* El gobierno duartista y la complicidad * Hondureños obligados a secuestrar * Los asesinatos de periodistas y la
impunidad * El clero no escucha a sus
feligreses * Meade, presidenciable *
Pepe Yunes se enfila al minigobierno en 2016
* Maryjose, libre y limpia; Duarte, en el fango * A Samyra le daban
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Mussio Cárdenas Arellano | 31 agosto de 2015
Tribuna Libre.- Peor que el Estado
fallido, el Estado criminal. O sea, Veracruz. Es el que describe Alejandro
Solalinde. Es el Veracruz fiel y el Veracruz próspero donde Los Zetas hallaron
“tierra fértil”, donde se ejerce el sicariato forzado, donde se impone el
terror contra la prensa crítica.
Tiene voz
profética este hombre de Dios. Su apostolado, el de los migrantes que son
vejados y extorsionados, lo conduce a la denuncia, a exhibir las redes de
complicidad, los enredos de la Migra y el crimen organizado, la impunidad que
se gesta desde el seno de la instituciones para dejar el delito sin castigo.
Vuelve Alejandro
Solalinde Guerra a Veracruz y acusa sin reservas lo que ya ha dicho pero que no
deja de ser: es un cementerio monumental, una fábrica de desaparecidos, ahí el
sello, las huellas de la delincuencia que secuestra y dispone de la vida de los
demás.
De nuevo en
Veracruz, el director del albergue Hermanos en el Camino, titular de la
Pastoral Social de Movilidad Humana en el Pacífico Sur del Episcopado Mexicano,
agarra parejo. Fustiga a autoridades municipales y estatales, policía,
criminales y Migración. Y por qué no, señala la pasividad, la indiferencia, el
disimulo, la condición cómoda, insultantemente cómoda, de la jerarquía
católica.
Habla el Premio
Nacional de Derechos Humanos 2012 del reclutamiento de migrantes,
principalmente hondureños, forzados por el crimen organizado a convertirse en
sicarios, en asesinos por encargo, en secuestradores, en extorsionadores, y una
vez realizada su misión, asesinados a mansalva, depositados sus restos en fosas
clandestinas, Veracruz entre las que mayor número acumulan.
Miles de
centroamericanos —dice Solalinde— no alcanzaron el sueño americano. Habitan en
penales mexicanos, procesados o condenados por haber ingresado a las filas de
la criminalidad.
“Están por
extorsión —refiere el sacerdote—, uno que otro por secuestro, pero recuerden
que en el apogeo de Los Zetas los obligaron, los arrastraron a un sicariato
forzado, y ellos tuvieron que participar contra sus mismos compañeros migrantes
y algunas veces contra la misma población”.
Son alrededor de
150 migrantes. “Algunos, de verdad, son inocentes —precisa—, porque fueron
obligados porque o le entraban o los mataban. No había de otra. Y entonces creo
que ha faltado de parte de la justicia general y de parte de la justicia en
Veracruz, el ver esos casos y estudiarlos realmente y que se haga justicia”.
Veracruz es el
purgatorio de la prensa crítica. Una línea de texto, una denuncia, un
comentario, una imagen, pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Javier Duarte tiene dos preseas: una política hostil hacia las voces que
exhiben su desastroso gobierno y 14 periodistas asesinados en sus casi cinco
años de administración.
Desdeñoso,
insultante su cinismo, Javier Duarte dice que todo se aclara, que los
periodistas son asesinados pero no por lo que escriben, que su gobierno
resuelve y encarcela, que el gobierno federal ha tomado la mayoría de los
casos.
Monumental su
mentira, no tiene un solo detenido que haya recibido sentencia, ni tampoco una
sola historia que case con la verdad.
Habla, pues,
Alejandro Solalinde de impunidad de Estado, de indiferencia, de omisión, en la
esfera federal y estatal, sin mover un dedo para evitar que la cadena de asesinatos
de periodistas sea frenada.
“Pareciera que en
Veracruz —puntualiza— hay una total impunidad hacia la persecución y asesinato
de periodistas. Ni autoridades federales ni estatales vemos que hayan hecho
algo. Tal pareciera que nadie va a poner un alto. El gobierno de Peña Nieto es
cómplice del de Javier Duarte, un gobierno criminal”.
Mira con recelo al
clero veracruzano, que abandona a su pueblo, que no reacciona ante la
violencia, que enmudece.
“Están viendo al
lobo mayor, los pastores, desde la barrera —acusa—. No van a romper esa barrera
porque no fueron formados para eso, pero hay que decir sí pueden cambiar, si
quisieran”.
Solalinde revela
lo insólito: los jerarcas católicos saben dónde hay fosas con desaparecidos. Lo
saben pero callan. Rehuyen la verdad. Se alejan de la justicia.
No hablan los
prelados por su formación, porque el Vaticano los conmina a no agredir a otros
estado, al estado político.
“Estos obispos que
tenemos en la provincia eclesiástica de Veracruz —agrega—, yo insisto son
personas buenas, son personas educadas pero a ellos los formaron así. A ellos
los formaron de tal manera que el Estado del Vaticano (sostiene que) un Estado
no se puede meter con otro Estado porque no se puede. Cristo no fundó ningún
Estado y fundó la Iglesia para que profetice”.
A veces es rudo
Solalinde hasta con los suyos. Visita Veracruz y les da con todo. Advierte de
las complicidades por omisión, de la indiferencia por comodidad.
“Duele ver a los
pastores —explica— que fueron formados para ser administradores, para
permanecer cómodamente, porque un Obispo tiene una posición privilegiada porque
es como un príncipe pero para colmo de males también tiene miedo, porque con
todas esas características la formación que han dado a los obispos no responden
a los riesgos, no responden a los peligros y asuntos que tenemos”.
Hay una brecha
entre clero y feligreses. El pueblo camina solo. Sufre la violencia, vive la
extorsión, atestigua el baño de sangre, los mutilados que son arrojados por
doquier, narcomantas y mensajes, el enredo de la autoridad con la delincuencia.
Y el clero inmóvil, pasivo, degradado.
“Una situación tan
grave —señala— como fue y como es la de los migrantes, el sicariato forzado,
Veracruz sigue siendo un centro de sicariato forzado, desapariciones de
jóvenes. Veracruz hay que decirlo es una fábrica de desapariciones y el
ambiente católico sigue de una manera administrativa, condenando lo que no le
parece”.
Su paso por Veracruz,
este jueves 27, sacude a todos. Irrita al gobierno duartista, principal blanco
de sus críticas, a la jerarquía católica que calla y vuelve a callar, cómplice
por su tibieza cuando hay que traer a cuentas a Javier Duarte.
Latente, el tema
sigue siendo la corrupción. Actúa el crimen organizado como cazadores de seres
humanos, como reclutadores de hombres y mujeres que abordan el tren de la
muerte, que trepan en La Bestia, que pagan su cuota o se ven arrojados con
saña, golpeados, heridos o asesinados.
Y a todo eso hay
algo peor que la indiferencia de la policía: la complicidad.
Sirvió la policía
en un principio, como informante. Vaya uso que le dio al equipo de
radiocomunicación, a las unidades motoras, al armamento, cuyo costo se sufraga
con recursos públicos, con dinero del pueblo.
Luego la policía
se dedicó a extorsionar, reclutar, integrar bandas, robándole el negocio a un
rival de cuidado: el crimen organizado.
Funesto el
panorama, nada hace Javier Duarte para revertir el Estado criminal. Es el que
atenta contra los periodistas o deja impunes sus crímenes. Es el que es
indiferente a los migrantes que son obligados a convertirse en sicarios. Es el
que niega que Veracruz sea un cementerio monumental, una fábrica de
desaparecidos, “tierra fértil” donde se ejerce el sicariato forzado.
Peor que el Estado
fallido es el Estado criminal. Ese es Veracruz.
Archivo muerto
Ya inició el show.
Abre el juego Enrique Peña Nieto y muestra con qué definirá la sucesión
presidencial, sus cartas, sus afectos, sus arreglos. Mueve a sus amigos a los
enclaves del gabinete, se deshace de la vieja guardia y perfila a quien sería
el delfín a vencer: José Antonio Meade. Ayer canciller, hoy secretario de
Desarrollo Social, Meade Kuribreña llega a la plataforma desde la que emergió
Luis Donaldo Colosio en los días del salinismo, donde se acumulan los votos de
los beneficiarios de los programas sociales, donde se maneja infinidad de
recursos y se realiza intensa operación electoral. Meade es una carta que lo
mismo sirve en los gobiernos panistas que priístas, un alfil del poder
económico, secretario de Energía y de Hacienda con Felipe Calderón y canciller
con Peña Nieto, el caballo negro de la sucesión. Aurelio Nuño va a la SEP en lo
que pareciera ser más castigo que premio, luego que metiera en mil líos al
presidente EPN con el caso Ayotzinapa; Claudia Ruiz Massieu Salinas, es la
nueva canciller, sobrina del innombrable nombrable, Carlos Salinas de Gortari;
Enrique de la Madrid Cordero a Turismo; Rosario Robles a Desarrollo Agrario,
Territorial y Urbano... Impacta en Veracruz que José Antonio Meade llegue a
Sedesol. Forma parte el ex canciller parte del círculo de amigos de Luis
Videgaray Caso, secretario de Hacienda actual; Ernesto Cordero, ex secretario
de Hacienda y ex aspirante presidencial calderonista, y el senador Pepe Yunes
Zorrilla. Entrañables, condiscípulos en el Instituto Tecnológico Autónomo de
México (ITAM), caminan los cuatro en la búsqueda de la Presidencia de México,
Meade y Videgaray ya enfilados. En 2016, se aplicará aquello de que el próximo
presidente requiere de aliados y amigos en las gubernaturas, no en 2018.
Requieren Meade o Videgaray que en Veracruz opere un gobernador aliado. Así no
le satisfaga ser gobernador de dos años, Pepe Yunes tendrá que asumirlo para
comenzar a ejercer el control de municipios, Congreso, enclaves priístas,
órgano electoral, medios de comunicación e incluso partidos de oposición. A
Meade y Videgaray no le sirve que Pepe Yunes sea candidato a la de seis años,
en 2018, cuando uno de ellos pudiera ser candidato presidencial del PRI... No
hay lugar donde no escuche Maryjose Gamboa voces de aliento. Sabe de la
solidaridad, del respeto y la indignación. Se lo expresan en Los Alcatraces, en
Coatepec, el martes 25, en la comida de cumpleaños de Armando López Contreras,
vínculo de Pepe Yunes con los medios y periodistas. Ahí llegó la autora de Al
Aire, la columna de Notiver, y convivió con el senador, en la mesa de Carlos
Jesús Rodríguez, jefe máximo de Gobernantes.com, también víctima del duartismo.
Maryjose Gamboa escuchaba y sin aspavientos, casi en silencio, agradecía. Un
día después, en La Parroquia de Ruiz Cortines, en Boca del Río, vio a su
maestro de la Universidad Veracruzana, Luis Velázquez Rivera. Saludó a Carlos
Vasconcelos, líder de la CTM en Coatzacoalcos. Escuchó de nuevo la voz de la
gente, el gesto de apoyo, de solidaridad, de indignación. “La vamos a cuidar”,
le dijo uno de ellos. Maryjose Gamboa enfrentó la ira desmedida, demencial de
Javier Duarte y su fiscal, Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín”, que de un
accidente que ella no provocó, le fue transformado en homicidio imprudencial
con agravantes. Pasó ocho meses en prisión, luchando por su libertad, y sobre
todo, por su vida. Fue remitida a las mazmorras del penal de Tuxpan, el penal
de Alberto Silva Ramos, otro enfermo de poder, ex alcalde, ahora diputado
federal electo. Enfrentó todo y los venció. Salió de la cárcel con un amparo,
con la razón de su lado, derrumbada la infamia, demostrado que nunca hubo exceso
de velocidad, ni ebriedad, ni temeridad. Inacabada, la historia de Maryjose
Gamboa sirve por su valentía, por su entereza, por su reciedumbre, por su
resistencia, como catalizador de un gobierno que abusó del poder, que violó la
ley, que atropelló el derecho humano. Cada quien en su sitio: Maryjose libre y
limpia; Javier Duarte y sus secuaces, en el fango al que pertenecen... Samyra
no tiene un buen pasado. En los tribunales federales debía elaborar
resoluciones y sentencias. Y no lo hacía. Ya tarde, el empleado de otro juez
llegaba. Recibía en sus manos el proyecto en bruto, más bruto que proyecto, y
se alejaba con él. Uno, dos días después, le era devuelto el documento,
afinadísimo, y ella lo remitía para su revisión y aprobación. Quienes
atestiguaron el hecho, quienes sabían cómo operaba el embuste, los insiders,
dicen que así no se puede llegar a impartir ni procurar justicia. Por eso
Samyra emigró del Poder Judicial Federal al Poder Judicial de Veracruz, previo
acuerdo del fiscal Luis Ángel Bravo Contreras, alias “Culín” o “El Bohemio” de
las veladas duartistas, para que ningún amparo procediera o para que procediera
cuando lo tuviera en sus manos el magistrado Mariche, su protector o los amigos
de Mariche. Y así, Samyra Koury es hoy fiscal regional en el sur de Veracruz
para gloria de la justicia. Hay otras...
twitter: @mussiocardenas