* Rescinden contrato a catedráticos disidentes * Agreden a alumnos y maestros que
protestan * Recula Reyes Peralta y no
será fiscal anticorrupción * Igual de
manchado, Francisco Portilla * Se quedó
corta Rocío Nahle * La denuncia contra
Marcelo * Debió exhortar a la PGR a
determinar acción penal
Mussio Cárdenas Arellano | 25 junio
de 2016
Tribuna Libre.- Le duele a Ricardo
Orozco el poder perdido. No será diputado, no será alcalde de Minatitlán.
Vuelve, así, por su feudo, el Itesco, enfrentado a la disidencia magisterial, a
la rebeldía del alumnado que se resiste a ser carne de cañón electoral, a la
que embiste con rasgos de violencia.
Destrozado en las
urnas, en la piel la traición del gremio petrolero que lo arrojó a las fauces
de Morena, Ricardo Orozco hace lo que mejor le va: torcer la ley, manipular la
reglamentación, usar a sus títeres sindicales, a un director-marioneta,
inocular odio en un sector de los alumnos que por una calificación ilegal
actúan con instinto porril.
Del 5 de junio
quedan recuerdos que atormentan. Lo acabó el voto de castigo, el repudio a un
sistema profundamente corrupto, el rechazo al Cártel de Duarte que saqueó a
Veracruz y heredó personajes sin prestigio, uno de ellos Ricardo Orozco Alor,
ahijado del secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, que para aspirar al
triunfo usa al estudiantado en la promoción del voto a cambio de calificaciones
de excelencia. y al final fue derrotado.
Sábese que sin el
Itesco, Ricardo Orozco es nada. Ahí sus orígenes sindicales, su paso por la
dirección, confabulado con Arturo Martínez Vega, el fundador que hoy mendiga
una plaza para su mujer. Ahí el director de membrete, José Luis Sánchez Toral,
útil mientras obedezca y desechado cuando deje de servir.
No es suyo el
Itesco pero lo parece. Es de todos, del alumnado, de los catedráticos, del
personal administrativo, del gobierno que suministra recursos, de los que no
recibe cuentas, de Coatzacoalcos, de Veracruz. Sí, y vía la dirigente sindical
a modo, Ana Isabel Hernández Jacobo, detenta el historial de cada trabajador.
Miércoles 22.
Convulsa la mañana, le es sombría a quienes disienten. Llegan al Instituto
Tecnológico Superior de Coatzacoalcos y en la puerta se termina el sueño. Les
rescinden el contrato, les niegan el paso, los echan de la institución.
Pagan así su
osadía de haber retado al cacique magisterial, director del Itesco espurio,
director violando la normatividad pues siendo licenciado en derecho no cubre el
perfil para estar al frente del plantel. Sólo quienes cuentan con una carrera
afín a las que se imparten ahí, pueden acceder a la dirección. El Itesco no
tiene entre sus asignaturas la Licenciatura en Derecho.
Arremete esa
mañana contra los 70 catedráticos que lo desafían. Usa a la dirección del plantel
y a la dirigencia sindical para consumar el golpe.
En respuesta,
jóvenes y catedráticos despliegan una manta e inician una marcha de protesta,
exhibiendo su repulsa a Ricardo Orozco Alor, la manipulación del Itesco, la
perversidad para canjear calificaciones por trabajo electoral, la opacidad, la
negativa a rendir cuentas, a explicar en qué bolsillo van a parar los millones
de pesos que detenta el sindicato, la administración, la fundación. O sea, la
sospecha de que hay un ladrón.
Metros adelante,
lo alumnos de las calificaciones-fraude y un grupo de porros infiltrados en el
contingente golpista intenta arrancarles la manta. Es el escenario de violencia
que sugiere Orozco Alor para dirimir el conflicto, para sofocar la revuelta, para
someter a quienes lo desafían.
Horas más tarde se
dice ajeno a la fechoría. Le dice a la agencia Imagen del Golfo:
“Me enteré de lo
que estaba pasando y así lo digo públicamente y de frente: en ningún momento
estuve en el Tecnológico. Me dediqué hacer algunas gestiones y visité un medio
de comunicación por la mañana y después me vine a la inauguración de Braskem.
Sé de las decisiones que tomó el Director General, nombró nuevos jefes de
carrera, subdirectores, director académico. Todo está dentro de sus facultades
como director general”.
“Hablé con la
líder sindical —agrega— preguntándole que si habían despedido algún maestro,
porque yo pertenezco al sindicato.
Entonces ahí sí me preocuparía. Me comentó que ningún maestro ni administrativo
sindicalizado está despedido, que todos están trabajando dentro de la
institución. Seis administrativos de confianza fueron despedidos.
“Esto empezó desde
el mes de mayo —precisa— cuando un servidor desgraciadamente o afortunadamente
andaba por Minatitlán. Ellos empezaron a manejar políticamente el Tecnológico.
El director, que es meramente académico, empezó a platicar con ellos. Estaba
informado de lo que iba pasando. Siempre los llamó al diálogo, casos que hasta
el subdirector administrativo firmaba por el director general. Entonces ya no
había un respeto y cordialidad de trabajo. Siendo director general yo lo
hubiera hecho también. Siendo director general y teniendo las facultades para
poder cambiar, quitar o despedir algún trabajador de confianza, lo hubiera
hecho. Nada más que el director dejó correr todo y hasta hoy fue que se decidió
hacer las cosas.
“Los jóvenes
intervienen —refiere— porque los jefes de carrera no le entregaban
calificaciones a los estudiantes. Los muchachos debieron irse desde el pasado
viernes que terminó el semestre. Los maestros debieron haber entregado
calificaciones y ellos deberían de estar fuera. Lo hicieron el lunes, pasó
martes, miércoles. ¿Por qué? Porque no soltaban a los jóvenes, porque era el
escudo que tenían. Desgraciadamente ellos acusan a un servidor y a todos de que
nosotros utilizamos a los alumnos, cuando los muchachos son utilizados por
ellos. Entonces yo no sé qué es lo que tienen o de qué hablan cuando están
haciendo o quieren hacer cosas que ellos solamente deciden. Ellos tienen
retenido a los estudiantes, retenidos a través de las listas porque no han
entregado calificaciones, nada más que legalmente hasta el martes se permitía
subir calificaciones, el miércoles no debería de haber habido alumnado en las
instalaciones.
“Hay algo que
ahorita lo leí en internet —dice—. A veces digo que el 50 por ciento es mentira
y el otro verdad. Decía que hay alumnos que no cursaron el semestre, pero que
están apareciendo sus calificaciones pasadas, el reglamento y ahí está el
director académico, dice que si tú no cursas el semestre sí puedes presentar
los exámenes al final y si acreditas tienes derecho a pasar porque la educación
en el tecnológico no es de que tienes que estar 100 por ciento en las
aulas”.
Es explosiva la
demencia cuando le untan mala leche. Quien usa políticamente al alumnado es
Ricardo Orozco. Lo envía a promover el voto. Le obsequia calificaciones de
excelencia. Pacta y otorga 10 títulos universitarios a cambio de sofocar el
conflicto provocado por el uso electoral de los alumnos del Itesco. Ahí está el
audio que lo exhibe.
Maestros, alumnos,
personal administrativo acudía a colonias de Minatitlán bajo la máscara de la
fundación SUTITESCO, ofreciendo beneficios sociales. A cambio, en un formato
obtenían datos personales de los beneficiarios y su número de credencial de
electoral y la sección electoral. Eso es inducción al voto y es delito.
Hay otro audio en
que el alumno Ángel Rivadneyra admite haber hablado con Orozco Alor sobre los
títulos a cambio de abortar el movimiento. Eso es delito.
Con ínfulas de
cacique —un minicacique que sólo tiene una regiduría en su haber político—,
Ricardo Orozco dice ser ajeno a lo que ocurre en el Itesco, a la lideresa
sindical, al director general. Otro audio exhibe que el control del plantel lo
tiene él, y lo presume, que se ufana de ello, que sentencia que el poder se
demuestra cuando impone a su sucesor y gobierna a través de ellos. Ana Isabel
Hernández Jacobo es su títere, José Luis Sánchez Toral es el
director-marioneta.
Uno y otro son
claves en el mar de podredumbre en que se ha convertido el Itesco. Al gremio
sindical no le rinden cuentas, inciertas las finanzas, los ingresos
millonarios. A todos —maestros, administrativos, alumnos— no les revelan cuánto
ingresa por concepto de cuotas escolares, pagos por titulación, rifas, sorteos,
de los que no se sabe si los reportan a la Secretaría de Gobernación y cuando
un premio no tiene número ganador, si lo remiten al gobierno.
Hay una joya en
esa corona: los contratos con la industria, más de 100 millones de pesos que no
ejecutó el alumnado, que fue subcontratado a diversas compañías, entre ellas a
Copesa por un software para un diseño tridimensional.
Le responden
catedráticos y alumnos en una carta abierta a la opinión pública:
“Es necesario que
hoy levantemos la voz para hacer saber que nuestro trabajo cotidiano ha sido
vulnerado y vulnerado. En aras el progreso de uno, hemos perdido la libertad de
cátedra, de expresión y opinión, e inclusive nuestra dignidad e integridad como
personas y profesionistas ha sido puesta en juego. Todo bajo la mano de Ricardo
Orozco Alor, quien desde el interior, primero como secretario general del
SUTITESCO, luego como Director General y posteriormente como aspirante a un
cargo de elección popular, ha manipulado y abusado del poder, tanto del
sindicato como de la Dirección General, decidiendo a su libre albedrío lo que
él considera necesario para su beneficio personal.
“El miedo y la
represión laboral han sido las armas principales que Ricardo Orozco Alor ha
utilizado para mantener lo que él llama “el orden y control” entre los
trabajadores y la comunidad estudiantil. No negamos que hemos tolerado este
maltrato y coacción, pero el miedo a quedarnos sin un medio para llevar el
sustento a nuestras familias nos ha ganado. Hemos visto a nuestra dignidad irse
al suelo, y con mucha más tristeza hemos visto el desprestigio y la
maledicencia en que nuestra casa de estudios ha caído. En el vox populi de hoy,
no es extraño escuchar la mala imagen que alumnos y trabajadores del ITESCO
tienen ante la sociedad. Se ha perdido la credibilidad y el respeto hacia
nosotros como trabajadores de la educación,
que tanto esfuerzo nos ha costado”.
Nadie le cree a
Ricardo Orozco, mercachifles de la educación. Ha golpeado, reprimido,
amenazado, usado a los alumnos como porros, como grupo de choque, infiltrando
provocadores entre su gente. Por el camino de la violencia, el miedo, que es lo
único que le queda, pretende ahora retener el Itesco.
Quizá algo tenga
que ver esa obsesión por las armas, su gusto por portarlas aunque con ello
viole la ley.
Suya es, pues, la
violencia. Es su obsesión.
Archivo muerto
Recula Jorge Reyes
Peralta y no será fiscal anticorrupción. Aduce que quien llegue a la Fiscalía
Anticorrupción “ya está descalificado a priori por el gobernador electo”. No
todos, sólo los duartistas y fidelistas, como el Abogado del Diablo, que iría
ahí a solapar las corruptelas de su patrón Javier Duarte. Su argumento es
infumable, inconsistente, carente de razón, cuando horas antes exhibía sus iras
contra Miguel Ángel Yunes Linares: “El Gobernador Electo ya enloqueció. Todo lo
que hace el gobernador electo es por mí. Él teme que yo llegue porque desde
luego hay averiguaciones de todos los partidos y de todos los actores políticos
pero principalmente de él y de su núcleo familiar”. Se va sin haber llegado,
sin contender, sin siquiera haberse registrado. Reyes Peralta arrastra la
imputación ministerial que lo vincula con zetas, un caso de secuestro, una
ayuda para cobrar un rescate, lo que expone y evidencia el reportaje “Córdoba,
feudo zeta”, publicado por la revista Proceso, el 17 de noviembre de 2012. Y
así quería ser fiscal anticorrupción… Llega, en cambio, Francisco Portilla
Bonilla, operador duartista, miembro de la banda, marrullero y soberbio, para
cubrir las trastadas de Javier Duarte. Renunció a la secretaría general del
Congreso de Veracruz, su refugio tras perder la elección de diputado local en
su Córdoba, cuya alcaldía ocupó dos veces, con una cauda de corrupción,
acusaciones a granel, saqueo a las arcas vía constructoras afines, la mano
generosa de Eugenia Castillo Blasco, cuya mano suscribía los cheques de gastos
desorbitados en la Tesorería municipal. Es Francisco Portilla la nueva carta
del gobernador de Veracruz para encabezar la Fiscalía Anticorrupción,
valiéndole si viene manchado, si su alcaldía fue un escenario de corrupción…
Arranca Etileno XXI con deficiencias, sin abasto de insumos, sin Enrique Peña
Nieto, sin Javier Duarte. A la ceremonia en Nanchital acudieron el secretario
de Energía, Pedro Joaquín Coldwel, el secretario de Gobierno de Veracruz,
Flavino Ríos Alvarado, y el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares.
Craso error del gordobés, que desdeña la megainversión brasileña de 5 mil
millones de dólares en suelo veracruzano. Envió al inefable Flavino Ríos, y
éste se lució con su declaración de que la Gendarmería Nacional que llegó a
Coatzacoalcos y se fue de inmediato a Chiapas y Oaxaca. No acudió Javier
Duarte, temeroso de que Yunes azul lo increpara, le recordara que lo va a
encarcelar. Yunes Linares se placeó con Joaquín Condwell; con José Antonio
González Anaya, director general de Pemex, alias El Matacoyotes, y la
embajadora de México en Brasil, Beatriz Paredes Rangel. Ahí, se reencontró
Yunes Linares con el alcalde Joaquín Caballero y refieren las crónicas que le
reiteró que deben dialogar, el cabildo con ellos, sobre el tema de la
inseguridad y la violencia. Caballero se resiste, sabedor que si irrita al
gobernador de Veracruz, los cinco meses que le restan de mandato lo ahorcará
financieramente… Se quedó corta Rocío Nahle. Sube una proposición con punto de
acuerdo a la Comisión Permanente del Congreso federal, solicitando que la
Sedesol informe qué acciones tomó contra Marcelo Montiel y su operador, Víctor
Rodríguez Gallegos por el uso de los programas sociales con fines electorales,
así como a la Auditoría Superior de la Federación, Comisión Nacional Bancaria,
Secretaría de la Función Pública y PGR en torno a la manipulación de recursos
sociales en Veracruz, que presumiblemente fueron a parar a las campañas del
PRI. Se nutre de las denuncias del senador de izquierda, Alejandro Encinas, el
ex candidato independiente al gobierno de Veracruz, Juan Bueno Torio, y el ex
trabajador Pablo Ruiz Domínguez, que revelan el uso electoral de cinco
programas federales. Hasta ahí todo bien. Cita el robo de los recursos de
Sedesol, dinero de los beneficiarios, en cajeros automáticos de los bancos,
programa de jornaleros agrícolas, empleo temporal, 3x1 migrantes y gestores
voluntarios. Quiere saber qué ha hecho, por ejemplo, Sedesol para evitar que el
dinero de los programas sociales se use sin mayor reparo para obtener votos
para el PRI. Hasta ahí bien. Pero alguien le pasó una versión incompleta. La
PGR ya terminó de integrar la averiguación previa a instancias de la denuncia
presentada por el ex candidato del PRD a diputado por el distrito 30, Alejandro
Gutiérrez Cabrera. Lo que pudo subir a tribuna la coordinadora de Morena, Rocío
Nahle, sería un exhorto para que la PGR realice su determinación y consigne el
caso a un juez. Archivadas, las denuncias de Encinas, Bueno y Ruiz no se movían
ya. Presentó la suya Gutiérrez Cabrera, enchinchó en diversas instancias y
obligó a concluir la investigación judicial. Lo que le falta a la PGR es
determinar. Y una vez hecho eso, a correr Marcelo, a correr Víctor Rodríguez, a
correr Rosario Robles. Y hay otra en la Fiscalía Especializada en Delitos
Electorales, en que también le resultará responsabilidad al frustrado cacique
de Coatzacoalcos…