José
Miguel Cobián | 30 Junio de 2017
Tribuna Libre.- ¿Qué pasa con el actual gobierno de
Veracruz? La pregunta surge, porque en
muchos lugares escucho que estábamos mejor cuando estábamos peor. ¿Cuál es el motivo de que las cosas no
funcionen en la administración de Miguel Ángel Yunes? ¿Hay un motivo oculto?
Hoy muchos veracruzanos extrañan la cercanía
del gobernador Fidel Herrera a la población.
Era relativamente fácil acercarse a Fidel y resolver cualquier problema
o cuando menos ser escuchados. Ya con
la administración de Javier Duarte, se volvió más complicado verse en persona
con el gobernador, pero cuando menos, sus secretarios de despacho estaban muy
cercanos a la población.
Era común ver largas filas de personas que al
final eran atendidas, lo mismo en las oficinas de Gerardo Buganza, que en las
de Erick Lagos, en Sefiplan, en la SSP.
Por el contrario los burros que tenía de secretarios en otras áreas como
Sedarpa no rebuznaban porque no se sabían la tonada.
Hoy es muy difícil que cualquier secretario
atienda al pueblo bueno. (Título
cortesía de AMLO). Y ver al
gobernador para plantearle cualquier asunto se vuelve misión imposible, como
también es misión imposible resolver cualquier asunto en gobierno del estado.
Si había un problema de seguridad en alguna
zona, los ciudadanos podían acercarse a algunos funcionarios, y al final
acababa resolviéndose. Podías ir con
Bermúdez, con sus subsecretarios o incluso a palacio de gobierno y hasta un
particular del gobernador intervenía y se resolvía el problema. Hoy resulta muy difícil ser atendido, y más
difícil aún que te resuelvan el problema, pues con el pretexto de que no hay
dinero para nada, ni siquiera los asuntos que no se resuelven con dinero son
atendidos. Los veracruzanos se sienten
ajenos a la administración estatal, salvo que pertenezcan al círculo
privilegiado de amigos de la familia gobernante.
Si a esto le aunamos la manifiesta
incapacidad de algunos secretarios de despacho, en áreas claves y sensibles, la
situación se torna más difícil, y si todavía llegamos a un funcionario menor y
nos encontramos con jovencitos, amigos de los hijos del mandatario, que
llegaron al puesto por amistad y no por conocimiento, y por lo tanto no tienen
la menor idea de cómo atender en un puesto público y mucho menos cómo resolver
cualquier problema que el ciudadano les presente, la situación para los
veracruzanos se torna insostenible.
A ojos de la población se percibe que el
gobernador mantiene encerrados y con bozal a todos sus secretarios, el único
que aparece y declara es el propio gobernador.
Eso le dice al veracruzano promedio que el propio gobernador no confía
en sus secretarios, y por ello quiere resolver todos los asuntos personalmente,
o que quizá existe una intención electoral, y se impide que cualquiera brille,
para que no aspire a suceder a Miguel Ángel.
En ambos casos, el gobernador se convierte en un embudo dónde los
asuntos se detienen. El otro embudo es
la Sefiplan, que controla la vida financiera del gobierno estatal, convirtiendo
a Tula en la vicegobernadora y en el otro gran embudo.
La secretaría de gobierno atiende a quien se
acerca, pero su capacidad de acción está minimizada. En la Secretaría de Seguridad Pública se
rumora que el secretario Téllez ha presentado su renuncia infinidad de veces,
pero por así convenir a los intereses el mandatario, no ha sido cambiado por un
marino o un militar que sepan como controlar la situación que cada día es más
caótica e incontrolable. Lo más grave
es que el mantener al Lic. Téllez da al traste con la versión de que el estado
se recibió muy mal, y la culpa de todo es de los anteriores. Pues si no se
notan esfuerzos reales en la actual administración por mejorar la seguridad
pública, y todo se intenta resolver con conferencias de prensa y con videos en
periscope, el pretexto de los anteriores se diluye ante la percepción de
incompetencia y desinterés de los actuales.
Se sabe que hay escases de policías
acreditados, y a los que están no los tratan muy bien, les reducen sueldos y
prestaciones. Para agravar la situación,
se despide a casi una generación completa de la academia de policía
justificando la actuación con la falta de recursos económicos.
Ese alegato de déficit en el presupuesto
público también es mal visto por los veracruzanos. Poco a poco trasciende que muchos de los
recomendados se dan vida de reyes, utilizando los presupuestos de las
dependencias, sin el mínimo recato, pese a los decretos de austeridad. Incluso trasciende también que se les
otorgan excelentes salarios y prestaciones, tan solo porque la instrucción de
contratarlos viene de alguno de los hijos de la familia gobernante. Es típico enterarse de que contrataron a
fulanita o a fulanito, con un sueldo de $20,000.00 al mes, pero cuando se
verifica la contratación se gira la instrucción de pagar el doble, por
instrucciones superiores.
Mientras tanto, cualquiera que administre su
casa o su salario sabe que si no alcanza el dinero, por las razones que sean,
se debe de gastar menos. El gobierno de
Yunes corrió a muchos funcionarios de niveles altos, pero no lo hizo para
ahorrar dinero, sino para que llegaran sus allegados al reparto del presupuesto
de Veracruz. Tan fácil que sería eliminar en cada
dependencia y secretaría estatal a todos aquéllos que simplemente no hacen
nada, salvo cobrar un salario, a todos aquéllos que llegaron a puestos de
confianza cuyas funciones pueden ser desempeñadas por los sindicalizados; y
sobre todo poner a trabajar a todos esos empleados que no hacen absolutamente
nada, sean sindicalizados o de confianza.
Reducir efectivamente el gasto, y no permitir que los recién llegados
coman diariamente con vino y en lugares caros a cargo del erario público. Pero nada de esto se ha hecho. No se han reducido los gastos reales de todas
las dependencias, en áreas que no son necesarias. Sólo el gobernador viaja ahora en línea
comercial, pero ya no sabemos si es por conciencia o por imagen pública.
Recupera dinero desviado de la administración
pasada (me refiero al que entra a las arcas públicas), y en lugar de comenzar a
reducir la deuda atrasada, tal como prometió en campaña, se utiliza para nuevos
programas de gasto. Así, todos aquéllos
que poseen cuentas por cobrar al gobierno actual, pueden estar seguros de que
no serán liquidadas jamás, a pesar del compromiso del actual gobernador. Lo más grave es que incluso las deudas
contraídas en este gobierno, tampoco se liquidan, ni se renuevan contratos,
pero se siguen utilizando los bienes.
La percepción es que hay desorden en la
administración pública, y en particular en el área de seguridad falta
disciplina y verdadero compromiso en beneficio de la población
veracruzana.
Y no, no se trata de regresar a un mal
gobierno, simplemente la sensación que queda en lo profundo de la conciencia,
sensación que no se atreve uno a mencionar ante el temor a ser quemado en leña
verde, y sobre todo, sensación que cada día más y más veracruzanos tienen, es
que estábamos mejor cuando estábamos peor… Eso no está bien, Veracruz tiene que
avanzar, mejorar cada día, en lugar de ir como los cangrejos. No debe haber nostalgia por el pasado, sino
esperanza por un futuro mucho más brillante, un futuro que nos merecemos todos,
y que parece más arisco que una quinceañera creída frente al nerd de lentes de
su clase.
Miguel Ángel está a tiempo todavía de
revertir el desencanto que su administración está dejando en los
veracruzanos. ¿Tiene el carácter para
lograr una mejoría? Estoy seguro de que sí.
Necesita un poco de humildad (difícil en su puesto con tanto lamebotas)
y regresar a sus inicios, porque de que sabe, sabe. Solo requiere establecer como prioridad uno a
Veracruz y a los veracruzanos.