José Miguel Cobián | 25 septiembre de 2015
Tribuna Libre.- ¿Errores? ¿De que
errores vas a escribir? Obvio, de errores gubernamentales. ¿O errores de
políticos? ¿O ambos?..... Ambos, ya verás.
Se hace un
convenio entre el municipio y la secretaría de seguridad pública, para el
establecimiento del mando único en la zona de Córdoba-Fortín. El estado no se
da cuenta de un pequeño detalle: El convenio no señala que el presupuesto que
se utiliza para seguridad pública municipal ahora será entregado al nuevo mando
único. Así, el estado asume la totalidad del gasto, y el municipio de manera
inmediata ve incrementado su presupuesto al reducir sus gastos de salarios.
Punto para el municipio.
Entre algunos
miembros de la intelectualidad del municipio se escucha que el presupuesto del
SUBSEMUN no se gasta de manera correcta, y se exige que el ayuntamiento defina
dicho presupuesto de común acuerdo con el mando único. Se les olvida que el
presupuesto de dicho fondo se aprueba conforme a una propuesta que emite el
ayuntamiento, y no se puede variar su destino, pero además, se les olvida que
el poder se ejerce, y quien tiene el poder y el derecho legal de decidir el
destino propuesto de este programa es el ayuntamiento, y por lo tanto será el
Alcalde y su equipo quienes decidan en que se usa, y si su propuesta es
aprobada no es posible modificar ni un ápice el destino de los fondos federales
ya etiquetados. Punto para el municipio.
En el convenio con
el mando único se establece que dicho organismo deberá presentar un parte de
novedades diariamente al alcalde. El mando único no cumple con su parte, y el
alcalde no lo solicita de manera enérgica. Ello le permite al alcalde explicar
que es víctima de la desatención del mando único… Políticamente es punto para
el municipio.
Anoto puntos para
el municipio o para el mando único porque uno es panista (el Alcalde) y el
mando único se percibe como priísta ante la opinión pública, a pesar de las
múltiples aclaraciones de sus funcionarios que afirman en todos lados que ellos
no juegan con colores, sólo buscan cumplir su papel con la seguridad. Sin
embargo, como todo en esta vida es político, los puntos y la percepción
ciudadana son los que cuentan, en lugar de contar lo efectivo o no de los
efectos de este matrimonio de conveniencia en la población. Pues se quiera o
no, el mando único y el ayuntamiento están casados en temas de seguridad.
Al asumir el gobierno
municipal la actual administración no pidió una revisión al convenio que crea
el mando único. Así, el alcalde es desconocido para el personal tanto de
tránsito como de policía, y sus órdenes no son cumplidas de inmediato, sino
evaluadas con el criterio del mando único antes de tomar acción. En este caso,
punto para el mando único. Que genera una queja de la autoridad municipal de
desatención, lo cual bien explotado se puede convertir en punto para el
municipio.
El ayuntamiento ha
sabido jugar su papel para que las quejas por la inseguridad o la falta de
agentes de tránsito sean cargados con su costo político al mando único y sus
funcionarios. El mando único no tiene la misma experiencia para jugar a la
política y sobre todo con la percepción de los ciudadanos. Por ello, esto
también genera un punto para el municipio.
Creo que no vale
la pena seguir enumerando puntos y quien se beneficia. Ya sabemos que el mayor
beneficiado con la presencia del mando único es el ayuntamiento. Por ello, ya
se escuchan propuestas para que se cumpla con las obligaciones municipales de
otorgar seguridad a sus gobernados mediante la absorción del mando único (y sus
gastos) por el municipio. Es decir, revertir el convenio del mando único, y
pasarle el mando al alcalde y su cabildo. Pero después de enumerar las ventajas
para el ayuntamiento de que el mando único siga siendo estatal, no veo ningún
estímulo para el gobierno municipal, salvo la obediencia.
En el caso de
tránsito, el estímulo es superior, pues aunque actualmente el 70% de las multas
quedan en las arcas municipales, no se observa mucha actividad del área de
tránsito en levantar multas, pingüe negocio que seguramente echarán de menos en
el ayuntamiento. Recordemos que un funcionario público aspira a tener siempre más
fuentes de ingresos, así que si sumamos el millón de pesos que debe dejar el
manejo de los parquímetros al mes, adicionado de los ingresos de tránsito
(municipalizado), generan un verdadero atractivo para municipalizar de nuevo
esta área. Lo cual, la población no vería mal, pues el mando único a pesar de
los esfuerzos de sus elementos, le ha quedado a deber a la población de
Córdoba, ya que el personal es mínimo, muy inferior a la cantidad de agentes de
tránsito que tenía el municipio antes de la llegada del mando único.
Claro que queda
también la permanente afirmación del secretario de seguridad pública que señala
que tránsito municipal antes de la llegada del mando único estaba infiltrado
por el crimen organizado. Y eso siempre genera una duda, sobre el posible
interés del ayuntamiento para asumir de nuevo el control de los elementos de
tránsito, con los riesgos que conlleva. Mientras tanto, cada vez que se escucha
esta afirmación, los comentarios son los mismos: ¨Si había elementos
infiltrados o controlados por el crimen organizado, ¿por qué ni uno sólo ha
sido detenido, acusado, juzgado y sentenciado?¨.
Mientras, en tanto
se ponen de acuerdo Mando Único y Ayuntamiento, la población sufre las
consecuencias de dicho desacuerdo. Esperando que el presupuesto estatal
asignado se use correctamente, evitando automóviles y motocicletas parados por
falta de refacciones. Incluso hay una corriente que pide que si algunos de los
vehículos asignados al mando único por la presente administración o por la
anterior, ya no son útiles para labores de seguridad, éstos sean devueltos al
ayuntamiento, para su venta como chatarra. Evitando malas interpretaciones
sobre su destino, no porque se hayan extraviado, sino porque donadas por
Córdoba pudieran haber sido usadas en otro municipio del estado.