* A la SCJN su burbuja de impunidad * Violó principios del Sistema Nacional
Anticorrupción * Tácitamente, se
extinguió su poder * Héctor Yunes y su
“jefe político” * ¿Quiere fuera a Javier
Duarte para ser gobernador interino? *
Los días negros serán para Jorge Carvallo
* Implicado en desvío de recursos.
Mussio Cárdenas Arellano | 13 julio de 2016
Tribuna Libre.- Seco, el golpe es
letal. Pulveriza a Javier Duarte. Lo sacude y lo mata, demoledor el manotazo
desde Los Pinos, que extingue el sueño de ser impune, de blindar la fuga, de
evadir la ley.
Lo embiste Peña
Nieto, su amigo, el que quizá nunca lo fue, determinando que el paquete de
impunidad promovido por el gobernador y avalado por el Congreso cómplice de
Veracruz, viola los principios del Sistema Nacional Anticorrupción.
Agrio debió
saberle el desayuno. Agria, la mañana del lunes 11. Cita a los medios de
comunicación la Presidencia de México. Habla el vocero Eduardo Sánchez, con él
el subprocurador jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR, Salvador
Sandoval, y definen que las leyes aprobadas en Veracruz, la Fiscalía y la Sala
Anticorrupción, violan la legislación federal.
Acude, pues, la
Procuraduría General de la República a la vía jurídica, a la acción de
inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Ninguna
institución y ningún servidor público, no importa el orden de Gobierno en el
que se desempeñe puede estar al margen de la Ley. Esto es lo que demanda la
sociedad mexicana. Recientemente los congresos estatales de Quintana Roo y
Veracruz aprobaron reformas que se oponen a los lineamientos generales del
Sistema Nacional Anticorrupción”, detalla Eduardo Sánchez.
Otra frase del
vocero presidencial:
“Uno de los
propósitos del Sistema Nacional Anticorrupción es que no haya cabida para
legislaciones locales a modo. En la lucha contra la corrupción no puede haber
excepciones”.
Salvador Sandoval
lo explica en términos llanos. Dice que el blindaje en Veracruz se produjo
antes que las dos leyes federales en materia anticorrupción hayan sido
promulgadas aún por el presidente Enrique Peña Nieto ni hayan sido publicadas.
Se trata de la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción y la Ley General
de Responsabilidades Administrativas.
Y luego apunta:
“Lo que en esencia
se ha solicitado en las acciones de inconstitucionalidad, es que la Suprema
Corte de Justicia de la Nación advierta que las entidades federativas
mencionadas carecen de facultades para crear sus sistemas locales anticorrupción
sin que se hayan publicado las leyes generales correspondientes”.
Abunda:
“Y lo que es más,
que se advierta que no puede hacer nombramientos de funcionarios en dichas
materias”.
Pero Javier Duarte
ni ve, ni oye, ni siente, ni razona. Perdido el juicio, lanza acciones que
violentan esa norma y atropellan los principios del Sistema Nacional
Anticorrupción.
Acusado del desvío
de 50 mil millones de pesos de origen federal, endeudar a Veracruz como nunca
nadie más, saquear vilmente las arcas, enriquecerse él vía una red de
prestanombres y dejar que se enriqueciera su pandilla, quiso librar la cárcel
con una burbuja de impunidad.
Le sirve para eso
el Congreso cómplice de Veracruz, la fracción priista y los diputados satélite,
logrando mayoría, involucrados todos en la burbuja de impunidad, en el retiro
del fuero a los próximos gobernadores, a los secretarios de gabinete y a los
alcaldes. Se mantiene el fuero a diputados, magistrados, presidente de la
Comisión Estatal de Derechos Humanos y a “Culín”, el fiscal Luis Ángel Bravo
Contreras.
Quiso entonces
imponer fiscal anticorrupción, comisionado presidente del Instituto Veracruzano
de Acceso a la Información y magistrados para la Sala Anticorrupción, adscrita
al Tribunal de lo Contencioso Administrativo. Y ahí se fue al abismo.
Su prospecto para
el IVAI fue Gabriel Deantes Ramos, la manzana más podrida del duartismo,
acusado de enriquecimiento súbito, de operar electoralmente con recursos
públicos, de fraguar la contratación de un crédito de 20 mil millones de pesos
que sirviera de moneda de cambio con el próximo gobernador, si fuera del PRI, y
si no, si fuera el panista Miguel Ángel Yunes o Cuitláhuac García Jiménez, de
Morena, ni un centavo.
Desatado el
escándalo, debió retirar la propuesta.
Ocurrió lo mismo
con el fiscal anticorrupción, propuesto Francisco Portilla Bonilla para el
cargo. Había sido subsecretario de Gobierno, ex secretario general del
Congreso, alcalde de Córdoba, donde le llovían acusaciones por corrupción en el
área de Comercio y le imputan que su hijo sea “aviador” en la Secretaría de
Finanzas del gobierno actual.
Al no reunir los
34 votos para obtener mayoría calificada, retiró la propuesta.
Quiso imponer al
propio Portilla, junto con Guadalupe Porras David y Tomás Antonio Bustos Mendoza,
en la Sala Anticorrupción. Serían sus magistrados a modo en la última instancia
estatal que revisaría cualquier juicio en su contra.
No calculó el
impacto del escándalo. Lu-pilla Porras y su estela de corrupción, su fidelismo
y el saqueo al ayuntamiento de Minatitlán, los 520 millones de pesos en
inconsistencias detectados por el Órgano de Fiscalización Superior, el puente
Capoacán por el que pagó 45 millones de pesos a una constructora ligada a su
yerno, Marco Cesar Theurel Cotero —“Te rompo tu puta madre”—, entonces
secretario de Comunicaciones del gobierno fidelista, luego alcalde de
Coatzacoalcos donde también hizo de las suyas. Y el puente no se construyó.
Sacudido el
Congreso, feroz la crítica en las redes sociales, abortó el proyecto de Sala
Pro-corrupción cuando la bancada del PRI y sus rémoras reventaron la sesión del
Congreso, lanzándose en tropel al baño por no tener mayoría calificada.
Diputados, pues, de sanitario, entre olores a orines y drenaje.
Ya no hubo más.
Esta semana reintentaría imponer fiscal y magistrados pro-corrupción cuando de
Los Pinos llegó el manotazo, el golpe letal, demoledor el golpe de Peña Nieto,
la acción de inconstitucionalidad a su paquete de impunidad.
De Los Pinos le
llegaban los mensajes a Javier Duarte. No los quiso escuchar. Avanzó en su afán
de ser inmune e impune. Se valía de la complicidad de los diputados priistas,
salvo Ricardo Ahued, de los partidos rémora, de su prensa vendida que aclamaba
el atropello a la ley.
Oyó y desoyó a
Carolina Monroy del Mazo, dirigente nacional del PRI, quien advertía que “en el
partido no habremos de respaldar un solo acto, un solo dicho, un solo hecho que
contravenga en Estado de Derecho”.
Establecía que una
reforma constitucional puede ser jurídicamente correcta pero carecer de
sustento ético y moral.
Y Javier Duarte
seguía sin escuchar.
Llevó al Congreso
de Veracruz al peor descrédito de su historia, respaldando un paquete de
impunidad demencial, con su fiscal, su sala pro-corrupción, el comisando del
IVAI, el contralor autónomo, todos inamovibles, unos por nueve años, otros por
10, unos más por cinco años en el cargo. Todos para encubrir el atraco.
Ni una ni otra
cuajaron. Cuando se disponía a relanzar su proyecto, la presidencia lo frenó. Y
ante eso, cedió.
Dice ahora Yunes
azul que debe dejar el cargo, irse por haber violentado la Constitución.
“Veracruz merece
un proceso de transición ordenado, pacífico y así evitar que Duarte oculte la
información que permitirá proceder en su contra”, señaló.
Descalifica la
acción de inconstitucionalidad a Javier Duarte —acusa Yunes Linares— desde el
punto de vista político y con ello el Gobierno Federal le da la razón al
panista.
“Celebro que el
día de hoy el Gobierno Federal por fin después de varios llamados haya volteado
los ojos a Veracruz y haya tomado la decisión de exhibir públicamente a un
gobierno corrupto al que no le importó violar la Constitución Política con tal
de blindar su salida y de tener la
espalda cubierta, irse con las bolsas llenas y dejar a Veracruz en la miseria”,
señaló el gobernador electo en un comunicado.
Y agregó:
“Esta mañana he
presentado denuncia penal contra Vicente Benítez por enriquecimiento ilícito;
en abril presenté denuncia penal contra Duarte y contra toda su banda por
enriquecimiento ilícito. Le exijo al fiscal general que actúe con premura, que
actúe con oportunidad y que proceda a detener a los presuntos culpables”.
Insta a los
diputados cómplices a no avalar la basificación de 24 mil trabajadores del
gobierno y que el 3% del Impuesto a la Nómina no sea usado para pagar las
deudas de Duarte. “Estas iniciativas son violatorias de la Constitución y
tienen como único objetivo el robo transexenal”.
Exhorta Yunes azul
a los diputados cómplices a no dar el paso en falso. Y luego les suelta la
advertencia: habrá consecuencias legales para quienes violenten la
Constitución, para quienes aprueben la basificación sin un estudio de
factibilidad financiera, para quienes avalen el uso del fideicomiso a la nómina
para pagar la deuda de Javier Duarte con los acreedores duartistas, periodistas
entre ellos a los que les debe más de 400 millones de pesos, entre ellos AZ,
José Pablo Robles, los Soles, Poceros, los Heraldos, los Gibb, Noreste y
decenas más.
Y puntualizó:
“Duarte ha
provocado una crisis de consecuencias gravísimas en Veracruz y si tuviera
vergüenza hoy mismo solicitaría licencia al cargo que ostenta. Los veracruzanos
no lo queremos, el gobierno federal y su partido se avergüenzan de él”.
Lo bueno es que
Javier Duarte es el único amigo veracruzano que tiene Peña Nieto. También al
presidente lo hartó. Desoyó sus mensajes, los llamados de Beltrones, los de
César Camacho, los de Ramírez Marín, los de Carolina Monroy, los Joaquín
Hendricks, siempre como el vival que roba que se jacta.
Ignoró la lección
de la elección. Ignoró el mensaje de la sociedad el 5 de junio, el hartazgo
social, el repudio a su desgobierno, la condena a tanta y tanta sangre que corre
por Veracruz, a los levantados y secuestrados, a los desaparecidos que nunca
volvieron, a la quiebra financiera, a la deuda descomunal, al robo de los 50
mil millones de pesos de origen federal.
Ignoró que a
partir del 6 de junio debió entregar el poder. Debió contribuir a la transición
pacífica, allanando los conflictos, mostrando las cuentas, las relaciones
administrativas, operando para evitar la cárcel que hoy, sin el apoyo del PRI,
sin el respaldo de Peña Nieto, es inminente.
Manotazo desde Los
Pinos. Golpe seco y letal. Golpe que sacude y mata, demoledor Peña Nieto con su
“amigo veracruzano” Javier Duarte, que lo arrebata del sueño de ser impune, que
lo traslada a la pesadilla de ser reo, que le impide blindar la fuga y evadir
la ley.
Fría, la cárcel es
peor cuando se ha perdido la razón.
Archivo muerto
Cinismo puro en
Héctor Yunes. Por dignidad, dice, Javier Duarte debiera solicitar licencia y
dejar la gubernatura de Veracruz. Con esa carga de desvergüenza se mueve el
senador con licencia, candiDuarte derrotado en la contienda del 5 de junio,
echado ese día el PRI del poder en territorio jarocho. “Javier Duarte es mi
jefe político”, decía Héctor Yunes, tiempo atrás, postrado a los pies del
gobernador. Y ofrecía ayudarlo desde el Senado. Hoy pide que Javier Duarte se
vaya, cuando el gobierno federal lo enfrenta y lo repliega, le frustra el sueño
de impunidad del que despertó para advertir que lo único claro en su horizonte
es la cárcel. Quiere lucrar políticamente Héctor Yunes, destazar a su “jefe
político”, mostrarse alejado de quien lo ayudó a ser candidato del PRI, quien
financió la fracasada campaña. Héctor y Javier Duarte fueron uno en la campaña
de lodo contra Miguel Ángel Yunes, acusado por Héctor —“Tengan cuidado, Miguel
Ángel es un perverso, es un enfermo sexual”—, siguiendo el guión duartista. Y
hoy se pretende se deslindar de su “jefe político”. ¿O acaso, una vez que
Javier Duarte se marche, quiere Héctor Yunes ser el gobernador interino?… Día
negros para Veracruz con Miguel Ángel Yunes. Sus horas más negras, avizora
Jorge Carvallo Delfín porque, sostiene, tiene el nuevo gobernador cuentas con
la justicia. Al revés. Horas y días negros, negrísimos, para Jorge Carvallo,
cuyo paso por el Congreso de Veracruz fue de dispendio, denunciado por Miyuli
como parte de la banda de Javier Duarte que saqueó a Veracruz. Horas y días
negros para Jorge Carvallo, exhibido por la periodista Claudia Guerrero
Martínez en su columna Entre lo Utópico y lo Verdadero por realizar negocio con
los medicamentos del sector salud. Destila miedo el diputado federal cuando
agoniza el duartismo, cuando junto el fidelismo ha perdido toda posibilidad de
impunidad, cuando la revisión de cuentas, la agenda legal, los llevará a
enfrentar la ley y hasta el mismo Jorge Carvallo terminará desaforado y en
prisión. Horas y días negros para los saqueadores de Veracruz. Horas y días
negros, negrísimos, para Jorge Carvallo…