* Amadeo y Héctor se parecen al
Peje * Voto por voto, casilla por
casilla * 90 mil votos que surgieron del
rumor * Renuncia Gabriel Deantes * ¿Quién robó el dinero de las promotoras? * De a 4 y 5 mil pesos, y no llegó * También Martha Pineda traicionó al PRI * “Yo nunca me equivoco”, decía Brito * Y se equivocó
Mussio Cárdenas Arellano
| 10 junio de 2016
Tribuna Libre.- Amarga es la
derrota, peor cuando se pierde el poder. De ahí la voz quebrada, la debacle
priista que Héctor Yunes y Amadeo Flores admiten un día y reviran al siguiente,
acusando fraude y despojo, el robo de 90 mil votos o más, como si el PRI no
fuera el genio del fraude electoral.
Con rictus
patético, devastado, decía Héctor Yunes que las cifras no le favorecían, la
mañana del lunes 6, admitiendo la derrota ante la coalición PAN-PRD.
Igual de fúnebre
era el rostro de Felipe Amadeo Flores Espinoza, el líder del PRI, a su lado,
testigo mudo del caos priista, por vez primera fuera del gobierno de Veracruz
en 86 años.
Dicen hoy que
siempre no. Acusan irregularidades, mal recuento de votos, mal llenado de actas
de escrutinio, votos nulos que son votos suyos, mala leche en las mesas
electorales para despojar al PRI de un triunfo que le allanaría su camino al
gobierno de Veracruz.
Reculan el
candidato y el dirigente del PRI, Héctor Yunes y Amadeo Flores, montados en el
argumento del fraude, sobre el rumor de los 90 mil votos no atribuidos al
partido tricolor, mal contabilizados, “un mega fraude electoral”.
Reza el rumor filtrado
por el PRI en cuentas de correo electrónico duartistas:
“Se trataría de un
hecho histórico o de un mega fraude, el más grande en la historia de Veracruz”.
Dos días después de
rendir la plaza, reemplazan los rostros de funeral por el ánimo de complicar la
elección, enarbolando el argumento del fraude, el despojo y la violación a la
voluntad de la sociedad.
Decía Héctor Yunes
entonces que había que leer el mensaje que le había dado el electorado al PRI,
reconocer que un gobierno con errores, insensible a la sociedad, provoca el
rechazo de las mayorías.
“No hay forma de
malinterpretar el mensaje de las urnas.
“Veracruz debe
cerrar una etapa de oscuridad, de rezago y de retraso y de inmoralidad. “Contra
esa corriente luché y seguiré luchando más allá de siglas partidistas, modas y
oportunismos.
“Vigilemos al nuevo
Gobierno. No permitamos el abuso, la represión o las vueltas hacia atrás”.
Y el reconocimiento
de la derrota:
“Con base en el
último corte del PREP, me permito afirmar que la votación en este momento no
nos favorece.
“Existe una
sociedad agraviada —agrega—, que se manifestó contra una forma de hacer
política que se ha agotado. (...) Veracruz está cansado de su postración, del
abuso, del engaño, por lo mismo no existen cheques en blanco, sino un mandato
para reconstruir el poder público en un instrumento al servicio de los demás.
“En el voto de sus
veracruzanos hay un claro mensaje para el PRI, sobre todo para su gobiernos.
Hay que mejorar y cambiar para seguir a tono con la ciudadanía. Asumamos con
responsabilidad ese mensaje.
“Los ciudadanos con
sus votos no dan lecciones, dan mandatos”.
¿Admitió o no la
derrota?
Héctor Yunes, dos
días después, es otro. O intenta ser otro. Se recompone en un desfiguro
demencial, refutando que aquella entrega de plaza haya sido un reconocimiento
de la derrota. Sólo admitió, dice, los resultados del conteo rápido, las cifras
que lo sepultan. Lo reseña Al Calor Político:
“Eso nunca lo he
dicho (perder), yo lo que estoy esperando (…) en este momento estoy esperando a
que se diga quién ganó la elección. La elección no la dice ni un candidato,
quién la ganó, ni tampoco dicen otros quién la perdió. Lo determina la
autoridad electoral y más en una elección tan cerrada. Esta es la elección más
cerrada de todo el país, en donde el margen es equivalente al número de votos
nulos que hay, es proporcional”.
Luego agrega:
“En ese sentido,
nadie se puede declarar ganador y nadie se puede declarar perdedor hasta que no
haya una definición del Órgano Electoral. Eso sólo lo determina la autoridad
electoral, si fuera una elección como Hidalgo, está claro quién ganó y quién la
va a ganar; si fuera una elección como Sinaloa, está claro quién ganó y quiénes
no ganaron; si es una elección como Veracruz no hay una definición de esto
todavía, hay tendencias”.
Cuenta su cuento el
candidato del PRI. No sabe si va de nuevo al Senado o se enfila al gobierno de
Veracruz, atento a lo que diga el Órgano Público Local Electoral (OPLE).
Precisa ahora que
lo del lunes fue un “acto cívico”, al salir a reconocer que el conteo rápido no
le favorecía.
O sea, derrotado
pero no derrotado.
¿Nadie se puede
declarar ganador? Héctor Yunes sí. Lo hizo el domingo 5, a las 6 de la tarde,
en conferencia de prensa, frente a sus fans:
“Podemos afirmar
—dijo— con toda certeza que Veracruz se ha pronunciado por un cambio
responsable y que ha elegido a su servidor, a Héctor Yunes Landa, como su
próximo gobernador”.
Cambia también el
rictus pateticus de Amadeo Flores, el líder del PRI. De lo sombrío a la
esperanza, acusando también prácticas fraudulentas.
“Nuestros
representantes —dice— en los consejos distritales han encontrado un cúmulo de
graves irregularidades durante los conteos de este miércoles; por ello, con
base en las garantías que nos otorga la ley, demandamos al OPLE ordene la
apertura de la totalidad de las casillas, para corregir las anomalías que hemos
registrado y eliminar la sospecha de que la voluntad de los veracruzanos no ha
sido respetada”.
Y reitera:
“Se han encontrado
votos para nuestra coalición que no habían sido contabilizados, lo que pone en
tela de juicio la legalidad del cómputo y advierte una agresión a la voluntad
de los veracruzanos”.
Si no fuera
dirigente del PRI, seguro Amadeo Flores podría ser el de Morena. Acusa
irregularidades y demanda limpiar la elección.
“Ejerceremos el
derecho de pelear por cada voto que nos haya sido concedido por los
veracruzanos y, en este sentido, apoyaremos todas las iniciativas que tengan el
propósito de despejar cualquier duda sobre el resultado electoral definitivo,
incluida la apertura total de casillas”.
Vende cara la
derrota el PRI. Regatea en la fase de recuento final lo que no ganó en las
urnas. Acusan los textoservidores que el OPLE lo domina Yunes Linares.
Qué embuste. Si
ante un partido se postró el OPLE es el PRI. Su presidente, Alejandro Bonilla
Bonilla, es hectorista, duartista, ex funcionario de la Secretaría de
Protección Civil, donde manda y despacha la comadre de Héctor Yunes, Yolanda
Gutiérrez Carlín.
Aún así, el OPLE
fue instruido a consumar la derrota priista ante Yunes Linares. Y ahora a
descartar la teoría del mega fraude contra el PRI.
Cuentan que es
fidelista este ardid, con sello del consulado mexicano en Barcelona, a partir
de un rumor en redes sociales, difundido luego en portales en internet.
Con el sello de
Fidel Herrera se esparce la versión de que el PRI, el genio del fraude, es
víctima hoy de un fraude electoral.
Son los 90 mil
votos que supuestamente no le fueron contabilizados al PRI, que acercaría a
Héctor Yunes al triunfo, o por la diferencia de votos entre el primero y
segundo lugar, obligaría al recuento total.
Horas después, el
OPLE salió al paso del rumor. A través de un comunicado “hace un llamado
enérgico a los actores políticos a esperar los resultados que arroje dicho
conteo, conforme lo marca la normatividad vigente. De igual forma, condena los
textos anónimos que se hicieron llegar a los medios de comunicación, cuyo único
fin es desestabilizar la elección que se realizó estrictamente apegada a la Ley
Electoral, con total certeza, legalidad, independencia, imparcialidad,
objetividad y máxima publicidad”.
Lo que es la
tragedia política. El PRI, el genio del fraude, acusa ser víctima de un fraude
que lo despoja del poder en Veracruz.
Amarga es la
derrota, peor cuando se pierde el poder.
Archivo muerto
Ratitas en fuga.
Deja la Secretaría de Trabajo estatal Gabriel Deantes Ramos, mapache del
duartismo, comprador de conciencias, el ideólogo del fraude. Se va tres días
después del derrumbe del PRI, derrotado en la elección del domingo 5. Deantes
solía ir con la maleta en la mano, plagada de dinero, a vencer inercias, a
convencer adversarios, a traerlos al redil duartista. Así frustró la alianza
PAN-PRD en 2013, generando el conflicto en el perredismo, con sus dos consejos
estatales, sus dos presidentes de partido, hasta que los tribunales electorales
determinaron que la alianza con el PAN era inexistente por no haber consejo
estatal que la validara. Se escucha a Deantes Ramos sugerir a Javier Duarte
suscribir un crédito de 20 mil millones de pesos para someter al candidato
priista, darle viabilidad a su administración, a cambio de impunidad e
inmunidad candidatos duartistas a diputaciones y espacios en el nuevo gobierno.
Revelador, el audio fue un golpe letal que exhibió el sometimiento de Héctor
Yunes, porque 20 mil millones es una fortuna. Se fue Deantes este miércoles 8,
como las ratas que abandonan el barco cuando comienza a hundirse… Unas eran de
4 mil pesos y otras de 5 mil. Así tasó Víctor Rodríguez el apoyo a las
promotoras del voto, su equipo en cada una de las colonias de Coatzacoalcos.
Pero el dinero no llegó. De ahí la ira y el rencor de esas mujeres que le
sirven al PRI, que mueven el voto, que pujan y empujan para llevar al triunfo a
los candidatos priistas. Esta vez no les llegó el apoyo, rasurado a medio
trayecto, entre el mismo equipo cercano al derrotado candidato marcelista, que
de por sí perdía aunque no tuviera contrincante enfrente… Se trata de expulsar
a los priistas traidores. Se trata de que Roberto y José Antonio Chagra paguen
por operar en abierto por Nueva Alianza, sus fotografías en las redes sociales,
su respaldo a los candidatos del Panal. Si se trata de eso, lo mismo hizo
Marcos Theurel —“Te rompo tu puta madre”— y su esposa Lu-pilla Félix,
inyectándole recursos al AVE, candidata plurinominal ella, pero por la baja
votación registrada, fuera de toda posibilidad de llegar al Congreso de
Veracruz. Si se trata de expulsión, he ahí a Martha Pineda Tapia, lideresa del
OMMPRI, la agrupación femenil priista que operaba para el Partido Verde y su
minicandidato Jaime Quintanilla, que no le metió ni 5 mil votos a su causa.
Martha Pineda, la de la barbacoa de perro, más verde que tricolor, apuñalando
al PRI y, obvio, a su candidato, Víctor Rodríguez Gallegos… “Yo nunca me equivoco”,
pregonaba Carlos Brito Gómez. “Héctor Yunes va a ganar. Yo nunca me equivoco”,
reseñaba el veterano priista, ex alcalde de Coatzacoalcos, ex líder del PRI, ex
subsecretario de Gobierno, ex diputado federal, ex líder del Congreso de
Veracruz, un domingo, de noche, en el hotel Terranova, en tiempos de
precampaña. “Nunca me equivoco”, decía. Y se equivocó…