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septiembre 30, 2015

Informe rojo… Héctor Yunes: y de pronto le dolió la parentela

* No chistó cuando a Yunes Linares lo exhibieron en el Congreso  * El show mediático por la caña de pescar  * De pronto se volvió crítico del gobernador  * Pleito fingido  * Los navales y los crímenes  * Empresas ficticias y obras inexistentes


Mussio Cárdenas Arellano | 30 septiembre de 2015
Tribuna Libre.- Ni un gesto, ni una palabra, ni un reclamo. Héctor Yunes no se dolió por su parentela cuando a los Yunes azules les imputaron enriquecimiento inexplicable y los denunciaron, y los exhibieron, y los tildaron de ladrones. Se dolió cuando Javier Duarte lo ridiculizó a él, al senador, con una caña para pescar “peces gordos” en el Estero panista. ¿Es show mediático? Sí.
Sobre Miguel Ángel Yunes Linares, su primo, hay una investigación ministerial en curso, indiciado, a partir de la denuncia que le endilgaron las huestes fidelistas y duartistas, los 400 Pueblos de César del Ángel, que nace del apriete de tuercas en los días en que gobernaba Veracruz alentado por Patricio Chirinos Calero.

Le atribuyen cuentas bancarias hasta en Indonesia y una mansión de 35 millones de pesos en el Estero, municipio de Alvarado, edificada por una de sus empresas, que aparece a nombre de su esposa Leticia Isabel Márquez Mora.

Le imputan desvío de recursos del ISSSTE en sus tiempos de director, al inicio del calderonismo, por 159 millones en la compra de medicamentos, que supuestamente observó la Auditoría Superior de la Federación.

Insólito caso en que en su primera acción legislativa, el 2 de septiembre, la fracción parlamentaria priísta en pleno, no anunciara una iniciativa de ley, ni un pronunciamiento sobre el tema de la violencia, o la posición mexicana ante el fenómeno migratorio, ni el respaldo a las reformas estructurales del presidente Enrique Peña Nieto, sino los pecados del diputado federal panista Miguel Ángel Yunes Linares.

Lo acusaban los priístas, jefaturados por Alberto Silva Ramos, diputado por Tuxpan, cuyo hermano Francisco “El Negro Silva” fue personaje clave en la empresa ADT Petroservicios, propiedad de Francisco Colorado Cessa, la misma que sirviera para la compra de caballos cuarto de milla mediante la cual le lavó millones de pesos al grupo criminal Los Zetas, como el mismo Pancho Colorado reconociera ante un tribunal de Austin, Texas, donde se le enjuició y fue condenado a 20 años de prisión, sentencia que dejó en suspenso al interponer una apelación que ordenó reponer el procedimiento.

Enviado a denostar, Alberto Silva acudió a la zona conurbada Veracruz-Boca del Río a afianzar la embestida contra el primo del senador priísta, señalado de corrupto.

No se defendió Yunes Linares de las imputaciones pues había viajado a Estocolmo, Suecia, donde su hijo, el senador Fernando Yunes Márquez, se hallaba aquejado por una neumonía.

Cuando volvió, les anunció que habría más denuncias contra Javier Duarte y su pandilla por desvío de recursos federales, incluido el ejercicio presupuestal 2012.

Entonces respondió el gobernador con un exabrupto. Lo tildó de “perro chihuahueño”, pues decía que para suplir sus deficiencias físicas el can se dedica a ladrar y escandalizar. No se sabía que el gobernador fuera psicólogo animal.

Nunca, que se sepa, se dolió Héctor Yunes Landa de las ofensas a su familia, a los primos y sobrinos azules, como ahora reclama tras el incidente de la caña de pescar, usada para ridiculizarlo a él, pues si quiere ir contra “peces gordos”, como el choleño había ofrecido si llega a ser gobernador de Veracruz, le dice Javier Duarte que vaya al Estero y que comience con su parentela.

Le recomendaba el gordobés —domingo 27— que midiera a la oposición con la misma vara con que a los correligionarios y terminó por decir que los familiares de Héctor Yunes, los del Estero, Yunes Linares y sus hijos, eran peores que los priístas. O sea que los priístas no son honestos, pero los Yunes azules son peores.

Recibió Héctor Yunes el obsequio, su caña para “peces gordos”, con una sonrisa de oreja a oreja. Le estrechó la mano con severidad el gobernador. Le dirigió una palabras para que le quedara claro el mensaje y le soltó una palmada seca en el hombro. Eso es actuación.

Retornó a su lugar, sonriente, el senador Héctor Yunes. No soltó su caña para pescar “peces gordos” mientras los priístas reían y gozaban la burla.

Después vino el show mediático. Envió a un propio a Casa Veracruz, la residencia oficial. Abrieron la puerta. Un guarura le tomó los datos y recibió la caña maldita.

Hay video de ese momento. En él se observa a los fotógrafos apostados a los costados de la puerta, captando la escena. Es el espectáculo de hoy.

Luego vendría el deslinde del mentor. Héctor Yunes se dolió de la afrenta a sus familiares. Tomó el agravio como propio. Lo suyo, lo de la caña para “peces gordos” fue irrelevante. Lo que le puede es lo que le dijo el gobernador a Miguel Ángel Yunes y sus hijos.

Convirtió ese hecho en el vértice de una protesta que de inmediato fue cuestionada por inverosímil. Fijó su posición en una carta en que reiteró que el problema es el agravio a su familia. Y un día después, el lunes 28, se volvió convenientemente antiduartista.

Expresa que Javier Duarte representa un antivoto para el PRI, que practica política de kínder, de ocurrencias, de chistes. O sea, Veracruz gobernado por la “chistocracia”.

Y agregó:
“Estoy muy molesto, no se vale el acto de ridiculización que se intentó a mi persona. Yo soy respetuoso y no voy a permitir que nadie, ni el gobernador Javier Duarte quiera ridiculizarme (…) y tampoco voy a permitir que Javier Duarte, ni nadie se meta con mi familia. Miguel Ángel Yunes es mi muy querido primo hermano (…) y no se vale que se metan con mis sobrinos”.

Que se sepa, hasta antes del episodio de la caña para “peces gorditos” Héctor Yunes no salió en defensa de los Yunes azules. Los dejó al aire. Los dejó a su suerte mientras el priísmo gozaba con los epítetos de corruptos, ladrones que desviaban recursos públicos, que se enriquecían, que se construían mansiones de 35 millones de pesos y hasta del apodo de “perro chihuahueño”.

Hoy dice Héctor Yunes que el gobierno de Javier Duarte, al que en los eventos de su  agrupación Alianza Generacional llevaba como invitado de honor y al que se refería como el líder de Veracruz, es un fiasco.

Zalamero, servil, en 2010 colmaba Héctor Yunes de miel a Javier Duarte, gobernador electo, al que hoy enloda en su fingido deslinde. Decía el 22 de agosto de ese año:
“El triunfo indiscutible de Javier Duarte ha generado entre los aliancistas un especial ambiente festivo por el significado de esta victoria electoral que nos lleva a confirmar nuestra pertenencia priísta, así como la premisa que dio origen a Alianza Generacional: unidos los priístas de todas las épocas somos una fuerza realmente imbatible.

“Javier conjuga la juventud con la experiencia, la visión de futuro con la fuerza innovadora de quien se preparó para ser un político con compromiso social. Esto ha sido lo que los veracruzanos aprecian en Javier Duarte, y por ello, los aliancistas nos congratulamos por quien será Gobernador de Veracruz. Estoy seguro que Javier Duarte estará a la altura del reto que implica gobernar Veracruz y sabrá realizar una gestión de gobierno eficiente y con resultados a favor de la sociedad, sustentada en una amplia convocatoria de todas las fuerzas políticas y todos los sectores sociales”.

Qué limitada visión política, la de Héctor Yunes. Hoy despotrica en su comunicado:
“El nuevo Plan de Ajuste al Gasto consistente en la disminución al gasto corriente, captación de más recursos fiscales y un segundo Programa de Retiro Voluntario, es una medida tardía y deficiente, consideró el senador por Veracruz, Héctor Yunes Landa.

“Entrevistado antes de impartir en una Universidad privada de Xalapa, la conferencia denominada ‘Experiencia Legislativa’, subrayó que en vez de mandar a los empleados a la calle, ‘deberían de dejar de robar y en segunda que saquen a los aviadores de la nómina porque al parecer hay uno que cobra en la Tesorería del Estado medio millón de pesos mensuales, aproximadamente’.

“Yunes Landa al referirse al cobro del dos por ciento al hospedaje señaló que, ‘es un error quitar un impuesto que no pagamos los veracruzanos, lo pagan los turistas, lo que tienen que hacer es seguirlo cobrando e invertirlo, son más de 90 millones de pesos que se han captado y de acuerdo a los últimos reportes financieros en caja solo hay unos cinco mil pesos’.

“De igual manera, precisó que el aumentar el dos por ciento al impuesto a la nómina le pega a la ‘gallina de los huevos de oro’, porque el Gobierno del Estado debe crear las condiciones para generar empleo, y aquí tal parece una ‘operación cucaracha’ donde todos se van a ir a vivir a Puebla, Tlaxcala u otro lugar y el estado se va quedar vacío.

“Insistió que va suceder lo mismo que con el cobro de la tenencia vehicular, donde todo mundo se fue a pagar a Puebla y Morelos, pero son medidas deficientes y tardías, y de esa manera no se podrá lograr un desarrollo armónico.

“Hizo un llamado para que el mandatario estatal haga un ejercicio de autocrítica, que salga de Casa Veracruz o que reciba ahí a la gente, que se vaya a una colonia de Xalapa, que escuche lo que escuchamos lo que caminamos el estado.

El empresario, los padres de familia, maestros, campesinos, ganaderos, del norte, centro y sur, hasta en Los ángeles, California, están molestos, por la forma de gobernar Veracruz”.

Y dejó de ser duartista, supuestamente. Y acusa que no permitirá que lo vete Javier Duarte, que le impida ser candidato del PRI al gobierno de Veracruz.
Su show mediático es intragable. Yunes Landa intenta un deslinde ficticio, pactado, fabricado para alejarse de Javier Duarte, dejando las filas de los repudiados y tratando de convertirse en el candidato respondón.

Sería creíble si no hubiera apretado al gobernador, si no lo hubiera obligado a pactar, si no hubiera suavizado el discurso, si no hubiera recomendado a sus amigos en secretarías y cargos de dirección en el gabinete duartista.

Pero no. Su entrega al duartismo es verdad que pesa entre los priístas, pregonando que será el próximo gobernador de Veracruz, filtrando que él es la propuesta del gobernador, quien hoy le obsequia la caña para “peces gordos” y de ahí finge un rompimiento político porque a los familiares no se les agravia.

En meses no se dolió de los denuestos a su primo Miguel. Ahora sí. Ajá.

Archivo muerto

Toman las calles e increpan al gobierno. Reclaman a los suyos. “Basta de corrupción”, le dicen al gobernador. “Ya no más plagios”, exigen. “Indignados por la inseguridad”, expresan. “Los queremos de regreso”, instan. Son los familiares de los cuatro ciudadanos levantados el viernes 25 en un taller mecánico de la colonia Prócoro Alor. Uno de ellos, Omar Omar Shamed Wreden González, es hijo de Omar Wreden Sandoval, quien laborara en la Dirección Jurídica del ayuntamiento de Coatzacoalcos, en tiempos de Marcos Theurel. Los Wreden tienen estirpe priísta. Su abuelo, Fernando Wreden Alarcón, fue líder de taxistas, hombre de las confianzas del notario Francisco Montes de Oca López, ex líder del Congreso veracruzano durante el acostalagunismo. Se los llevaron hombres que vestían ropa tipo militar o naval. Y de ahí plantean que la Fuerza Civil, el Ejército o la Naval pudieran estar involucrados en el levantón. O son malosos que emplean ropa castrense. Hay un caso anterior, el de Bernardo Rajoy Long, ocurrido el 2 de septiembre, asesinado al resistirse a ser levantado cuando se hallaba en una vulcanizadora de la avenida Madero y Pedro Moreno, y también mencionan a plagiarios con “ropa militar”. Marchan sus familiares, atrapados en la angustia, alentados por una esperanza, ceñidos a la táctica de presionar para hacer ceder al gobierno. Convocan a Víctor Rodríguez Gallegos, líder estatal del Movimiento Territorial del PRI a secundarlos, porque ellos siempre han apoyado las campañas priístas. Acuden a la Fiscalía Regional sin éxito, ausente la titular, Samyra del Carmen Khourie Colorado. Vendrán luego las acusaciones de que los desaparecidos son malosos y que sus parientes están coludidos con la mafia. O sea, de víctimas a “por algo les pasó”. Es la criminalización a la que siempre apela el duartismo... Qué mejor negocio que cobrar sin invertir. Qué mejor que pasar la factura por un servicio inexistente, por una estimación de obra no realizada, por un trabajo ficticio. Tiene ese encargo Diego Estrada en la Secretaría de Obras Públicas Municipales, acopiar la documentación que soporte el fraude, según la versión de insiders que ven que esto es peor que durante el theurelismo. Un legajo de información da cuenta de las tretas que sirven para agotar el presupuesto sin que la obra exista. Y de ahí la estrechez financiera, secas las arcas, sin que el programa anual de obras se vea reflejado en la realidad. Hay otro personaje, funcionario también, ligado a un “préstamo” de maquinaria de una obra que realiza en el puerto de Veracruz. Quien conoce el caso a fondo es el director de Infraestructura, Guillermo Ibarra Macías...

twitter: @mussiocardenas
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Informe rojo… Héctor Yunes: rompimiento sin agallas

* Javier Duarte lo ridiculiza  * Que vaya a pescar a sus parientes, le dice  * Le regala una caña de pescar  * A Pepe Yunes le recuerda que votó por incrementar el IVA  * La carta de Yunes Landa  * Víctor Rodríguez compra taxistas  * ¿Y el aumento a las tarifas?  * Ibarra y su pandilla en Obras Públicas  de 2015

Pusilánime y timorato, Héctor Yunes Landa rompe con Javier Duarte... a medias. Ser ridiculizado lo irrita. Lo agravian las mofas del gobernador, ser incitado en público, entre las risas de los priístas, a pescar “peces gordos” pero entre su parentela, en el feudo de Yunes Linares e hijos, los Yunes azules. Y le responde de refilón.

Rompe el senador priísta sin llamar por su nombre a Javier Duarte, sin adjetivos que dimensionen al delincuente, ni le imputa al ladrón qué tanto daño le ha causado a Veracruz.

Protagonista del nuevo sainete por la sucesión, Héctor Yunes recibió respuesta —domingo 27— a su promesa de proceder contra los “peces gordos” que han saqueado a Veracruz. También avizoraba que iría contra lobos y pececillos. A algunos rateros menores los entretendría, a los que con salarios de 30 mil pesos mensuales presumen escoltas, autos de lujo el mismo día que asumen un cargo o que exhiben la riqueza malhabida.

Yunes Landa había tocado una fibra sensible: los políticos drogadictos. Dijo:
“Desde el más alto nivel para abajo incluyendo hasta el que vaya a ser el gobernador tendrán que someterse a exámenes médicos. A ver si los funcionarios públicos de la siguiente administración estatal no son metodistas, que son esos que meten de todo, desde cocaína hasta otros polvos. El rastro queda en el pelo que es donde más permanece, además que no tengan antecedentes penales.
“Y muchos de ellos —sentenció— hasta contratan despachos contables para que tapen los hoyos de la corrupción. Muchos compran talonarios foliados de facturas en la ciudad de México, en imprentas ubicadas en la Plaza de Santo Domingo de la ciudad de México, pero todos los que sean sorprendidos con esas prácticas deshonestas serán castigados”.

Ambos, y también Pepe Yunes, asistieron al relevo en la CNC estatal, y ahí les tocó chubasco a los Yunes rojos. A Pepe Yunes le recordó el gobernador que siendo diputado federal votó por el incremento al IVA y ahora como senador apoyó la reforma hacendaria.

Ironizaba Javier Duarte, teniendo a los senadores veracruzanos a su merced, golpeando en cada palabra, ridiculizándolos, exhibiéndolos. A Pepe Yunes al adoptar medidas fiscales contra el pueblo, pero supuestamente necesarias para el desarrollo. Luego le diría que está muy orgulloso de su trabajo. La burla total.

Minutos después, José Francisco Yunes Zorrilla devolvería el golpe. Primero la rendición de cuentas —dijo— y la reingeniería administrativa y luego las medidas fiscales.

Pero a Yunes Landa le fue peor. Desvió su discurso Javier Duarte. Citó el cumpleaños del senador choleño. Le dijo que como sabía que le gustaba la pesca deportiva, y sobre todo capturar “peces gordos”, ahí estaba su regalo: una caña de pescar.

Entonces llegó la ironía. Que se vaya a pescar al Estero, al feudo de los Yunes azules, a los dominios del diputado federal panista Miguel Ángel Yunes Linares y sus hijos.

“Le recomiendo —agregó el gobernador—, aquí, muy cerquita de aquí, en el Estero, hay unos peces gordos también muy importantes que puede pescar con esta caña”.

Y de ahí caminó hacia Yunes Landa. Entregó la caña de pescar. Héctor se mostraba complacido, sonriente, hasta azorado frente al alarde y la osadía de quien en 14 meses dejará de ser gobernador. Pero aceptó el obsequio sin chistar.
Javier Duarte lo remató pidiendo que mida con la misma vara a los de enfrente, a los Yunes del Estero, que son peores que los priístas:

“Que son peores todavía y que sin importar que sean familiares también estén presentes de las corrupciones evidentes que existen de aquel lado”, le restregó.
Reían los priístas. Gozaban el momento. Pasaban a la carcajada franca, al agravio secundado hacia quien en 14 meses mas pudiera ser gobernador de Veracruz.

El video da cuenta del agravio: https://www.youtube.com/watch?v=PXNuddpkoQo 
Horas después, Héctor Yunes rompió con quien hasta entonces lo había impulsado para ser su sucesor. En una carta abierta, precisó:
“El día de hoy me vi obligado a abandonar el evento de la toma de protesta de la dirigencia estatal de la CNC Veracruz, al sufrir una falta de respeto a mi familia y a mi persona, pero sobre todo, a millones de veracruzanos que escucho a diario reclamar con toda justicia el castigo a los culpables del saqueo que ha sufrido Veracruz.
“Al hacer uso de la palabra, el gobernador del estado de Veracruz aprovechó la circunstancia de mi cumpleaños para regalarme una caña de pescar, sabiendo —dijo— de mi afición por la pesca. De ahí procedió a personalizar su crítica y a ofenderme.

“AL RESPECTO, MANIFIESTO:
“1) No soy aficionado a la pesca deportiva, pero sí al combate a los depredadores, particularmente los del erario público, que han hecho un inmenso daño a Veracruz.
“2) Hace unos días hice pública mi convicción de que Veracruz requerirá que el próximo gobernador encarcele a los corruptos que han defraudado las finanzas públicas, traicionando a los veracruzanos y ofendiendo a la sociedad con sus abusos y su arrogancia. Lo reitero.
“3) Esa declaración, por cierto, no debería ofender a nadie ni mucho menos sorprender. La única sorpresa es que no sea la autoridad en funciones la que asuma esa tarea, pese a los expedientes que la Auditoría Superior de la Federación ha integrado contra diversas dependencias del estado por el manejo de los recursos federales.
“4) Nunca mencioné en mi declaración que los ‘peces gordos’ a los que hacía alusión fueran ni funcionarios estatales, ni correligionarios, ni mucho menos a miembros de su familia. Si él así lo interpretó, debe ser por información que obra en su poder.
 “5) De ser así, debería dejar de obsequiar artículos deportivos y facilitar en cambio una adecuada integración de carpetas de investigación e investigaciones ministeriales para que se ejerciten las acciones penales correspondientes.
“6) Me referí a malos funcionarios de todos los niveles. Cualquier veracruzano puede dar referencias de quiénes son. La omisión en política no sólo es una incompetencia: también es constitutivo de responsabilidad legal.
 “7) No es con ocurrencias ni con escándalos como se gobierna. Lo escandaloso es la incapacidad de resolver los problemas de la gente y ser permisivo con quienes, según el dominio público, han defraudado a Veracruz.
“8) México no admite más corrupción. Veracruz tampoco. Esto es un tema de gran importancia que no debe tratarse con ligereza ni con burlas, porque además de saqueada la sociedad veracruzana percibe el escarnio que hacen de esto los responsables de la corrupción y de la impunidad en Veracruz.
“9) Nunca he permitido que se me ofenda y siempre he sido respetuoso de las familias de los demás, pero sobre todo, del clamor popular de los veracruzanos traicionados. Esta no será excepción.
“10) Le devuelvo al gobernador su caña que sólo sirve para pescar charales. Me es inútil. Si quiere ayudarme, que me envíe un barco para pescados de gran tonelaje. Apenas será suficiente para lo que vendrá”.

Horas después, el Héctor Yunes que sonreía al recibir el presente del gobernador, envió a un representante a Casa Veracruz. Ahí entregó la caña de pescar que nunca debió haber recibido y que habría sido la respuesta inmediata al agravio de Javier Duarte.

Rompe Héctor Yunes pero en su carta no hay mención alguna a Javier Duarte por su nombre. No le imputa los delitos que han significado su paso por el gobierno de Veracruz. No hay reclamo por el saqueo y la impunidad, citando cifras, mencionando datos concretos.

Entre Yunes Landa y Yunes Linares, su primo, hay una diferencia sustancial. Yunes Linares le dice ladrón al ladrón y ratero al ratero. Yunes Linares acusa al gobernador y su pandilla de haber dispuesto del erario público y haber amasado fortunas insultantes en agravio de la sociedad. Yunes Linares impulsó las denuncias que se ventilan en las instancias federales —Auditoría Superior de la Federación y Procuraduría General de la República— por desvío de recursos públicos. Héctor Yunes no.

Chapado al viejo estilo priísta, político de signos y de mensajes cifrados, Héctor Yunes tiene un discurso contradictorio. Dice que no pesca pero quiere captura mayor. Sostiene que hay delitos qué perseguir pero lo dicen los demás, no él.
He ahí sus palabras:
“4) Nunca mencioné en mi declaración que los ‘peces gordos’ a los que hacía alusión fueran ni funcionarios estatales, ni correligionarios, ni mucho menos a miembros de su familia. Si él así lo interpretó, debe ser por información que obra en su poder.
Otro:
“6) Me referí a malos funcionarios de todos los niveles. Cualquier veracruzano puede dar referencias de quiénes son. La omisión en política no sólo es una incompetencia: también es constitutivo de responsabilidad legal.
Uno más:
“7) No es con ocurrencias ni con escándalos como se gobierna. Lo escandaloso es la incapacidad de resolver los problemas de la gente y ser permisivo con quienes, según el dominio público, han defraudado a Veracruz.

Yunes Landa no se compromete. Hay corruptos en el gobierno de Veracruz porque “es del dominio público” o porque “cualquier veracruzano puede dar referencias de quiénes son”. O sea, que acusen los demás; él solo cacha.

Cierra el círculo Javier Duarte. Faltaba un Yunes en romper con él. Con los Yunes azules el pleito data del sexenio fidelista cuando despuntó para ser el sucesor de Fidel Herrera Beltrán, para ser la máscara, el parapeto, la tapadera del sultán del Golfo.

Pepe Yunes lo increpó desde que esbozó que el próximo gobierno sería de dos años, no para homologar el calendario electoral de Veracruz con el de la Federación en 2018, sino para descarrilar a los Yunes rojos y alejarlos de la próxima candidatura.

Héctor Yunes jugó con los tiempos. Apretó a Javier Duarte, negoció, ganó espacios en el gabinete duartista y salió de Casa Veracruz con el estribillo de que está listo para ser el próximo gobernador.

Rebasado por Pepe Yunes, quien mantuvo su posición crítica ante el minigobierno, aunque necesario entrarle para atajar a fidelistas y duartistas, y su postura contra el mal manejo de la crisis financiera, el déficit de 900 millones de pesos al mes, la falta de un plan B para reducir el gasto corriente, a Héctor Yunes se le ocurrió hablar entonces de “peces gordos”, de encarcelarlos, de políticos drogadictos, de fortunas malhabidas, de facturas apócrifas. Sólo le faltó hablar de marranas paradas.

Y Javier Duarte reaccionó. Unificó a los cinco Yunes, a los rojos y a los azules, a Pepe y Héctor, a Miguel Ángel y a sus hijos Fernando y Miguel Ángel Yunes Márquez.

Descompuso la sucesión con sus ataques a unos, sus amenazas a otros, sus denuncias penales, sus burlas y reproches, presa de las vísceras con que gobierna. Y en política, golpe que no mata, fortalece.

Fuera de control, el gordobés no mide el alcance de la afrenta. Debilita a los Yunes rojos y fortalece al Yunes azul. Pepe y Héctor quizá lo confronten; Yunes Linares va más allá. Si llega a gobernador lo perseguirá y lo encarcelará. Y el PRI no volverá al poder en Veracruz.

Sin embargo, pudo Yunes Landa lucrar con el agravio. Pudo increparlo in situ. Pudo romper la caña de pescar frente a todos. Habría ganado ahí la candidatura del PRI. Pero prefirió sonreír y guardarse el regalo. Y después devolverlo.
Le faltaron agallas.

Archivo muerto

Como Santa Clós, va Víctor Rodríguez Gallegos comprándole el voto a los priístas y a los no priístas también. Suple su impopularidad con la Farmacia del Taxista, convenientemente en Coatzacoalcos, donde nadie lo fuma, donde ha sido el rey del drenaje para embarrar de lodo a los enemigos de su patrón y mentor, Marcelo Montiel Montiel, el aún delegado de la Sedesol federal en Veracruz, y donde aspira a ser diputado local para luego convertirse en alcalde. Así engatusa al priísmo, en un evento del Movimiento Territorial del PRI —viernes 25— ofreciendo lo que el gobierno priísta da a medias, los servicios de salud que no disfrutan los trabajadores del volante —¿y el Seguro Popular, apá?— y les suelta el rollo de que ahora sí los políticos dejan de lado las promesas y se promueven con hechos. Don Víctor Rodríguez es todo, menos sincero. Y mucho menos sensato. Le da aspirinas a los taxistas pero no se compromete en dos puntos torales de ese gremio: el incremento a las tarifas por corrida y la derogación del Reglamento de Tránsito. O sea, taco de lengua para encantar ingenuos. Habría que ver de dónde se va a sostener la nómina y los medicamentos de las farmacias. Como sea del erario, entonces es peculado y mala leche de Víctor Rodríguez... Diego Estrada es un personaje clave en la vida de Guillermo Ibarra Macías, director de Infraestructura en el ayuntamiento de Coatzacoalcos. Es quien ejerce el poder. Es más, es el poder real. Por sus manos corren facturas de supuestos trabajos realizados y cobrados a la Secretaría de Infraestructura, donde se maneja un superpresupuesto, inagotable fuente de riqueza de alcaldes y sus respectivos grupos políticos. Otros personajes, como Esteban Ramírez, director de Atención Ciudadana en la Secretaría de Obras Públicas, tienen que ver con la nómina de aviadores que cobran por la limpieza de canales, pero sin hacer nada. Otros más, como Adriana Pamela Casas, son la voz que más escucha el socio incómodo del alcalde Joaquín Caballero Rosiñol, el director de Infraestructura, Guillermo Ibarra Macías. Sobre todo ella. Es su conciencia...


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