José Miguel Cobián | 22 junio
de 2016
Tribuna Libre.- Oaxaca ha sido
rehén de la CNTE por muchos años. El
brazo armado de esta organización se llama APPO, asamblea popular de los
pueblos de Oaxaca. Esa misma APPO que
hace unos años nos horrorizaba con los bloqueos a una de las ciudades más
hermosas del país, luchando por conservar privilegios de los líderes de la
CNTE.
Durante años los
gobiernos de Oaxaca prefirieron darle dinero a la CNTE (dinero de los
contribuyentes), a cambio de mantenerlos en paz. Ellos (la CNTE) controlaba el presupuesto de
educación de Oaxaca, controlaba las plazas de maestro de Oaxaca, decidía quien
podía heredar o vender una plaza de maestro, autorizaba permisos y tenía una
enorme cauda de delegados sindicales que no hacían nada pero cobraban como
maestros.
Ahora que se lleva
a cabo la mal llamada reforma educativa, que en realidad es una reforma laboral
para el magisterio, la CNTE defiende sus privilegios con uñas y dientes. Juegan
a los maestros mártires, que ganan poco y trabajan mucho. Nos recuerdan las
fallas del sistema educativo, en especial la falta de infraestructura
escolar. Pero también engañan a padres
de familia y les hacen creer que pagarán la luz y otros gastos de la escuela de
sus hijos.
Como perros
rabiosos deciden continuar dañando la economía de Oaxaca y de Chiapas. Ya no
tienen el dinero del presupuesto para hacer los grandes movimientos en la
ciudad de México, así que se atrincheran en sus territorios naturales. Se unen a grupos de vándalos peores que
ellos, y bloquean por más de siete días la mayoría de las carreteras de Oaxaca.
A estas alturas,
se escuchan voces que exigen diálogo.
Mientras tanto yo me pregunto porque la autoridad tiene que dialogar con
delincuentes. Tú que esto lees, y yo, y el resto de los mexicanos debemos
respetar la ley. Si cometemos un delito, nadie espera que la autoridad dialogue
con nosotros, simplemente se debe de aplicar la ley. México clama por combatir la corrupción y
sobre todo la IMPUNIDAD, pero eso sí, siempre y cuando se combata en los bueyes
de mi compadre, es decir, en los otros, no en todos y cada uno de los
mexicanos.
Un periodista está
tomando fotos de actos vandálicos, envía a su redacción esa información, y en
momentos en que realiza su trabajo, encapuchados lo asesinan además de herir a
dos de sus acompañantes. Esperaríamos
escuchar a todas las organizaciones de derechos humanos y sobre todo a la
izquierda, protestar enérgicamente por este atentado a la libertad de
expresión. Pero no, los vociferantes no vociferan cuando quien comete los
delitos es parte de su sector ideológico.
Los mexicanos resulta que hasta en eso discriminamos. Si matan a un periodista en Veracruz hay que
protestar enérgicamente (y tienen razón), si lo matan en la cdmx también, pero
si lo matan revoltosos y vándalos, entonces ya no hay protestas enérgicas. Como tampoco hay protestas cuando un grupo de
estudiantes asesina a un joven despachador de una gasolinera. Hasta en la ética y la moral los mexicanos
discriminamos según nos conviene, en lugar de tener un criterio definido.
Cuando esa CNTE
tuvo como rehén las plazas públicas de muchas ciudades del país, los ciudadanos
exigían que los quitaran, que la ley se aplicara. Cuando un familiar, un amigo, o uno mismo
está detenido en un bloqueo carretero, la exigencia de aplicar la ley y
defender el libre tránsito se escucha en todos lados. Los oaxaqueños están
hartos de ser rehenes de estas organizaciones criminales, ellos son los que
primero exigen que se restablezca el orden en su estado. En Chiapas se escucha el mismo clamor por
todos lados. Solo que la voz del pueblo
es acallada por los gritos de aquéllos que defienden lo indefendible, esos que
vociferan para buscar beneficios no para su patria, sino para su partido
político, su grupo de presión, sus compañeros de ideología.
Los mexicanos
apoyamos lo que nos conviene, no lo que conviene a México. Y eso, eso también
es un acto de corrupción. Como el que
vemos diariamente en las redes sociales, la traición al país generada por una
defensa de una ideología.
Para nadie es un
secreto que el gobierno de Peña Nieto carga con el estigma de la
corrupción. En su gabinete se han
cometido muchos errores. Sin embargo, la
acción que se está tomando en Oaxaca es la correcta. El gobierno no puede echarse para atrás, sea
cual sea el costo político que tuviera que pagar. México, Oaxaca, Chiapas, Guerrero,
Michoacán, no pueden ser rehenes de los intereses de un grupo de mexicanos
apátridas que medran en el presupuesto público y explotan a miles de maestros,
sobajan y dejan en la ignorancia a millones de niños mexicanos y chantajean a
miles de padres de familia, tan solo para seguir viviendo del presupuestos
público.
Aquél que defienda
a la sección 22, a la CNTE, a la APPO, no tiene memoria, o ha decidido no
tenerla. Aquél que grita gobierno
asesino, se le olvida que el monopolio del uso de la fuerza lo tiene el
gobierno, y que evitar un enfrentamiento es tan fácil como respetar la ley,
liberar las carreteras y dejar de realizar actos vandálicos. Porque de las víctimas de estos
acontecimientos nadie se acuerda. Ni de
los dueños de negocios, ni de aquéllos que han muerto porque su ambulancia no
puede cruzar el bloqueo, ni de los que sufren escases de todo, gracias a los
bloqueos.
Llega la policía a
desalojar, y desalojan. Pero luego regresan con bombas molotov, personas
armadas, grupos violentos, a apropiarse una vez más de la vía pública, de la
autopista. Buscan y obtienen el enfrentamiento.
Los líderes muy brillantes, deciden que hacen falta mártires para la
causa, y azuzan a sus hordas a enfrentar con más violencia a las fuerzas del
orden. Los líderes son felices cuando
hay muertos y heridos. Ahora se pueden
llamar víctimas de un gobierno represor, a quien le tiembla la mano para
aplicar la ley. El gobierno afirma que
sus fuerzas no llevaban armas. Yo me
pregunto, ¿qué problema habría que portaran armas, si son las fuerzas del orden
y deben de ir armados? Explicaciones
ridículas en un país de caricatura, dónde hasta lo que se hace bien, se
convierte en un gran error, y dónde la opinión pública es tan desinformada que
cuando unos narcos matan a unos jóvenes, resulta que es culpa del gobierno
federal, y éste es quien debe de devolver vivos a aquéllos que ya no respiran.
México no va a
avanzar mientras no exista un verdadero estado de derecho. De nada sirven los esfuerzos del gobierno
para estableces zonas económicas especiales, para desarrollar áreas dónde la
pobreza y marginación son el panorama general, si no existe el imperio de la
ley. ¿quién va a invertir en la zona del
istmo de Tehuantepec si no hay ley, y si hay bloqueos y paros constantes,
saqueos y manifestaciones diarias?
Eso a nadie le
importa. Ni el desarrollo ni la educación de las próximas generaciones de esos
estados, ni las oportunidades de trabajo y empleo. Lo que importa es acusar al gobierno que me
cae mal, que no es del partido con el que simpatizo. No hay reflexión, no hay proyecto de país, lo
único que hay son intereses mezquinos, que salen a la luz una y otra vez. Pobre México.