* Del “fuiste tú” al “lo sabía” Bermúdez *
Veracruz: estadística de sangre * Dolores Padierna exhibe a Duarte
* Ahora Cesar Camacho contra el gobernador * Yunes azul vuelve al sur * A
ver si no lo desairan de nuevo * Las obsesiones de Héctor Yunes *
Revienta Morena en Cosoleacaque * Imposición de esposa de Darío Aburto
provoca condena * “Dedazo del peor estilo” * Nahle, señalada
Mussio Cárdenas Arellano| 08
marzo de 2016
Tribuna Libre.- “Fuiste tú” le
gritan aún a Javier Duarte. Le imputan el crimen de Rubén Espinosa, el
fotorreportero. Le increpa todo Veracruz por la violencia y el baño de sangre.
Y ahora la voz que acusa “lo sabía” el secretario Bermúdez Zurita por la mano
asesina de su policía, por los levantones, por su complicidad con la
delincuencia mayor.
“Fuiste tú”, le
siguen diciendo entre el gremio de prensa al gobernador porque no sólo se mata
cuando se jala el gatillo sino cuando se fomenta el odio a un gremio, se
destila rencor contra los críticos, se les estigmatiza como “manzanas
podridas”, va tejiendo la inquina el clima de hostilidad, se criminaliza a los
periodistas asesinados, todos según la versión oficial, excepto la corresponsal
de Proceso en Veracruz, Regina Martínez Perez, ultimados por el crimen
organizado porque algo tenían que ver ahí.
Nadie pierde la
vida por lo que escribe, según el evangelio duartista. Nadie es asediado por
decir la verdad, según la tesis de Javier Duarte. Nadie recibe golpizas
salvajes, según el gobierno criminal, por captar el acarreo de personas a la
noche del Grito, a escuchar al gobernador, como le ocurrió a Karlo Reyes, atacado
por policías vestidos de civil.
De embustes vive
Javier Duarte. Disfrazada de gente normal, decente, su policía infiltra
movimientos sociales y desata desmanes; sus agentes se incrustan entre gente
que protesta y así saben sus tácticas de lucha; un día son “periodistas” que se
mezclan entre reporteros; un día se les ve de civil entre los pensionados o
siguiendo y vigilando a reporteros, como Rubén Espinosa denunció antes de
partir al DF, alcanzado ahí, asesinado ahí.
Farsante como es,
Javier Duarte se exculpa y exculpa a su pandilla, a los cómplices de sus odios,
a la policía represora que auspicia la clase política, cuya simbiosis ha
derivado en el peor episodio para la prensa crítica y para las voces que se
expresan con libertad.
“Fuiste tú, le
gritaban los periodistas aún llorando a Rubén Espinosa, colaborador de Proceso,
Cuartoscuro y AVC, asesinado en un departamento de la Narvarte, en la ciudad de
México, su refugio, su exilio, huyendo de la persecución de los agentes del
gobierno de Javier Duarte.
Ahora es “lo
sabía”. Y sí, Arturo Bermúdez, el general de cero estrellas, así como Javier
Duarte, sabían y saben que la policía veracruzana levanta inocentes, los
tortura, los entrega al crimen organizado y los envía a morir.
“Lo sabía”
Bermúdez, le dice el alcalde de Playa Vicente, Abdón Márquez Márquez, cuando se
refiere al levantón de los cinco jóvenes de ese municipio, el 11 de enero,
cuando transitaban en Tierra Blanca.
Sabía Bermúdez que
el delegado de la Secretaría de Seguridad Pública, Marcos Conde Hernández, se
dedicaba al levantón y que entregaba la gente, sus víctimas, al crimen
organizado. Abdón Márquez se lo había expresado de viva voz y la respuesta fue
encubrir al criminal.
Era una práctica
recurrente en Marcos Conde. Lo había hecho con otros jóvenes. Lo seguía
haciendo. “Ese Marcos Conde es un policía malo, se dedica a hacer ese tipo de
ilícito, se dedica a entregarlos a la banda organizada”, expresó el alcalde.
En 2014, agregó,
instaló retenes en Playa Vicente y ahí levantó jóvenes. Brutal, lo que describe
después el edil:
“Los levantó como
policía, al otro día los tiró en frente del palacio en camioneta con gente de
civil encapuchada y armada, muy golpeados y quemados”.
Llevó su denuncia
al secretario Bermúdez. Preguntó entonces el “general” cómo era Marcos Conde.
“Es excelente, un hombre que da resultados”, le respondieron.
¿Es excelente o es
criminal?
Hoy Marcos Conde
está acusado, detenido, sujeto a juicio por el levantón de los cinco jóvenes de
Playa Vicente. Sus subalternos los entregaron al crimen organizado. Según la
“mentira histórica” todos fueron asesinados y sólo dos cuerpos han sido
hallados, calcinados, versión que los familiares se resisten a aceptar, menos a
creer.
“Fuiste tú” y “lo
sabía”, resumen el caos violento que distingue a Javier Duarte, a su gobierno
priista, a la mafia en el poder.
Va más allá de la
complicidad por omisión o por disimulo. Delinque el gobierno de Javier Duarte,
enterado el “general” Bermúdez que su “excelente” delegado en Tierra Blanca es
un policía enfermo, sádico en extremo, que levanta inocentes y hasta policías
donde va, sea en Cardel, Úrsulo Galván, Tierra Blanca, Playa Vicente.
No aprobó los
exámenes de control de confianza y ahí sigue, por “excelente”, porque “da
resultados”.
¿A qué resultados
se refiere el falso general Bermúdez? A la cuota de personas que exige el
crimen organizado, a la tortura que sufren sus víctimas, a la gente que entrega
golpeada y quemada, a aquellos decenas, quizá cientos, de inocentes a los pone
en manos de los malosos y ya no se les vuelve a ver?
Rebasa la
complicidad el caso Veracruz. Son tan malos los malosos como la policía
duartista, como Bermúdez, como Marcos Conde, como los elementos que levantaron
a los cinco jóvenes en Tierra Blanca y presuntamente los mataron, apareciendo
restos calcinados en el rancho El Limón, en Tlalixcoyan, que supuestamente son
de dos de ellos.
Terrible y
convulso, el caso Veracruz ya no se queda entre los veracruzanos. Lo aborda la
prensa nacional. Lo observan con horror en la esfera internacional. Exigen la
caída de Javier Duarte en el ámbito de los derechos humanos, en la oposición,
en el mismo PRI.
Lo describe la
senadora perredista Dolores Padierna cuando se debate el desastre financiero,
la quiebra de Veracruz, en el Congreso federal, crudas las cifras, demoledora
la estadística de muerte, la sangre y el horror en todo lugar. Dice la
legisladora:
“… los secuestros,
las desapariciones forzadas, la persecución a activistas sociales, a los
defensores de derechos humanos, los asesinatos de periodistas, las graves
violaciones a los derechos humanos que se han vuelto en algo cotidiano,
incluso, según la visión del propio gobierno estatal, se han vuelto algo
ordinario.
“Ante este
escenario deberíamos de preguntarnos: ¿Quién está gobernando Veracruz?
“Entre el 2011 y
el 2016, justo en el periodo de gobierno de Javier Duarte, han sido asesinados,
al menos, 19 periodistas, cuando menos dos de ellos se encuentran
desaparecidos, esta administración ha evidenciado que ejercer el periodismo en
Veracruz es una profesión de alto riesgo en la que se puede ir de por medio la
vida.
“Contrario a las
cifras que pregona el gobernador priísta, la violencia en la entidad ha venido
en una escalada incontrolable y contrario también a su frase de que: “en
Veracruz solamente se roban frutsis y gansitos”, en Veracruz han robado la
tranquilidad y la seguridad de los millones de habitantes en estos seis años
que han visto cómo se deteriora su calidad de vida y cómo se violentan los
derechos de una manera impune y descarada.
“Tan sólo en el
año 2015 fueron encontradas 13 fosas clandestinas con un número aún
indeterminado de cuerpos.
“La propia
Fiscalía del estado señaló que existían, en este mismo año, el reporte y
denuncia de desaparición por la ausencia de 950 personas.
“De estas 950, 155
personas fueron clasificadas en desaparición forzada, es decir, que en ellas
intervinieron servidores públicos de la identidad en complicidad con grupos
criminales.
“Entre 2012 y
2015, 186 policías municipales y estatales fueron puestos a disposición en la
SEIDO por la PGR por sus posibles vínculos con estos grupos delictivos que
azotan a Veracruz y que parecen imponer su ley y su control, incluso, en las
altas esferas del gobierno.
“Desde luego es el
caso de Tierra Blanca que pone en evidencia cómo las fuerzas de seguridad
actúan bajo las órdenes de criminales.
“Sobre la
violencia feminicida las organizaciones de la sociedad civil reportan que tan
sólo en el 2014 desaparecieron 88 mujeres, y se cometieron 74 feminicidios,
mientras que para 2015 la cifra de mujeres asesinadas se elevó a 93; y la cifra
de desaparecidas subió a 156 mujeres.
“Estas cifras
evidencian que Veracruz es uno de los estados donde ser periodista, ser mujer,
ser niña, activista de derechos humanos, es una condición que los coloca en
alto riesgo, condición de riesgo que aumenta cuando analizamos las redes de
corrupción y complicidad criminal que se tejen a lo largo y ancho de esa
entidad.
“Todo parece
indicar que desde hace mucho tiempo el gobernador soltó el control del estado y
lo cedió a las fuerzas fácticas que a través de la violencia controlan
territorios y arrebatan cientos de vidas.
“Compañeras y
compañeros.
“¿Cuántos muertos
más?
“¿Cuántos
desaparecidos más debemos contabilizar para poner un alto a esta pesadilla?
“¿Cuántos miles de
millones más vamos a dejar que desaparezcan de las arcas públicas para que el
gobernador explique dónde se ha ido todo ese dinero?
“El Poder
Legislativo no puede seguir siendo omiso.
“Duarte debe de
responder esta política tanto jurídicamente y el Congreso debe de ocupar los
cauces legales también para que termine esta pesadilla en Veracruz.
“Es claro que el
gobierno de Veracruz le ha fallado a su población.
“Nosotros no
podemos fallarle también, la gente de Veracruz nos necesita y mucho, por eso
estamos de acuerdo en lo presentado por el Senador Romero Hicks, y agregamos
que también en materia de derechos humanos debe de ponerse atención en el
estado de Veracruz”, concluye la senadora Padierna.
“Fuiste tú”, le
grita la prensa libre a Javier Duarte, dolida por la muerte violenta de Rubén
Espinosa, su víctima.
“Lo sabía” el
pseudogeneral Bermúdez, exhibiéndolo el alcalde de Playa Vicente, Abdón
Márquez, pues él lo había enterado de la conducta criminal del delegado de la
SSP, Marcos Conde, un enfermo mental peligroso, que levanta inocentes, los
tortura o los entrega al crimen organizado.
Lo dejaron actuar.
Lo encubrieron. Le sirvió el “excelente” delegado de la SSP a Bermúdez.
Enterado de su conducta criminal, sólo lo cambió de municipio.
Y la ola de sangre
no tiene para cuándo menguar.
Ocurre cuando el
cómplice tiene sed de muerte.
Archivo muerto
No afloja Javier
Duarte y el asedio sigue. Primero Don Beltrone, luego Beatriz Pagés, ahora
César Camacho Quiroz, líder de la diputación priista en San Lázaro. “El que la
hace, la paga, del partido que sea”, refiere el mexiquense en torno a las
culpas del gober de Veracruz sobre la quiebra financiera, los 35 mil millones
de pesos que no ha solventado ante la Auditoría Superior de la Federación, su
política de complicidad con los cárteles de la droga, el baño de sangre, el
atropello a la UV, a los pensionados, eso que en lenguaje coloquial se denomina
desmadre a lo jarocho. No afloja los dineros para la campaña, obvio recursos
públicos, lo que le da carácter de ilegal a la Aventura del PRI por retener el
poder en Veracruz, y eso tiene a los jerarcas del tricolor de uñas contra el
gordobés. “La Cámara de Diputados —dice César Camacho—, que por cierto tiene
que ver con los juicios políticos y todo esto, ya tiene en su propio
calendario, que hemos hecho público, la instalación de la Subcomisión de Examen
Previo, que está integrada por las comisiones de Gobernación y de
Justicia”. Y puntualiza: “El PRI, que es afecto a la legalidad, reprueba las
ilegalidades provenientes de quien sea. Entonces, vamos a actuar sin ningún
sesgo partidario”. O sea, retiene Javier Duarte el billete para Héctor Yunes y
va a terminar fuera del gobierno de Veracruz y, seguro, seguro, en la cárcel…
Otra vez Miguel Ángel Yunes toca el sur. Llega el jueves 10 a Villa Allende,
envalentonado como ha estado contra Javier Duarte, con su discurso carcelario,
con la denuncia de los prestanombres del gobernador, con las propiedades que
les aparecen dentro y fuera del país. Vuelve Yunes azul, precandidato de la
alianza PAN-PRD, llamada “Unidos para Rescatar Veracruz”, con ganas de permear
en el feudo del priismo, donde se decidió la elección de 2004 para Fidel
Herrera y en 2010 para Javier Duarte, haciendo valer los programas sociales, el
control político, el poder de los caciques, la dádiva, la compra el voto, el
voto del miedo. Vuelve Yunes y a ver si no le ocurre lo que en Minatitlán,
donde el panismo le hizo pasar un mal momento, saboteado hasta por los de casa,
desairado por muchos que se dicen yunistas azules y que no son capaces siquiera
de llenar un salón de eventos, menos lo serán para mover el voto de los
desvalidos, de los marginados, de los olvidados, de los jodidos por culpa del
saqueo fidelista primero, duartista después. Lo que ocurra en Villa Allende con
Yunes Linares será un catalizador de cómo anda en el sur… ¿De qué Héctor Yunes
habla Héctor Yunes cuando expresa punzante: “quienes tengan obsesiones que las
resuelvan entre ellos”? De 2010 a la fecha, en seis años, la obsesión de Héctor
Yunes ha sido ser gobernador de Veracruz. Lo frustró Fidel Herrera cuando
decidió que la opción era Javier Duarte, por manejable, por torpe, por
despersonalizado, por servil, sin imaginar que el gordobés terminaría
desechándolo, marginándolo y hasta gestionando que pasara los días de la actual
sucesión en Barcelona, lidiando con el escándalo de su pasado, sus ligas con
narcoempresarios. Seis años, desde 2010, sumergido Héctor Yunes en la obsesión
de ser gobernador al precio que sea, pactando y rompiendo, hincado ante Javier
Duarte —“es mi jefe político”— y simulando que lo hará pagar por el desastre
financiero y el robo a las arcas, colocando a familiares y amigos en la cueva
de Alí y los 40 duartistas y después asumiendo el rol justiciero, teatro puro,
del que va a aplicarle la ley a quien le financiará la campaña al microgobierno
de Veracruz. Obsesivos Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes y Héctor Yunes Landa,
todos por el poder… Revienta Morena en Cosoleacaque. Difunden militantes carta
en que denuncian la imposición de Rocío Pérez Pérez como candidata a diputada
local. Se trata de la esposa del ex alcalde perredista Darío Aburto Perdomo,
célebre él porque del arraigo que lo distinguía, su liderazgo natural, terminó
siendo bailarín en la comparsa fidelista con el Acuerdo para la Gobernabilidad
de Veracruz, impartiendo talleres y asesorías con los que se justificaba el
presupuesto que generosamente le asignaba Fidel Herrera Beltrán, una forma de
untarle la mano a sus otrora enemigos políticos. Acusan al comité nacional del
Movimiento de Regeneración Nacional; al comité de elecciones; a la diputada
federal por Coatzacoalcos, Rocío Nahle García, y al líder del partido del Peje
López Obrador en Veracruz, Manuel Huerta. Señalan que la imposición viola los
términos de la convocatoria, que le cursaron oficio a Andrés Manuel López
Obrador sin recibir respuesta, que Rocío Nahle no quiso escucharlos, que Manuel
Huerta les dijo que no tenía injerencia en el proceso. Califican la imposición
de Rocío Pérez como una acción antidemocrática y que así como a ellos se les
juzgue por lo que denuncian, que sea juzgados “los que maniobraron para que en
Morena no haya democracia sino dedazo del peor estilo”. Suscriben el documento
Samuel Pérez, Justiniano Santiago, Antonio Flores, Alberto Hernández, Fidel
Cisneros, Donato Gómez y Claudia Laguna. Lo difunde en redes sociales Dimas
Roberto López Aquino…