* Vuelve a embestir el dueño de El Buen Tono
* Ya muerta, enloda a Anabel Flores * Amenazas al columnista Aurelio
Contreras * Los hombres armados y el silencio de la Fiscalía * La
tibieza de la CEAPP * Pipo Vázquez: no ganar sino restarle votos a Yunes
azul
Mussio Cárdenas Arellano | 22
febrero de 2016
Tribuna Libre.- Hay granujas menos
detestables. Aún así, no se puede obviar a José Abella, dueño del periódico El
Buen Tono, que criminaliza a una periodista asesinada, que se exhibe con
militares, sus funcionales guaruras, y que reta y amenaza, insulta y ataca al
columnista Aurelio Contreras por cuestionar por qué la Fiscalía no lo llama a
explicar si está ligado a la delincuencia.
Sainete tras
sainete, hablada tras hablada, José Abella va exhibiendo que cuerdo no está,
disparatadas sus palabras, demenciales sus juicios, escandaloso su andar cuando
en proyección nacional, en los medios que le dan espacio, categoriza a los
reporteros de información policíaca como empleados del crimen organizado.
Todos, para él,
callan porque están en la nómina de los delincuentes.
Todos, hasta los
de medios nacionales, ni se diga los de Veracruz.
Arremete contra
Anabel Flores Salazar, levantada el lunes 8 en su hogar, en Mariano Escobedo,
cerca de Orizaba, a manos de un comando armado, criminalizada horas después por
la Fiscalía de Veracruz, y hallada un día más tarde, el martes 9, en una
carretera de Puebla, a la altura de Tehuacán, sin vida, estrangulada.
Trabajó Anabel
Flores para el El Bueno Tono y ese fue el detonante. Salió al paso José Abella,
su propietario. Pudo expresar que la reportera dejó de laborar hacía tiempo,
que hubo un desacuerdo, que la empresa cesó su relación laboral. Y ya.
Pero no. Ya
muerta, José Abella la embistió. Ya muerta, le imputó ligas con el crimen
organizado. Nadie puede traer una camioneta Patriot con el miserable sueldo que
le pagaba, 6 mil pesos mensuales. ¿No le dará vergüenza sentirse magnate
periodístico, pagador de una millonada en impuestos, y no ofrecer salario sino
darle una limosna a sus reporteros?
Quiso ir más allá.
Expresó que Anabel Flores era una pieza del crimen organizado. Y eso en El Buen
Tono es ina-cep-ta-ble. Y se tuvo que ir. Y aguantar que su dueño le recete una
felpa post mortem cada que habla, al cabo que sólo los muertos no se pueden
defender.
Criminaliza José
Abella como criminalizan Javier Duarte y “Culín”, alias el fiscal, alias Luis
Ángel Bravo Contreras.
Todavía Fisculín
recula. Y como los perfectos no se equivocan, le dice a Denise Maerker en
Atando Cabos, en Radio Fórmula, que sí hubo una pifia pero que el error fue del
área de comunicación de la Fiscalía. Echó mano de rumores que corrían en las
redes sociales y de información extraoficial. O sea, sus métodos de
investigación le permiten revivir muertos, como ocurrió con José Márquez
Balderas, alias “El Chichis”, ex jefe Zeta en la región de Orizaba, y enlodar a
una reportera que fue testigo de un levantón militar en Acultzingo, el 30 de
agosto de 2014, cuando se llevaron a Víctor Osorio Santacruz, alias “El
Pantera” y no volvió a vérsele con vida.
Una carta suscrita
por medio centenar de periodistas, el mismo día del levantón de Anabel Flores,
conminaba a las autoridades a no criminalizar a priori, a realizar la
investigación apegada a derecho y no atribuirle conductas vinculatorias a los
reporteros con la delincuencia hasta no investigar. Javier Duarte y “Culín
optaron por frenar la embestida. José Abella no.
Siguió en lo suyo.
Atacó desde otros frentes. Acudió a espacios de prensa en la ciudad de México.
Planteó su verdad. Y lo hizo mal.
A Ciro Gómez
Leyva, también en Radio Fórmula, le reiteró que Anabel Flores Salazar era quien
pagaba a los reporteros de nota policíaca por omitir información relacionada
con los grupos delictivos. Era, según José Abella, la operadora de los Zetas
entre la prensa.
Fuera de sí, el
político metido a periodista, propietario de El Buen Tono, fundó ese medio,
dice, por el patético rol que jugaban los comunicadores, al servicio de las
mafias del poder, incapaces de decir la verdad.
Fallan los demás,
él no. Lo devoran en las redes sociales cuando se le observa en una fotografía
acompañado de seis individuos, cinco de ellos con armas de alto poder, en un
área rural. Lo destrozan y lo sacuden. Le imputa el abogado fidelista Jorge
Reyes Peralta que tiene ligas con el crimen organizado y que se exhibe con
delincuentes.
Viral, la imagen
es de escándalo. Explica José Abella que no son delincuentes. Son sus guaruras,
militares asignados a su cuidado.
“Esas personas que
aparecen conmigo —señaló—, son gente del Ejército Mexicano, del grupo Aeromóvil
de las Fuerzas Especiales. Lejos están de ser delincuentes, incluso el que está
junto a mí de sombrero es hijo de un almirante de la Marina”.
Explicaba a Radio
Fórmula que la fotografía la difundió él mismo en Facebook, el 12 de septiembre
de 2015.
Refería que en los
años 80 formó parte de los Marines en Estados Unidos. Sí, con los Marines pero
orgulloso, supuestamente, del Ejército mexicano. Tan orgulloso que ahora los
trae de chogumas.
“Yo soy orgulloso
de las fuerzas armadas mexicanas, porque conozco desde dentro a esas fuerzas
armadas, y yo no sé por qué aquí en México criminalizan a todo aquel que porta
un arma”, agregó.
En México, dijo,
se espantan “hasta porque matan a una periodista y digo que estaba involucrada
en el crimen organizado, coludida con ellos, piensan que no es posible que un
periodista puede ser malandro. Sí claro, muchos aquí en el estado, y muchos en
el país que están bien metidos en la mafia”.
Por eso, afirma,
despidió a Anabel Flores de El Buen Tono.
“Era la que se
encargaba de pagarle a los periodistas para que se callaran la boca, de la
página roja en la zona de Córdoba”, sentenció.
Lo alteró cómo se viralizó
la fotografía suya con los guaruras militares, pero nada dice de otra en la que
aparece con Javier Duarte, el brazo del gobernador en su hombro, sonrientes
ambos, prclives ambos a criminalizar periodistas.
Lo irritó peor que
el periodista Aurelio Contreras, en su columna Rúbrica, el martes 16, conminó a
la Fiscalía a citarlo a declarar:
“¿Y a qué hora va
a mandar la Fiscalía General del Estado su boletín informando que se
investigarán los presuntos nexos de José Abella con el crimen organizado?”.
Estalló. Y con un
caos en el cráneo, con ira demencial, la amenaza, la provocación, el agravio
familiar, el insulto.
A eso de las 7:52
de la mañana, el miércoles 17, José Abella lanzó la primera amenaza:
“Porque pago mil
veces más impuestos que tú.
“Porque creo 1000
fuentes de empleo y tú ni sirvienta pagas.
“Así que habemos
de mexicanos a mexicanos.
“Tú por ejemplo
representas a la prensa manipuladora que mantiene este país en el atraso.
“Así que si
alguien se debe enojar que vivan de los privilegios de las millonadas que pago
de impuestos, soy yo, no tú.
“Pendejo.
“Y ojalá y algún
día tengas el valor de hablar detrás de tu pantalla, y me lo digas de frente,
para darte un madrazo en el hocico, porque sé que ni las manos vas a meter.
“Y si eres de
honor, dime dónde nos vemos antes de la una!
“Pinche periodista
cobarde”.
Cinco minutos
después, a las 7:57, soltó otra:
“Si no lo ha hecho
el fiscal, por qué no vas a presentarla tú.
“Todo mexicano
tiene la obligación constitucional de ir a denunciar crímenes.
“Ni con tu mamá
tengo nexos, ni con ‘periodistas’ con plumas pagadas como la tuya, ojalá tengas
el valor de hablarme y citarme en algún lugar para que me acuses de eso de
frente, pinche Maricón.
“Pendejo”.
Es José Abella,
político, autoinventado periodista que asegura haber fundado El Buen Tono por
discrepar de la forma en que se comporta la prensa, callando la verdad, sujeta
a intereses personales, a la dádiva para callar la información que requiere la
sociedad.
¿Está loco? Quizá.
Sus reacciones son inverosímiles, disparatadas, condenables, potencialmente
violentas. Y decía que pretendía cambiar el periodismo en Veracruz.
Al respecto, la
Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas apenas emitió
un comunicado en que condenó el uso de expresiones de un directivo de un medio
de comunicación contra un columnista, o sea Aurelio Contreras. ¿Y las medidas
cautelares para garantizar su seguridad?
“La CEAPP —señala
en la red social Twitter, no en su portal oficial— expresa su preocupación por
declaraciones de directivos de medios de comunicación, que criminalidad,
amenazan y podrían generar efectos negativos generales, al contribuir a la
naturalización de la violencia contra periodistas; comentarios de esa
naturaleza representan, per se, una práctica contraria al libre ejercicio de la
libertad de expresión, debido al efecto amedrentador que generan sobre el libre
flujo de información”.
Ni una mención a
José Abella. Ni una alusión al origen del conflicto. Omite el nombre de Aurelio
Contreras, aberrante la evasión ante el amago, la amenaza, la desproporción del
marine cordobés, el lenguaje obsceno, la vulgaridad del rufián.
Vergonzoso rol juega
la CEAPP, como siempre, situada al lado de los sátrapas, el insensato que en un
estado dominado por la violencia no duda en exhibir a la guarurada militar. O
sea, los recursos públicos empleados para la innoble tarea de cuidar a un pillo
con tendencia a la agresión. En lo que vino a parar nuestro valioso Ejército.
Sucia su mente,
sucio su hablar. Dicen Hugo Morales Alejo y Noé Zavaleta que José Abella
generaliza sin responsabilidad. No todos los periodistas del área policíaca
están al servicio del narco, no todos callan por dinero. Amenazados, quiénes se
van a atrever a publicar lo que irrita al crimen organizado.
“A todos nos han
levantado, a todos nos ha tocado”, dice Hugo Morales Alejo, director del portal
LaNigua.com. “Pero yo no puedo ratificar lo que dice este señor. No acepto que
se criminalice a cualquier compañero que acaba de morir y que la opinión
pública diga que andaba metido en algo”.
Rechaza que Anabel
Flores recibiera dinero del narco. “Ni siquiera existían rumores. Esa versión
la dio el mismo sistema del estado, que manda correos subterráneos, inclusive
alteraron una nota de Noé Zavaleta de Proceso. Nadie está obligado a publicar
lo que no quiere, pero tampoco a recibir dinero que no quiere”.
Noé Zavaleta,
corresponsal de la revista Proceso, recuerda que José Abella fue candidato del
PAN a la alcaldía de Córdoba y perdió. Entonces le dio por ser periodista,
ahora alineado con el gobierno de Javier Duarte.
“A nivel nacional
lo ven como el director de un periódico, pero la percepción en Veracruz es que
es un político, sería una generalidad decir que todos los reporteros recibimos
dinero del crimen organizado”, dice.
Del propietario de
El Buen Tono dice la periodista Silvia Núñez Hernández, directora de AGN
Veracruz, en su columna Fuera de Foco:
“José Abella
García ha demostrado ser un sujeto con evidentes carencias de inteligencia y
ética. Infamia tras infamia han sido parte de su estrategia para atacar a sus
detractores y su falta de capacidad intelectual se ve evidenciada cuando sabe
que no poder ganar una interlocución sensata, madura y de altura con otra
persona, explota con descalificaciones e insultos, característica en una
persona que creció con padres disfuncionales. El gobierno de Javier Duarte le
ha sido muy útil. El congratularse Javier Duarte con muchos millones de pesos
por delante, para salir constantemente cómo un bravucón ignorante. Éste, sin
empacho alguno, se ha volcado a menospreciar a las personas —principalmente de
los trabajadores de su medio ‘desinformativo’ amarillista— que cuando quiere
despedirlos, los presiona para que firmen ‘voluntariamente’ su renuncia y no
darles absolutamente nada de lo que por ley les corresponde.
Vaya tipo.
Archivo muerto
Primero Buganza,
después Bueno Torio. Con nada disminuye la fuerza de Miguel Ángel Yunes
Linares, el cuasi candidato de la alianza PAN-PRD al minigobierno de Veracruz.
Ni Sor Buganza —Gerardo Buganza Salmerón— ni Juan Bueno Torio provocan la
escisión panista que pudiera restarle intención de voto a Yunes azul. Echa mano
Javier Duarte, Fidel Herrera, Don Beltrone, sus pandillas y sus mafias, de
Alejandro Vázquez Cuevas, cartuchazo quemado que se vende en euros lo que no
vale en tumines. Va por el Partido Encuentro Social, que decir nada es lo
mismo, los oficios de Gonzalo Guízar Valladares que así le tiende la mano a su
amigo y protector desde que militaba en el PRI, Héctor Yunes Landa, el de la
lengua larga y la cola de rata. Si algo lleva tatuado en la piel Pipo Vázquez
es su fidelismo. Sábese cómo increpaba a Fidel Herrera en los albores de su
sexenio: “Con F de fraude, con F de Falso” lanzaba el lema y distribuía
cartelones que los ediles panistas colocaban en sus oficinas. Luego se volvió
su sirviente, operando en el Congreso de Veracruz, Pipo Vázquez liderando a la
bancada panista, usando a los diputados azules, ganando puntos, sacando raja.
Terminó el sexenio de Fidel y la generosidad lo alcanzó: dos notarías, una para
su esposa Tamara Morales y otra para su asesor, Ángel Ramírez Bretón, como
revelara con una documentada columna la periodista Claudia Guerrero Martínez,
autora de Entre lo Utópico y lo Verdadero, en noviembre de 2010, cuando se
extinguía el sexenio fidelista. Pipo Vázquez no es reactivado para ganar la
elección sino para restarle votos a Yunes Linares. Y Gonzalo Guízar siembra en
la parcela de Héctor Yunes, que de ganar la elección de gobernador, le asegura
la alcaldía de Coatzacoalcos…