José Miguel Cobián | 31
octubre de 2015
Tribuna Libre.- La única razón por la cual los países del
primer mundo lo son, es por su desarrollo tecnológico. Su innovación constante
en sistemas de producción y productos. Las grandes inversiones en investigación
y desarrollo de nuevos conocimientos, de nuevos compuestos, de nuevos
productos, incluso de nuevas áreas de investigación y conocimiento.
Son países con el mayor número de
científicos y de ingenieros en proporción por el número de
habitantes. Y por ello, también son los países que nos señalan el rumbo
que debería tomar México (si hubiera mexicanos que amaran a
México).
Los mexicanos tenemos la idea de que con el
sólo hecho de que nuestros hijos tengan una carrera universitaria, tendrán un
mejor nivel de vida que nosotros. Algunos mexicanos mejor preparados,
esperan que sus hijos tengan maestría y en algunos casos hasta doctorado, con
el fin de que tengan un mejor nivel de vida. La mayoría de los padres
permitimos que nuestros hijos escojan la carrera que quieren estudiar (cuando la
pueden estudiar), en lugar de orientarlos sobre las opciones que les darán
mayores posibilidades de éxito. Gracias a ello, caemos en la trampa de
permitir que haya infinidad de egresados de ciencias sociales y
administrativas, o de humanidades, mientras que el país obtiene un mínimo de
egresados de ciencias puras o tecnológicas. Allí está precisamente
la raíz del fracaso de México como país. Y me explico.
La formación científica o de ingenierías
tiene un enorme componente de matemáticas, que a su vez ayuda a formar la
estructura del cerebro y el pensamiento del educando. Salvo filosofía y
en algunos casos derecho, el resto de las carreras no científicas, no
desarrollan la estructura lógica del pensamiento humano, lo cual implica que a
la larga, sus egresados serán menos inteligentes, y tendrán menor capacidad no
solo de raciocinio sino de comprensión de su entorno y habilidades para
enfrentar los problemas que la vida les presente.
¿Está diciendo el columnista que quienes no
estudian ciencias, quienes no aprecian las matemáticas, o la profundidad del
pensamiento humano son menos inteligentes? No exactamente, lo que quiero
decir es que esos que se mencionan en la pregunta, no podrán desarrollar todas
sus capacidades cognitivas debido a que el entorno de estudio no se los exige,
y sólo unos cuantos, que adopten disciplinas similares a las de un científico,
podrán lograrlo.
Si consideramos a un país como si fuera un
ser humano, su nivel de inteligencia, de inventiva, de capacidad para enfrentar
problemas y sobre todo, para crear para sí mismo un mundo mejor en el futuro se
basa principalmente en su capacidad de inventiva, de desarrollo de nuevas
tecnologías, de nuevos enfoques para solucionar sus problemas presentes y
futuros. Pero países como México tienen un nivel de inteligencia
muy inferior a países mucho más pequeños como el caso de Israel o de
Holanda. Eso significa que la brecha en el nivel y calidad de vida
se va a separar aún más conforme los años pasen.
Y pongo algunos ejemplos: En nuestro país
habemos muchos que entendemos que la tradición del día de muertos, es eso, una
tradición, un juego, una simulación, a la que nos prestamos con gusto y
divertidos. Sin embargo, hay un amplio sector de la población que
considera como verdadero el hecho de que los muertos vendrán en estos días
^santos^ a visitar a los vivos.
En Estados Unidos hay una gran preocupación
por parte de los futurólogos, ante el embate de las ignorantes sectas
religiosas, que insisten en que la tierra se creó hace seis mil años. No
se preocupan por la creencia, se preocupan porque a los niños les impiden
conocer la teoría de la evolución, ya comprobada científicamente, y claman por
legalizar que en las escuelas se eduque a los jóvenes con conocimientos basados
en sus creencias, en lugar de conocimientos científicos. Eso condena a
esos jóvenes a iniciar su vida educativa aprendiendo mitos y mentiras, que
exigen sus padres ignorantes, con el fin de continuar con la cadena de
ignorancia, generación tras generación. Este incipiente
movimiento puede exponer el liderazgo tecnológico y económico de los Estados
Unidos, pues reprime el surgimiento del nuevo Einstein americano.
En nuestro país los maestros en general
(salvo muchas honrosas excepciones) no tienen el mínimo conocimiento en
ciencias. Al grado que hablar de física, química, astronomía, matemáticas, etc.
Es hablar de algo totalmente desconocido. Esos maestros que apenas
ayer fueron desalojados en Oaxaca jamás tendrán capacidad de transmitir
conocimientos importantes a sus educandos. Aunado a ello, nuestros planes
de estudio están más enfocados a ciencias sociales como la historia, por cierto
alterada a conveniencia del gobierno en turno, y con ello se impide el
pleno desarrollo de las mentes de los educandos. Tan mal estamos, que a nivel
internacional ocupamos uno de los últimos lugares en las pruebas de
razonamiento matemático o de comprensión de lectura. Es decir,
nuestros niños, el futuro de México, no son capaces ni de entender lo que leen,
ni de hacer una simple operación aritmética. Esto no es
grave, solamente por el nivel de ignorancia al que los condenamos, sino que
también es muy grave a nivel país, pues mexicanos en edad laboral con esas
nulas habilidades sólo están capacitados para los puestos más bajos en la
jerarquía de las empresas, y jamás van a lograr ascender u obtener mejores
ingresos.
Los padres se emocionan cuando logran que
sus hijos sean inscritos en una primaria, sin saber si va a valer la pena el
tiempo empleado en las aulas, para el futuro de sus hijos.
Hace unas semanas, platicaba con un experto
en computación sobre un experimento en la red interna de mi casa. Le expliqué
el diseño que yo quería probar, y en un momento dado le pregunté ¿no eres
ingeniero verdad?... Él me dijo que no lo era, y que como me dí cuenta… Fue muy
sencillo, pues a pesar de ser un experto en su área, y un hombre inteligente,
su capacidad para entender un sencillo esquema estaba muy limitada. Y no
es su culpa, simplemente el sistema que debió educarlo, no le dio esa capacidad
de raciocinio y entendimiento.
Exactamente eso, pero en grado superlativo
es lo que hace México con sus hijos, con las próximas generaciones.
Simula que los educa, para que al final, sean personas sin capacidad de
raciocinio, sin capacidad de comprensión oral, sin capacidad de comprensión de
lo que leen, y sin la mínima capacidad de razonamiento matemático.
Es decir, México educa a sus hijos para ser ciudadanos de quinta en la escala
de naciones. Por ello las escuelas privadas tienen tanto auge,
aunque pocas sean las que realmente cumplen con un mínimo de requisitos para
llamarse instituciones educativas. Por ello, México es una fábrica de
ciudadanos tercermundistas, sólo unos cuantos muy hábiles, esforzados o
privilegiados pueden salir de este círculo vicioso.