* Las balandronadas del líder del PRI * “El silencio no será la respuesta”:
Ferrari * Juega con fuego el gober * Y
ahora Los Zetas detrás del crimen del fotoperiodista * Fidelismo, duartismo y narco * Samyra, su padrino y su amigo * Retrato de la fiscal regional * Marcelo no le garantiza nada a Pepe Yunes
Mussio Cárdenas Arellano | 04 septiembre de 2015
Tribuna Libre.- Helo ahí. Enredado
en su maraña de violencia y muerte, la del fotoperiodista Rubén Espinosa lleva
a Javier Duarte al clímax del desastre. No sólo gobierna con las tripas, a
golpe de ocurrencias, montado en la mentira, sino que ahora la amenaza es tema
central de la agenda política.
Sus enanos hablan
por él. Un día Flavino Ríos Alvarado, cuya concha es de acero pues cuando pudo
Javier Duarte lo vetó para la alcaldía de Minatitlán; otro, Alfredo Ferrari,
líder del PRI, con pasado borrascoso en áreas financieras del fidelismo, y
Víctor Rodríguez Gallegos, el timorato y tibio, gris y mediocre líder del
Movimiento Territorial, la cara morena de Marcelo Montiel.
“No fui yo”, dijo
el gobernador de Veracruz trasluciendo los estragos del efecto Rubén, su muerte
violenta, la vorágine de información, las marchas callejeras, la condena
mundial, porque un periodista más asesinado, el número 14 tan sólo en el
duartismo, y su vínculo con Proceso, Cuartoscuro y AVC, fue la piedra que colmó
el vaso.
“Ni lo mandé a
hacer”, sentenció Javier Duarte en una estampa que queda para la historia,
reiterando lo que se cansó de afirmar, que es inocente a ciegas, pues lo suyo
es echar a perder las finanzas de un estado, es deberle a medio Veracruz, es
retenerle el dinero federal a los municipios y háganle como quieran, es
burlarse de pensionados, becarios, adultos mayores. Pero matar, no.
Se le veía ardido.
Soltaba una que otra sonrisa, pero el peso de la condena de 640 periodistas y
725 mil firmantes de la carta que apareció en El Universal, titulada “No nos
callarán”, lo llevó al borde de la prudencia. Y la traspasó.
Si lo condenan
tipos como Salman Rushdie, Carl Bernestein, Noam Chomski, Gael García, Sergio
Aguayo, Denise Dresser, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro, Lydia Cacho, seguro
lo condena también el pueblo de Veracruz, los ocho millones de habitantes, que lo
conocen, lo sufren y lo padecen.
Y de esa lógica al
revés, suponiendo que para calmar las aguas hay que suscitar tormentas, surgió
la última perversidad de Flavino Ríos Alvarado, que en su condición de
secretario de Gobierno le encrespa a los intelectuales, periodistas, artistas y
defensores de derechos humanos y de los derechos de los periodistas, con la
advertencia de que ahora sí, para lavar su honor y el de los suyos, los
demandará por daño moral.
Sabe Fla que eso
es arrojarle ácido a la herida, pues el argumento de la pandilla es que le
imputaron al gobernador de Veracruz la autoría intelectual del multihomicidio
de la Narvarte, sin investigar, sin aguantar a que el Ministerio Público
realizara la investigación, sin esperar a que el caso fuera consignado a un
juez y sin saber cuál sería la sentencia de encargado de impartir justicia. O
sea, que publique pero dentro de uno o dos años más.
Lo de Flavino Ríos
es hilarante. Cuántas veces los textoservidores del gobernador despedazan como
jauría rabiosa a los enemigos de su mecenas, con información filtrada, con
datos de la Fiscalía, con historias inverosímiles urdidas por el perverso Enoc
Maldonado, u oculten que una niña y su tía secuestradas tuvieron un desenlace
fatal, asesinadas, para no empañar la cumbre de Senadores priístas con el gobernador
de Veracruz. Eso es no tener sangre sino mala leche en las venas.
Pero cuando el
imputado es Javier Duarte, pretenden los bufones de la corte imponer mordaza.
De entrada, la
demanda por daño moral tendrá que enfocarse a los miles que marcharon por las
calles, que realizaron movilización y protesta, que acudieron a Casa Veracruz,
que se concentraron en el Ángel de la Independencia en el DF, que tomaron la PC
o la lap y escribieron con todas sus letras la expresión “Duarte, asesino”.
Y de paso a los
ocho millones de veracruzanos, a los que Javier Duarte dice representar en
forma honorable —ajá—, que traen en mente que Rubén Espinosa huyó de Veracruz
por amenazas, asedio, hostigamiento y el riesgo de perder la vida cuando
agentes de gobierno lo seguían, lo encaraban y le fueron estrechando el
círculo.
Así perdura la
imagen de Rubén, el fotoperiodista de los movimientos sociales, de las
expresiones de los políticos tomados infraganti, en el imaginario colectivo
que, a priori, como dice el gobernador de Veracruz, ya lo juzgó y condenó
porque fue ese clima de hostilidad que llevó a Rubén Espinosa a la muerte.
En lo de Flavino
Ríos hay dolo. Hágase de cuenta que es el Coliseo Romano, Javier Duarte en el
centro de la arena. Flavino le da cuerda. Le dice que salga a luchar, que puede
con todos. Y Javier Duarte le cree. Camina, avanza, espera a los gladiadores
enemigos. Entonces palidece. No son gladiadores, son leones.
Antes que Flavino
Ríos, otro ilustre priísta, Alfredo Ferrari Saavedra, líder del PRI estatal,
había exhibido los puños, la manopla y los chacos con un discurso que muestra
que la crítica se combate con amenazas.
Dijo Ferrari
—agosto 12— mientras encabezaba la renovación de la dirigencia del Movimiento
Territorial del PRI, que eso no se quedaría así, que a Javier Duarte, por si
Javier Duarte lo dudaba, los priístas lo defenderían.
“El silencio no
será la respuesta —expresó— a los infundios de quienes escudados en la libre
expresión que el Estado garantiza, pretenden debilitar a nuestras instituciones”.
Qué estatura le da
Ferrari a quienes ejercen la libertad de expresión. Tienen a las instituciones
en la lona.
Y advirtió que los
ocho millones de veracruzanos —seguramente incluidos Miguel Ángel Yunes Linares
y sus hijos, los líderes reprimidos por realizar protestas sociales, los
jóvenes universitarios golpeados por un grupo parapolicíaco, el 90 por ciento
de la población— respaldan su gobierno.
A ellos, dijo
Ferrari, les interesa la gobernabilidad, la estabilidad y la paz social que han
construido en muchas generaciones. Y seguro también les interesa la crisis
financiera, la violencia, el secuestro, los mutilados, los olvidados, los
empleados mal pagados, los desnutridos, los hambrientos, que los priístas han
construidos en muchas generaciones.
Ellos, según
Ferrari, rechazan la provocación de quienes buscan denigrar la imagen de su
gobierno y su investidura.
“Eso, señor
gobernador, los priístas no lo permitiremos” sentenció con el tono amenazante
de quienes han hecho del poder un instrumento de caos, las finanzas convertidas
en un volcán a punto de hacer erupción y la violencia, la sangre de miles de
inocentes a manos de un crimen organizado solapado y encubierto, diseminada por
todo Veracruz.
Víctor Rodríguez,
el nuevo líder del Movimiento Territorial, fue menos zalamero y sólo alcanzó a
decir que “ante la calumnia responderemos con trabajo”.
Qué podía decir el
cachorro de Marcelo Montiel, su financiero en la Sedesol estatal y federal, si
Javier Duarte lo vetó para ser candidato a diputado federal por Coatzacoalcos y
lo somete con una migaja llamada Movimiento Territorial.
Juega con fuego el
gordobés. Amenazar es propio de tiranos. “Pórtense bien”, expresó y mataron al
periodista, ex de El Dictamen, Juan Mendoza, en Veracruz. Vinculó a un sector
de la prensa con las mafias. Dijo que no sean los periodistas expresión de la
delincuencia. Y lanzó la parábola de las manzanas podridas.
Agitado el árbol,
lo único que ha caído es su voluminosa figura. Lo despedaza la prensa seria, la
que investiga, la que documenta, la que recoge su fobia y su ira, su desprecio
a los periodistas.
Juega con fuego
Javier Duarte. Arremete contra sus críticos como si no acumulara episodios de
vergüenza, como si el retrato de sus excesos, sus crudas matinales, su chalet
en Arizona, sus paseos por la cuenca, sus noches de bohemia, el sonar de la
guitarra del fiscal, sus malas compañías, las voces de los que le hablan al
oído, como si todo ello no lo hiciera reflexionar.
Gobierna con las
tripas, montado en la mentira, y ahora la amenaza es tema central de la agenda
política.
Ándele, don
Javier, apriete el botón y vuele en pedazos.
Archivo muerto
No para el show.
Filtra la Procuraduría del DF que los asesinos de Rubén Espinosa son Zetas. Lo
dice el segundo detenido por el crimen de la Narvarte, Abraham Trujillo
Tranquilino, en su declaración preparatoria. Implica a dos de los cuatro
hombres que presuntamente ultimaron al fotoperiodista y a Nadia Vera Pérez,
Milena Virginia Martín, Yesenia Quiroz Alfaro y Alejandra Negrete Avilés, el 31
de julio. Dice que Daniel Pacheco Gutiérrez y “Omar”, así, sin apellidos, son
integrantes del grupo delictivo Los Zetas y que acudieron al departamento 401
de Luz Saviñón 1909, porque sabían que la colombiana Mile Virginia Martín había
recogido un ladrillo de cocaína en el aeropuerto. Según Abraham el arma calibre
9 milímetros, la única que fue usada —ajá— es suya, pero que él no entró al
lugar en que los asesinaron sino que esperó en las escaleras —ajá—. Sea como
sea, plagada de contradicciones con lo que afirma Daniel Pacheco, el otro
detenido, la versión ya preocupa en Xalapa. ¿Qué gobierno dejó pasar a Los
Zetas? ¿Qué gobierno instruyó a los medios de comunicación, a sus propietarios,
a columnistas, a connotados informadores de que fuera borrado de su diccionario
la palabra “zetas”? El fidelista. Y con Javier Duarte al relevo, la fuerza de
Los Zetas se acrecentó. Ahí están los señalamientos del jefe regional, Raúl
Lucio Hernández, alias “El Lucky”, a un funcionario de apellido Lagos
—supuestamente Erick Lagos, ex subsecretario del gobierno de Javier Duarte,
quien salió a desmentir aunque pocos le creyeron— que era el enlace con el
gobierno estatal para que nada inquietara al grupo delictivo, según difundió el
periódico Reforma. Así pues, que el nuevo sesgo sea que Los Zetas ultimaron
a Rubén Espinosa y las cuatro mujeres,
no diluye la sospecha sobre el gobierno de Veracruz. ¿Cuántos policías
veracruzanos no fueron dados de baja, investigados, consignados, por haberse
implicado con el crimen organizado, principalmente con Los Zetas?... A Samyra
le hacen su perfil. Incapaz, irresponsable, soberbia, altanera, de florido
lenguaje y trato soez, la definen. Desde las entrañas de la Fiscalía regional
la retratan: camina la dependencia a ciegas, mientras su titular vacaciona;
descansa todo en Hugo Álvarez, ex subdelegado de la PGR, el fiscal regional
bis, al que lo distinguen las mañas de su antigua chamba; es un infierno la
Fiscalía regional en el sur de Veracruz, la vida privada del personal
atropellada y mancillada, los adjetivos hirientes, las “putas” por aquí, las
“putas” por allá, y todos, absolutamente todos, según Samyra Khourie, son una
punta de haraganes sin capacidad de trabajo. Ella, sólo ella, se salva.
Extenso, el reporte habla del magistrado Mariche, su padrino; del agente
conciliador favorito de Samyra, zar de Acayucan y reinos vecinos; los negocios
con la policía ministerial porque cada orden de aprehensión vale lo que vale.
Una cosa es embellecer la oficina y otra procurar justicia. Hay más...
Desmembrado, en su peor momento, el grupo marcelista no es sinónimo de
operación electoral. Dicen sus líderes que la elección federal, el 7 de junio,
reveló que quizá ni Marcelo Montiel Montiel pudiera haber llevado al triunfo al
PRI. Sabido es que unos sacaron las manos y otros las metieron a fondo para
provocarle un sonoro descalabro al candidato tricolor, Rafael García Bringas.
Pero ellos dicen que ni Marcelo la hubiera ganado. Habría que explicárselo con
bolitas y palitos al senador José Francisco Yunes Zorrilla: Marcelo y su grupo
no son sinónimo de triunfo, o Marcelo y su grupo no aportan suficientes votos
en una elección, o Marcelo y su grupo han perdido el control de las colonias y
de las promotoras sociales. Nada, pues, garantiza el aún delegado de la Sedesol
federal en Veracruz a Pepe Yunes, pues en Coatzacoalcos la fuerza del
marcelismo se diluye. Nada mitiga la debacle. Nada evita que las pasiones se
desborden. Nada impide que los Víctors y los Chuchos tengan sus propios
proyectos y que al líder le digan que sí y lo nieguen una vez que les da la
espalda. Si Pepe Yunes busca votos, mejor que voltee a ver otras opciones...
twitter: @mussiocardenas