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octubre 31, 2016

El Baldón: La Pregunta

José Miguel Cobián | 01 noviembre de 2016
Tribuna Libre.- Son las 11 de la noche de un día cualquiera y recibo la llamada de un amigo, pidiendo apoyo para su hijo, pues participará en un debate en su escuela y quiere escuchar mi opinión sobre un asunto.   Le digo que encantado y enseguida me llama el chico.   La pregunta es muy sencilla ¨¿Sirve de algo la denuncia ciudadana?¨.

Lo primero que se me ocurre es preguntarle a que país se refiere, porque si se trata de México, lo voy a ayudar a que él mismo encuentre la respuesta.  Primero le pido que investigue cuántos delitos se denuncian en el país.  Encuentra una respuesta, 4.5% de los delitos se denunciaron en 2014.  El siguiente paso es preguntarle porque cree que sea tan baja la cifra.  De inmediato la respuesta es que la sociedad está atemorizada.   Le pido que investigue sobre el tipo de delitos que se producen en el país, y se da cuenta de que muchos de los delitos no merecen que se considere que la denuncia de los mismos traerá alguna consecuencia.  

A sus 17 años, se imagina que las investigaciones en México son similares a las que observa en la tele.  Le expliqué que no, que esa es la principal razón por la cual de cada mil delitos que se cometen en el país sólo se denuncian 45.  Denunciar implica perder varias horas de tiempo en una agencia del ministerio público, que tiene trabajo en exceso, y personal muy limitado.  Posteriormente hay que ratificar la denuncia y si nadie le da seguimiento, esa denuncia se va a la estadística de delitos no investigados.  Ya no pudo conocer el dato de delitos no investigados, pero le dije que era similar (sin tener mucha certeza) a la de los delitos no denunciados.   Es decir de cada mil delitos denunciados, se deben de investigar cuando mucho un 5%, y eso, los delitos que son atendidos por un abogado de la parte acusadora, que es quien en realidad aporta la mayoría de las pruebas.     En conclusión hasta este momento de la plática el chaval hizo cuentas y me dice, ¨¿entonces de cada mil delitos que hay en el país sólo dos son investigados? ¨.

Sí, pero eso no es lo peor, porque todavía falta la estadística de los delitos consignados ante un juez por parte del agente del ministerio público (le explico que el nombre ya cambió pero que hacen lo mismo).  Resulta que de cada mil casos que son consignados ante un juez, menos del cinco por ciento llega a sentencia condenatoria.  Y además de ello, las prisiones del país están llenas de personas que están esperando sentencia condenatoria o de libertar por parte de un juez, y hay personas que llevan años detenidos sin sentencia.  Muchos años.

Al fin chamaco se puso a hacer cuentas y me dice, que según lo que le comento, de cada diez mil delitos 1.125 llegan a condena para el delincuente.   A partir de allí le expliqué que la capacitación profesional de las agencias de procuración de justicia deja mucho que desear.   Los titulares son abogados, en su mayoría sin conocimientos de criminalística, aunque sí de derecho.   Los agentes investigadores, nuestro FBI, son personas que terminaron la preparatoria, y ya.  No se les ha apoyado para que mientras están en funciones también logren recibirse de criminólogos o de abogados.  Los recursos técnicos también son muy limitados.  No hay prácticamente investigación científica ni bases de datos que sirvan si se aplicara la ciencia en la investigación.   Grave, muy grave la situación.    Y el origen es muy sencillo.

Hace algunos sexenios, las procuradurías no tenían presupuesto propio, o era mínimo. Quien financiaba la operación de el aparato de procuración de justicia era el crimen organizado a través de cuotas.  Por eso los agentes ministeriales no tenían para gasolina, o para rollos fotográficos, o para lo que fuera.  Y desgraciadamente cada año el congreso del estado no le aumenta el presupuesto a esta área del poder ejecutivo.   Hoy que el sistema de gobierno tiene que enfrentar a otro tipo de criminales y en el cual los acuerdos son limitados o inexistentes, nos encontramos con que a la fecha no hay profesionalización de las policías en todo el estado ni en el país, a pesar de varios sexenios con el mismo compromiso.  No hay una procuración de justicia que atienda a las víctimas y sobre todo, entregue resultados a la sociedad, y luego todavía nos encontramos con un poder judicial saturado y en algunos casos permeado por la corrupción. 

Es por ello que el contrato social ha sido violado una y otra vez por cada gobierno en turno.   El sueño de justicia pronta y expedita es, ha sido y parece que será, un sueño eterno para los mexicanos.

Así que allí termina la primera parte.  La segunda es mas triste aún, porque comentamos sobre la denuncia ciudadana, pero en medios masivos de comunicación o mediante cualquier otro medio.   Le explico que incluso las marchas que juntan un millón de personas para pedir la paz, o cualquier otra que exige el esclarecimiento de un crimen, acaba por convertirse en una anécdota más.  Pues no dan resultados tangibles.     La gente sale a marchar, exige públicamente derechos (o chuecos como hemos visto en muchos casos) y no pasa nada.   A nadie le importa, si acaso sólo importa lo que le pase a mi familia y a mi círculo cercano.  Es decir, actuamos como pueblo, jamás como ciudadanos.

Enseguida quiso saber porque no asumimos la mayoría de edad como país.  Pero como dice la nana Pancha, esa ya es otra historia. 


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