* Héctor Yunes, el candiduarte * La complicidad del PRI * Fingen que se deslindan * El desgobernador, solapado por su partido * Duartistas serán candidatos del PRI * Benítez y Karla Enríquez, listos * Candidata mujer por la alianza PAN-PRD en
Coatza
Mussio Cárdenas Arellano | 26
febrero de 2016
Tribuna Libre.-Terrible el
escenario electoral, vende el PRI que el malo es Javier Duarte, que debe hablar
con la verdad, encarar la ley. Ahora sí. Se lo sacude cuando siempre lo
encubrió, para allanarle el camino a Héctor Yunes y evitar, si es que aún puede,
una descomunal derrota el día de la elección.
Qué tretas las del
PRI. Cómplice siempre, calló los excesos y los atracones de poder, el saqueo y
el desastre, la quiebra de las finanzas y la deuda impagable, la represión al
pueblo y el baño de sangre, el paso libre al crimen organizado hasta ver a la
policía de Veracruz abasteciendo de carne inocente a los verdugos del mal.
Dice ahora Manlio
Fabio Beltrones que el gobernador debe acudir a la verdad, aclarar cuentas,
esclarecer las cifras, explicar en qué instante se extravió el dinero, casi
nada, algo así como 35 mil millones de pesos. Ahora sí.
Habla Don Beltrone
a Reforma, este martes negro para el duartismo, martes 23, y se alienan los
astros para diseñar la salida de Javier Duarte del gobierno de Veracruz.
Le preguntan si el
PRI seguirá apoyando a Javier Duarte y, seco, responde: “Nosotros estamos
respaldando a Héctor Yunes como candidato”.
No se irá por
gusto, ni en plan grande. No tendrá cabida en el seno del peñanietismo, en su
gabinete, en la Secretaría de Turismo o en el Infonavit, como se le auguraba
cuando el presidente EPN aún lo traía de cuate, el único amigo jarocho, según
el mitómano gobernador, que tenía en Veracruz.
Horas después, el
columnista Edgar Hernández, auguraba la renuncia en su Línea Caliente, con un
“Duarte, ¿cuándo te vas?”.
Retrataba el
Premio Nacional de Periodismo ese caos llamado duartismo, que acumuló repudio a
granel, que provocó a la sociedad, que vapuleó a pensionados y estudiantes, y
que un día, en el café La Parroquia de Veracruz, creída la gente que el que
hacía acto de presencia era Javier Duarte, comenzó a gritarle “Ratero, ratero,
ratero”. Y de ahí el “Fuera, fuera, fuera”, que fue captado en videos que
inundaron las redes sociales.
No era el
gobernador. Javier Duarte lo aclaró, él en su despacho de palacio, ese que usa
de vez en nunca porque es más placentero gobernar desde Casa Veracruz, la
residencia oficial, con el cel en la mano, a tuitazos y feisbucazos, frente a
la pantalla, clavado en el Xbox, con los Cheetos y la Coca al alcance.
No era Javier
Duarte pero sí el repudio de la gente. Se vaciaban los odios, se volcaban los
rencores, la mentada y el reclamo a quien nunca entendió que significa ser
gobernador.
Evoca el episodio
de La Parroquia a los días posteriores al lopezportillismo. Había dicho José
López Portillo que defendería el peso como un perro, y falló. Se devaluó la
moneda, se fueron los capitales, se abatieron las finanzas. Lloró en el
Congreso, impotente el engreído.
Y así, cuando lo
veía la gente llegar a los restaurantes, ya sin la aureola de presidente,
comenzaban a ladrarle. Crecía el coro. Ladraban más. Sonreían y ladraban.
Gritaban y ladraban. Y JoLoPo terminaba por largarse, con su esposa Sasha, la
de las películas de burlesque y encuere, y con su escolta. Los mataban a
burlas.
Así le irá a
Javier Duarte, repudiado por el pueblo que lo ha sufrido, ahora que se consuma
la premonición, lo que pocos auguramos desde que Fidel Herrera Beltrán
bursatilizó el impuesto de la tenencia vehicular. Iba a haber quiebra y la
quiebra ya está.
Don Beltrone habló
de cuentas claras e instó a que Javier Duarte no oculte la verdad. Qué
desmemoria o qué cinismo. Don Beltrone es el mismo que acudió al rancho San
Julián, en el feudo de los Yunes Zorrilla, en Perote, y ahí, frente a todos
sonreía, se abrazaba, convivía y con-bebía, celebraba las payasadas y los
chistoretes del gobernador de Veracruz.
Pudo instarlo ahí
a hablar con la verdad, decir cuánto debe su gobierno, cuánto no pudo
solventar, cuántos de los 35 mil millones detectados por la Auditoría Superior
de la Federación fueron objeto de robo, de saqueo, de corrupción. Se trata —y
se debió tratar en San Julián— de hablar con la verdad.
Pero en esos días
la misión era encubrir, Javier Duarte y el PRI, uno solo, solidarios en el
fango, en la corrupción.
Describe la trama
de lo que teje el PRI, la periodista Claudia Guerrero Martínez, autora de Entre
lo Utópico y lo Verdadero, directora y propietaria del portal Periódico Veraz.
Fue conclave en el
PRI nacional, el lunes 22. Don Beltrone convocó a Pepe Yunes, el senador; a
Héctor Yunes, el precandidato a la microgubernatura; a Emilio Gamboa Patrón,
líder de los senadores priistas; a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de
Gobernación. Decidió que Javier Duarte debe dejar el poder.
“La
radiografía electoral mostraba que el
culpable de la falta de credibilidad entre los veracruzanos hacia el PRI, es
gracias a la pésima gestión de Javier Duarte de Ochoa… Y así, alguien deberá
salir, para no seguir perjudicando el Proceso Electoral en Veracruz y por
ende, a los pre y candidatos
tricolores…”.
Agregó Claudia
Guerrero:
“En las próximas
horas se dará el anuncio de la
separación al cargo como
Gobernador de Veracruz, Javier Duarte de
Ochoa… Quizá lo enfermen y su estado de salud se diga ser ‘grave’… Quizá lo
despidan de manera fulminante y sin miramientos… Lo interesante es que ya hay
traidores a Duarte y quienes como las ratas salen del barco, antes de que este
se hunda….
“Mientras, en las
cuatro paredes de la oficina principal de Casa Veracruz, Javier Duarte de Ochoa
trata de negociar, con dinero de los veracruzanos… Intenta comprar a operadores
políticos y pretende imponer su voluntad, al
no querer dejar el puesto, ‘pataleando’ de manera vergonzosa para no
dejar el poder y la ubre gubernamental”.
Un remolino
envolvía a Javier Duarte y él sólo tuiteó que se hallaba en la ciudad de
México, junto al presidente de la Fundación Teletón, Fernando Landeros,
suscribiendo acuerdos para el futuro.
Ese martes reiteraba
que no se va. Visitó medios de comunicación en el puerto de Veracruz y ahí le
cuestionaron sobre los rumores de su salida. “Falsos”, respondió desdeñando los
comentarios del virtual candidato de la alianza “Unidos para Rescatar a
Veracruz”, Miguel Ángel Yunes Linares.
Su área de
comunicación comparó la versión de su salida con el episodio de La Parroquia,
donde lo abuchearon sin que el gobernador estuviera presente, creídos los
comensales que el que arribaba era Javier Duarte.
Debe irse, aunque
no obedece a un acto de justicia ni para enfrentar la ley, rendir cuentas por
el saqueo y el abuso, por el caos en que sumió a Veracruz, la deuda descomunal,
la burla a los que les debe, pensionados, empresarios, proveedores, maestros, a
la Universidad Veracruzana, al Órgano Público Local Electoral.
Se irá, no porque
la justicia lo vaya a alcanzar sino como una treta política del PRI, para dejar
de ser un lastre para Héctor Yunes, su campaña en las últimas, sin intención de
voto, atrapado en el repudio a Javier Duarte, pero también al PRI.
Nadie concibe a
Javier Duarte por un lado y al PRI por el otro. Son lo mismo y son los mismos,
les dice en cada foro, en cada entrevista, Miguel Ángel Yunes Linares.
Horas después,
cuando la información de Claudia Guerrero viralizó las redes sociales, cuando
desató la furia de los amigos del Face y los tuiteros, los internautas, Héctor
Yunes se volvió a colgar del escándalo, necio en que puede hablar de
culpabilidades pero no de culpables.
“Hay una ola
gigantesca de exigencia para que se rindan cuentas en Veracruz”, señaló el
precandidato del PRI, el candiduarte, e instó la intervención federal para
enterar a los veracruzanos de lo que ha ocurrido con la aplicación de los
recursos públicos.
“Aplaudo y
agradezco la postura que he sostenido por largo tiempo: Debe sancionarse la
corrupción. Es ahora o nunca”, agregó. ¿Ah, sí? ¿Y los elogios a Javier Duarte
en los eventos de Alianza Generacional? ¿Y el silencio encubridor desde el
Senado?
“No podemos seguir
siendo vergüenza nacional”. Y aseguró que nadie tiene que llegar a Veracruz a
limpiar la casa. Eso “lo hacemos desde el PRI”. O sea, el lodo purificando al
lodo.
¿Y los nombres? Ni
ahí menciona a Javier Duarte.
Describe la farsa
el candidato azul-amarillo, Miguel Ángel Yunes Linares. No hay justicia. Es una
trama, una treta, un show. El PRI busca salvarle el pellejo a Héctor Yunes.
Javier Duarte
dejaría el cargo “no para hacer justicia a los veracruzanos, sino para proteger
al PRI y su candidato tapadera porque saben que tienen perdida la elección a
gobernador”, expresaba en un video que circuló de inmediato en las redes
sociales.
E insistió en que
Duarte y sus secuaces deben devolver lo robado. “Queremos saber dónde están los
millones destinados a la salud, a la educación, (…). Queremos antes de que
Javier Duarte se vaya, verlo ante un juez, a él y a los funcionarios de su
gobierno y a los pseudoempresarios que prestaron su nombre para quebrar
Veracruz”.
Si quitan a Javier
Duarte “para protegerse”, los veracruzanos “nos la vamos a cobrar, no vamos a
caer en la trampa, no nos van a ver la cara”, enfatizó.
Y apuntó:
“Nosotros queremos
justicia, que devuelvan el dinero que se robaron, que Veracruz se desarrolle y
haya seguridad (…) sí, que quiten a Duarte, pero que vaya a la cárcel, que
devuelva lo que se robó, él y toda su banda”.
A su vez, Fernando
Yunes Márquez, su hijo, senador panista, encabezaba a la fracción legislativa
que solicita el juicio político al gobernador de Veracruz.
Clara, la maniobra
pretende alargar el tiempo de Javier Duarte en el gobierno de Veracruz, mínimo
un mes, que siga siendo la piedra atada al pie de Héctor Yunes, el fallido
candiduarte del PRI.
Qué ironía. Hace
meses los panistas demandaban la caída de Javier Duarte y los priistas lo
defendían y sostenían. Hoy son los priistas quienes lo quieren lejos del
gobierno de Veracruz, que no le cause daño a Héctor Yunes y al PRI, y son a los
panistas, los Yunes azules, a quienes les conviene que permanezca mínimo un mes
más en el cargo, para ahondar la crisis priista.
Javier Duarte, su
desgobierno, el conflicto por los dineros, con la UV, el OPLE, el Tribunal
Superior de Justicia, los burócratas y pensionados, las desapariciones a manos
de policías, la ola de sangre, la violencia, el levantón, el secuestro, la
extorsión, minan y socavan al candiduarte Héctor Yunes.
Una medición
confiable dice que el PRI va abajo de la alianza PAN-PRD por cinco puntos en
intención de voto. Otra sostiene que la brecha es superior a 10, desfavorable
al tricolor. Tácitamente irreversible la derrota y de ahí la urgencia de que el
principal negativo de Héctor Yunes, el gordobés que desgobierna a Veracruz, se
vaya.
Farsa pura su
salida. Es terrible el escenario electoral del PRI. De ahí el sacrificio de
Javier Duarte. Huida sin culpa, sin justicia. Impunidad y premio al atraco.
Cómplice, el PRI
le aguantó a Javier Duarte el saqueo y el abuso, el caos financiero, la ola de
sangre. Y nunca alzó la voz. Ha sido su gobernador, su corrupto, su represor,
su enemigo de la prensa, el perseguidor de Rubén Espinosa hasta su muerte
violenta, su golpeador de pensionados, de ancianos, de lisiados, el mago que
desapareció los recursos, que dejó sin dinero a todos.
Ahora es un
lastre. No dejó crecer a Héctor Yunes, sus negativos cada vez peores, afectando
la campaña, enfilando a la derrota.
Y por eso se va.
Archivo muerto
Así que no hay
pacto con Javier Duarte, que él, Héctor Yunes Landa, es su crítico, que el
duartismo no será gobierno en Veracruz. Eso pregona el precandidato del PRI con
ganas de que los veracruzanos le crean. Cómo explicar, entonces, que Vicente
Benítez González, el pagador de Javier Duarte en la campaña de 2010, deje la
Oficialía Mayor de la Secretaría de Educación porque será en candidato priista
—propuesto por el Panal en alianza con el PRI, que es lo mismo— a diputado
local por San Andrés Tuxtla. Cómo entender que Karla Enríquez Merlín,
chamaquilla aún, hija de la diputada Gladys Merlín Castro, deje la
Subsecretaría de Fomento y Gestión Ambiental del gobierno de Javier Duarte y
contienda por la diputación que mami le pretende heredar en Cosoleacaque.
Embustes puros de Héctor Yunes. Si gana el PRI, ganan los duartistas, gana
Fidel, ganan los que han saqueado a Veracruz, a su lado la escoria, los que han
agraviado a los veracruzanos… Casi un hecho que la alianza PAN-PRD, denominada
“Unidos para Rescatar a Veracruz”, tendrá candidata mujer en el distrito 29, el
Coatzacoalcos Urbano. Y no se descarta que para enfrentar al marcelismo y el
embate de Morena, el partido del Peje López Obrador, se opte por una dama de la
sociedad civil. Se cocina en el alto mando de la alianza…