* Nos debe el dinero y los desaparecidos *
Nos debe los valores y los sueños * El discurso de la rectora *
Megamarcha a pesar de las amenazas * De ladrón no bajaron a Javier
Duarte * Réplica de Liliana Yunes * Se dice calumniada * ¿Regresa
María Inés Núñez? * Encerrados en el palacio
Mussio Cárdenas Arellano | 14
marzo de 2016
Tribuna Libre.- No sólo es la
deuda, los 2 mil millones, el sustento financiero de la UV. Debe Javier Duarte
a Veracruz los sueños y la esperanza, los valores y los desaparecidos, el miedo
de los jóvenes y el dinero de los jubilados, el respeto a las etnias y los
impuestos no pagados.
“Nos deben y nos
tienen que pagar”.
Demoledor, el
discurso de la rectora Sara Ladrón de Guevara sacude al gobernador con
argumento ético mientras a ras de piso los jóvenes lo hacen trizas, desollado
en vida, tildado de ladrón y tramposo, comparado con un cerdo y un ratón, voraz
con los recursos de la Universidad Veracruzana.
Día crucial, el
jueves 10. Va la megamarcha universitaria impactando a las estructuras
duartistas, simultánea en cinco sedes regionales de la UV, convocando a
estudiantes y catedráticos, a empleados y sociedad civil, que exigen respeto a
su dignidad y el pago de los recursos que son, o deben ser, aplicados en la
marcha de la institución.
Pese a los amagos
y la amenaza, la presencia de los grupos de choque, Antorcha Campesina apostada
horas antes en Plaza Lerdo, en Xalapa, simulando una protesta, pero retirada
cuando llegó la orden del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong,
la movilización se llevó a cabo como se planeó, desafiante a los delirios de
Javier Duarte, a la cerrazón que se da en el atropello y en el incumplimiento
al retener recursos federales y estatales, que de entrada es delito.
Desconocida, Sara
Ladrón de Guevara lanza proclamas que resumen el sentir universitario,
confrontada la comunidad UV con el gordobés, exhibiendo el Veracruz desastroso,
socavado por la violencia y la corrupción, por la injusticia y el temor.
Es otra rectora.
No aquella que expuso el tema a tres diputados, y uno de ellos, el panista
Miguel Ángel Yunes Linares potenció la lucha en el Congreso federal y luego se
quejó de que fueron los medios de comunicación los que la subieron al ring con
el gobernador.
No es aquella que
habló con la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Enseñanza
Supieron (ANUIES) logrando una pronunciamiento contra Javier Duarte por retener
el subsidio a la UV y luego se suavizó.
No es aquella
rectora que posó la foto con el gobernador y su esposa Karime Macías, creída
que las palabras del gobernador eran la de un hombre de bien, que ofrecía pagar
y que sólo pedía calendarizar pagos.
No es aquella Sara
Ladrón de Guevara que escuchó los elogios —“no la dejaremos sola”— en el quinto
informe de actividades de Javier Duarte, aplaudida a placer, desatando la
fantasía de que los 2 mil millones estaría a disposición de la UV.
No es la rectora
que descalificó la marcha del 26 de febrero en que estudiantes saldrían a
luchar por la integridad de la UV y la exigencia de que Javier Duarte liberara
los 2 mil millones de pesos retenidos. Se conformó con agradecer que los
catedráticos se movilizaran y entonaran el Va pensiero de la ópera Nabucco, de
Giuseppe Verdi, un himno contra la opresión.
De la marcha
estudiantil, la secretaria académica de la UV, Leticia Rodríguez Audirac, dijo:
“No poner en
riesgo la expresión de la Universidad que sea utilizada por otros intereses que
creemos que pueda exponer a nuestros universitarios porque aparezcan otros
intereses y que quieran sacar de cauce. Por eso la Rectora ha dicho que es
posible que salgamos a las calles, pero tendrá que ser con plena organización,
con pleno cuidado para que se destaque la altura universitaria”.
¿A qué “otros
intereses” aludía Rodriguez Audirac? Nunca lo esclareció.
Ella misma, Sara
Ladrón de Guevara, precisó:
“Las
manifestaciones son un derecho que podemos ejercer, pero como se dijo en un
comunicado: la UV agradece las muestras de apoyo, pero esta marcha no ha sido
convocada por nosotros”.
¿Qué habría
ocurrido si los estudiantes a quienes desdeñó el 26 de febrero, le hubieran
devuelto la ofensa, sola en su mitin frente a palacio de gobierno? Javier
Duarte habría observado el ridículo y reído.
No estuvo a lado
de los estudiantes pero los estudiantes sí están a lado suyo.
Y ahora es otra,
arrastrada por la ira de los universitarios que enfrentan la canallada de
Javier Duarte, el hurto de los 2 mil millones, la amenaza y la trampa, la
bajeza y el abuso.
Ahora sí condena y
reclama. Y recuerda que el conflicto no es sólo financiero, que no es sólo el
subsidio retenido, los 2 mil millones de pesos. La nueva Sara, la nueva
rectora, toca las heridas sociales, el dolor de Veracruz, la sangre de los
muertos, la angustia de los desvalidos, las víctimas del levantón, los
reprimidos por exigir su pensión.
“Nos deben y nos
tienen que pagar. Nos deben y nos tienen que cumplir”, dice la rectora frente a
miles de universitarios que corean las proclamas.
Nos deben “los
sueños de un mejor Veracruz”, agrega.
No la arredra, ni
a ella ni al Consejo Universitario General, ni a los jóvenes estudiantes, ni a
los trabajadores de la UV, la lluvia y la niebla, en Xalapa. No les impone la
figura del gobernador.
“Nos deben el
derecho a soñar y la confianza en un mejor futuro, nos deben la confianza en
las instituciones, nos deben el miedo a los jóvenes, nos deben a los
desaparecidos....
"Todos somos
UV, (...), no cesaremos en nuestras exigencias. En la UV no pedimos más. ¡Damos
más!”, precisa.
“Nos deben la paz
de los violentados —agrega— y la de sus familias; nos deben recursos que son
obligaciones, porque no son de ellos... ¡fueron otorgados por el pueblo!.
“Nos deben los
derechos de nuestros jubilados; nos deben las libertades y las capacidades
críticas generadas por el conocimiento. Nos deben mayor cobertura en la
educación superior y nos deben mayor acceso a la educación de las clases
desprotegidas, muy especialmente de nuestros grupos originarios.
“Nos deben el
respeto a la diversidad de etnias, de color, de género, de preferencia política
o religiosa; nos deben la seguridad del cumplimiento de nuestras metas; nos
deben la certeza de nuestros trabajos y los sueños de nuestros jóvenes”.
Habla de impuestos
descontados a los trabajadores UV y no entregados a Hacienda, y de las trampas
en la negociación, la palabra empeñada pero la intención malsana de no pagar.
“Nos deben lo que
ha signado y convenido y nos deben recursos”, refiere la rectora Sara Ladrón de
Guevara.
Van con la
comunidad UV los ex alumnos, la Normal Veracruzana, alumnos del Politécnico
Nacional, Radio Teocelo, jubilados y pensionados, alumnos de todas las
facultades y escuelas, el área cultural, Tlen Huicani, Orbis Tertius, Orquesta
de Salsa, Orquesta Sinfónica de Xalapa, el Coro de la UV.
Hay solidaridad
universitaria. Marchan al mismo tiempo estudiantes de la UNAM, del Poli, de la
Universidad Autónoma Metropolitana.
Dice que en el
diálogo con el gobierno de Javier Duarte avanzó pero abundaron las
contradicciones, obvia la táctica duartista para no entregar los 2 mil millones
de pesos que le corresponden por ley a la UV. Inventó el gordobés que la UV le
debe al gobierno y que tácitamente salían tablas. Le refutan con un argumento:
de esos impuestos está exenta la UV.
Ofrece el gordobés
una reforma legal, autonomía financiera, garantizar el 3 por ciento del
presupuesto total del gobierno de Veracruz. Le responden que eso no basta. La
UV requiere del 5 por ciento para garantizar su vida y su operación, para
incrementar la matrícula estudiantil, para impulsar la investigación, para no
dejar de ser una potencia cultural, para continuar ocupando un sitio de
privilegio entre las mejores universidades del país.
“Reconozco que la
autonomía financiera puede ser un camino para no depender del juicio o la
discrecionalidad de un funcionario en turno, pero ésta debe responder a nuestra
magnitud, sin recargos ni compromisos ajenos y sin tardanza”, demandó la
rectora.
Contrasta el
discurso ético con las arengas y las proclamas de los marchistas. A Javier
Duarte lo destazan.
“Duarte, marrana,
devuélvenos la lana”, le gritan con sorna.
“Duarte, ladrón,
no me robes mi pensión”, le reclaman en una pancarta.
“Duarte, ten
vergüenza y paga lo que debes”, le exigen con razón.
No asimila el
gobernador lo que hizo. Agravió a casi 100 mil universitarios, que son 300 mil
votos potenciales de castigo, votos contra el PRI.
En suma, 96 mil
integrantes de la comunidad universitaria afectados: 78 mil estudiantes, 6 mil
catedráticos y 12 mil empleados.
Día terrible para
Javier Duarte. Despertó a tigre dormido, el gremio universitario, que de un
zarpazo lo acaba.
Día para no
recordar cuando le llaman marrana y lo conminan a devolver la lana.
Día de escarnio
cuando su rostro es adherido a un dibujo de ratón y así, estampado en una
cartulina, es convertido en estandarte en la marcha de los universitarios de
Coatzacoalcos.
Día funesto por
tratar de retener los 2 mil millones de pesos que son de la UV.
Es la insurrección
de los universitarios.
“Nos deben y nos
tienen que pagar”.
Archivo muerto
Respinga Liliana
Yunes Yunes —Liz Yunes—. Replica la hija del precandidato al microgobierno de
Veracruz, Héctor Yunes, a lo aquí asentado, su servicio al duartismo, su convivencia
con la pandilla del gobernador, sus días como subdirectora de Inspección y
Notarías del Gobierno de Veracruz. Aquí su réplica: “Después de leer sus
comentarios publicados en su página de internet, lamento profundamente las
calumnias sobre mi trayectoria profesional y personal, sin importarle que
detrás de mi apellido haya una mujer, una esposa y una madre(…) No formo parte
del Gobierno del Estado desde el 31 de Marzo del año 2014. Por tanto, sus
insinuaciones y afirmaciones carecen de veracidad(…) Haber sido servidora
pública no me convierte en militante de algún partido, parte de algún grupo ni
participante de alguna organización ilegal, como usted sugiere(…) Le enfatizo
que nunca he transigido en nada ilegal ni inmoral, ni mucho menos respondido a
ninguna consigna(…) Hay quien lo hace. Yo no(…) Soy abogada y vivo de mi
trabajo profesional desde el año 2014, como lo hacen muchas mujeres
veracruzanas(…) Hay quien no entiende que una mujer pueda ser preparada,
independiente, decente. Yo lo soy, y no admito que mi integridad se
cuestione(…) Las mentiras a las que usted recurre no tienen sustento alguno y
de antemano le digo que no se las puedo permitir, porque soy hija de padres
honestos y limpios, quienes me enseñaron desde niña lo que es la verdad, la decencia
y a caminar con la frente en alto(…) Atacar de esa manera a una mujer, define
claramente cuál es su calidad moral, su integridad y sus oscuros
intereses de usarme para demeritar el trabajo de más de 37 años de mi padre, de
los cuales me siento muy orgullosa(…) Atentamente(…) Lic. Liliana Yunes”.
En la próxima, la contrarréplica y algo más… Que hay propuesta para María Inés
Núñez Monreal. Que vuelve al escenario político la ex regidora, edelista pura,
tesorera municipal en los tiempos de gloria del hoy magistrado del Tribunal
Superior de Justicia, y operadora financiera del periódico El Liberal y el
consorcio en general. Hay proyecto en puerta en los convulsos tiempos del PRI…
Muy sesudo, muy inteligente, ese personaje que decidió cerrar las puertas del
palacio municipal justo cuando la marcha universitaria llegaba al parque
Independencia de Coatzacoalcos. Encerrados, empleados y quienes en ese momento
se hallaban en su interior, tuvieron que permanecer en el inmueble contra su
voluntad, pues los temores del joaquinismo son superlativos y presumían que los
universitarios irían más allá de su protesta contra Javier Duarte. Por ello se
ordenó el cierre de las puertas del palacio, bajo el argumento de que la
consigna era tomar el inmueble, como si la comunidad UV no tuviera de sobra con
el robo de sus recursos, algo más de 2 mil millones de pesos, a manos del
gobernador. Son universitarios, no vándalos. Defienden a su alma mater, no
andan trepados en partidos políticos. Dan la cara por la UV, no se apoderan de
inmuebles públicos. Alguien vive su paranoia política y ve fácil secuestrar a
quienes laboran en el ayuntamiento o a los ciudadanos que acuden al palacio
municipal…