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junio 29, 2017

El Baldón. ¿Nostalgia por el pasado?

José Miguel Cobián | 30 Junio de 2017
Tribuna Libre.- ¿Qué pasa con el actual gobierno de Veracruz?  La pregunta surge, porque en muchos lugares escucho que estábamos mejor cuando estábamos peor.   ¿Cuál es el motivo de que las cosas no funcionen en la administración de Miguel Ángel Yunes?  ¿Hay un motivo oculto?

Hoy muchos veracruzanos extrañan la cercanía del gobernador Fidel Herrera a la población.  Era relativamente fácil acercarse a Fidel y resolver cualquier problema o cuando menos ser escuchados.   Ya con la administración de Javier Duarte, se volvió más complicado verse en persona con el gobernador, pero cuando menos, sus secretarios de despacho estaban muy cercanos a la población.  

Era común ver largas filas de personas que al final eran atendidas, lo mismo en las oficinas de Gerardo Buganza, que en las de Erick Lagos, en Sefiplan, en la SSP.    Por el contrario los burros que tenía de secretarios en otras áreas como Sedarpa no rebuznaban porque no se sabían la tonada.

Hoy es muy difícil que cualquier secretario atienda al pueblo bueno.  (Título cortesía de AMLO).     Y ver al gobernador para plantearle cualquier asunto se vuelve misión imposible, como también es misión imposible resolver cualquier asunto en gobierno del estado.

Si había un problema de seguridad en alguna zona, los ciudadanos podían acercarse a algunos funcionarios, y al final acababa resolviéndose.  Podías ir con Bermúdez, con sus subsecretarios o incluso a palacio de gobierno y hasta un particular del gobernador intervenía y se resolvía el problema.    Hoy resulta muy difícil ser atendido, y más difícil aún que te resuelvan el problema, pues con el pretexto de que no hay dinero para nada, ni siquiera los asuntos que no se resuelven con dinero son atendidos.   Los veracruzanos se sienten ajenos a la administración estatal, salvo que pertenezcan al círculo privilegiado de amigos de la familia gobernante.  

Si a esto le aunamos la manifiesta incapacidad de algunos secretarios de despacho, en áreas claves y sensibles, la situación se torna más difícil, y si todavía llegamos a un funcionario menor y nos encontramos con jovencitos, amigos de los hijos del mandatario, que llegaron al puesto por amistad y no por conocimiento, y por lo tanto no tienen la menor idea de cómo atender en un puesto público y mucho menos cómo resolver cualquier problema que el ciudadano les presente, la situación para los veracruzanos se torna insostenible.

A ojos de la población se percibe que el gobernador mantiene encerrados y con bozal a todos sus secretarios, el único que aparece y declara es el propio gobernador.  Eso le dice al veracruzano promedio que el propio gobernador no confía en sus secretarios, y por ello quiere resolver todos los asuntos personalmente, o que quizá existe una intención electoral, y se impide que cualquiera brille, para que no aspire a suceder a Miguel Ángel.     En ambos casos, el gobernador se convierte en un embudo dónde los asuntos se detienen.  El otro embudo es la Sefiplan, que controla la vida financiera del gobierno estatal, convirtiendo a Tula en la vicegobernadora y en el otro gran embudo.

La secretaría de gobierno atiende a quien se acerca, pero su capacidad de acción está minimizada.    En la Secretaría de Seguridad Pública se rumora que el secretario Téllez ha presentado su renuncia infinidad de veces, pero por así convenir a los intereses el mandatario, no ha sido cambiado por un marino o un militar que sepan como controlar la situación que cada día es más caótica e incontrolable.   Lo más grave es que el mantener al Lic. Téllez da al traste con la versión de que el estado se recibió muy mal, y la culpa de todo es de los anteriores. Pues si no se notan esfuerzos reales en la actual administración por mejorar la seguridad pública, y todo se intenta resolver con conferencias de prensa y con videos en periscope, el pretexto de los anteriores se diluye ante la percepción de incompetencia y desinterés de los actuales.

Se sabe que hay escases de policías acreditados, y a los que están no los tratan muy bien, les reducen sueldos y prestaciones.  Para agravar la situación, se despide a casi una generación completa de la academia de policía justificando la actuación con la falta de recursos económicos.

Ese alegato de déficit en el presupuesto público también es mal visto por los veracruzanos.  Poco a poco trasciende que muchos de los recomendados se dan vida de reyes, utilizando los presupuestos de las dependencias, sin el mínimo recato, pese a los decretos de austeridad.   Incluso trasciende también que se les otorgan excelentes salarios y prestaciones, tan solo porque la instrucción de contratarlos viene de alguno de los hijos de la familia gobernante.  Es típico enterarse de que contrataron a fulanita o a fulanito, con un sueldo de $20,000.00 al mes, pero cuando se verifica la contratación se gira la instrucción de pagar el doble, por instrucciones superiores.

Mientras tanto, cualquiera que administre su casa o su salario sabe que si no alcanza el dinero, por las razones que sean, se debe de gastar menos.   El gobierno de Yunes corrió a muchos funcionarios de niveles altos, pero no lo hizo para ahorrar dinero, sino para que llegaran sus allegados al reparto del presupuesto de  Veracruz.     Tan fácil que sería eliminar en cada dependencia y secretaría estatal a todos aquéllos que simplemente no hacen nada, salvo cobrar un salario, a todos aquéllos que llegaron a puestos de confianza cuyas funciones pueden ser desempeñadas por los sindicalizados; y sobre todo poner a trabajar a todos esos empleados que no hacen absolutamente nada, sean sindicalizados o de confianza.    Reducir efectivamente el gasto, y no permitir que los recién llegados coman diariamente con vino y en lugares caros a cargo del erario público.     Pero nada de esto se ha hecho.  No se han reducido los gastos reales de todas las dependencias, en áreas que no son necesarias.    Sólo el gobernador viaja ahora en línea comercial, pero ya no sabemos si es por conciencia o por imagen pública.

Recupera dinero desviado de la administración pasada (me refiero al que entra a las arcas públicas), y en lugar de comenzar a reducir la deuda atrasada, tal como prometió en campaña, se utiliza para nuevos programas de gasto.   Así, todos aquéllos que poseen cuentas por cobrar al gobierno actual, pueden estar seguros de que no serán liquidadas jamás, a pesar del compromiso del actual gobernador.    Lo más grave es que incluso las deudas contraídas en este gobierno, tampoco se liquidan, ni se renuevan contratos, pero se siguen utilizando los bienes.    

La percepción es que hay desorden en la administración pública, y en particular en el área de seguridad falta disciplina y verdadero compromiso en beneficio de la población veracruzana. 

Y no, no se trata de regresar a un mal gobierno, simplemente la sensación que queda en lo profundo de la conciencia, sensación que no se atreve uno a mencionar ante el temor a ser quemado en leña verde, y sobre todo, sensación que cada día más y más veracruzanos tienen, es que estábamos mejor cuando estábamos peor… Eso no está bien, Veracruz tiene que avanzar, mejorar cada día, en lugar de ir como los cangrejos.  No debe haber nostalgia por el pasado, sino esperanza por un futuro mucho más brillante, un futuro que nos merecemos todos, y que parece más arisco que una quinceañera creída frente al nerd de lentes de su clase.

Miguel Ángel está a tiempo todavía de revertir el desencanto que su administración está dejando en los veracruzanos.  ¿Tiene el carácter para lograr una mejoría? Estoy seguro de que sí.  Necesita un poco de humildad (difícil en su puesto con tanto lamebotas) y regresar a sus inicios, porque de que sabe, sabe.  Solo requiere establecer como prioridad uno a Veracruz y a los veracruzanos.


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