, la policía
violenta, arbitraria, prepotente, del secretario Arturo Bermúdez Zurita, del
gobernador Javier Duarte. “Si les queda vergüenza, dignidad y un poquito de
conciencia social”, le expresó a los diputados Noé Zavaleta, corresponsal de
Proceso, que exijan a la Fiscalía General del Estado que se ponga a disposición
de la PGR y de la Procuraduría del DF para entregar los avances de la
investigación por la agresión a los universitarios en Xalapa, la madrugada del
5 de junio, de la cual “Rubén como
activista y reportero dio total cobertura y seguimiento”. Exigieron también el
cese del hostigamiento y que la Fiscalía deje de proteger a los agentes que
participaran por omisión o complicidad en el ataque a estudiantes”. Exigen
también que desaparezca la CEAPP, pues en “no ha servido para nada y solo ha
sido un elefante blanco”. Que le caiga el veinte a Javier Duarte: a eso ha
llevado el clima de hostigamiento propiciado por el gobernador contra la prensa
crítica; a que el Congreso de Veracruz sea escenario de una protesta en medio
de una sesión...
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