El
juego del tío Lolo, es el deporte favorito de los mexicanos. A las pruebas me remito.
José
Miguel Cobián
| 31 Julio de 2017
Tribuna Libre.- Medio México está distraído con la captura y
juicio al ex gobernador Javier Duarte de Ochoa. Los partidos de oposición se
rasgan las vestiduras y demandan ¨un castigo ejemplar¨. Las redes sociales están llenas de frases de
odio contra él, y sólo contra él.
Desde 2011 hubo denuncias de Juan Bueno Torio
y de la Diputada Dunyaszca (espero así
se escriba). La Auditoria Superior de la
Federación no quiso hacerlas en 2011 porque ya había organizado su programa de
trabajo. En 2012 comenzó a investigar y
presentó año con año denuncias en la PGR que duermen el sueño de los justos, y
ni siquiera han sido utilizadas por la PGR a pesar de que ya tienen todo
¨peladito y en la boca¨, pues la labor
de investigación y sustento ya se realizó por parte de la ASF, quien lo recibió
¨peladito y en la boca¨ de parte de los entonces diputados, que lo recibieron a
su vez de personas ¨de adentro¨,
interesadas en que se supiera.
Los diputados de oposición, la mayoría de los
del PAN y casi todos los del PRD, incluidos todos los demás partidos de
oposición, sabían lo que sucedía en el estado, pero todos recibían recursos a
cambio de acatar órdenes, tanto en el congreso del estado como en el federal.
La población en general sabía y sabe que hubo
desvíos para la campaña de Enrique Peña Nieto y para otras campañas políticas,
igual que hoy sospechamos (aunque no podemos demostrarlo) que las campañas en
Veracruz fueron financiadas con recursos de otros estados, tanto la del PRI
como la del PAN.
Nada nuevo, sólo que el populacho disfruta de
los linchamientos de los poderosos.
Cada sexenio hemos tenido uno o varios, como la Quina, Elba Esther, el
hermano de Carlos Salinas, etc.
El juego del tío Lolo, se juega en todos los
frentes y en todos lados. Los políticos
se emocionan cada vez que AMLO entra en pleito vía redes sociales con ellos,
porque les otorga exposición nacional.
Sólo que no quieren entender que el dueño del pandero es AMLO, y un día
escoge a uno (Nuño), y otro día a otro (Miyuli), quienes honrados por la
deferencia aprovechan sus cinco minutos de fama nacional, mientras AMLO tiene
todos los días de fama nacional. Es
decir, se prestan a hacerle el caldo gordo, a quien ya tiene de por sí el mejor
caldo de gallina y espinazo del país.
Todo mundo comentaba que el sexenio anterior,
Puebla era la Suiza de los líderes de los cárteles. Los comentarios en la ciudad capital de los
acuerdos del gobernador con tal o cual mafioso eran el pan nuestro de cada
día. Simples rumores, pero en México
decimos que ¨si el río suena, es que
agua lleva¨… Hoy vemos como con el
cambio de gobierno surgió a la luz
pública el problema del huachicol, el cual se decía tolerado y solapado por
autoridades federales, estatales y municipales en Puebla. Lo mismo que un brutal incremento de los
crímenes violentos, y todo a raíz del cambio de gobierno. Curioso que Puebla fuera uno de los estados
más favorecidos por la federación y su entonces gobernador, uno de los
privilegiados con afecto y apoyo por parte del gobierno federal y en especial
del presidente Peña.
Los grandes fraudes este sexenio ( y todos
los anteriores ) se han realizado vía la obra pública y las compras de los
distintos gobiernos. Todo México
sospecha que hay corrupción y colusión con las grandes constructoras
favorecidas este sexenio. Así que dónde
quiera que hubiera grandes obras debió de haber grandes ganancias. Sólo que nadie lo comenta a detalle y mucho
menos denuncia. Baste la distracción de
Javier Duarte.
Le hacemos al tío Lolo, porque no basta con
juzgar a un corrupto, hay que juzgar a todos los corruptos, comenzando en todos
los niveles, arriba y abajo. Pero el
pobre pueblo de México, tiene que contentarse con lo que los que mandan le
proporciona como diversión en la arena de los sacrificios, la arena
mediática. Entendiendo que sólo son
castigados aquéllos que dejan un elevado nivel de descontento, o aquéllos que
traicionan al sistema, como ese que apoyó a Morena en Veracruz en lugar de a su
candidato oficial, y con ello hoy sufre las consecuencias. Aunque si gana AMLO en el 2018, seguramente
será convertido en mártir de la patria y víctima de la mafia en el poder.
Ya
comenzó el camino para sustituir presidente.
Abrir la caja de Pandora en Tláhuac es el primer paso, pues sacar a la
luz pública la corrupción de Delfina en Texcoco ayudó a igualar cartones en la
contienda del edomex, y que ganara quien estaba decidido que ganara, no así quien
ganó en las urnas. En las elecciones
también se practica el nacional deporte del tío Lolo. La mitad de la población no sale a votar, con
lo que valida la decisión de los de arriba sobre quién debe de ganar y manejar
el presupuesto, con los consiguientes negocios para su grupo político. El resto sale a votar fingiendo cumplir con
un deber cívico, cuando sabe en realidad que su voto está manipulado, comprado,
adquirido bajo amenazas, etc., y enterado además de que no va a ganar la
democracia, pues no hay en el país, ya que jamás se escoge un candidato del
pueblo, salvo como excepción como Kumamoto o Maquío Jr. Sin embargo todos nos préstamos para jugar
en la gran farsa electoral.
El juego del tío Lolo lo juegan los de arriba
y los de abajo. Los de arriba, los
gobernantes hacen lo que quieren, pero nos tratan de engañar, y a veces se
engañan a sí mismos, fingiendo que gobiernan por el bien de la población,
cuando en realidad todos y cada uno de sus actos, los rigen sus propios
intereses. A nivel de alcaldía, la
prioridad es enriquecerse con los recursos de todos y quizá algún proyecto
político. A nivel gubernatura las
prioridades son muy similares. El
problema surge cuando se gobierna como si sólo hubiera un hombre a cargo,
siendo el único que toma decisiones, el único que opina, el único que declara,
al grado tal que el gobernador se convierte en secretario del trabajo, fiscal,
secretario de desarrollo económico, secretario de Sedesol, de Seguridad
Pública, cabildero con el congreso del estado, con el gobierno federal, con el
congreso federal, con secretarios de estado, con inversionistas, con grupos de
poder, etc., lo cual merma brutalmente
la eficiencia de un gobierno, y todo con el fin de evitar que cualquier otra
estrella brille.
Definitivamente en México el deporte favorito
es jugar al tío Lolo, las 24 horas del día.