Ángel Rafael Martínez
Alarcón | 13 mayo de 2016
Tribuna Libre.- El pasado 18 de
abril del año en curso de 2016, mi maestro y guía moral pero sobre todo mi
amigo Javier Ortiz Aguilar, llegó a sus primeros 75 años de vida, sano y más
brillante que nunca. Se estaba olvidando decir que también vecino del centro
histórico de Xalapa, desde su llegada a Xalapa, sus señores padres le fincaron
su residencia en la calle de Clavijero, juntito a la entrada de los camiones de
los AU, y enfrente de la cantina de los Elizondo. Amén de la coeternidad de
algunos antepasados míos, allá en Altotonga, Veracruz, la tierra del pichi
(maíz de pozole, bañado con mole, y acompañado con carne de cerdo). El destino
me encontró también en la fundación del Instituto de Intercambio cultural
México- Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas “José Mancisidor”
fundado en mayo de 1982, entre los fundadores: Carlo Antonio Castro Guevara,
autor del trabajo etnográfico: Lupe la de Altotonga. Raymundo Aguas
Franco, Miguel Andrade Huerta. Un servidor con apenas 16 años de edad, ya
andaba en esas movidas de la promoción de la cultura, ahí tuve la gran
oportunidad de conocer a los docentes
universitarios: Javier Ortiz Aguilar y Octavio García Mundo, quienes años más
tarde fueron mis formadores en la Facultad de Historia de la Universidad
Veracruzana, así como otros muchos docentes marcaron mi vida, y los senderos
para recorrer el ejercicio del historiador.
Javier Ortiz Aguilar, como Luis
Miguel, nació bajo el signo de Aries, en
ese año tan caótico de 1941, en plena dictadura de José Stalin en la URSS, y
los primeros años de la segunda guerra mundial, iniciada el primero de
septiembre de 1939, el mundo se peleaba entre los aliados y el eje. En ese diciembre de 1941, los
japoneses con el ataque a Pearl Harbor, obligan al presidente de los Estados
Unidos de Norteamérica, Franklin D. Roosevelt, a ingresar a la guerra mundial.
En el país, gobernaba su casi paisano, don Manuel Ávila Camacho, hijo de la
altotnguense de Eufrosina Camacho Bello de Ávila; eran los tiempos del
gobernador Jorge Cerdán, que tres años más tarde fundara la Universidad
Veracruzana, han pasado 75 años de la vida Javier Ortiz Aguilar, entre su amado
terruño, la ciudad de México, y Xalapa, donde ha vivido la mayor parte de su
vida.
Su alumno, y sobre todo su discípulo
Juan Francisco Gaspar Velasco, el presidente vitalicio con aires
democráticos de la Republica Vulgaría, logró coordinar a 9 amigos cercanos de
toda la vida de Ortiz Aguilar, yo seguramente
no fui invitado, por motivo de mi militancia a los postulados de Jean
Maritian, José Vasconcelos y Manuel Gómez Morín, en el homenaje escrito a mi
maestro y sobre amigo Javier Ortiz Aguilar. Tuve el honor de participar como ex
alumno de Javier Ortiz Aguilar, en un homenaje organizado en el auditorio Jesús
Morales, en la antigua Unidad de Humanidades, en donde pude dar mi testimonio,
de la amistad que me han unido, mi amigo y maestro, y años más tarde colega de
trabajo en la Universidad Pedagógica Nacional, unidad 301, con sede en Xalapa.
El gran acercamiento fue en las aulas de la facultad de Historia, donde
impartió con toda la pasión la filosofía de la historia, donde día a día nos
introducía al mundo de las ideas, pero sobre todo de problematizar la historia,
le recuerdo con el gis en una mano y la otra un cigarro, para muchos de
nosotros, era la oportunidad de ir descubriendo las otras maneras del pensar
histórico y sobre ir discutiendo el
presente, mi generación estuvo marcada por la caída de los paragminas del
marxismo, la llegada de la perestroika, glasnot, la caída del muro de
Berlín, la desintegración del estado soviético, sino olvidar la
falsa salinasstroika priísta. Fueron tardes de mucha discusión pero no mirando
el pasado sino interrogando el futuro inmediato. Javier Ortiz Aguilar, el
doctor del dialogo dialectico, siempre con una sonrisa a pie de sus labios, y
sobre todo repensando el quehacer del historia, el aula se fue extendiendo a
las mesas de café de la escuela, la ciudad, y siempre discutiendo sus nuevas lecturas.
Aprovecho las presentes líneas para agradecerle que me haya distinguido con su
amistad hasta el día de hoy, sigo aprendiendo de mi eterno maestro, que también
me enseñara los caminos de la vida.
Durante su periodo como presidente de la Academia de la Educación, sección
Veracruz me impulsó para escribir mis primeros artículos en la sección de la
academia del Diario de Xalapa, todavía conservo la servilleta como me dio las
indicaciones para elaborar mi colaboración, siempre impulsando a los alumnos para
nuevo retos. Javier Ortiz Aguilar siempre amigo y maestro.
El homenaje a sus primeros 75 años de vida de Javier Ortiz Aguilar se concretizo con una
publicación: los amigos en turno de
Javier Ortiz Aguilar. 2016. Foro Fiscal. Xalapa, 137 pp. Con las siguientes
participaciones, Reynaldo Ceballos
Hernández, Aristotélico racional…Fernando Elías Boullosa, Tradición
de Oralidad. Rosalinda Flores Navarro, Predicador del placer. Juan
Francisco Gaspar Velazco, Mi tratado sobre el acto de preguntar y responder
(Un reconocimiento a Javier Ortiz Aguilar).Lucio Gómez Pazos, Café con
Javier Ortiz, ése árbol de palabras generoso.
Mario Alberto González Serrano, Desde Vulgaria.Mareza Hernández
Sandoval, Mtro. Javier Ortiz Aguilar. Autor de mi formación, indirecta, en
filosofía. Jesús Jiménez Castillo, Maestro de la amistad y amigo de los
libros. Omar Piña, Optimista decepcionado a los paradigmas. Marcelo
Ramírez Ramírez, Elogio de un amigo. Incluye tres artículos escritos de Javier
Ortiz sobre José Revueltas 1914-1976.
El libro empieza así: El historiador, el maestro, el alburero. El
camarada de Revueltas, el admirador de Vasconcelos,el autodidacta. El conversador, el honesto, el hombre de las mil
anécdotas. El cantinero, el abstemio, el existencialistas. El de las juventudes
comunistas, el amante metafísico de Rosa Luxemburgo, de Simone de Beauvoir, de
Hanna Arendt, de Helena Poniatowska y Niurka. El rebelde, el renacentista, el
promotor del meta-discurso. El tomista, el agustino, el que reinterpreta a
Maquiavelo. El hermeneuta, el peripatético, el alumno no examinado por Gaos, el
necio, el que llevó a sus alumnos alos mítines en la ciudad de México en 1968,
el anti-solemne. El jefazo, el desmadrozo, el intempestivo, el fenonólogo,el
antropólogo, el detractor de la posmodernidad. El congruente, el que departió
en compañía de Genaro Vázquez y Emilio Abreu Gómez, el iniciador al
conocimiento. El filólogo, el moderno, el humanista zubiriano, el representante
sindical, el historicista, el crítico mordaz. El disidente de la facultad de
historia, el politólogo, el hombre de edad…el doctor honoris causas perdidas.
El sabio de nuestros tiempos Sólo queda que usted estimado amigo lector
pueda leer dicha obra.