Ángel Rafael Martínez Alarcón | 26
febrero de 2016
Tribuna Libre.- Para guiar a los hombres que aquí habrían de
vivir era necesario rescatar la raíz de la antigua cultura, el testimonio del
recuerdo, la conciencia de la historia.
Miguel León Portilla
El pasado lunes 22 del presente mes de
febrero, cumplió sus primeros 90 años de vida. Uno de los mexicanos más
universales que viven en el México de hoy, toda una institución en las más
diversas áreas de las humanidades: filólogo, lingüista, traductor, filósofo,
escritor, investigador, docente emérito de la Universidad Nacional Autónoma de
México. Ex embajador del Gobierno de la República ante las Naciones Unidas para
la Cultura (UNESCO). Con más de 20 doctorados honoris causas de las más
diversas instituciones educativas universitarias tanto nacionales como
extranjeras; miembro de número de las Academias de la lengua e Historia, correspondientes a México. Un
mexicano singular, como la acredita la medalla “Belisario Domínguez” 1995,
otorgada por el Senado de la Republica, máximo reconocimiento que pueda recibir
los ciudadanos mexicanos.
Es sin duda alguna un gran reto tratar de escribir algunas líneas para uno de los pilares de la
cultura en nuestra nación, como lo es
don Miguel León Portilla, nacido en el centro de la gran ciudad de los
Palacios o de México, en la Colonia
Santa María la Rivera; fueron sus padres, el notario Miguel León Ortiz y Luisa
Portilla Nájera. Su trayectoria de casi cerca de seis décadas consagrado a la filosofía, antropología e historia de los
pueblos náhuatl. Autor de una gran producción bibliográfica, miles de artículos
especializados, miles de horas impartiendo cursos y conferencias magistrales
sobre los más diversos tópicos; como lo acredita los cursos impartidos frente a
grupo alrededor del mundo. Estos y muchos más méritos, acreditan su
consagración a su pasión a la historia y a los pueblos antiguos de México. Se
puede leer el amplísimo currículum vitae de don Miguel León Portilla, en la red
en las diferentes instituciones donde es integrante.
En la vida he tenido la oportunidad de estar
cerca del distinguido mexicano, en los ochentas, vino a Xalapa a dictar una
conferencia sobre la vida y obra del jesuita veracruzano de Francisco Xavier
Clavijero; y otra ocasión en la ciudad Universitaria de la UNAM. No tengo
ninguna relación personal, más que su obra escrita; durante mis estudios de
doctorando en la Universidad Complutense de Madrid, en el departamento de
Historia de América uno de la Facultad de Geografía Historia, la mayoría de mis
profesores habían sido compañeros de estudios de Asunción, la esposa de Miguel
León Portilla, y la menor conversación siempre evocan al matrimonio ibérico mexicano, que contrajo nupcias a los
pies de Santa María de Guadalupe en el santuario de Extremadura, hace más de cincuenta
años. hoy en este gran homenaje que las autoridades universitarias le
realizaron, se me interno todos las anécdotas escuchadas en el piso once de la
facultad de Geografía e Historia, sobre la presencia académica de don Miguel
León Portilla, en la tierra de los conquistadores.
Gracias a las nuevas tecnologías, uno pude
ver una seria de videos publicados en el canal de YouTube para deleitarse de
cada una de las conferencias dictadas por este gran mexicano, alumno del Padre
Ángel María Garibay, 1892-1967; de quién recibió la antorcha del conocimiento
del mundo náhuatl, y que por espacio de 60 años a mantenido encendida para las
nuevas generaciones no sólo de mexicanos sino para los humanistas del siglo
XXI. Cf: https://www.youtube.com/watch?v=GZA527_bA8M
Hoy en el mundo neoliberal y global, la obra de Miguel León
Portilla, ha sido traducida a los más diversos idiomas del mundo. Leer su obra
también es sumergirse al mundo filosófica de una las culturas de Mesoamérica,
como fueron los náhuatl.
En su discurso de ingreso a la Academia
Mexicana de la Lengua, Miguel León Portilla, afirmaba: Los maestros de la
palabra, los tlatolmatinime, como se les llamó en su lengua, eran sacerdotes,
poetas y sabios, autores de discursos, empeñados en dominar el difícil arte de
expresar el pensamiento con el matiz adecuado y la metáfora que abre el camino
a la comprensión. Eran, como se lee en un texto indígena, “artistas del labio y
la boca, dueños del lenguaje noble y la expresión cuidadosa”. Muchos de ellos,
eran también maestros en los centros prehispánicos de educación, donde, junto
con lo mejor de la herencia cultural prehispánica, se enseñaba también el
tecpillatolli, o sea el lenguaje noble y cuidado. Esos mismos maestros de la
palabra habían creado las que se llamaban icniúhyotl, fraternidades de sabios y
poetas, que se reunían con frecuencia para dar a conocerlas ideas,
composiciones y discursos de sus miembros… Ciudad de México, el 27 de julio de
1962.
Entre las obras escritas destacan: Visión de
los vencidos, 1959; Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares
1961; Trece poetas del mundo azteca, 1967; Historia natural y crónica de la
antigua California, 1973; El toltecallotl, aspectos de la cultura náhuatl,
1980; Bernardino de Sahagún, 1987, y La tinta negra y roja. Antología de poesía
náhuatl, 2008