* Señalamientos de corrupción en Sedesol *
“Es fuego amigo”, admite el marcelista * IPAX-Yunes Landa: ultimátum al
comisionado * Hasta la Cumbre Tajín pudrió Duarte * La sospechosa
renuncia del primo de Karime * Rotter: un fraude procesal * Cuando
Tony Macías lo iba a entancar
Mussio Cárdenas Arellano | 22
marzo de 2016
Tribuna Libre.- Ni en casa cae
bien Víctor Rodríguez. Y lo admite. “Es fuego amigo”, dice cuando le imputan
que es imposición de Marcelo Montiel, que su candidatura provoca una crisis en
el PRI de Coatzacoalcos, que es inelegible para contender por la diputación en
el distrito 29 y que su paso por la Sedesol federal estuvo marcado por la
corrupción.
“Es fuego amigo”,
resume el ex subdelegado de la Sedesol federal en Veracruz, convocando a los
priistas a la unidad, a promover a Héctor Yunes Landa, el candiDuarte, así sea
adversario del marcelismo, cuyo referente real en Coatzacoalcos fue y es
Gonzalo Guízar Valladares, al que promete convertir en sucesor de Joaquín
Caballero Rosiñol si logra la hazaña de ganar la elección del 5 de junio.
Accidentado llega
Víctor Rodríguez Gallegos a la nominación priista, con el aplauso falso de los
marcelistas —los joaquinistas y los que siguen a Jesús Moreno Delgado—, el
repudio de los theurelistas, del ivanismo y los operadores de Roberto Chagra
Nacif, nadie tan fidelista como él.
Logra la
candidatura un año después, frustrada de última hora su aspiración a ser
diputado federal por Coatzacoalcos, bloqueado por Javier Duarte, esgrimiendo el
gobernador que el hombre más cercano a Marcelo Montiel, entonces delegado de
Sedesol federal en Veracruz, estaba condenado a la derrota, que nadie lo
quería.
Asimiló Víctor
Rodríguez el golpe y aguardó a un PRI que le ofrece una coyuntura única, urgido
Héctor Yunes de que le sumen votos, con un desplome brutal en las encuestas,
pues el mismo candiDuarte pasó de presumir 20 puntos de intención de voto sobre
el precandidato de la alianza PAN-PRD, Miguel Ángel Yunes Linares, a 6 puntos
en el más reciente sondeo. O no le salen las cuentas al priista o la caída es
irreversible.
Esas son las
cifras internas del PRI. Las de Yunes azul son más contundentes: 5 puntos sobre
el PRI, en el sondeo del PAN, y 10 puntos el PAN arriba en el que realizara la
encuestadora Berumen.
Asoma, pues, la
debacle y Héctor Yunes se pone en manos de sus enemigos. Y el show es de risa.
Abraza a Marcelo
Montiel en un evento de rancio sabor priísta. Le aplaude con brío. Lo elogia
con doblez. Se entrega al marcelismo a cambio de los votos que requiere para
que la derrota no sea peor.
Actúa uno y actúa
el otro. Escucha el candiDuarte al líder del marcelismo ofrecer el cielo y las
estrellas, la lealtad que no lo distingue, la solidez de una corriente priista
que en los hechos está fraccionada, a la deriva, los joaquinistas enconados con
Víctor Rodriguez y su clan; contrapunteados el neocandidato con el grupo de
Jesús Moreno, director del DIF; indiferente las corrientes que encabezan
Alfonso Morales Bustamante y Miguel Antonio Wong Ramos.
Ese desastre político
es el que llevó al PRI a la derrota en la elección federal, marginados de la
candidatura, frustrado Víctor Rodríguez en su aspiración de ser diputado
federal, que debió dejar pasar a Rafael García Bringas, y que abrió el camino a
la victoria del Movimiento de Regeneración Nacional, de su candidata Rocío
Nahle García, vencida tres años atrás, en 2012, pese a tener una votación
excepcional por el efecto López Obrador, pero derrotada por un marcelismo que
entonces impulsaba con todo a Joaquín Caballero Rosiñol, y obviamente gracias a
la operación fraude.
Habla ahora Víctor
Rodríguez y dibuja un escenario adverso. Refleja el drama del priismo, azotado
por el efecto Javier Duarte, por sus pifias políticas y su desgobierno, por el
caos administrativo y la violencia descomunal; la parálisis social; la
represión a pensionados y los asesinatos de periodistas; el conflicto con la
Universidad Veracruzana por la negativa del gobernador —y las consecuentes
trampas— a pagar 2 mil 300 millones de pesos, reteniendo los subsidios federal
y estatal; los 35 mil millones de pesos de recursos federales que no explica
cómo y en qué se invirtieron, un robo descarado de los dineros públicos.
Habla de cambios
el candidato marcelista una vez que le fue otorgado el registro ante la
Comisión de Procesos Internos del PRI. O engañar con el discurso del cambio.
Difícil de creer
cuando Marcelo Montiel y Víctor Rodríguez se integraron a la estructura
duartista en la Secretaría de Desarrollo Social estatal y ahí su mística fue la
complicidad con el gordobés. Le servían y callaban.
Dóciles, sumisos,
operaron ahí el fraude electoral de 2013 en Veracruz, a su alcance los recursos
federales de los programas sociales que sirven al PRI para secuestrar el voto
de su ejército de pobres que por una despensa, por la pensión del adulto mayor,
el piso y el techo firme, la beca, el suministro de leche, se prestan al
fraude.
Son pobres con
causa. Es la causa del PRI. Es la migaja a cambio de perpetuar al priismo rapaz
en el poder.
Invita Víctor
Rodríguez “a que cambiemos. La sociedad ya no quiere más mentiras, ya no quiere
más promesas que no se cumplan. Hoy la sociedad nos exige un cambio, un cambio
verdadero, un gobierno diferente, un gobierno con resultados; candidatos
que sepan dar la cara, que no encubran al partido o que no encubran al
gobierno. Hoy, sobre todo, tiene que estar primero la sociedad y su amigo
Víctor Rodríguez les quiere decir que la sociedad para él es lo primero”. ¿Ah
sí?
Luego agrega:
“Amigas y amigos,
les pido de todo corazón que me ayuden. Es una batalla difícil, complicada,
pero con trabajo, con fe y con entrega, vamos a ganar Coatzacoalcos y vamos a
ganar Veracruz. Ayúdenme a decirle a la gente que Héctor Yunes y Víctor
Rodríguez son candidatos de la sociedad, que queremos un estado que avance y
que cambie, que queremos que Coatzacoalcos siga cambiando”. ¿Ah sí?
Y remata:
“Vamos a dar la
mejor batalla que se ha dado del PRI de Coatzacoalcos. Vamos a conquistar
nuevamente la confianza de la sociedad. No le vamos a fallar. Somos gente de
trabajo, somos gente de lucha, somos gente de resultados y de la mano con
ustedes, con la ayuda de cada uno de ustedes, vamos a ganar”.
Ajá.
Nada le objetaron
Marcelo Montiel y su pandilla en cinco años a Javier Duarte y ahora recriminan
el mal gobierno duartista. Usan la redención como bandera de campaña, súplica
por el voto, promesa de cambio.
Exige la sociedad
candidatos que no encubran, dice Víctor Rodríguez. Y en cinco años ese fue su
sello, el silencio, el aplauso, la sumisión, sin una condena, sin un reclamo,
contribuyendo al fraude electoral porque Marcelo y su pupilo estrella eran los
operadores del fraude con recursos federales, la entrega de cemento violando la
veda electoral, en 2013. Y ahí están los documentos de la Sedesol para quien lo
quiera constatar.
De Javier Duarte
recibió el Movimiento Territorial, apéndice del PRI. Le alzó la mano el
gobernador, el 12 de agosto de 2015, y se benefició del dedazo, acuerpado por
Alberto Silva Ramos, alias el Pato de Tuxpan, otro infame, otro voraz, borrachín
que ordeñaba los sobres de la prensa duartista en sus días como vocero del
desgobernador, otro impuesto del duartismo en la dirigencia estatal tricolor.
Días de silencio,
sonrisa, aplauso, complicidad. Javier Duarte y Víctor Rodríguez, victoriosos,
con la mano en alto, en las mieles del poder.
Y ahora dice el
pupilo de Marcelo: “La sociedad ya no quiere más mentiras, ya no quiere más
promesas que no se cumplan. Hoy la sociedad nos exige un cambio, un cambio
verdadero, un gobierno diferente, un gobierno con resultados; candidatos
que sepan dar la cara, que no encubran al partido o que no encubran al
gobierno”.
Terreno fértil
para sus tretas, inició entonces la afiliación de los integrantes del MT, que
no son otros que los mismos priistas que pertenecen al sector popular, al
Frente Juvenil, a la Organización de Mujeres. O sea, la misma gata priista nada
mas que revolcada.
Ninguna mano tan
sucia entre el marcelismo, como la suya. Víctor Rodríguez carga con denuncias
por fraudes y desvío desvíos en su paso por la delegación de la Sedesol federal
en Veracruz. Y a eso sólo responde que es “fuego amigo”.
Lo acusan el
senador Alejandro Encinas, ex perredista en una denuncia que implica el robo de
recursos federales usando tarjetas bancarias y disponiendo de las contraseñas
de los beneficiarios, a partir de la aprehensión de dos de los ejecutores del
atraco en un cajero de San Andrés Tuxtla; Pablo Ruiz Domínguez, quien reveló la
mecánica del despojo falsificando firmas de quienes reciben los recursos de
Sedesol, y Alejandro Gutiérrez Cabrera, quien retoma y actualiza ambas
denuncias en las que puntualiza que hay robo de dinero federal y obras
fantasma.
Le imputa
Guadalupe Félix Porras, alias Lu-pilla de Theurel, ex primera dama de
Coatzacoalcos, que su candidatura es una imposición, y a eso responde Víctor
Rodríguez Gallegos que es “fuego amigo”.
Denuncia el ex
regidor perredista, Alejandro Wong Ramos, que incurre en actos anticipados de
campaña y que no acredita tener domicilio electoral en el distrito 29 sino en
el distrito 30, y refiere el marcelista que es “fuego amigo”.
No lo quieren los
adversarios de Marcelo Montiel, pero tampoco los marcelistas. Cuentan las
promotoras sociales que por ellas sí habría voto por Víctor Rodríguez, pero el
problema es la gente de las colonias, que lo recuerdan mal y que aseguran que
el ayuntamiento de Joaquín Caballero no les respondió.
Nadie lo traga. Ni
los cuadros de Marcelo Montiel.
Archivo muerto
Se despeña
Fernando González Ortiz. Acude Ignacio Hernández Berrueco al IPAX y le
transmite al comisionado que con Héctor Yunes Landa en el microgobierno de
Veracruz, si es que gana la elección, ya no podrá repetir en el cargo. Le da
las malas nuevas el enviado del candidato del PRI, el famoso “zapatitos
blancos”, el verdadero operador de Héctor Yunes en el sur de la entidad, no
Marcelo Montiel como le vendieron a los priistas de Coatzacoalcos para jugar
con la emoción del marcelismo. Por la fuga de información en el IPAX, por el
escándalo de los parientes de Héctor Yunes disfrazados de policías para obtener
su permiso de portación de amas, por el engaño a la Secretaría de la Defensa
Nacional y a la Secretaría de Gobernación, por el boquete financiero a la
corporación, por la denuncia penal en curso, simplemente le cantaron: “Tú no
estarás”… Deslucida, desairada, la Cumbre Tajín ya sufre el efecto Javier
Duarte. Arranca sin público, mucho menos de lo esperado, si acaso 3 mil con
boleto pagado en el primer día. Poca afluencia, según refieren los medios de
comunicación, stands vacíos, restaurantes con unos cuantos clientes y escasa
venta de refresco y cerveza. Si acaso Plastilina Mosh y Troker emocionaron al
raquítico auditorio. Refleja el desaire el caos en que anda el gobierno
duartista, que este año invirtió muchos menos que en eventos anteriores, por el
desprestigio de un Javier Duarte que reprime y golpea; que agravia a la
Universidad Veracruzana con un adeudo de 2 mil 300 millones de pesos; que sume
a Veracruz en la quiebra financiera y mantiene a su policía al servicio del
crimen organizado. Así, el desdén de la sociedad se va haciendo palpable en lo
que antes fueron eventos símbolo del impulso a la cultura, luego negocio
familiar duartista y hoy desprecio de la sociedad. Bien, don Javier, nadie lo
podía hacer mejor. Pudrió la Cumbre Tajín… ¿A qué hora y por qué se peló Jorge
Ramírez Tubilla, primo de Karime Macías Tubilla, primo político de Javier
Duarte? Dejó la Subsecretaría de Ingresos de Sefiplan, convertido en zar de los
dineros, miles de millones que pasaron por sus manos, sabiendo sólo él qué
destino tendrían. Se fue Jorge Ramírez sin mayores aspavientos, sin las
fanfarrias con que se le designó, aberrante el nepotismo, colocados los
familiares donde hay, así Córsica, así Brenda, las otras primas del clan… Sólo
Armando Rotter cree en Armando Rotter. Rechazado en el PRD, en el PAN, en
Movimiento Ciudadano, en el Partido del Trabajo, habría encontrado cobijo el ex
alcalde en el Partido Verde para contender por la diputación local en el
distrito Coatzacoalcos Urbano. Nadie ha pasado por tantos partidos y se vende
como lo que sólo él cree que es. O sea, a acarrearle sus tres votos al proyecto
de Mónica Robles, la heredera del Clan de la Succión que en 2000, el último año
de alcalde, vía Diario del Istmo, su periódico, lo exhibió implicado en actos
de corrupción, desvío de recursos, disponiendo de dinero entregado por una
firma cervecera para obtener patentes, y correteado hasta exiliarse en Canadá.
Regresa, se rehace, vuelve con los suyos, reorganiza sus empresas y vuelve a
figurar. Y a dar de qué hablar. No hace poco se enfrascó en un pleito a
ultranza con el suegro incómodo del gobernador, Tony Macías, por un predio
hacia el poniente de Coatzacoalcos. Huía, amparado, porque la mano del
influyente suegro logró una orden de aprehensión contra Rotter. La libró
gracias a la exhibición de un contrato de compraventa del predio, con fecha
anterior a 2007, aunque elaborado en 2013 y validado con la fe del notario
Aguilar Urcelay, lo que desató la ira de Tony Macías y la embestida contra el
fedatario hasta parar en prisión. ¿Cómo se le llama a eso? Fraude procesal.
¿Quiénes se prestaron a eso? Los Riquer, el Registro Público de la Propiedad y
varios personajes más. Así de sucia es la política. Y ahora cohabita con sus
enemigos. Rotter hoy en el proyecto de Tony Macías, el verdadero dueño del PVEM
en el sur de Veracruz, pese a que se burló de él en los tribunales; en el PVEM,
el partido que también le sirve a Mónica Robles para soñar con la alcaldía de
Coatzacoalcos. Qué manera de tragar sapos todos y sonreír…