El papel del TEPJF es resolver los conflictos electorales que se le presentan, no confrontarse con la autoridad administrativa: soto Fregoso y Vargas Valdez
*La
magistrada Mónica Aralí Soto Fregoso sostuvo que no se debe pensar que el
órgano impartidor de justicia tomará parte, o será parcial, porque el Tribunal
lo que hace es dilucidar jurídicamente quién tiene la razón.
*El
magistrado José Luis Vargas Valdez destacó que no existe ninguna confrontación
con el INE, ya que la actual integración del TEPJF ha sido prudente con los
ataques mediáticos y ha hecho valer el principio de autocontención para no caer
en la politización de su función.
Tribuna Libre.- La magistrada de la Sala Superior del
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Mónica Aralí
Soto Fregoso, aseguró que este organismo jurisdiccional no está conflictuado
con el Instituto Nacional Electoral (INE), ya que su papel es resolver los
diversos conflictos que en materia electoral se presentan, entre ellos los
conflictos que la autoridad administrativa tiene con los partidos políticos,
los candidatos y candidatas independientes, la ciudadanía y sus propios
servidores y servidoras públicas.
“¿El INE tiene un conflicto con el Tribunal
Electoral? De ninguna manera, no ha lugar a una premisa de esa naturaleza. El
Tribunal no puede conflictuarse, está para resolver los conflictos que se
presenten, y yo creo que eso es lo que nos ha faltado comunicar, con mucha más
claridad decir: ‘No ha lugar a pensar si quiera que el órgano impartidor de
justicia va a tomar parte, con la autoridad responsable o con los quejosos, el
Tribunal lo que tiene que hacer, y hace, es dilucidar jurídicamente quién tiene
la razón”, indicó.
La magistrada Soto Fregoso precisó que cada
uno de los actos que emite la autoridad administrativa pueden ser impugnados
ante el Tribunal Electoral en sus diferentes instancias y de manera alguna
puede tomarse como una percepción de conflicto, y lo mismo pasa con los
tribunales electorales locales, con las Salas Regionales, ya que todo lo que
llega a la Sala Superior tiene que ser resuelto en una decisión y las
decisiones solamente favorecen a una de las partes o a la autoridad responsable
o a la parte actora.
Al moderar la Mesa de Diálogo “Calidad de la
democracia en México. Retos para su consolidación”, en el marco del X Encuentro
Nacional de Magistradas y Magistrados Electorales, la magistrada de la Sala
Superior subrayó que el impacto político que genera el proceso electoral en
marcha no es fácil de procesarlo, ni en los partidos políticos, ni en la
ciudadanía, ni en las instituciones encargadas en la materia electoral.
“Hay que asumir, sin tapujos, un poco la
visión de que el proceso electoral se inscribe en un ambiente no necesariamente
el mejor o el más óptimo. Hay un ambiente de desconfianza en la política, hay
un ambiente también, a lo mejor, de descontento de lo que ha sido la idea de
democracia, hay un tema que no favorece mucho en la visión que la ciudadanía
tiene de las instituciones, en fin”, apuntó.
El magistrado de la Sala Superior del TEPJF,
José Luis Vargas Valdez, aseveró que no existe ninguna confrontación con el
INE, “esa es una narrativa que no proviene de este lado de la mesa, proviene
del otro lado de la mesa”, y prueba de ello es que la actual integración del
Tribunal Electoral ha tratado de ser prudentes con los ataques mediáticos y ha
tratado de hacer valer un principio que deben generar los juzgadores, que es la
autocontención para efectos de que no se caiga en una politización de su
función.
Al intervenir en la Mesa, el magistrado
Vargas Valdez destacó que la madurez democrática que se requiere empieza e
implica la certeza, el respeto a los derechos de los ciudadanos, respetar las
instituciones, buenas o malas, son perfectibles.
“Pero si no tenemos claro en el juego
democrático que cada que hay un resultado distinto empezamos por cuestionar las
reglas fundamentales del juego, que implica el de los árbitros, pues entonces
es un juego perverso porque permanentemente estamos nosotros diluyendo nuestra
calidad democrática a partir de buscar árbitros o jueces pues mucho más
flexibles que aquellos que tienen la posibilidad de imponerse y decir
exactamente lo que corresponde”, precisó Vargas Valdez.
El economista y politólogo Jorge Alcocer
Villanueva señaló que es fundamental que en materia electoral se impulse una
reforma que permita regresar a lo básico, esto es, que se les enseñe incluso a
los ciudadanos cómo ejercer su voto e informarles con transparencia y sencillez
cuáles son sus derechos político-electorales.
Durante su participación en la Mesa subrayó
que ni el Instituto Nacional Electoral ni el TEPJF han sido capaces de generar
ciudadanía y ello se debe a que no existen programas a largo plazo sobre
educación cívica, por lo que lo que hace falta es generar civismo y ciudadanía
en materia de los procesos electorales.
En este tenor, Alcocer Villanueva que a la
población no le importa lo que hacen el Tribunal Electoral y el INE, en
especial los pleitos que existen entre ambas instituciones electorales, ni mucho
menos la que hay entre los partidos políticos y los candidatos, porque de
mantenerse lo único que se va a lograr es deteriorar más la confianza que hay
entre los ciudadanos hacia las instituciones, “lo que necesitamos es recuperar
la confianza de la ciudanía”.
En su turno, el Director General de
Integralia Consultores, Luis Carlos Ugalde Ramírez, aseguró que el problema
fundamental de la democracia mexicana no empieza por sus políticos, sino por
sus malos ciudadanos, por lo que dejar de sacralizarlos que es una buena manera
de ser autocríticos.
“Las autoridades electorales han cometido el
error, y yo fui parte de ella y lo cometí, de ampararnos en un fetiche que no
existe, y ese fetiche se llama los ciudadanos, los candidatos ciudadanos, y eso
es falso, porque estamos partiendo de un supuesto irreal de pensar que están
los políticos malos y los ciudadanos buenos”, comentó.
Ugalde Ramírez añadió que se tiene un gran
activo para que la democracia funcione, pero la verdad es que ese activo es
bastante mediocre, es bastante incipiente, con una cultura bastante baja, un
confort de la apatía. “Debiésemos cambiar porque si no, no vamos a lograr
transmitir una nueva manera de hacer política. Decir ‘los ciudadanos ahí están
y son buenos’, no es cierto. Ahí empieza el problema de la democracia, yo creo
que hemos sacralizado a los ciudadanos”, puntualizó.