Christian
González Murillo | 31 Julio de 2017
Tribuna Libre.- En días pasados se decidió impartir clases de
ajedrez a los más peligroso criminales del país, esto sucedió en el penal del
Altiplano ubicado en Almoloya de Juárez, la Comisión Nacional de Seguridad,
encargada de las cárceles federales del país, decidió contratar a la Fundación
Kaspárov fundación nombrada en honor al ruso Gari Kaspárov quien fue el campeón
de ajedrez más joven de la historia y uno de los opositores al presidente
Vladimir Putin.
Es interesante observar el desarrollo de esta
dinámica, ya que de acuerdo con el diagnóstico de las autoridades
penitenciarias fue un éxito, puesto que los “incidentes” entre los internos se
redujeron durante el periodo en que el ajedrez fue el tema principal. El
ganador del torneo fue el pederasta de Cancún, el cubano Jean Succar Kuri y cabe
mencionar que los reos fueron convocados para escuchar un discurso sobre el
ajedrez, momento en que los reflectores apuntaron a Servando Gómez
Martínes, La Tuta, quien fue dirigente
de los cárteles La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, él pronunció
frente a internos y directivos, “un monólogo sobre las piezas de ajedrez” –así
lo presentó-.
El discurso parecía ser una analogía sobre
los cárteles o algo similar, aquí un fragmento de lo que mencionó: “Mis fieles
Peones, avancemos sin miramiento ni contemplaciones, mirada altiva, eliminando
a diestra y siniestra a nuestro adversarios, defendiendo a nuestro noble y
poderoso Rey”. El discurso de La Tuta movió a todos y los dejó pensando.
Cuando tuve conocimiento de lo que sucedió en
la cárcel más importante y ahora histórica del país me puse a reflexionar sobre
los comentarios de una gran cantidad de ciudadanos que mencionan que no es
justo que estemos pagando de manera directa o indirecta la vida de los internos
en las diferentes cárceles del país, será que estas acciones –como este torneo
de ajedrez- sólo se brindan a cierto “nivel de internos”, ¿algunos tienen más
privilegios que otros?
Jesús Lemus nos dejó muy claro en su libro
Los Malditos que en la cárcel no te salvas de la discriminación, agresiones o
robos, sino que por el contrario, estos se incrementan, además de que en las
cárceles la calidad de vida está relacionada con la cartera, con el poder
adquisitivo que puedas tener para sobrevivir –para algunos- o para vivir como
el Rey del ajedrez.
Es escalofriante saber que algunos
reclusorios se convierten en una pequeña ciudad autogobernada por los mismos
reos, hace un par de años la Presidenta de la organización Reinserta, Saskia
Niño de Rivera declaró, “en una prisión de Zacatecas me tocó que me abriera la
puerta un Zeta con un rifle AK47”, esto lo respaldo el Diagnostico Nacional de
Supervisión Penitenciaria de la CNDH, donde menciona que en el 70% de las
cárceles más sobrepobladas del país, existe “autogobierno”.
Pero aún no llegamos a lo peor y más
desagradable, el negocio redondo de las cárceles.
Además del recurso asignado que ya se conoce,
un artículo publicado en BBC Mundo expresa que
organizaciones civiles y académicas han señalado que un preso puede
desembolsar un promedio de 5 mil pesos al mes por vivir con relativa calma
dentro de una prisión.
En México existen más de 254 mil internos,
que por obvias razones se desconoce la cantidad de dinero que aportan pero tan
sólo en 4 prisiones de la Ciudad de México –Oriente, Sur, Norte y la Penitenciaría
de Santa Martha- se registra un total de 336 mil pesos al día, esto sólo por
dormir acostados, recibir un poco de agua para beber o para asearse, evitar
golpizas y asaltos, ir al baño, rentar una mesa de plástico para las visitas
familiares, por la muda de ropa, entre otras cosas que se podría considerar
básicas para sobrevivir, a este gasto se suma costos como 20 pesos por
introducir una tarjeta telefónica, 80 pesos por un alimento no autorizado,
entre 800 y mil pesos por ingresar algún televisión o aparato de sonido en
incluso entre mil 500 y 2 mil pesos por ingresar un celular.
Pero las cuotas no terminan ahí, se sigue
recolectando dinero por todos lados, el costo mensual por contratar un
guardaespaldas esta entre 2 mil 500 y 5 mil pesos, cantidad similar a la que se
cobra por no ser trasladado a las áreas donde se encuentra la mayoría de los
internos considerados peligrosos, incluso cuando los internos reciben visitas
se mantienen las cuotas, por ejemplo en algunas cárceles del país cuesta 10
pesos que un interno le avisen de la llegada de su visita y entre 2 y 5 pesos
por cada puerta que crucen, cabe destacar que sólo en la ciudad de México se
realizan un promedio de 3.2 millones de visitas anuales, tendríamos que sacar
la cantidad a nivel nacional y multiplicarla por el gasto promedio, para darnos
una idea del dinero que se maneja.
Lo terrible es que esta cantidad de dinero
nunca ha sido reportada y nadie sabe claramente donde se queda o a donde se va
y mucho menos para lo que se ocupa, lo que si es cierto es que la presidenta de
Reinserta asegura que “ese dinero llega muy alto, los custodios no se lo quedan
y tampoco los directores de los penales. Llega mucho más arriba”, además,
diversas investigaciones han mencionado que estas cantidades de dinero en
muchas ocasiones las terminan pagando los familiares aun cuando esto implique
vender su casa y/o su auto, dejar de estudiar, obtener un trabajo adicional, e
incluso dejar de cuidar a los hijos por falta de tiempo.
Entonces ¿Quién permite esta cantidad de
cobros? ¿Por qué si es una cárcel la calidad de vida mejora si tienes la
posibilidad de pagar? ¿A dónde se va todo ese dinero de las cuotas? ¿Por qué si
los resultados de los estudios sobre la reinstalación de los ciudadanos después
de estar en una cárcel han demostrado que este sistema no funciona lo sigues
utilizando?
Recuerden
que yo soy un simple PREGUNTÓN con muchas dudas y en la búsqueda de la
respuesta se me ocurren algunas cosas que simplemente digo, pero tú eres el que
tiene la última opinión, por ello es que te invito a respetar tu Libertad de
Expresión. Hasta la próxima…
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