José Miguel Cobián | 27 octubre
de 2016
Tribuna Libre.- No pienses que voy
a explicar nada más lo que hacía el actual gobierno del estado para disponer de
los recursos de los veracruzanos.
También te comentaré lo que puede estar haciendo tu ayuntamiento. Tengo informes pero lamentablemente no tengo
las pruebas en mi mano, de algunos ayuntamientos, delegaciones federales,
secretarías de estado, etc. Que realizan esta práctica… Hasta dónde he podido
averiguar, por increíble que parezca no fue invento de los priístas… Les falta
imaginación y conocimiento administrativo…
Esta práctica surgió después del año 2,000 en un par de gobiernos
estatales gobernados por el partido azul.
Sólo que ahora todos los partidos aprendieron la lección.
En principio,
llega el alcalde a su silla y se da cuenta de que maneja un presupuesto muy
grande (grande para sus propios recursos).
Por decir alcalde, digo delegado, secretario o el título que usted
quiera darle al poderoso en turno de la dependencia. Lo primero que hace es contratar un tesorero
que considere tenga experiencia, con el fin de tapar todo lo que se pueda determinar
que es delito. Mientras más experiencia
mayor será la gratificación adicional y libre de impuestos que reciba el
tesorero.
El tesorero es
quien tiene la obligación de diseñar la estrategia para que el alcalde se haga
de recursos adicionales. A veces cuando
hay otro funcionario de buen nivel, que en los municipios es el síndico y el
regidor de la comisión de hacienda, a ellos también se les hace partícipes del
desfalco, para que estén contentos, aunque siempre es el alcalde el que se lleva
la mayor tajada, que para eso ganó la elección y es dueño de su puesto durante
cuatro años.
Para lo más burdo
compran facturas de empresas creadas expresamente para únicamente entregar
facturas y devolver el dinero en efectivo, sin que exista la mínima entrega de
recursos. Pero eso se hace con el dinero
sobrante, como se hizo en Veracruz con las empresas fantasma. Sólo que allí no
fue dinero sobrante, pues no se entregaron los bienes y servicios a los veracruzanos,
lo cual implica ya en sí un daño a un grupo de personas, generalmente las mas
necesitadas. Lo cual es mucho más
riesgoso, pues esas personas se quejan y lo resienten.
Cuando el alcalde no quiere correr muchos riesgos,
decide que puede tener una comercializadora, que le venda al ayuntamiento desde
papel de baño, hasta materiales de construcción. Lo cual le genera que todas las compras del
ayuntamiento le generan una utilidad.
Pero eso también es riesgoso, no se puede tener un solo proveedor. Hasta aquí las prácticas nuevas, de aquí en
adelante siguen las de toda la vida.
Allí pasan a las
compras amañadas, es decir, me pongo de acuerdo con un proveedor de Yucatán por
ejemplo, que nadie conoce en Córdoba (por poner un ejemplo nada más y sin que
conste nada de dicho ayuntamiento), y a ese proveedor foráneo le compro una
obra grande de muchos millones de pesos, a otro foráneo le compro luminarias
que afirma tienen garantía de diez años, total cuando fallen, las cambio por
otras, pero las pago a precio de oro y la población no se da cuenta.
Esas compras
amañadas dan lugar a los moches. Una
parte de la utilidad adicional es decir el sobre precio del bien o servicio que
se le vende al ayuntamiento va a parar al bolsillo de alcalde o titular de la
dependencia. Históricamente estos
moches eran de un 10% del valor de la obra… pero desde el año 2,000 se
dispararon. Se cuenta de alcaldes que
cobraban el 25% de la obra pública por asignarla. Y si a eso se le añade la utilidad del
constructor y el pago de impuestos, resulta que la obra termina haciéndose por
menos del 30% del valor que se paga por ella, por eso en todo el país la obra
pública es de tan mala calidad. Y eso a pesar de que los tabuladores para
valorarla están inflados, al grado de que resultan en 1.5 veces el valor de
mercado de cualquier obra.
El siguiente
nivel, es conceder la compra de ciertos productos a una empresa en particular,
y luego obligar a los proveedores del ayuntamiento, esos que serán muy
diversos, a que compren en esa empresa.
Para ejemplificar, imaginemos un ayuntamiento con un parque vehicular de
más de 250 vehículos automotores. Esos
vehículos van a necesitar mantenimiento, así que se contrata a diversos
talleres mecánicos para que sean atendidos… A ojos de los ciudadanos se está dando
trabajo a muchos talleres del municipio y no hay nada malo en ello. Es más a los propietarios de los talleres
nadie les pide moche. Allí el truco
está en obligar a los talleres a detallar todas las refacciones que van a
necesitar, y sutilmente explicarles que sólo les darán el trabajo si compran en
determinada refaccionaria. Los dueños
de los talleres notan que en esa refaccionaria todo es más caro, 25% o más.
Pero como ese costo lo reflejan en sus facturas y ellos conservan su margen de
utilidad nadie dice nada, y todos quedan muy contentos. Este tipo de cochupo es más difícil de
demostrar para cualquier auditor, pues tendría que acceder a los registros de
los proveedores de las empresas que prestan servicios a los ayuntamientos o
dependencias.
Otra opción es la
de crear sus propias empresas, a través de prestanombres, que vendan por
ejemplo, materiales de construcción al ayuntamiento, y siempre se comente el
error de no licitar y otorgarles compras por montos mayores a los autorizados…
Si de por sí el jefe de compras es un
empleado que necesita su chamba y sabe que debe de aceptar las tranzas de sus
superiores y operarlas, pueden perfectamente realizar las licitaciones con sus
proveedores registrados que le son afines al ayuntamiento y de allí sacar
ganador al que gusten, pero ni las formas cuidan. No meten al padrón a sus propias empresas.
Les da flojera… O cuando lo notan, las registran con posterioridad y siempre
queda huella.
Otro método muy
socorrido, es el de escoger a profesionales recién egresados para trabajar en
el área de obras públicas y otros más como contratistas. A los contratistas se les obliga a sub
contratar a constructoras de amigos o familiares, pero quien factura es una constructora
nueva, a la que se le da la oportunidad de trabajar… Algo que nadie consideraría que es
incorrecto. Salvo que cuando mucho les
dan el 5% de comisión a esas constructoras de papel y el resto del negocio se lo
lleva la sub contratada, que siempre es propiedad de alguien que le deja recursos
a los dueños del botín.
Si después de leer
esto queda duda sobre el reparto del botín y la razón por la cual las alcaldías
son tan peleadas o los puestos de gobierno, baste recordar que mucho de los
mercenarios que pelean a brazo tendido en las campañas y las elecciones lo
hacen por su propia supervivencia, no olvidemos que tendrán trabajo por cuatro
o seis años, y con eso les basta. Por
eso observamos crecimiento en el número de empleados municipales y de todo tipo
de dependencias aunque el trabajo no lo amerite. A ellos les tocan las migajas del
presupuesto, pero con eso es suficiente para poder subsistir hasta la siguiente
elección.
Y qué decir de los
beneficios a los amigos cercanos, como pagos de asesoría vía sus despachos de
consultoría, que se les pagan cientos de miles de pesos, por trabajos
obviamente copiados de otras partes del país, pagos que no salen a la luz
pública, y sin embargo imagine usted recibir $400,000.00 por una asesoría el
primer semestre y otro tanto el segundo semestre, cuando no se trata de pagos
trimestrales, bimestrales o mensuales… A
nadie le caen mal, salvo a los ciudadanos que no reciben los beneficios que
deben por sus impuestos.
Recordemos también
a la fuerza aérea. Esos personajes que
cobran cada quincena aunque jamás se presenten a trabajar. Ellos son también
parte del reparto del botín. Y qué decir de los medio-aviadores, esos que
reciben un sueldo alto, pero tienen que dejar una parte importante para la
persona que los contrata. Por ejemplo un chófer que nominalmente recibe un
sueldo de $20,000.00 pero que en realidad des queda con siete mil y el resto se
lo entrega a su empleador.
Resulta divertido
pensar que esto es información pública.
Que es un comportamiento normal en los ayuntamientos, más otras
prácticas que por motivos de espacio no tocamos, y sin embargo a pesar de ser
corrupción no se persigue. Tan sólo se
persigue la corrupción extrema de los pollitos en fuga, el resto de la
corrupción, mientras sea discreta y el pueblo esté contento con los abrazos y
las obritas, esa puede seguir.