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México debe estar abierto a vivir sin el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) tal y como se conoce
ahora, por lo que la diversificación de las relaciones comerciales con países
como China será uno de los ejes principales de la política exterior del país de
ganar Andrés Manuel López Obrador, candidato a la Presidencia de la República
por la coalición “Juntos haremos historia”, dice Héctor Vasconcelos en
entrevista con SinEmbargo.
*Vasconcelos,
colaborador en la campaña del político tabasqueño y quien podría ocupar el
cargo de Secretario de Relaciones Exteriores, afirma que el eje rector de las
relación de México con el mundo será la defensa de la soberanía nacional.
*México,
asegura, no pagará un centavo del muro que propone el Presidente norteamericano
Donald Trump y buscará convencer al Gobierno estadounidense de que a ambos
países les conviene que al vecino en su frontera sur le vaya bien.
Tribuna Libre.- Los países que integran el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN) ya prevén una posible cancelación del
acuerdo, por lo que México deberá estar abierto a vivir sin él a través de
diversificar sus relaciones comerciales, principalmente con países como China,
dice Héctor Vasconcelos, colaborador de la campaña presidencial de Andrés
Manuel López Obrador, candidato de la coalición “Juntos haremos historia”.
“Esos son escenarios que ya se están vislumbrando
en los tres países, tanto en México como en Canadá y Estados Unidos. Tampoco
sería el fin del mundo. Existen otros horizontes muy importantes, que lo que
pasa es que hemos descuidado en años recientes. Habría que explorar a fondo las
posibilidades de atraer inversión extrajera de intercambios comerciales con
otras regiones del mundo. Está desde luego China, que es todo un nuevo
acontecimiento en la economía mundial, digo relativamente nuevo”, dice.
Vasconcelos, quien también fue nombrado por
López Obrador como quien ocupará el cargo de Secretario de Relaciones
Exteriores en su Gabinete de llegar a la Presidencia de la República, enfatiza
en que la defensa de la soberanía nacional será el eje rector de la política
exterior mexicana.
“Eso puede parecer muy obvio, pero créame que
es importante en el mundo de hoy. Tenemos que defender, cada país, su propia
tradición soberana. Una cuestión que tenemos en mente como tema central es una
diversificación de nuestras relaciones económicas. Me parece a mí que en los
últimos lustros, en las últimas décadas, ha estado excesivamente centrada la
política exterior mexicana en América del Norte”, explica el diplomático.
Héctor Vasconcelos es hijo de José
Vasconcelos, ex Secretario de Educación Pública y candidato presidencial en
1929. Es Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard,
Maestro en Historia Política por la Universidad de Cambridge, realizó estudios
de Doctorado en la Universidad de Oxford y es un diplomático experimentado. Fue
Coordinador General de Asuntos Especiales en la Secretaría de Relaciones
Exteriores durante la gestión de Jorge Castañeda, Cónsul de México en Boston y
Embajador de México en Dinamarca.
Las paredes del departamento de Héctor
Vasconcelos están tapizadas con libreros de madera. Es una biblioteca temática,
dice, en donde hasta su recámara toma parte. En el centro de la sala comedor
hay un piano negro con partituras desparpajadas (Vasconcelos estudió música en
el Conservatorio de la Ciudad de México y en el de Ginebra, Suiza).
En la pequeña mesa de su comedor hay una
computadora que ahora ha tenido que colocar ahí, dice, pues su vida se
desarrolla entre su casa y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
donde tiene su oficina.
Héctor Vasconcelos se acomoda para la
entrevista en uno de los sillones de su sala, decorados con cojines con
estampados de perros de distintas razas. Tiene inclinación por estos animales,
confiesa. Durante 27 años se hizo cargo de varios caninos, la mayoría de raza
San Bernardo, sin contar los que hubo en la niñez, pero ahora, con tanto
trabajo inmerso en la campaña de Andrés Manuel López Obrador y poco tiempo
libre, ha decidido dejar su compañía por unos meses.
Acomodado en su sillón, frente al amplio
ventanal con vista a la tupida arboleda verde del parque Gandhi en el corazón
de la colonia Polanco, en la Ciudad de México, quien podría ser el futuro
Canciller del país reflexiona sobre los principales ejes de la política
exterior de ganar el político tabasqueño, que hoy lidera las encuestas.
Uno de los temas centrales de la futura
cancillería será la relación con Estados Unidos, país gobernado por Donald
Trump, el Presidente norteamericano que ha mostrado un profundo sentimiento
antimexicano y que propone la construcción de un muro pagado por México en la
frontera sur de su país.
“Desde luego nosotros jamás pagaríamos un
centavo de esas construcción, en eso hay un consenso absoluto de la sociedad
mexicana, ningún gobierno se atrevería a pagar ni siquiera una parte de ese
muro. Lejos de establecer muros, lo que necesitamos fundar son puentes de
entendimiento. El problema migratorio en el fondo debe solucionarse a través
del desarrollo económico y social de México, esto disminuirá en el mediano y
largo plazo las grandes migraciones que hubo en el pasado”, afirma Vasconcelos.
–¿Cuáles serán los ejes principales de la
política exterior de México de llegar Andrés Manuel López Obrador a la
Presidencia de la República?
–Yo creo que la defensa irrestricta de la
soberanía nacional tiene que ser el eje rector de nuestra política exterior.
Eso puede parecer muy obvio pero créame que es importante en el mundo de hoy.
Tenemos que defender cada país su propia tradición soberana. Una cuestión que
tenemos en mente como tema central es una diversificación de nuestras
relaciones económicas. Me parece a mí que en los últimos lustros, en las
últimas décadas, ha estado excesivamente centrada la política exterior mexicana
en América del Norte; y la política comercial por supuesto. Ahora resulta que
desde la propia Norte América surgen fuerzas que cuestionan lo que ha sido
nuestra relación durante las últimas décadas con Estados Unidos, por eso la
diversificación de nuestras opciones internacionales será un aspecto fundamental.
Hay otra cuestión con Estados Unidos: nuestra
relación con ellos va a estar enfocada a no tener ningún enfrentamiento con el
Gobierno norteamericano. Nos parece que esto es posible porque hay en ciertos
aspectos una coincidencia de metas para ambos países, para Estados Unidos y
para México. Es de interés común que México esté estable, con crecimiento
económico, con una menor desigualdad, con la erradicación de la corrupción, un
país donde desaparezca la violencia generalizada en toda la república, y en
algunas regiones de México de manera dramática. Creemos que estas condiciones
convienen a ambos lados de la frontera
El crecimiento económico, y por tanto el
empleo, son las mejores maneras de disminuir las migraciones mexicanas hacia
los Estados Unidos. Yo creo que lejos de que la construcción de muros sea lo
que requiere el asunto migratorio, lo que se necesita es que haya condiciones
internas en México de crecimiento económico, de desarrollo social que hagan ya
innecesario que muchos ciudadanos mexicanos busquen horizontes más allá de
nuestras fronteras.
Un tercer aspecto sería la búsqueda de
renovar y retomar nuestro papel en América Latina. También ahí durante las
últimas décadas se ha desdibujado lo que ha sido la postura de México en América
Latina. Son países con los que tenemos una lógica relación cultural de siglos,
es algo dado por la historia. Tenemos que retomar nuestros vínculos buscando
las ventajas económicas mutuas, que por estar enfocados hacia el norte, no se
han explorado bien las posibilidades de vínculos comerciales.
–Señor Vasconcelos, ¿cómo será la relación
con el Gobierno de Donald Trump? Cuando Trump ha sido el Presidente que ha
impulsado en su país lo antimexicano.
–Yo creo que hoy en día es un reto para el
mundo entero muchas de las políticas de la administración en Washington, no
solamente para México, para la Unión Europea, para muchas regiones del mundo,
para la misma China. Hay un reto importante. Pero yo creo que podemos llegar a
un entendimiento con el Gobierno del Presidente Trump, convenciéndolo de que es
de interés mutuo el desarrollo social de México. El que México mejore en sus
condiciones de vida interna. Desde luego el desarrollo de nuestro mercado
interno es algo que beneficia a los Estadios Unidos, tendremos más cosas que
comprarles y, a ellos no les puede convenir un México inestable, con altísimos
niveles de inseguridad, con crimen organizado desbocado.
Otra cosa que le conviene a los Estados
Unidos es que México tenga un Gobierno genuinamente electo por el pueblo
mexicano. Un Gobierno con credibilidad democrática que haya surgido realmente
de las urnas, es un Gobierno con el que podrán tratar de mejor manera todos los
países del mundo, incluido los Estados Unidos.
–¿Qué opina de la conclusión de la séptima
ronda de las renegociación del TLCAN [Tratado de Libre Comercio de América del
Norte]?
–Se han hecho avances en esta renegociación,
pero subsisten los temas más complicados, esos realmente no han sido resueltos.
Por eso yo pienso que este Gobierno al que le quedan unos cuantos meses de
existencia, y que por otro lado está encabezado por un Presidente con los más
bajos índices de aprobación y popularidad desde que estas cosas son medidas, es
un Gobierno que no está en condiciones ideales para encabezar la renegociación
del tratado.
Nosotros pensamos que el Gobierno que resulte
legítimamente electo en las elecciones del próximo 1 de julio, si las elecciones
se dan dentro de un proceso democrático, ese Gobierno que resulte del 1 de
julio tendrá la credibilidad y la legitimidad suficiente para encabezar esta
renegociación del Tratado de Libre Comercio que es tan importante para los tres
países en cuestión. Habría que esperar al resultado de las elecciones y a
partir de ese momento retomar la renegociación.
–En el tema del muro en el que ha insistido
Donald Trump, ¿qué posición tomará México en la construcción del muro?
–Desde luego nosotros jamás pagaríamos un
centavo de esas construcción, en eso hay un consenso absoluto de la sociedad
mexicana, ningún gobierno se atrevería a pagar ni siquiera una parte de ese
muro. Lejos de establecer muros, lo que necesitamos fundar son puentes de
entendimiento.
El problema migratorio en el fondo debe
solucionarse a través del desarrollo económico y social de México, esto
disminuirá en el mediano y largo plazo las grandes migraciones que hubo en el
pasado. Por otra, parte estas migraciones son parte de es un fenómeno mundial.
Hace muchas décadas se preveía ya que habría en el siglo XXI grandes
migraciones del sur hacia el norte, porque los países del norte, tanto en este
hemisferio como en Europa y en Asia, tienden a ser más desarrollados
económicamente que los del sur. Hay un fenómeno social que tiene que ver con
las condiciones económicas que hace que las gente tienda a emigrar de las pocas
oportunidades que encuentran en los países del sur hacia el norte.
–¿Qué sucedería si se rompe el tratado y
Estados Unidos se sale?
–Esos son escenarios que ya se están
vislumbrando en los tres países, tanto en México como en Canadá y Estados
Unidos. Tampoco sería el fin del mundo. Existen otros horizontes muy
importantes, que lo que pasa es que hemos descuidado en años recientes. Habría que
explorar a fondo las posibilidades de atraer inversión extrajera de
intercambios comerciales con otras regiones del mundo. Está desde luego China,
que es todo un nuevo acontecimiento en la economía mundial, digo relativamente
nuevo. Está la Unión Europea, está el sureste asiático, países que han surgido
en los últimos años con gran empuje económico como India. Sobre todo la región
más desarrollada de la India, el noroeste donde hay gran desarrollo
tecnológico. En fin, el mundo no se acaba con el TLC; ya decía yo que hay que
voltear la mirada también hacia América Latina, hay muchas opciones, desde
luego están las disposiciones de la Organización Mundial del Comercio, tenemos
que estar abiertos ante la posibilidad de vivir sin el TLC tal como lo hemos conocido
en las últimas décadas.
–¿Qué tan importante sería para el Gobierno
de Andrés Manuel mejorar las relaciones comerciales con China? Por ejemplo,
Brasil el año pasado cerró con 30 mil millones de dólares de inversión
extranjera de China, ¿qué tanta importancia se le dará a este país?
–Yo creo que que el caso de Brasil es
especial, porque ellos vienen trabajando desde hace muchos años con China y hay
ciertas relaciones entre ambas economías que han suscitado interés de ambas
partes. En el caso de México apenas estamos iniciando la relación económica con
China, yo diría, y hay mucho por explorar y muchas posibilidades de inversión
sobre todo.
–Bueno China es el segundo socio comercial de
México, pero las importaciones chinas rebasan por muchísimo las exportaciones
nuestras a China. Les exportamos muy poco. ¿Por qué no se ha aprovechado mejor?
–Porque los últimos gobiernos han estado
enfocados en todos los sentidos hacia América del Norte, concretamente con
Estados Unidos, han dejado de explorar otras posibilidades. Yo creo que las
posibilidades ahí están. Pero hay que iniciar negociaciones mucho más intensas
con China para explorar ese horizonte y dejar de pensar que toda la política
económica de México debe de estar dictada por lo que se ha dado en llamar el
consenso de Washington y todo este interés en contar ante todo con la
aprobación de los organismos financieros internacionales. Desde luego la
relación con esos organismos es muy importante y tiene aspectos positivos, pero
no es todo. Hay que explorar con una mayor amplitud de miras otras realidades
en el mundo.
–En el Proyecto de Nación de López Obrador
hay una parte donde habla que se revisará la forma en que trabajan las agencias
de seguridad de Estados Unidos en México, ¿a qué se refiere exactamente?
–Como decía en un principio, uno de los
principios fundamentales es la defensa de la soberanía mexicana. Ninguna
situación puede justificar que se vaya más allá de los límites que representan
los intereses soberanos del país. Desde luego no podemos tener en territorio
mexicano agentes de las fuerzas militares o policiacas norteamericanas. Todo
esto es algo donde hay que sostener principios históricos de la diplomacia
mexicana: la autodeterminación de los pueblos, la no intervención en los
asuntos de otros países, para exigir que otros países no intervengan en
situaciones internas de México. Como digo, la no intervención, el respeto al
orden jurídico internacional, la búsqueda de la solución pacífica de los
conflictos, todos estos principios que han regido en los mejores momentos de la
diplomacia mexicana y que han sido soslayados por los gobiernos recientes por
este énfasis en Norteamérica, deben de ser recuperados por nuestro país.
–¿Qué significa exactamente tener una
política exterior de Estado de la que habla el Proyecto de Nación?
–Significa que hay ciertos principios,
actitudes, prácticas que no dependen de un Gobierno y de otro, sino que deben
regir la diplomacia mexicana en su sentido más profundo. Puede sonar un poco
abstracto, pero créame que en los hechos, en el día a día se presentan las
situaciones en que si tenemos esos principios históricos, que además están en
la Constitución, si los tenemos muy en mente facilita la solución de los
problemas inmediatos, de los problemas cotidianos que enfrenta cualquier
cancillería.
–Para usted, ¿cuáles serían los momentos más
vergonzosos que ha tenido México en materia diplomática?
–Caramba, es difícil así a bote pronto pensar
en uno, porque luego a lo mejor en un rato recuerdo otro, pero yo diría que
entre los momentos deplorables de los últimos gobiernos está el hecho de
invitar a un candidato a la Presidencia de los Estados Unidos [Donald Trump] a
visitar México en plena campaña electoral norteamericana. Eso es una forma de
intervenir de alguna manera en la situación interna de otro país. Eso es
justamente de lo que nos defienden nuestros principios históricos sobre la no
intervención.
También, recuerdo, el invitar a un jefe de
Estado [Fidel Castro], pero al mismo tiempo desinvitarlo como se hizo durante
le época del Presidente [Vicente] Fox, para quedar bien con otra potencia.
Estos son hechos lamentables y que justamente derivan, a mi modo de ver, de la
no observancia de esas tradiciones diplomáticas mexicanas que le dieron a
México sus mejores momentos internacionales: estoy pensando en momentos como la
aprobación del Tratado de Tlatelolco, la intervención de México en la Asamblea
de la Organización de Estados Americanos en Punta del Este en 1962, estos
momentos estelares de la relaciones exteriores de México estuvieron
fundamentados en la observancia de estos principios, que además no surgen de la
nada, no surgen de la ocurrencia de alguien; surgen de las realidades
históricas de México.
(SinEmbargo)