"Los veracruzanos en Estados Unidos"
Héctor Yunes Landa | 27 febrero de 2017
Tribuna Libre.- Dada la indiferencia del
Gobierno del Estado ante la incertidumbre, la angustia y el temor de nuestros
paisanos en Estados Unidos de América por ser deportados, una vez más fui, la
semana que ayer concluyó, a encontrarme con ellos a otro estado de la Unión
Americana. Fui a decirles y a mostrarles que no están solos, que tienen el
apoyo legal del gobierno y el moral de millones de mexicanos que admiramos su
valentía por forjarse un futuro mejor con mucho esfuerzo en un país ajeno.
Nadie puede calificar de oportunista
mi presencia en Houston pues hay antecedentes que desde hace años me reúno con
los veracruzanos que radican allá, lo que motivó que desde septiembre de 2015
apoyara, con mi sueldo como senador de la República, para sufragar los
servicios básicos y la renta de la Casa Veracruz en Los Ángeles, California y a
partir de octubre del año pasado la Casa Veracruz en Ciudad Juárez, Chihuahua,
donde radican, aproximadamente, 200 mil "Juarochos", llamados así por
vivir en Juárez y ser de origen Jarocho.
Derivado de promover desde
el Senado mexicano la causa de los migrantes veracruzanos, es que otros
compañeros senadores, de distintos partidos políticos que integran
"Operación Monarca", me invitaron a formar parte de este grupo
parlamentario plural cuyo propósito es impulsar un mayor respaldo a nuestros
connacionales en EUA.
Durante mi estancia en
Houston, Texas, me reuní con el cónsul General, con el sheriff de ese Condado
y, desde luego, con un grupo muy representativo de la comunidad veracruzana que
radica en ese lugar. Con el propósito de apoyarles de mejor manera, designé
como director de la Casa Veracruz en Houston a Fernando Portilla, un
tempoalense a quien el Sueño Americano se le hizo realidad, al ser ahora el
dueño de una de las taquerías más exitosas de la Unión Americana denominada
"El Taconazo de Veracruz" y quien cada año, con sus propios recursos,
organiza el Xantolo, festival tradicional del Día de Muertos en Tempoal, su
tierra originaria, a la que asisten cientos de veracruzanos radicados en aquella
parte del país vecino; y aproveché también para designar a Adán Hernández, un
joven nacido en Laredo, Texas, pero hijo de padres de Poza Rica, como director
de Casa Veracruz en el Estado de Texas.
A esta gira me acompañó el
director General de Casa Veracruz en toda la Unión Americana, Roberto Holguin,
un exitoso empresario nacido en Huatusco y radicado en Los Ángeles desde los 17
años de edad.
En mis reuniones entregué a
nuestros paisanos un manual en el que se les explica, paso a paso, lo que deben
hacer si alguna autoridad norteamericana toca su puerta con el propósito de
deportarlos y lo que deben de hacer en caso de ser detenidos con fines de
extradición.
Expliqué a nuestros paisanos
que la relación entre ambos países no depende exclusivamente de los gobiernos,
sino que es más amplia y que los mexicanos sabemos perfectamente distinguir
entre la sociedad norteamericana y su gobierno.
Si bien es cierto que entre
la comunidad hispana impera el pánico por las redadas y deportaciones masivas
que ha emprendido el gobierno de Trump, también lo es que entre las autoridades
norteamericanas hay aliados de la causa migrante a quienes el cónsul de México,
Óscar Rodríguez, los ha vinculado para devolver la tranquilidad a la comunidad
de mexicanos en la demarcación diplomática a su cargo.
Por ello en Houston, donde
radican millón y medio de mexicanos, de los cuales 300 mil son indocumentados,
no hay redadas, ni búsquedas generalizadas de migrantes en escuelas y lugares
públicos. Lo anterior, debido, fundamentalmente a que el sheriff del Condado de
Harris, Ed González, renunció públicamente a apoyar al Departamento de
Inmigración y Aduanas (ICE), argumentando falta de recursos financieros. Así,
en Texas, son pocos los condados que prestan apoyo al ICE, por lo que nuestros
paisanos pueden salir libremente a las calles, ya que los alguaciles no
revisarán el estatus migratorio de las personas detenidas, ni lo reportarán a
inmigración.
Asimismo, constaté el gran
esfuerzo que el Consulado de México en Houston hace por atender las necesidades
de nuestros paisanos.
En las reuniones que sostuve
con autoridades, empresarios y paisanos fui claro en fijar la postura que la
relación entre ambos países no depende de los gobiernos, es más amplia, pues
tenemos 195 años de relaciones diplomáticas. Es decir, es una relación que
trasciende presidentes y gobiernos.
Tenemos realidades
inmutables: Una frontera de 3 mil kilómetros, lazos culturales e integración
económica. Diariamente un millón de personas y 437 mil vehículos transitan de
manera ordenada y lícita a través de los 58 cruces fronterizos entre nuestros
países. La relación comercial bilateral asciende a 500 mil millones de dólares.
Cada minuto se comercializa entre ambas naciones 1 millón de dólares. México es
el segundo socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de las
exportaciones de California, Arizona y Texas, y el segundo mercado para otros
20 estados.
La sociedad norteamericana
ha sido históricamente amiga de México, cada año alrededor de 8.3 millones de
norteamericanos visitan nuestro país y hay 2 millones de norteamericanos que
radican con nosotros.
Por más que Trump se empeñe,
no habrá muro que corte los lazos de hermandad que unen a ambas naciones.
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