Tribuna Libre.- El candidato del PRI, PVEM y Nueva Alianza a
la Presidencia, José Antonio Meade, no ha logrado soltar el lastre que
representa el desprestigio del PRI y del presidente Enrique Peña Nieto. Por eso
no avanza.
De acuerdo con el politólogo Ulises Corona,
el abanderado de la coalición Todos por México se ha querido presentar como un
candidato ciudadano surgido de gobierno, lo cual es un contrasentido. “Más que
un candidato ciudadano es un candidato gobiernista”.
Para el académico, el hecho de que Meade sea
un candidato adoptado por el PRI no le ha servido para deslindarse ni del
partido ni del Presidente.
El problema es que, cumplido el primer tercio
de la campaña, sigue arrastrando esa situación como lastre que no le permite
avanzar.
Expuso que se trata de un no priista que
aparece en mangas de camisa, pero con corbata roja.
Su gran problema, añade, es que dice que no
es priista, pero trae a su alrededor a la vieja, muy vieja, cúpula priista.
Pero además, una cúpula tecnócrata, mientras
que a los nuevos liderazgos priistas los tiene en el abandono.
Por eso los priistas no lo hacen suyo. No lo
sienten suyo.
No se comprometen con él. Es más, le
cuestionan lo que ha hecho como candidato para ayudar al Revolucionario
Institucional para que sea más competitivo ante el electorado en el proceso en
marcha y ellos mismos se contestan que no ha realizado nada.
Ante esa situación, detalló, el candidato
debe deslindarse “de ese PRI nefasto” y del presidente. Cuando haga eso y asuma
el liderazgo por el que los priistas están deseosos, van a contagiar a los
votantes no definidos.
Desde su perspectiva, todavía puede mantenerse competitivo en la
campaña, pero deberá hacer cambios importantes en su estrategia, que se noten.
Destacó que se trata de un candidato con un
gran conocimiento del sistema político mexicano, sobre todo de la
administración pública, pero al hacer campaña no le ayudan “su voz timorata” y
la imagen de su persona.
El problema, según el politólogo, es que no
irradia emoción, ni contagia optimismo y menos derrocha esperanza.
Indicó que los priistas tienen ya asegurados
sus cargos de diputados y senadores, ya no están haciendo nada por Meade y han
dejado solo al PRI y han dejado solo al priismo.
Apuesta
a la confianza
Por su parte Roy Campos, presidente de
Consulta Mitofsky, señaló que José Antonio Meade ha tratado de no descartarse,
de no bajar los brazos, de estar en la pelea, sin mucho éxito, aunque aclaró
que no podemos descartarlo.
Opinó que Meade Kuribreña preparó muy bien el
posdebate y es el que se ha mantenido más tiempo en él, pero no se sabe si con
eso le alcance para realmente presentarse competitivo en la contienda.
También llamó la atención en que Meade está
tratando de involucrar un nuevo sentimiento, el de confianza.
En su análisis destaca que Ricardo Anaya y
José Antonio Meade tardaron en leer la elección y todavía algunos de ellos
creen que es una elección de izquierda-derecha.
Tiene el reto de ganar siendo el candidato
del PRI, y ese es el mismo desafío que desde que lo nominaron a finales de
noviembre tiene que estar arrastrando.
Hasta el momento no se ha podido salir de esa
situación, y no se sabe si lo podrá hacer. No ha podido salir de esa loza que
significa el PRI, indicó.
IMAGEN
PÚBLICA
Aunque José Antonio Meade tiene una imagen
personal cuidada y un buen manejo de su lenguaje verbal y no verbal, su
candidatura presenta dos problemas: carga con la mala imagen de la marca PRI y
no logra conectar, expuso Humberto Gutiérrez.
El consultor en imagen pública estratégica
explicó que Meade sí ha tenido cambios en la construcción de su imagen, pues si
bien al arranque del proselitismo se le veía con sobrepeso, hoy se le ve más
delgado.
Es alguien que salió a campaña, pero era el
menos preparado para ello porque no tenía bien alineadas las estrategias de
comunicación.
El también conferencista mencionó que al
principio se veía una imagen personal más seria, debido a los colores de su
vestimenta, sin embargo, ya lo han estado arreglando, ya usa más colores, ya se
ve más delgado, se ve más cuidado.
Sobre su comunicación verbal, indicó, hace
buen uso de ésta porque habla estructurado, pausado, y seguro, sin embargo, el
problema es que se sigue escuchando sumamente político, lo cual no le permite
conectar con las audiencias.
En tanto, su comunicación no verbal, dijo,
hace buen uso de los ademanes, pero su gesticulación refleja que en varias
ocasiones no está a gusto.
El principal problema que es que no logra
conectar con prácticamente ninguna audiencia.
“Lo que le permitiría subir en esta contienda
es que conectara más, pero es complicado porque es sumamente parco, es un
candidato gris, no conecta con ninguna audiencia”.
Nadie o pocos dudan de su honorabilidad como
persona, y pocos dudan que tenga capacidad de gestión de gobierno, pero como
candidato es malo.
NARRATIVA
El principal problema que enfrenta el
discurso del candidato de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, es
que no se ha deslindado de la marca PRI y la que representa el presidente
Enrique Peña Nieto, pero sobre todo que está recurriendo al sentimiento del
miedo como arma para ganar la campaña y la Presidencia de la República, sin
entender que éste ya no funciona, expuso Ivonne Acuña.
La profesora de la Universidad Iberoamericana
campus Ciudad de México planteó que en este primer tercio de la campaña se ha
podido ver que al candidato del PRI-PVEM-Panal le falta carisma y a ello habría
que sumarle que su tono de voz es siempre el mismo.
“No importa si José Antonio Meade intenta
expresar enojo, alegría, su discurso y persona no logra no expresa emociones,
es plano. Aunado a ello, le representan un problema cargar las marcas de PRI y
Enrique Peña y, discursivamente, no se ha deslindado de ellas”.
Mencionó que un buen intento de marcar
distancia del gobierno que está por terminar fue en el primer debate realizado
el pasado 22 de abril, cuando al hablar de corrupción aseguró que en su
gobierno “no habrá estafas maestras”, en clara referencia a las acusaciones de
las que es objeto la administración federal al presuntamente desviar recursos
públicos, sin embargo, dijo, fue muy tibio.
La académica expuso que aunque se esperaba un
cambio radical en su discurso en el primer debate, José Antonio Meade
desaprovechó la oportunidad, pues la idea que proyectó es que estaba grabando
un spot.
Respecto a la campaña de miedo, Acuña Murillo
señaló que Meade está apostando a un discurso
y estrategia que ya no funciona en un país como México.