* El desafuero va * 4
mil millones desviados * Winckler y Eva
Cadena: el desafuero en ascuas * Viejo
guango, le dice Chiquiyunes al Peje * Y
se lo comen * Más de la lista negra de
Vasconcelos * Silviano también
traiciona * Nacho Carvajal, más allá de
un premio * El político que iba al
Madame
Mussio Cárdenas Arellano | 25 mayo de 2017
Tribuna Libre.- Una copa y una transa, otra
copa y un atraco. Y así se la vive Alberto Silva, perdido y desconectado, sin
otro Javier Duarte al cual tripular, a las puertas de un desafuero que lo
echará del Congreso federal y el riesgo de pasar luna de miel y nueva vida en
prisión.
Se casa El Cisne. O mejor
dicho, formaliza su unión con Cindy Virúes, la novia 19 años menor que él, en
momento crucial, cuando la ley extiende su brazo y lo toca la justicia, lo
envuelve y lo comienza a apretar.
Ese cisne apesta a cárcel.
Pesan sobre el ex vocero del
ex gobernador de Veracruz, el despiadado Pato de Tuxpan, decenas de cargos por
violar la ley, los 4 mil millones desviados en 12 dependencias, las empresas
fantasma que usaba en Sedesol y luego en Comunicación Social, el pago a prensa
inexistente, los sobres, esos sí de textoservidores, que ordeñaba para irse a
chupar.
Intragable, Alberto Silva
era un peligro no sólo para el duartismo sino para Veracruz. Y para él mismo.
Dominó a Javier Duarte y lo trepó a la espiral de conflicto, la venganza contra
sus enemigos, la intriga y la tenebra, construyendo un entramado de odios y
rencores que rompió los equilibrios de poder.
Tanto odia El Cisne al mundo
que el mundo lo odia 10 veces más.
Era corrosivo y aún lo es.
Fue ácido hasta con el círculo más allegado al ex gobernador, imponiéndose a
todos y demostrando que por una extraña fascinación Javier Duarte le obedecía
sin chistar.
Robó, sí, y lo hizo
abiertamente, dejando huella y pista en la ruta de los dineros hurtados a
Veracruz. Sólo a él se le han podido contabilizar 4 mil millones.
Le imputan el atraco con
empresas fantasma que usó para cubrir la fuga de dinero, sin que hubiera
servicio prestado al gobierno de Veracruz. En esa treta lo precedió María Gina
Domínguez Colío, la vocera de Javier Duarte, presa en el penal de Pacho Viejo
desde la tarde-noche del sábado 20.
Pacho atravesará el umbral
de la historia al conformarse en una sede de gobierno tras las rejas: ex
gobernador interino —hoy en prisión domiciliaria y de paseo—, ex secretario de
Finanzas, ex secretario de Seguridad, ex director de CAEV, ex líder de los 400
Puercos, ex vocera y pronto ex vocero y ex secretario de Desarrollo Social.
Pasan las horas. En breve,
ha de darse la solicitud de desafuero en el Congreso federal. Dice el ritual
que hay que retirarle la inmunidad. Hay que arrancarle las insignias. Hay que
pasarlo de diputado federal a ciudadano común. Hay que humillarlo. Hay que
patearlo. Hay que tratarlo como él trató a la sociedad.
Su desafuero es inminente,
así interponga recursos legales, juicios de amparo, alardee inocencia, mueva
sus piezas y recurra a los amigos. Decía ser uña y mugre el secretario de
Educación, Aurelio Nuño Mayer. Es hora que lo pruebe.
Tramita la Fiscalía General
de Veracruz el desafuero sobre la base, hasta ahora, de tres delitos:
coalición, abuso de autoridad y ejercicio ilegal. Lo citará un ministerio
público y luego un juez.
Otros delitos le serán
imputados a ese cisne ladrón.
San Lázaro será un circo,
escenario del show del Cisne, o el Pato de Tuxpan, sin plumaje ya, denostado
por la clase política a la que tanto humilló, vapuleado por la prensa que
enriqueció y que nunca sirvió para recomponer la imagen del ex gobernador ni
pudo justificar su historial de errores y abusos de autoridad.
Hoy, su conflicto es con la
ley. Y huele a cárcel.
En INFORME ROJO, el 23 de
noviembre de 2016, bajo el título “Los cisnes también roban”, se retrataba al
rufián:
“Frívolo y soez, Alberto
Silva gusta de las nenas y el dinero, se pierde por las pompis de Larissa
Riquelme y los millones del duartismo, mal habidos, obtenidos vía empresas
fantasma, el sello del régimen, la mecánica para saquear las arcas.
“Hombre clave en el caos, es
el tripulador de cabecera de Javier Duarte, artífice del gobierno del Twitter,
cerebro de las peores ocurrencias, el genio de los Frutsis y los Pingüinos, las
manzanas podridas con que aludió a los periodistas, el que tejió la frase
demencial que sentenció su impopularidad: a la UV no se le debe nada.
“De la mano de Alberto
Silva, alias El Cisne, alias El Pato de Tuxpan, van 18 empresas que operaron
para el saqueo en 12 dependencias del gobierno de Veracruz con saldo
descomunal: 502 millones de pesos birlados al erario sólo en el ejercicio
presupuestal 2014.
“Emerge del fango este
rufián, que el día que no anda servido anda bebido, que espulga los sobres de la
prensa servil, los textoservidores sin vergüenza que del duartismo mutaron al
hectorismo y hoy pasan al yunismo azul.
“Sucia su mano, sirvió para
ejecutar el robo a granel en el gobierno estatal y en el PRI, donde Javier
Duarte le diera poder.
“Su historia, que se remite
a los días en que ambos, Javier Duarte y Alberto Silva Ramos, eran corifeos y
plebeyos en la corte de Fidel Herrera Beltrán, en el Senado y en la Cámara de
Diputados, o en Fonacot, y que alcanza su clímax con el saqueo a Veracruz.
“Lo exhibe Eje Central, el
portal del periodista Raymundo Riva Palacio, columnista estelar con
Estrictamente Personal. Lo retrata como es: rapaz, calculador, infinitamente
voraz.
“Pasó por la alcaldía de
Tuxpan, su tierra natal; llegó a la Coordinación de Comunicación Social; se fue
al PRI; pasó a ser diputado federal; volvió al área de prensa del gobernador, y
retornó al Congreso federal”.
DeUn extracto del perfil
delictivo de Alberto Silva, según Eje Central:
“Utilizaron 18 empresas
fantasma y a 12 dependencias del gobierno de Veracruz, para construir el
entramado que les permitió desviar 502 millones de pesos sólo en 2014. La
fachada: gastos de ‘promoción y publicidad’ del gobierno de Javier Duarte.
“La operación fue sencilla y
crearon un patrón: pagaban facturas, en total 348, que emitían las compañías
—ninguna de ellas con algún contrato con el gobierno del estado—, sin registro
y sin comprobar los supuestos servicios prestados. El expediente muestra cómo
el Servicio de Administración Tributaria (SAT) logró deshilvanar las
operaciones y confirmó que las 18 empresas funcionan como fachada y causaron un
daño al erario en 2014, en específico en la gestión de Alberto Silva Ramos al
frente de la Coordinación de Comunicación Social de la entidad.
“Silva Ramos se convirtió en
el hombre de mayor confianza del entonces mandatario local, se mantuvo a su
lado hasta el último día y a quien Duarte quería colocar como su delfín en el
gobierno.
“El ahora diputado federal
por el PRI renunció a su cargo en el área de Comunicación en octubre pasado. De
los contratos que firmó en 2014, por 502 millones 571 mil 434 pesos, que
supuestamente se ocuparon para los conceptos de promoción y publicidad, 75
millones quedaron pendientes de cobro ese año, mismos que Alberto Silva intentó
recaudar a su regreso a la Coordinación de Comunicación en abril de 2016, pero
no lo logró porque ya habían comenzado a ser públicas las operaciones ilícitas
de su exjefe y amigo, Javier Duarte.
“Cuando Silva Ramos era
secretario de Desarrollo Social de Veracruz, publicó 45 licitaciones que fueron
todas adjudicadas a la red de 18 empresas, en 2013, firmados todos los
contratos en su mayoría por el director jurídico de la dependencia, Juan Carlos
Rodríguez, y su jefe administrativo, Humberto Benítez Pérez, ambos
colaboradores cercanos a Silva desde que fue alcalde de Tuxpan en 2010.
“Anzara S.A. de C.V. es el
nombre de una de las empresas que coincidieron en la obtención de contratos
durante la administración de Silva en Sedesol en el 2013 y en la Coordinación
de Comunicación. En ese entonces la compañía vendió al gobierno veracruzano
blocks y arena”.
De su estadía en el PRI, el
saqueo, la mano de Cindy Virúes, INFORME ROJO apuntaba:
“Alberto Silva es un
saqueador nato. Pasó por el PRI e hizo de las suyas. Diversos reportes que
circulan en internet exhiben los gastos y partidas de que dispuso el personal
de alto nivel.
“De todos, la que mayores
recursos manejó fue Cindy Paola Virúes Rodríguez, su secretaria desde los
tiempos en que era titular en la Sedesol estatal y luego en la Coordinación de
Comunicación Social. Según reportes de prensa, es su actual pareja sentimental.
Se les pilla en fotografías llegando de viaje. Se les sabe cercanos,
acaramelados. Adiós a la cubana Celín. Adiós a Elsa Basante.
“Los Cisnes también roban”.
Hay huella en Sedesol, en la
Coordinación de Comunicación Social, daño por 4 mil millones en total. Y el
desafuero va.
Será humillado. Será degradado,
arrancadas las insignias. Será pateado como él pateó a la sociedad.
No se huele aún. No se en
Pacho Viejo junto a la pandilla de Javier.
Es un cisne que apesta a
cárcel.
Archivo muerto
Ni al fiscal Winckler ni a
la diputada Eva Cadena los alcanza el desafuero aún. Algo pasó y el encono se
diluye con tufo a negociación. A Jorge Winckler, cuyo desafuero no se pide por
su desempeño, el conflicto con los colectivos, el jaloneo con la prensa, los
yerros y los bajos resultados, sino por decirle corruptos a los diputados que
niegan el desafuero de otros legisladores y ediles pillos, le trasladan su caso
al 6 de junio. Igual a la diputada de Morena, Eva Cadena, pero ahí se lavará
las manos el Congreso de Veracruz pues como la Fiscalía Especializada Para la
Atención de Delitos Electorales lo pide, el juicio de procedencia se realizaría
en el Congreso federal. Ese show puede esperar… Viejo guango, le dice
Chiquiyunes a Andrés Manuel López Obrador y se arma el desmother. Quizá sí esté
guango pero que no se lo diga. Así no se trata a un estadista. Poco quieren los
pejezombies para lanzarse a defender el honor de su papá. Miguel Ángel Yunes
Márquez se ganó la crítica general. Sin embargo, los suyos también cuentan algo
para justificar al alcalde de Boca del Río y futuro candidato al gobierno de
Veracruz: el Dios Peje desciende, visita a los mortales jarochos, fustiga al
clan yunes, les llama ladrones, les llama corruptos, son la monarquía de la
moronga azul, y el yunismo debe callar. Otros lo entienden. Yunes Márquez no, y
como es, prefiere llamarle guango. Viene una vez más AMLO a Veracruz y en el
sur se volverán a escuchar los epítetos de siempre: son corruptos, son
ladrones, no manches Yunes, me robas la cartera… Más sentidos que un pésame,
los reporteros que cubren la campaña de Carlos Vasconcelos. Se duelen pero
nadie refuta la “lista negra” de periodistas que reciben apoyo del candidato
del PRI a la alcaldía de Coatzacoalcos. Una cuenta en Facebook la lanzó y no
hubo réplica. Y mientras, dentro y fuera de Veracruz se multiplican las
informaciones que tocan el tema, que de entrada es de interés público, y que si
es de interés público, no hay por qué no transparentarlo y mucho menos
callarlo. Un dato para los de piel sensible: un día después del registro de
Vasconcelos Guevara hubo reunión, convocada por su enlace con los medios,
Fluvio César Martínez Gómez, “reunión de amigos, sin cámaras, sin fotos” y tras
compartir el pan y la sal, mil pesotes para cada uno. Si alguien lo rechazó,
vale que lo precise. Semana con semana, según se programó, habría comidas y uno
que otro desayuno, y el apoyo del líder cetemista que en eso es espléndido y
generoso. Sábese ya que a la primera “lista negra” le seguirá una más. Y si es
falsa, que los aludidos la refuten. Pero si no… En su juicio o como siempre,
Silviano Delgado promueve a un marcelista. Voten por Jesús Moreno, dice. Si,
voten por el PAN-PRD. Y en el PRI se prenden las alertas. Silvano, el otrora
seleccionado nacional de futbol, es operador priista, joaquinista, y debiera
pedir el voto para el priísta Carlos Vasconcelos. Un día, en un campo de
futbol, fue haciendo crecer al candidato del PAN-PRD, Jesus Moreno Delgado.
Voten por Chucho, reiteraba. Lo escuchó un vasconcelista, tomó el teléfono
celular, dio aviso y minutos después ocurrió el reclamo. Silviano Delgado no
mueve un dedo si eso inquieta al alcalde de Coatzacoalcos. Hay operación
marcelista a favor de Jesús Moreno. Y Vasconcelos lo sabe… Periodista de excepción,
Ignacio Carvajal debió ser premio estatal de periodismo. Privilegia a otros el
Club de Periodistas, a unos por su historial de aplausos al gobernante en
turno, a otros por notas insulsas y reportajes plagados de mediocridad. Hay uno
que merece el galardón a la tenebra. Lo ganó grillando a la joven periodista
Heidi Castellanos, de TV Azteca, propuesta por la Asociación de Periodistas de
Coatzacoalcos. Nacho Carvajal es diamante de otro costal. Halla fosas
clandestinas, adeudos millonarios del ayuntamiento de Coatzacoalcos con la
prensa local, la lista de morosos en la Comisión de Agua y Saneamiento, la
mansión millonaria del terrible Saúl Wade León cuando las crisis económica
desploma a Minatitlán, la lista de medios estatales a los que le dejó de pagar
Javier Duarte. Forjado en el rigor de los géneros periodísticos, de la mano de
maestros como Luis Velázquez, Nacho Carvajal retrata la realidad de Veracruz
con crudeza. Debió ser premio estatal de periodismo o algo más. Su trabajo
acucioso, profesional, es de impacto nacional… ¿Quién es ese político
veracruzano que cada fin de semana acudía al Madame, antes Sodoma, un bar gay
en Xalapa, terriblemente célebre desde que hace un año corrió sangre? Llegaron
los matones, cortaron cartucho y rociaron de bala el lugar. Hablaron los
cuernos de chivo, los AR15. Hubo cinco muertos, heridos, espantados. Por
fortuna, ese día no llegó. Lo habrían velado en vez de haber votado por él…