José Miguel Cobián | 26 diciembre de
2016
Tribuna Libre.- Señor Claus… el año pasado
publiqué antes de su llegada mi lista de regalos y no me los cumplió. Este 2016 decidí no publicarla, pensando que
por eso no me los había traído, pero veo que de todas maneras le valió y no me
cumplió mi lista. Ahora me toca
ventanearlo a usted. Parece político
mexicano, prometiendo sin cumplir. Usted me ilusionó, con la promesa de que si
ponía mi lista de peticiones en el globo, y lo dejaba libre, llegaría hasta su
casa en el polo norte, y serían cumplidos, pero como siempre, no sucedió.
Ya estoy pensando que hay un Santa Claus
para cada país del mundo y usted es Santa Claus mexicano. Estoy muy enojado con usted. Mire, le pedí que México cambiara para bien
y no veo ningún cambio. La carta la hice
desde Octubre, y resulta que siguieron los accidentes, heridos y muertos por
las peregrinaciones, como si ninguna autoridad pudiera regular tanto el uso de
fuegos de artificio como las rutas por las cuales se desplazan los fieles. Vaya, ni la iglesia católica vi que se
preocupara por las posibles víctimas.
Luego veo lo del polvorín que explotó en el estado de México, y me da
más coraje, porque llevan casi diez accidentes en cinco años, y siempre es lo
mismo. Ni la población ni la autoridad
toman medidas para que no vuelva a pasar.
Es ridículo que en México pase lo mismo una y otra vez, como si no
tuviéramos la capacidad de aprender de nuestros errores y corregirlos.
Y que me dice de los tractocamiones de
doble remolque. En el mundo civilizado
están prohibidos. Pero en México se pospone y se pospone la prohibición, total
a nadie le importan unos cuantos mexicanos muertos, mientras haya negocio. Y hablando de negocio, es lo mismo con el
alocholímetro que tan buen resultado ha dado en la cdmx, allá se han reducido significativamente las
muertes por accidentes de tránsito causados por conductores alcoholizados, pero
no se aplica en todo el país, lo que importa es el negocio de quienes venden
bebidas alcohólicas, y unos cuántos mexicanos muertos, heridos o mutilados no
valen la pena.
¿Quiere que le siga? Le pedí, y subrayé en mi carta, que ya no
quiero que los funcionarios nos platiquen con quien estuvieron, a quien
abrazaron, o a quien atendieron, eso nos vale madre (disculpe mi francés) a la
mayoría de los mexicanos. Lo que
queremos es saber que hicieron, como resolvieron tal o cual problema y sobre
todo, en que me beneficia su gestión. En
México es un vicio anunciar siempre la primera piedra, el proyecto, la reunión,
el compromiso, pero casi nunca vemos la última piedra, la inauguración, el
resultado de proyecto, reunión o compromiso.
Aquí cabe resaltar que por lo menos, el gobernador actual de Veracruz sí
nos informa a los veracruzanos de resultados, pero es tan raro en la política
nacional que alguien diga la verdad a sus gobernados, que ya estoy preocupado.
Y mire, me preocupa porque la federación,
es decir el gobierno de Peña Nieto le ha permitido todo a Miguel Ángel. Incluso a sabiendas de que mucho de lo que
sale a relucir afecta la imagen pública del otrora partidazo invencible. Preocupa porque esta es una situación nueva e
inédita en el país. Le confieso que le busco y le busco la razón y todavía no
la encuentro. Y la busco y la busco,
porque no creo que haya una vocación política nacional contra la corrupción, o
contra la mentira, o contra la demagogia.
Soy tan mal pensado que veo plan con maña en todos lados. Aunque le confieso que disfruto mucho ver como
salen cosas y más cosas que los veracruzanos no conocíamos, y también como sale
información de quien apoya a Veracruz y a quien no le importamos los ciudadanos
de este sufrido estado.
Ojalá el resto de su gabinete también
informe resultados realizados en lugar de promesas o abrazos con fulano y
mengano. Porque sinceramente eso a nadie le interesa.
Santa, yo esperaba ver las refinerías
nacionales trabajando a todo vapor. En
lugar de eso, veo que importamos más y más gasolina de extrangia, ( todo el
planeta tierra salvo México se llama extrangia). ¿Qué pasa? ¿Por qué? Lo peor es que aunque va a subir el precio
unos dos pesitos el primer semestre y otro u otros más en el segundo semestre
del próximo año, no veo que el gobierno federal nos diga, le voy a bajar a esos
$4.60 por litro que te cobro de impuestos.
Quizá sea para que todos paguemos impuestos, pero entonces, debería de
bajar las tarifas de impuesto sobre la renta y tampoco lo hacen.
Mr. Claus (ya estoy pensando que a lo
mejor es usted gringo y por eso no le importamos mucho). Le pedí que se comience a prestar atención al
mercado interno nacional, aumentar los salarios por arriba de la inflación y
estimular el consumo interno, para que México primero sea su propio motor
económico y no dependamos siempre de salarios de hambre, sino de la habilidad y
capacidad de nuestros hermanos en las fábricas.
Tampoco me cumplió. Es más, veo
áreas de oportunidad como el campo mexicano totalmente desaprovechadas. Veo coyotes en todos lados, y veo campesinos
cada vez más viejos y más desanimados.
Les compran a $1.50 el kilo de su producto, y luego lo ven en el
supermercado a $15.00 ¿Se da usted
cuenta de que en diez años no habrá campesinos que trabajen sus tierras?
¿Entiende usted que al no haber oportunidades de mejorar el nivel de vida de
los campesinos, ésta clase trabajadora tiende a desaparecer? Y mientras tanto del gobierno federal se
observa exclusivamente bla, bla, bla.
Lo peor es que los mexicanos nos seguimos
multiplicando y produciendo más mexicanitos que en el futuro van a requerir de
un cierto nivel de vida. Nadie está preocupado por ese escenario. Hoy México tiene un bono poblacional, muchos
jóvenes, y los tenemos haciendo nada. Desperdiciando su talento, o peor aún,
aventándolos en su desesperación a los brazos del crimen organizado, que es el
único que proporciona satisfactores suficientes. Pero eso no le importa ni al pueblo, ni al
gobierno, ni a las buenas conciencias.
Jóvenes mexicanos hoy sin presente y sin futuro. Niños mexicanos condenados a una vida de
ignorancia, privaciones y también sin futuro, pero eso sí, creciendo y
multiplicándose. Nada más te informo
Claus, que en países civilizados la tasa de crecimiento poblacional es muy
baja, lo cual permite elevar el nivel de vida de todos.
Por último otrora querido Santa, te pedí
que tuviéramos conciencia ecológica. En
Veracruz tenemos los mayores recursos hídricos del país, y también la mayor
cantidad de ríos contaminados. Eso es
culpa de las empresas que los envenenan, es cierto. También de los pueblos y
ciudades que los usan como drenaje, también es cierto. De las autoridades que no aplican la ley ni
su observancia. Pero sobre todo, es
culpa de la indiferencia de todos, porque a todos nos vale cacahuate. Cuando sea gravísimo el problema nos va a
importar y quizá sea demasiado tarde para resolverlo. Como el asunto de los grandes negocios que
se realizan con los recursos maderables del pico de Orizaba, que siguen siendo
saqueados como hace diez y veinte años.
Sin considerar que estamos acabando con el principal receptor y
proveedor de agua dulce del estado. Pero
eso no importa, lo importante es el negocio de unos criminales en el pueblo
apoyados por otros criminales en el gobierno.
Las dos mafias, la de afuera y la de adentro, a veces se pelean y la
mayoría de los casos, se unen para acabar con lo poco que queda de mi sufrida
Patria. Por todo esto, ya estoy harto
y creo que por lo menos en un año no te haré ninguna carta adicional. Viejo incumplido ¡!!!!!!!!