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Concedió la dispensa del cadáver del sicario
* Ricardo Morales, bajo investigación * Intimidación fue al Forense * Javier Duarte: el ladrón está de regreso * INE desecha caso Eva Cadena * APEC: pachangas sufragadas por
funcionarios * Sus directivas son
ilegales * Y sus terrenos igual
Mussio
Cárdenas Arellano | 18 Julio de 2017
Tribuna Libre.- Al H, al Berna, al contador y a los sicarios,
la crema y nata de los Zetas en el sur, Ricardo Morales, el fiscal, evadía
tocarlos, inquietarlos, hurgar en sus pecados y en sus delitos. Hasta la
dispensa de un cadáver les concedió.
Echado de la Fiscalía Regional, el efímero
reino en el que apenas destelló, enfrenta hoy una investigación por obstrucción
de la justicia, por no cumplir la ley, encara el escarnio y la sentencia
social.
Un testimonio, la voz de un insider en la
Fiscalía de Veracruz, traza en palabras breves los instantes clave, minutos de
tensión, un diálogo áspero, de poder, que provocó su caída, la debacle de un
fiscal que operaba a modo, omiso con la causa zeta y la renuncia de otros más.
Sobre la plancha del forense se hallaba Bernardo
Cruz Mota, sus restos inertes, en un costado la perforación causada por la bala
que le cortó la vida.
Era el “Berna” lugarteniente de Hernán
Martínez Zavaleta, alias el Comandante H, o El H, o Jorge Martínez, jefe
regional de Los Zetas en Veracruz y Tabasco, y hasta metido en Campeche, en
Ciudad del Carmen, donde los petroleros mandan y los líderes sindicales más.
Murió Bernardo Cruz Mota, abatido por las
balas de un comando armado, la tarde del viernes 23 de junio, en la colonia
Benito Juárez Norte, en Coatzacoalcos. Sería sepultado un día después, el
sábado 24, con honores de zeta, el duelo de los políticos que se cuadran al H,
de los empresarios que se echan el drink con el H, del jet-set que profesa
admiración y respeto y que ya se siente zeta.
Al Servicio Médico Forense se presentó el
contador del H, un personaje ligado al medio hotelero de Coatzacoalcos, y con
él sus sicarios, sujetos de aspecto torvo que no hablan ni gesticulan, sólo
accionan el gatillo cuando lo deben jalar.
“Si tocas ese cuerpo, te mueres”, bufó con
voz de mando, tronantes sus palabras, invocando el nombre del H, que exigía
respeto a los restos de su hombre de confianza, Bernardo Cruz Mota.
“Si lo tocas, te mueres”, le soltó.
Alegaba el personal que debían seguir el procedimiento,
tramitar la dispensa de la autopsia.
Tronó de nuevo el enviado del H. Obligó así a
una llamada telefónica al todavía fiscal regional, Ricardo Morales Carrasco.
“Entreguen el cuerpo”, resumió.
Salvaba así su responsabilidad el personal
del Semejo que, sin embargo, días después fue reconvenido y algunos de sus
integrantes, cesados.
Horas después, el cadáver del Berna llegó al
cementerio Colinas de la Paz. Ahí, El H. Y ahí el jet-set, políticos y
empresarios, aquellos que habían escuchado las arengas del zeta, expresando que
aquel que se considerara su amigo estaría en el sepelio de su amigo. “Y el que
no se presente, es mi enemigo”.
Apenas se supo en la Fiscalía General y en el
gobierno yunista que la autopsia había sido dispensada, llegó la contraorden:
“Realicen la autopsia o van a tener que exhumar el cadáver después”.
Y al sepelio se presentó el Semefo, apoyado
por elementos de la Marina que escoltaron el cuerpo hasta la morgue donde se
cumplió con la necropsia de ley. Luego les fueron entregado los restos a sus
familiares.
Simultáneamente, en la colonia Nueva
Calzadas, una masacre escandalizaba a Veracruz, ordenada por el Comandante H,
vengando la muerte, según él, de su amigo El Berna.
Seis personas —cuatro niños, su madre y su
padre— fueron ultimados con saña, por la mano de Alaín López Sánchez, “La
Liebre”, el sicario más sanguinario del H.
Ahí detonó el escándalo y la caída del H.
Cinco días después, en un hotel de Cárdenas,
Tabasco, fue detenido Hernán Martínez junto con dos sicarios y operadores,
remitidos a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia
Organizada, en la ciudad de México.
Y cuatro días más tarde, cayó el ex fiscal
Ricardo Morales.
Del ex fiscal regional habla el gobernador
Miguel Ángel Yunes Linares, en Coatzacoalcos, el domingo 16:
“Fue removido y se le investiga. Hay un
carpeta de investigación por haber mentido en torno a la necropsia que se le
debió haber practicado a un sicario que formaba parte de la banda del H”.
Yunes no cita al Berna por su nombre. Luego
apunta:
“No resistió la presión, la amenaza y
permitió que el cuerpo fuera llevado al cementerio. Antes de llegar al
cementerio fue interceptado y se hizo la necropsia como la ley lo señala y fue
removido el fiscal por no haber cumplido con la ley”, detalló.
No tiene toda la historia Yunes azul. Ricardo
Morales intimaba con el contador del H y recibía atenciones y favor, un lugar
donde vivir, alimentos para él y su esposa.
Camarada de los esbirros del jefe zeta, fue
pródigo en su generosidad, dispensando una autopsia al sicario mayor, el
“Berna”.
Todo una contradicción, Ricardo Morales debía
procurar justicia y evadía la ley. En sus cuatro meses en la Fiscalía, no
resolvió crímenes, ni profundizó en el hallazgo de una fosa clandestina en
Minatitlán.
Ofrecía que “las oficinas de la Fiscalía
están para el servicio de los ciudadanos, las puertas de nuestras oficinas
están abiertas para atender y escuchar a los ciudadanos que requieran de
nuestra atención”, pero sólo era show.
Una frase célebre, el 9 de febrero, mientras
dictaba una conferencia magistral:
“No tengo miedo a equivocarme, mientras viva
tengo el derecho de corregirlo”.
Ahí mismo pronunció otra:
“Le agradezco a mis críticos implacables, a
los que no me conceden ningún margen de error, a mis conocidos, amigos, y
familiares, a la Federación de licenciados en derecho, al sindicato
democrático, y a todos los que les interesan estos temas del Derecho, sus
comentarios. Soy, como siempre lo he dicho, un abogado más, lleno de defectos,
común y corriente, que solo intenta que nuestra sociedad sea más justa”.
Desde el lado oscuro, tiraba rollo el fiscal
del yunismo, pillado en su doblez con el H, que lo mismo elevaba la voz en la
Suprema Corte de Justicia de la Nación impidiendo la basificación mañosa de
burócratas con que Javier Duarte pretendió sembrar de incondicionales el
gobierno de Veracruz, que le sirve al líder zeta.
El periodista Luis Ramírez Baqueiro, en su
columna Astrolabio Político, expresó, el 14 de mayo:
“Se le ponen dé a peso las cosas al fiscal
Regional de Coatzacoalcos, Ricardo Morales Carrasco, cuando un alto funcionario
de la Fiscalía, le llamó para darle tremenda regañiza porque corren las
versiones de que ‘aco$a’ a un candidato del sur de Veracruz.
“El señor fiscal Morales Carrasco mandó pedir
70 mil pesos para hacerse guaje con un asunto en donde se involucra al
candidato, quien habría aportado el recurso, pero lejos de resolverse, el señor
fiscal mandó pedir más, y fue cuando el aspirante le llamó a un miembro de la
familia que gobierna Veracruz, y éste a su vez se quejó con los mandos en la
fiscalía. Para rematar, la gente en Coatzacoalcos ya no sabe qué hacer con la
esposa del fiscal Morales Carrasco, quien se la pasa metida en su oficina,
checando quién entra y quién sale, celándolo constantemente. Dicen que lo
primero que hizo, fue correr a las secretarias ‘de buen ver’ que estaban ahí en
el piso de su esposo, y nadie pasa antes con él si no se entera antes ella”.
O sea que al fiscal lo fiscalizaba su mujer.
Aprehendido Hernán Martínez, el 29 de junio,
el fiscal rehuía confirmar el golpe. Tendría que aguardar a que se pronunciara
la vocería del fiscal general, Jorge Winckler.
“Ésas son las instrucciones que marca la
norma, por boletín oficial, sino con mucho gusto. En este caso no puedo decir
ninguna información por el momento, nos dicen así que esta conducta en cuanto a
asuntos importantes hasta que llegue información con mucho gusto. Lo están
publicado en Twitter y Facebook”.
Y evadió el tema. Luego lo pillarían en la
dispensa de la autopsia al Berna.
Así fue su paso por la Fiscalía Regional. No
cedió al narco por amenazas o por intimidación. Fue dócil. Mantenía cercanía
con el contador del Comandante H, el de las ligas con el consorcio hotelero,
acatando y torciendo la ley.
Se comportó con el H como si el H fuera su
patrón.
Archivo
muerto
Aquella estampa, esposado, tirado en la batea
de una patrulla policíaca, sintetiza la degradación de Javier Duarte. Y la
imagen del loco que delira, los ojos saltones, la risa impostada, actuando fiel
al guión. Y el saludo a los fiscales, al juez, a la prensa que lo asedia en los
tribunales de Guatemala. Y la ironía que suena a soberbia, acusado de absurdos,
según él; de dineros que si alguien los tomó fueron los secretarios de su
gabinete, no él; del uso de un helicóptero ya no siendo gobernador, citando que
el hoy alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, lo hizo igual, así
haya sido por un atentado. Sin gloria, vuelve el ladrón. Aclamado por su prensa
y su fanaticada política que quisieran verlo revelar cuánto desvió de las arcas
públicas de Veracruz a la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto, como si
eso fuera a atenuar su delito, usando esa información para evadir la cárcel y
burlarse de los veracruzanos, chantajeando al huésped de Los Pinos. Vuelve para
concretar el pedido de extradición, allanándose y aceptando su traslado y
concluir la ausencia por conveniencia, sin prudencia y mucha urgencia, menos
conciencia, chutándose la jurisprudencia, creyendo que puede joder a todos en
la sentencia. En horas, Javier Duarte tocará suelo mexicano, terminará su
reclusión en Guatemala, donde fue aprehendido el 15 de abril, y esta vez sí
hará frente a las imputaciones de haber desviado recursos públicos hacia
empresas fantasma, lavar dinero, evadir al fisco, incurrir en asociación
delictuosa, algo así como 40 mil millones de pesos que sus cómplices ya
admitieron ante la Procuraduría General de la República haber robado. Otros lo
harán tratando de atenuar las sentencias que pueden enfrentar. Vuelve Javier
Duarte, el ex gobernador, sin olvidar que entre los indiciados de sus transas
está el entorno familiar, doña María Cecilia de Ochoa Guasti, sus hermanos, su
esposa Karime Macías y los Tubilla que se treparon con él a saquear, la cuñada,
el concuño, las primas, los tíos, el cuasi ex suegro, Jesús Antonio Macías
Yazegey, cada uno con su historia, cada uno con su familia, cada uno con su
delito. Pero dice Javier Duarte que va a cantar… Se llama “prueba ilícita” y eso
la exoneró. Desechó el Instituto Nacional Electoral (INE) la queja contra Eva
Cadena Sandoval, protagonista de tres videos, los que difundiera el periódico
El Universal, en que recibe fajos de dinero, unos 500 mil pesos que
“empresarios” de Coatzacoalcos le pidieron trasladar al dueño de Morena, Andrés
Manuel López Obrador, y que la diputada, hoy sin fuesro, sostiene que devolvió.
Por ser una prueba obtenida de manera subrepticia, grabada sin saberlo, la
evidencia no pasó el filtro del INE. Lo desechó —viernes 14— en el pleno del
órgano electoral. Grave predicamento para el Congreso de Veracruz, donde se le
sometió a juicio de procedencia, desechando el alegato de Eva, lo de los videos
editados y mutilados, distorsionada la voz de la mujer que le allega el dinero
por el que luego se le tildó de “recaudadora” de Andrés Manuel López Obrador,
el dueño de Morena. Desoída, primero Morena la denunció. Luego la diputada
Rocío Nahle García, coordinadora de Morena en la Cámara de Diputados, le diría
hasta de qué iba a morir, aseverando sin pruebas, que si fue Erick Lagos, el
fidelista, el que le sembró los dineros, que si fue Ana María Winckler, hermana
del fiscal de Veracruz, Jorge Winckler Ortiz, lo que llevará a Rocío Nahle a un
juicio de desafuero por la denuncia por daño moral. 41 diputados de Veracruz
echaron a Eva Cadena del Congreso. Ya sin fuero, siguió el tema legal. Y en el
INE revirtió el caso. Como aquí se apuntó desde el inicio del escándalo, acusar
con una “prueba ilícita”, fue el error de sus enemigos. Y la resolución del INE
lo confirmó. Y si no procedía el desafuero, Eva Cadena volverá al Congreso de
Veracruz… De pachanga en pachanga, la APEC perdió hasta el historial. Su tiempo
lo destina al festejo de la Libertad de Expresión, al Día de las Madres y así
hasta hartar a los personajes públicos, sean del partido político que sean,
contribuyendo a la causa, sufragando los derroches de la Asociación de
Periodistas de Coatzacoalcos. Mientras, en el Registro Público de la Propiedad
se confirma que la APEC transita en la ilegalidad. Salvo la directiva fundadora
encabezada por Roberto Pérez López, el biógrafo de Morena y de su diosa, Rocío
Nahle, ninguna directiva figura en los documentos inscritos en el RPP. Nunca
hubo modificación a los estatutos, o cuando menos no los acreditó e inscribió
ningún notario público. Nunca se modificó el sistema de elección —las planillas
no son mecanismo para postular a sus directivos—. Nunca tuvieron personalidad
jurídica quienes suscribieron convenios y operaciones con el sector público,
incluidos los terrenos que el gobierno de Veracruz en tiempos de Fidel Herrera,
y el segundo ayuntamiento de Marcelo Montiel, les donaron. O sea, la APEC no es
dueña de nada porque sus directivas, salvo la de Roberto Pérez López, no han
sido ilegales. Hay más…